Este documento resume la obra teatral La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. Describe la trama y los personajes principales como Bernarda, la matriarca estricta que controla a sus hijas, y Adela, la única hija rebelde. También analiza elementos como el lenguaje coloquial que caracteriza a las hijas y el uso de recursos estilísticos como metáforas y hipérboles por parte de Lorca. Finalmente, destaca que la obra critica la situación represiva de las mujeres en la época a través de
La Casa de Bernarda Alba: análisis de la obra de Lorca
1. Yasmina Rivero Perdomo 2ºBACH C
<<La Casa de Bernarda Alba>>
Comentario de texto:
Este fragmento corresponde a la última parte del tercer acto de la obra dramática La Casa
de Bernarda Alba. Está escrita por Federico García Lorca, nacido en Fuente Vaqueros (Granada) en
1898 y asesinado poco después de comenzar la Guerra Civil. El poeta y dramaturgo, conocido
universalmente, pertenece a la Generación del 27, un grupo de escritores que se reunieron para
homenajear la figura de Góngora en el tercer centenario de su muerte.
Entre sus obras teatrales destacan Yerma, Bodas de Sangre, Doña Rosita la soltera y la
nombrada anteriormente, La Casa de Bernarda Alba, que tratan sobre la difícil situación de la mujer
en aquella época.
En cuanto a sus obras poéticas, destacamos Libro de Poemas, Romancero gitano, Poema del
Cante jondo y Poeta en Nueva York, entre otras.
Como protagonista de la obra se distingue a Bernarda (en quien Lorca quiso reunir los
defectos de la sociedad): una mujer estricta (cualidad que refleja con un símbolo, su bastón); fría, se
obsesiona por el qué dirán y por preservar la virginidad de su hija; clasista, puesto que da gran
importancia a la sociedad jerarquizada de la época; autoritaria (“Nadie podrá conmigo”) e insensible
(“Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio!”)
Otros personajes que aparecen son:
-Adela: hija menor de Bernarda, la única muestra rebeldía hacia su madre e incluso, llega a
romper su bastón mostrando el rechazo que siente por este a través de palabras (“No dé usted un
paso más, en mí no manda nadie más que Pepe”).
-Martirio: es la hija que más sufre, al estar enamorada en secreto de Pepe y saber que nunca
podrá estar a su lado. (“Clávame un cuchillo si es tu gusto, pero no me lo digas más). Esto la llena de
odio hacia su hermana Adela (“Mi sangre ya no es la tuya”).
Los demás personajes, es decir, La Poncia y otras dos hijas, Magdalena y Angustias, ayudan
a dramatizar la escena.
Por último, cabe destacar la figura de Pepe el romano, que está presente en toda la obra. Sin
embargo, aun siendo el principal causante de los conflictos que suceden en ella, no interviene
físicamente en ningún momento.
Podemos decir que el espacio no varía en el transcurso del libro, es siempre el mismo. Se
desarrolla, pues, en la casa, caracterizada por ser amplia, luminosa y aislada del exterior por gruesos
muros y ventanas cerradas, lo que fomenta el agobio de las mujeres de la casa y simboliza la prisión.
Como ya sabemos, Lorca rompe con la unidad de tiempo (basada en que la obra tenga una
duración de 24 horas). Sin embargo, pero de forma simbólica, sigue las tres partes del día (el primer
acto se desarrolla por la mañana; el segundo por la tarde; y el tercero, por la noche), eso sí, durante
ocho años distintos que aparentan formar un solo día, denunciando con ello la monótona vida de las
mujeres.
2. Las acotaciones, breves aclaraciones que sustituyen al narrador, muy necesarias en el
género teatral, tienen tres funciones: la primera, explicar las acciones fuera del escenario (“se oye un
silbido”, “Suena un disparo”…); la segunda, explicar aquellas que ocurren dentro (“Avanza hasta la
misma puerta” “Adela corre a la puerta”) ;y por último, los tonos de voz y otros rasgos que ayudan a
la caracterización de los personajes (“Desesperada”, “Dramática”).
Lorca consiguió el equilibrio tan codiciado de la Generación del 27, reunir en una misma obra
sencillez y elaboración. Hay que señalar que la forma de hablar sirve para caracterizar a los
personajes como Bernarda, una mujer autoritaria y dominante que se suele expresar con órdenes
(“Quietas, quietas”, “!Silencio!”, “¡A callar he dicho!”) o verbos imperativos (“Atrévete a buscarlo
ahora”, “¡Abre, porque echaré abajo la puerta”, “¡Descolgarla!”).
Por otra parte, en el lenguaje lorquiano abunda la utilización de coloquialismos, ya que las
hijas suelen emplear insultos o frases que son un ejemplo del habla popular (“Endemoniada”, “Cuando
le venga en gana”, “La muerte hay que mirarla cara a cara”). Junto a ellos, vemos el empleo de muchos
recursos estilísticos que el autor utiliza de forma natural, en especial, metáforas (“Clávame un
cuchillo si es tu gusto”), hipérboles, que tienen la intención de exagerar (“Ya puedes estar cien años
con Angustias”, “A un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo
meñique”) o comparaciones (“Respirando como si fuera un león”), entre otros. Señalamos que la
combinación de ambos, coloquialismos y recursos estilísticos, es un rasgo característico de la
Generación del 27.