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Machismo
1. MACHISMO
Cuento hasta diez antes de teclear cada palabra. Me propongo desterrar la rabia y
escribir sobre lo que conozco. Desde mi conocimiento de la lengua española, creo que el
tribunal de Pamplona no ha apreciado intimidación en lo que no fue otra cosa que una
violación múltiple, porque sus miembros pueden y porque no les ha dado la gana. Lean
los hechos probados en la sentencia, consulten el diccionario y lo comprobarán
fácilmente. La insostenible interpretación de los términos intimidación y consentimiento
viciado —si es viciado, porque el tribunal reconoce que se obtuvo a la fuerza, gracias a
la superioridad numérica de los agresores, ¿cómo puede ser consentimiento y no existir
intimidación?— en la que se basa la calificación del delito, sólo se explica por motivos
ideológicos. Los jueces de Pamplona nos dicen que una mujer tiene que defender su
honra con sangre, que si no expone su vida, no puede esperar que la consideren una
víctima y, lo peor de todo, que una violación en grupo, en el contexto de unas fiestas y
con alcohol de por medio, es una legítima juerga de chavalotes que igual se han pasado
un pelín, pero que sólo querían divertirse. Lo único que he echado de menos es el
tristemente célebre atenuante del instinto del cazador, la insuperable necesidad de sexo
que anula la voluntad del macho. Con esa única excepción, la sentencia de La Manada
rezuma el viejo y eterno machismo de todos los tiempos. ¿Hace falta decirlo una vez
más? Sólo sí significa sí. No es no, y todas las violaciones son el único y mismo delito.
Yo creo a la víctima, pero interpelo a los legisladores. Son ellos quienes tienen la
obligación de cambiar los tipos delictivos para que no vuelvan a producirse sentencias
como ésta. Y tienen que hacerlo ya.
Almudena Grandes, El País, 30
de abril de 2018
1- Comentario periodístico del texto
2- Posicionamiento sobre la tesis planteada por A. Grandes