Sonetos y fragmentos de la obra poética de William Shakespeare que se leerán en la conferencia del 24 de mayo de 2016 en la Universidad Popular Carmen de Michelena de Tres Cantos
Sonetos y fragmentos de la obra poética de William Shakespeare
1. WILLIAM SHAKESPEARE. POESÍA
LOS SONETOS
El gran poeta romántico W. Wordsworth dijo con gran acierto que los
sonetos son la llave con que Shakespeare nos abrió su corazón.
Efectivamente, en su obra teatral tiene siempre uno la impresión de
que su conocimiento del corazón humano es impresionante, pero que
sabe mantener ocultos sus propios sentimientos. Sin embargo es en los
sonetos donde nos permitió atisbar su mundo interior, sus amores y
sus desamores.
Constituyen una colección de 154 poemas, que abarcan temas tales
como el amor, la belleza, la mortalidad y la fama. Los primeros 17
sonetos se dirigen a un joven urgiéndole a casarse y tener hijos, de
forma que su belleza no se pierda.
Del 18 al 126 se dirige al mismo joven, expresando el amor que
siente por él.
Del 127 al 154 están escritos a una amante. Abundan temas como
la infidelidad y la resolución de controlar la lujuria.
Estos sonetos tienen rasgos de humor como los chistes sobre el amor,
las parodias sobre la belleza y en ellos se habla con gran
franqueza sobre el sexo.
2. XIV Tu fin es el final de la belleza
El autor dice que es en los ojos de su amor donde la ciencia aprende.
Le invita a hacer reserva de su hermosura. ¿Invitación a tener un
hijo? porque, de otro modo, su fin será el fin de la hermosura.
No bebo mi talento en las estrellas,
y el caso es que no se me da mal la astronomía,
aunque no para predecir la buena o mala suerte,
las plagas, las hambrunas, la generosidad de la
estación;
ni puedo echar la ventura en breves minutos,
señalando a cada uno su trueno, lluvia y viento,
o decir a los príncipes si las cosas irán bien
por las frecuentes señales que en el firmamento
encuentro;
no, es en tus ojos donde mi conocimiento aprendo,
y, estrellas firmes, en ellas descifro este mensaje:
que la belleza y la verdad juntas prosperarán
si logras hacer reserva de ti mismo.
De lo contrario, esto te pronostico:
“Tu fin es el final y la condena de la verdad y la
belleza.”
XV En guerra con el Tiempo (Bilingüe)
La perfección es fugaz. Vuelve la idea de Shakespeare de que el
mundo no es más que un escenario que las estrellas mudas observan.
La idea de que todo es fugaz le hace apreciar más la juventud de su
amado. Y se declara en guerra con el tiempo para intentar que su
maravilloso día no se convierta en noche ajada.
3. Cuando medito cómo todo ser que crece
conserva su perfección sólo un fugaz instante,
que este inmenso escenario tan sólo espectáculos
presenta
del que hacen las estrellas secreto comentario,
cuando percibo que hombres y plantas crecen,
aplaudidos y rechazados por el mismo cielo,
se ufanan en su vigor juvenil, al llegar a la cumbre
desfallecen,
y olvidan su momento de gloria,
entonces, la idea de esa mudable presencia
hace que mi mirada valore más tu juventud,
viendo al Tiempo devastador debatir con la
Decadencia
cómo cambiar tu día juvenil en noche sombría;
Y en guerra abierta con el Tiempo por tu amor,
lo que él te va quitando, yo lo renuevo.
When I consider every thing that grows
Holds in perfection but a little moment,
That this huge stage presenteth nought but shows
Whereon the stars in secret influence comment;
When I perceive that men as plants increase,
Cheered and checked even by the self-same sky,
Vaunt in their youthful sap, at height decrease,
And wear their brave state out of memory;
Then the conceit of this inconstant stay
Sets you most rich in youth before my sight,
Where wasteful Time debateth with decay
To change your day of youth to sullied night,
And all in war with Time for love of you,
As he takes from you, I engraft you new
4. XVIII Vivirán estos versos.
Shakespeare (no olvidemos que aquí el poeta nos está hablando de sí
mismo, en primera persona), piensa que su amor es más dulce que un
día de verano (de verano inglés, claro, equivalente a nuestra
primavera).
Aunque toda gracia, al final, pierda gracia, dice a su amado: “Mas
nunca se ajará tu primavera eterna, ni la Muerte se jactará de verte
errar a su sombra.”
Mientras viva un solo hombre, a través de su poema, le habrá hecho
inmortal.
¡A un día de primavera habré de compararte?
Tú eres más deleitable y apacible:
vientos brutales agitan los tiernos capullos de mayo
y el préstamo de primavera vence a corto plazo;
a veces, el ojo de los cielos brilla con demasiado
resplandor,
y, a menudo, palidece su tinte dorado,
y toda gracia alguna vez ve declinar su gracia,
marchita por el azar o por el curso cambiante de la
naturaleza.
Más nunca se ajará tu primavera eterna,
ni perderás la posesión de esa belleza que atesoras,
ni la Muerte se jactará de verte errar a su sombra,
cuando, cara al tiempo, en versos inmortales crezcas.
En tanto aliente el hombre o pueda ver el ojo,
vivirán estos versos y te darán vida.
5. XXXIII Soles del mundo pueden empañarse
El sol del cielo puede empañarse; por la misma regla de tres, el sol de
mi amor también puede empañarse. Lo malo es que “no fue mío sino
una hora y las nubes me lo han enmascarado ya”. La aurora, el sol,
las nubes bastan para pintar la relación de los amantes, como si el
poema fuera una impecable acuarela de Turner.
He visto muchas mañanas gloriosas
halagar las cumbres con ojo soberano,
besando con su rostro de oro los verdes prados,
dorando los pálidos arroyos con celeste alquimia.
Y en seguida dejar a las más bajas nubes pasar
con sus feos jirones por su divino semblante
y ocultar su cara al mundo desolado
hurtando su desgracia, huyendo invisible hacia el
oeste.
Así también mi sol lució una mañana temprano
con todo su esplendor triunfante reflejado en mi cara;
pero ay de mí, que no fue mío sino una hora,
las nubes me lo han enmascarado ya.
Mas mi amor por él no se siente por esto desdeñoso,
soles del mundo pueden empañarse,
puesto que el sol del cielo así se empaña.
XXXVIII Para mí la pena, para ti la gloria
Este soneto habla de la dificultad de encontrar palabras que estén a la
altura de aquel de quién mana la invención. El generoso pareado final
dice que si lograra encontrar versos que agraden a sus coetáneos, sea
toda la gloria para su amado.
6. ¿Cómo puede mi Musa carecer de tema para su
creación
mientras tú alientes, que alimentas mi verso con
tu propia dulce historia, demasiado exquisita
para reproducirse en cualquier papel vulgar?
¡Oh! Date a ti mismo gracias si algo mío
es digno de cruzarse con tus ojos;
pues ¿quién sería tan mudo que no pudiera escribirte,
cuando tú mismo eres el faro de la imaginación?
Sé la décima Musa, diez veces más valiosa
que las nueve antiguas que los rapsodas invocan,
y el que a ti recurra dará a luz versos inmortales,
que sobrevivirán tiempos ilimitados.
Si mi ligera Musa agrada a estos tiempos exquisitos,
sea mía la pena, tuya será la gloria.
L Y mi alegría detrás
Alejándose a caballo del amado, el autor nos habla de la complicidad
entre jinete y caballo. El bruto intuye que su amo no quiere alejarse y
cansino trota; a la sangrienta espuela, responde relinchando. Y ese
relincho parece traducir el alma del jinete: “Mi pena está delante y mi
alegría detrás.”
Que pesado se me hace este camino,
cuando la meta de mi cansado viaje
por todo alivio y reposo dice:
“Cada legua recorrida te aleja un poco más de tu
amigo.”
El bruto en que cabalgo, hastiado de mi queja,
cansino trota, bajo el peso que a mi alma agobia,
como si el pobre animal supiese por instinto
que su jinete no quiere rapidez, que de ti le aleja.
7. Ni le provoca la sangrienta espuela
que mi cólera hunde, a veces, en su flanco;
responde con un gemido sordamente
más agudo para mí que la espuela a sus ijares;
pues este mismo gemido me trae a la imaginación:
que mi pena está delante y mi alegría detrás.
254/ LV Vivirás en estos versos
Esta poderosa rima ha de sobrevivir (así ha sido) al mármol y al oro.
Avanzarás a pesar de la muerte y el olvido. Porque tú vives en este
poema y en los ojos de los amantes.
Ni el mármol ni los dorados monumentos
de los príncipes sobrevivirán a esta poderosa rima:
tú brillarás más luminoso en estos versos
que en la losa abandonada que el sucio Tiempo lima.
Cuando la devastadora guerra derrumbe las estatuas
y los tumultos arranquen de raíz las construcciones,
ni Marte con su espada ni el fuego de la guerra
arrasarán la impronta de tu memoria viva;
contra la muerte y el odio desmemoriado
avanzarás; tu elogio tendrá un lugar
a los ojos de toda la posteridad
que habite en este mundo hasta su final fatal.
Así, hasta que te llegue la hora de afrontar el Juicio,
vivirás en estos versos, morando en los ojos de los
amantes.
8. LXIII Eternamente joven (Bilingüe)
Intenta proteger a su amado contra la acción despiadada del tiempo.
Fabrica una armadura para que, una vez saqueado el tesoro de su
primavera, la memoria de su amor permanezca en la memoria para
siempre.
Me opongo a que mi amor esté un día como estoy yo
ahora,
estrujado y consumido por la mano injuriosa del
Tiempo,
cuando las horas hayan bebido su sangre
y cubierto su frente de líneas y arrugas,
cuando su juvenil mañana haya viajado
a la escarpada noche de la edad provecta
y todos esos encantos de los que él es rey ahora
se estén desvaneciendo o se hayan ya desvanecido,
saqueando el tesoro de su primavera,
para afrontar ese día me estoy fortificando desde
ahora
contra el cuchillo cruel del Tiempo destructor,
para que nunca pueda borrar de la memoria
la belleza de mi dulce amor, aunque sí la vida de mi
amado.
Su belleza en estas negras líneas saltará a la vista,
y ellas vivirán y él en ellas eternamente joven.
Against my love shall be as I am now,
With Time's injurious hand crush'd and o'erworn;
When hours have drain'd his blood and fill'd his brow
With lines and wrinkles; when his youthful morn
Hath travell'd on to age's steepy night;
And all those beauties whereof now he's king
Are vanishing, or vanished out of sight,
Stealing away the treasure of his spring;
For such a time do I now fortify
Against confounding age's cruel knife,
9. That he shall never cut from memory
My sweet love's beauty, though my lover's life:
His beauty shall in these black lines be seen,
And they shall live, and he in them still green.
LXX Los reinos de los corazones
Este soneto trata sobre la calumnia y la envidia, de la que
inevitablemente es blanco toda hermosura. La sospecha es un cuervo
que cruza la región más pura. El gusano busca la más dulce rosa.
Sin la sospecha, reinarías sobre todo el reino de los corazones.
Que a ti te culpen no es un defecto tuyo;
blanco de las calumnias ha sido siempre la belleza;
pues la sospecha sirve de adorno a la hermosura,
cuervo que vuela en la región más pura del cielo.
Así, sé bueno, pues la calumnia sólo prueba
tu valía, alabada por el tiempo sin parangón alguno.
Pues el gusano del vicio se enamora de los más dulces
capullos
y en ti la primavera es pura e intachable.
Has sorteado la emboscada de tus días juveniles
o no asaltado o siendo proclamado vencedor;
sin embargo este elogio no puede ser tan elogioso,
como para paralizar una envidia, que crece sin cesar.
Si alguna sospecha de mal no emborronase tus
facciones,
tú sólo serías dueño de los reinos de los corazones.
10. LXXI Si lees este verso
En este sentido soneto, el poeta, en tono elegíaco, le da instrucciones a
su amado sobre cómo comportarse cuando él muera. Le dice que no
avise a los demás de que partió del vil mundo a morar con los aún
más viles gusanos. Y que si lee este verso, olvide quién lo escribió, pues
le ama tanto que no quisiera hacer brotar su llanto. “No saques a
colación mi pobre nombre, cuando yo quizá con la arcilla ya me
mezcle.”
No dure tu luto por mí cuando yo muera,
más tiempo que el que dure el fúnebre clamor de la
campana
al mundo dando aviso de que me he fugado
de este mundo vil para habitar con los más viles
gusanos.
Antes bien, si este verso lees, no recuerdes
que mano lo escribió; pues te amo tanto
que en tu dulce memoria quiero estar ausente
si por pensar en mí has de ponerte triste.
Oh, si echas, digo, una mirada a este verso,
cuando yo quizá con la arcilla ya me mezcle,
no saques a colación mi pobre nombre
y permite que tu amor con mi vida decaiga,
no sea que el astuto mundo escuchando tus gemidos
se ría de ti, después de mi partida.
LXXVIII Tú eres todo mi arte
El enamorado rinde pleitesía a su amor, fuente de su inspiración.
“Tus ojos enseñan a cantar al mudo.”
Y en un apasionado final confiesa a su amante que todo su arte viene
de él y que, gracias a él, su ignorancia se eleva como la sabiduría.
11. Tan a menudo te he proclamado mi Musa
y tan generosa ayuda prestaste a mis versos
que toda ajena pluma adopta ya mi estilo
y desparrama a tus pies su poesía.
Tus ojos que enseñaron a cantar al mudo agudamente
y a la pesada ignorancia a remontar el vuelo,
han añadido plumas al ala del conocimiento
y dotado al talento de una doble majestad.
Mas siéntete orgulloso de mis creaciones,
tú inspiras lo que escribo y todo de ti nace:
en las obras de otros sólo enmiendas el estilo
y con tu dulce gracia embelleces su arte;
mas tú eres todo mi arte y mi torpe ignorancia
la elevas al nivel de la sabiduría.
LXXXI Mi dulce verso será tu monumento
En este soneto Shakespeare muestra una enorme confianza en la
potencia de su pluma para lograr que su amor perdure en el tiempo.
Confía que estos versos yacerán en los ojos de todos los hombres, que
ojos aún no nacidos los han de releer y que lenguas aún no inventadas
querrán recordar a su amado (nos recuerda la expresión de Bruto
refiriéndose al asesinato de Julio César). Su amante vivirá en el
futuro en la boca de la gente (en su palabra).
O viviré yo tanto que tu epitafio escriba
o sobrevivirás tú cuando me pudra bajo tierra,
la Muerte no podrá llevarse de aquí tu recuerdo,
aunque todo mi ser se haya perdido en el olvido.
Vida inmortal ha de tener tu nombre en este mundo,
aunque yo, una vez ido, perezca para todos;
la tierra no puede darme más que una tumba vulgar,
mientras tú yaces sepultado en los ojos de todos.
12. Mi dulce verso será tu monumento,
que han de leer ojos aún no nacidos;
lenguas futuras te recrearán,
cuando estén muertos todos los que hoy respiran.
Vivirás siempre, tal es el poder de mi pluma,
donde más alienta el aliento: en boca de la gente.
XCI El más mísero del mundo
Compara el valor de su amor con una ilustre cuna, con el oro, con
halcones o yeguadas y le basta la dicha de tenerle. Lo único que le
apena es que si le abandona, en un segundo le puede convertir en el
más pobre del mundo.
Unos presumen de su cuna, otros de su talentos,
otros de su riqueza, otros de su fuerza,
otros de sus vestidos, por espantoso que sea lo que se
lleva,
otros de sus halcones y lebreles, otros de su caballo,
y cada forma de ser tiene su placer preferido,
donde encuentra un goce superior a los demás;
pero estas singularidades no llaman mi atención,
pues a todas las supero con un bien insuperable.
Tu amor es para mí mejor que ilustre cuna,
más rico que la riqueza, más lucido que las galas más
caras,
más placentero que halcones o yeguadas puedan ser,
y, teniéndote, presumo de poseer el mayor orgullo de
los hombres.
Sólo soy desgraciado en esto, en que puedes todo
quitarme
en un segundo y dejarme el más mísero del mundo.
13. CIV Antes estaba muerta la belleza (Bilingüe)
Comienza el soneto confesándole a su amigo que para él nunca será
viejo, que siempre será tan bello como la primera vez que le vio.
El verso final es excepcional, no sólo por su belleza sino porque
condensa todo el contenido del soneto: “Antes que tú nacieras/El
verano de la belleza estaba muerto.”
Para mí, hermoso amigo, tú nunca serás viejo;
tan bello sigues como cuando miré tus ojos,
por primera vez. El frío de tres inviernos
ha minado el orgullo de tres veranos en los bosques.
Tres bellas primaveras he visto en el curso de las
estaciones,
transformarse en amarillos otoños,
tres perfumados abriles han sido consumidos por tres
calientes junios,
desde que te vi radiante la primera vez y fresco aún
permaneces.
¡Ah! Y, sin embargo, la belleza, como la aguja de un
cuadrante
va pasando sin que se sienta su paso;
así tu dulce tez, que me parece constante,
cambia y burla a mis ojos acaso.
Por miedo de que así sea, escucha esto, tú, futuro
incierto,
antes que tú nacieras, el verano de la belleza estaba
muerto.
To me, fair friend, you never can be old,
For as you were when first your eye I ey'd,
Such seems your beauty still. Three winters cold,
14. Have from the forests shook three summers' pride,
Three beauteous springs to yellow autumn turn'd,
In process of the seasons have I seen,
Three April perfumes in three hot Junes burn'd,
Since first I saw you fresh, which yet are green.
Ah! yet doth beauty like a dial-hand,
Steal from his figure, and no pace perceiv'd;
So your sweet hue, which methinks still doth stand,
Hath motion, and mine eye may be deceiv'd:
For fear of which, hear this thou age unbred:
Ere you were born was beauty's summer dead.
CXXX Nunca a una diosa he visto andar
El poeta utiliza el recurso retórico de que su amada salga mal parada
en todas las comparaciones que establece: “El coral es mucho más rojo
que sus labios… Hay en ciertos perfumes mucho más placer que en su
aliento…” Y, sin embargo, su amor vale tanto como otra que se
adorne con falsos símiles.
Los ojos de mi amada no pueden compararse con el
sol;
el coral es mucho más rojo que sus labios rojos;
si la nieve es blanca, sus pechos son oscuros;
si los cabellos hebras son, hebras negras crecen sobre
su cabeza.
He visto rosas de Damasco, rosas rojas, rosas blancas,
mas tales rosas yo no he visto en sus mejillas;
y hay en ciertos perfumes mucho más placer
que en el aliento que exhala de mi amada.
Me encanta oírla hablar, y sin embargo, sé
que la música tiene un sonido mucho más agradable;
nunca a una diosa he visto andar; lo reconozco:
mi dama cuando anda pisa a ras del suelo.
15. Y, sin embargo, el cielo es testigo, mi amada es tan
excepcional
como otra que se engañe con falsas comparaciones.
FRAGMENTOS DE ESPECIAL INTENSIDAD
POÉTICA
1/ Amo a Silvia
En este luminoso pasaje de Los dos amantes de
Verona, Valentín locamente enamorado, nos confiesa que no existe
placer alguno si Silvia no está cerca de él. Todo es tiniebla sin la
presencia de su amada.
“¿Qué luz es luz si no veo a Silvia? ¿Qué placer es
placer si Silvia no está cerca? A menos que piense que
lo está y me alimente con la sombra de su perfección.
De noche, si no estoy cerca de Silvia, no hay armonía
en el ruiseñor; de día, si no contemplo a Silvia, no hay
nada interesante para mi mirada. Ella es mi esencia,
ceso de existir si no estoy nutrido, iluminado,
acariciado, vivo, gracias a su suave influencia.”
2/ El suave poder de la música
Esta página es la más deliciosa que Shakespeare escribió sobre la
música. En ella encontramos a Jessica, hija de Shylock y a su
enamorado Lorenzo.
(Los músicos tocan)
Jessica- Nunca estoy alegre si oigo música suave.
Lorenzo- La causa es que tu mente está alerta;
observa una manada salvaje y rebelde o un grupo de
potros indómitos dando saltos a lo loco, bramando y
relinchando, como pide la ardiente condición de su
temperamento. Pero si por azar escuchan el sonido de
una trompeta, o perciben cualquier música, verás
16. cómo se paran todos juntos, y sus ojos salvajes se
convierten en una humilde mirada por el suave poder
de la música. Por eso el poeta imaginó que Orfeo
atraía árboles, piedras y olas, ya que nada hay tan
áspero, violento y duro que la música no cambie un
momento su naturaleza.
El hombre que no tiene música dentro de sí mismo,
ni se conmueve con los acordes de la dulce música es
dado a traicionar, engañar y robar. La inclinación de
su alma es lúgubre como la noche y su carácter
sombrío como el Erebo. No se puede confiar en tal
hombre. Escuchad la música.
3/ Todos los días diluvia
Las canciones de Shakespeare, ya sean tristes (como la del sauce, de
Desdémona), o alegres como la que canta el bufón al final de esta
obra, tienen siempre un brillo especial.
El bufón evoca su infancia, su matrimonio, la taberna. Y todo ello
con lluvia y viento incesantes. El pareado final es un guiño de
complicidad a los espectadores: “Todos los días trataremos de daros
contento.”
“Bufón (canta)
Cuando yo era pequeñito,
Con el viento y la lluvia;
Era la locura un juego
Y es que todos los días diluvia.
Pero cuando me hice hombre,
Con el viento y la lluvia;
Contra ladrones y cacos la gente cerraba sus puertas,
Y es que todos los días diluvia.
Pero ¡Ay! Al casarme,
Con el viento y la lluvia;
17. Fardando no prosperé,
Y es que todos los días diluvia.
Cuando me iba a la cama,
Con el viento y la lluvia;
Llevaba una merluza de cuidado;
Y es que todos los días diluvia.
Hace tanto que el mundo empezó,
Con la lluvia y el viento;
Pero no importa, nuestra obra acaba;
Todos los días, con sentimiento,
Trataremos de daros contento.”
4/ ¿Qué se hicieron de tus burlas?
Hamlet conversa con un sepulturero , el cual le muestra una
calavera que lleva allí veintitrés años. Hamlet le pregunta que de
quién es, el sepulturero le responde que de Yorick, el bufón del rey y se
la da.
Hamlet le comenta a Horacio que él le conoció, que era muy gracioso e
imaginativo. Que, siendo niño, le llevaba a hombros. Ahora su vista
le llena de horror:” Aquí estaban sus labios, donde yo di besos
sinnúmero” Hamlet entona un canto elegíaco, que nos recuerda a
Jorge Manrique: ”Qué se hicieron de tus burlas, tus brincos, tus
cantares…?
Sepulturero - Esta es una calavera que ha estado
debajo de la tierra veintitrés años.
Hamlet- ¿De quién es?
Sepulturero - ¡De un hijo de puta, loco! ¿De quien
creéis que era?
Hamlet – No tengo ni idea.
Sepulturero - ¡Al carajo con él. Estaba como una
cabra! Una vez me echó un frasco de vino del Rin
encima de la cabeza. Pues señor, esta calavera es la
calavera de Yorick, el bufón del rey.
18. (el sepulturero le da la calavera a Hamlet)
Hamlet - ¿Ésta?
Sepulturero - La misma.
Hamlet- ¡Ay, pobre Yorick! Yo le conocí, Horacio. Era
un hombre sumamente gracioso, de una imaginación
portentosa. Me acuerdo que siendo yo niño me llevó
mil veces sobre sus hombros, “a caballito”. ¡Y ahora
su recuerdo me horroriza! Al verla se me revuelve el
estómago. Aquí estuvieron aquellos labios que tantas
veces besé
¿Qué se hicieron tus burlas, tus brincos, tus cantares y
aquellos chistes repentinos que hacían que resonara la
mesa con alegres carcajadas? Ni un solo chiste te
queda para reírte de tu propia mueca? Ve ahora al
tocador de mi dama y dile que aunque se pinte como
una mona, terminará teniendo esta pinta. ¡Trata de
hacerla reír con eso!”
5/ ¡Se ha ido para siempre!
Cordelia ha sido ahorcada por orden de Edmundo. Lear entra con
ella en sus brazos. Esta es una de las escenas más desgarradoras de la
historia del teatro. De hecho, en Inglaterra, escribieron un final feliz
para la obra porque el final de Shakespeare le resultaba insoportable
a los críticos y al público.
La obsesión de Lear es que Cordelia se ha ido para siempre, que está
tan muerta como la propia tierra. Aún así, alimenta la esperanza de
que viva: “Cordelia, Cordelia, ¿Qué me quieres decir? Su voz era tan
suave, tan melodiosa, casi imperceptible, lo más bello que tiene la
mujer”
“¡Y mi pobre loquita estrangulada! ¿Por qué ha de vivir un perro,
un caballo, una rata y en ti ni el más mínimo aliento?¡Nunca, nunca,
nunca, nunca, nunca!
¡Rómpete corazón, por favor, explota de una vez!”
(Entra Lear con Cordelia muerta en sus brazos)
19. “¡Aullad, aullad, aullad, aullad! ¡Sois hombres de
piedra! ¡Si yo pudiera valerme de vuestros ojos y de
vuestras lenguas, el universo entero se haría pedazos!
¡Se ha ido para siempre! Sé cuando una persona está
muerta o está viva. Está tan muerta como la tierra.
Dejadme un espejo, si su aliento lo empaña, querría
decir que aún vive!
…¡Malditos todos, asesinos, traidores! Pude haberla
salvado pero ahora se ha ido para siempre. Cordelia,
Cordelia, aguarda un momento ¡Ah! ¿Qué me quieres
decir? Su voz era tan suave, tan dulce, casi
imperceptible, lo más bello que tiene una mujer.
…¡Ahorcaron a mi pobre loquilla! ¡Sin vida, sin vida,
sin vida! ¿Por qué tiene derecho a vivir un perro, un
caballo o una rata, y tú ni una pizca de aliento? No
volverás jamás, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca.
Por favor, desabrochadme este botón. Gracias, señor.
¿Veis esto? Miradla…mirad sus labios…
¡Miradla, miradla! “ (Muere)
6/ El ruido y la furia
Macbeth, al conocer la muerte de la reina, pronuncia algunas de las
palabras más emocionantes de la literatura universal. Primero, nos
habla del miedo: “Ya casi he olvidado el sabor del miedo” Pero se ha
saciado de espantos y el horror, compañero de su mente homicida, ya
no le asusta.
El mañana, aunque sea arrastrándose con paso mezquino, siempre
llega. “hasta agotar la última sílaba del tiempo” “Apágate, breve
llama” Y luego sigue “in crescendo”, “la vida es una sombra
pasajera”, para rematar en esas terribles palabras, que siempre dejan
perplejo al lector y al oyente, por muy familiarizado que esté con ellas:
“La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia,
que no significa nada”
Macbeth está a punto de morir. Su esposa ha muerto. Shakespeare se
ha metido de lleno en la piel de su personaje y ha expresado,
genialmente, el absurdo de la existencia que Macbeth siente.
20. “Macbeth- Casi he olvidado el sabor del miedo. Hubo
un tiempo en que me aterraba cualquier rumor
nocturno y mis cabellos se habrían erizado al escuchar
un cuento de miedo. Pero me he saciado de horrores:
el espanto le resulta familiar a mi mente homicida y
me deja frío.
¿Y esos gritos?
Seyton- Señor, la reina ha muerto.
Macbeth- Debería haberse muerto más tarde. No es
oportuna la ocasión para esta noticia. Esa engañosa
palabra: mañana, mañana, mañana, se arrastra día a
día, imperceptiblemente, hasta agotar la última sílaba
del tiempo, y la antorcha falaz del ayer ilumina al
necio hasta que cae en la fosa.
¡Apágate, apágate, vela fugaz!
La vida es una sombra pasajera, un pobre actor que se
pavonea y agita un momento sobre el escenario y
luego nunca más se sabe de él. La vida es un cuento
contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no
significa nada.”
7/ Sea en paz tu vida consumada
Guiderio y Arvirago entonan una bellísima canción fúnebre, una
de las mejores de Shakespeare, en honor de su adversario, el príncipe
Cloten. Tiene el tono de las elegías más sentidas (… “En ceniza y
polvo toda mocedad, mudará algún día la cruel edad”). Viene a la
mente Quevedo: “Miré los muros de la patria mía, si un tiempo
altivos ya desmoronados…”
“Guiderio- No temas el calor del sol
Ni la rabia del furioso invierno.
Has cumplido tu misión en la tierra,
Has vuelto a casa, has ganado tu paga.
Mozos y mozas revestidos de oro,
Se verán, como los deshollinadores, en el polvo.
Arvirago
21. Ya no temas la ira de los grandes,
Estás lejos del alcance del tirano.
Del pan y el abrigo olvida el cuidado,
Entre el junco y el roble no habrá diferencia.
También el rey, el médico y el sabio
Polvo serán al llegar su día.
Guiderio
Ya no temas el destello del relámpago.
Arvirago
Ni te asuste el trueno al retumbar.
Guiderio
Ya no temas la calumnia ni la cruel censura.
Arvirago
Para ti acabaron la pena y la alegría.
Guiderio y Arvirago
Todos los jóvenes amantes, todos los amantes,
Deben seguirte y convertirse en polvo.
Guiderio
¡Que ningún exorcista te haga daño!
Arvirago
¡Que ninguna hechicera te embruje!
Guiderio
¡Que los fantasmas insepultos te respeten!
Arvirago
¡Que nada malo se te acerque!
Guiderio y Arvirago
¡Que tengas un descanso tranquilo
Y sea tu tumba renombrada!”