1. Un buen perfil del maestro
La sociedad lamentablemente ha denigrado de una forma
extraordinaria la calidad del maestro. Pero, por otro lado los
presuntos a ser profesores se han encargado de deteriorar más y más
al docente como tal.
El ser profesor es algo que deja una satisfacción de poder sacar
adelante a los diversos pupilos que pasan por su aula; esto, es de
generación en generación. El educador no solo se detiene a educar
sino que también se encarga de ser amigo, consejero y ayudante
moral de cada educando. Claro que si a cada uno de estos ilustres les
gusta y satisface lo que hacen dentro de un salón de clases. Porque
a veces suelen equivocarse de vocación, cuando la vocación es
aquello que se adquiere a través de nuestra vida, con dedicación,
esmero, responsabilidad, sentimiento para cada una de las
actividades a desarrollar y sinceridad ante los hechos que tu quieres,
para ser exitoso y triunfador como un educador.
Por otro lado, el ser un ministro de la educación no solo es aquello
que te llevara gratas satisfacciones como pueden ser: económicas,
sociales y quizás personales. Cada miembro de la sociedad que ha
decidido estar al frente de un grupo de individuos toma un papel
muy importante, pues, será el encargado de ver que los
conocimientos florezcan. Porque el aprendizaje se vuelve
significativo si la persona que está a cargo sabe suministrar la dosis
correcta en sus aprendices. Es por eso, que ser profesor no es una
profesión denigrante todo lo contrario es una satisfacción que nace
dentro de nuestra alma y, que esta se va manifestando en nuestras
actitudes, aptitudes, virtudes, en fin, en la conducta misma. Así si tú
eres educador debes saber valorar lo que te nace del corazón.