El documento describe el absolutismo y el galicanismo en Francia durante el reinado de Luis XIV. El absolutismo implicaba que el poder del rey venía directamente de Dios y no estaba limitado por ningún pacto social. El galicanismo buscaba someter a la Iglesia católica al control del estado francés, limitando la autoridad del Papa. Aunque la Iglesia se opuso a estas ideas, Luis XIV las impuso para reforzar su poder absoluto sobre tanto la Iglesia como el estado.