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Rol polivalente del docente universitario en la construcción
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* Licenciado en Educación Mención Geografía y Ciencias de la Tierra. Magister Scietiarum en Ciencias
de la Educación Superior Mención Docencia Universitaria y en Tecnología Educativa. Aspirante a
Doctor en Innovaciones Educativas.
ROL POLIVALENTE DEL DOCENTE UNIVERSITARIO EN LA CONSTRUCCIÓN
Y GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO EN ESCENARIOS VIRTUALES
Charles J. Carvajal C. *
UNEFA – Núcleo Apure
chjcarvajal@gmail.com
La sociedad actual ha alcanzado grandes avances en la ciencia y la tecnología, ambas van
conquistando los distintos ámbitos que comprenden la vida, generando inevitablemente, cambios
en el modo de pensar, sentir y actuar como elementos fundamentales de lo cognitivo, axiológico
y motor, dimensiones estas, esenciales para el quehacer del ser humano de este siglo, cuando es
preciso adecuarse a las nuevas realidades. En consecuencia, el creciente desarrollo de la
tecnología digital ha provocado que la sociedad de manera paulatina, se convierta en una
sociedad del conocimiento. Esta sociedad, para Riveros y Mendoza (2005) “es aquella en que la
mayoría de los trabajos requieren una educación formal, capacidad para adquirir y aplicar
conocimiento teórico y analítico; es una sociedad en la cual las personas tienen el hábito de
aprender de manera permanente” (p. 319). Uno de los aspectos característicos de la sociedad de
la información, en palabras de Lacruz (2005) “está en la demanda de nuevos perfiles personales
y sobre todo profesionales, que satisfagan las necesidades de profesionales con cualidades,
experiencia y aptitudes cambiantes día a día” (p. 5), ya que, como señalan Marcelo y Lavié
(2000):
Los conocimientos adquiridos durante la formación inicial del profesional (…) se
convierten rápidamente en obsoletos si el profesional deja de preocuparse por seguir
aprendiendo. El aprendizaje y la formación suponen un desafío constante y creciente, que
está provocando la emergencia de un creciente mercado de la formación permanente (p.
12).
Es por ello, que las tecnologías de la información y la comunicación como elemento
definitorio de esta sociedad, están trastocando el quehacer cotidiano, transformando la
educación, modificando los contextos de aprendizaje, los métodos de enseñanza, así como, los
roles del docente y del estudiante. Se está viviendo de acuerdo con Castell (2004) “uno de esos
raros intervalos de la historia. Un nuevo intervalo caracterizado por la transformación de nuestra
2. cultura material por obra de un nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a las
tecnologías de la información” (p. 14).
En coherencia con lo anterior, en esta transformación educativa se puede observar cómo
progresivamente, se está produciendo también un cambio en las relaciones entre los tres agentes
educativos involucrados en el proceso de enseñanza: los docentes, los estudiantes y los
contenidos; dando lugar a nuevas prácticas educativas, creando nuevos escenarios, roles, en los
que el impacto y la transferencia de las tecnologías digitales son una realidad evidente. En este
sentido, para Lacruz (2005), se está frente al nacimiento de la nueva sociedad en red
(interconectada, intercomunicada, interrelacionada...) cuyas cambiantes bases auguran
importantes alteraciones en los esquemas sociológicos acuñados durante siglos. En la enseñanza,
las tecnologías digitales van a influir, sin duda, en los siguientes aspectos curriculares: formación
y actividad de los docentes, redefinición de los lugares formativos, los enfoques didácticos,
estrategias de comunicación educativa, organización de la universidad y en el papel que debe
asumir el estudiante.
Por su parte, la UNESCO (s/f)…en sus disertaciones sostiene que ”las nuevas tecnologías
están generand una verdadera revolución que afecta tanto a las actividades relacionadas con la
producción y el trabajo como a las actividades ligadas a la educación y la formación”... (p. 9).
Así pues, las sociedades actuales son de uno u otro modo sociedades de información en las que el
desarrollo de la tecnología digital puede crear un entorno cultural y educativo capaz de
diversificar las fuentes del conocimiento y del saber.
En este contexto, Ballesteros (2004), señala que la actual sociedad “…requiere personas
con viva inquietud creativa e innovadora, con espíritu crítico, reflexivo y participativo” (p. 20).
Sobre esta base, se considera que los docentes universitarios, están frente a una nueva realidad
que les exige replantearse profundos cambios en sus estilos de enseñanza, pues tal como lo
afirma Mason (2006), “la naturaleza de los nuevos entornos de aprendizaje se concentra, en una
ruptura de la distinción entre profesor – alumno y se orienta hacia la construcción colectiva de la
formación” (p. 45). Entonces, en concordancia con Cabero (2000), cuando plantea que la
incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación, en especial la internet, va
a tener un fuerte impacto en la modificación de los estilos de enseñanza de los docentes, pasando
del tradicional suministrador de información a otros más novedosos: proveedor de recursos para
los estudiantes no sólo en la recomendación al estudiante con los que deban de trabajar, sino lo
3. que es más importante aún, transformando los materiales para adaptarlos a las necesidades de los
alumnos; organizador del aprendizaje, en el sentido de crear en el aula entornos específicos para
su utilización y tiempo destinado para ello.
De allí pues, que al centrar la atención en el proceso de enseñanza – aprendizaje, de
acuerdo con López y Miranda (2007) se debe enfocar la mirada en el cómo enseñan los
profesores, más que en los contenidos que explican. Las deficiencias didácticas y metodológicas
de los docentes tienen su origen en la escasa formación pedagógica de los mismos. Se necesita
un nuevo profesional de la educación que posea una preparación tecnológica, para que junto a su
saber científico pueda demostrar su saber hacer didáctica en las clases que imparte. Se podría
decir, a tenor de lo señalado, que la actual apatía y/o desinterés que los estudiantes manifiestan
por lo que sucede en clase, se deba, según Lacruz (2005) a que la necesaria interacción
estudiante – docente no se produce, por que los profesores han dejado de preocuparse del cómo
enseñar, para darle mayor relevancia al qué enseñar y se les olvida que estos contenidos si no se
presentan de forma atractiva y contextualizada no tienen valor por sí mismos, y de esta manera
es prácticamente imposible que favorezcan un aprendizaje significativo y colaborativo.
Es por ello, que lo expuesto por Pérez (citado por Lacruz, 2005) resalta cuando asevera
que “son esas nuevas exigencias las que nos llevan a plantearnos la necesidad imperiosa de
reconceptualizar el sentido y alcance de lo educativo, la reformulación de los currículos y
especialmente de innovación en las estrategias didácticas” (p. 3). De esta manera, parece ser que
para los estudiantes, cada día adquiere mayor significado y eficacia pedagógica el cómo se les
enseña, que los contenidos de esa enseñanza, en consecuencia, el docente debe concentrar su
atención en el cómo enseñar, planteándose cambios en las estrategias didácticas y en los recursos
que se usan con ellas, teniendo presente el uso de las tecnología digital, no solo como
planificador y/o organizador de las actividades de enseñanza sino como principal responsable de
lo que ocurre en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
En el mismo orden de ideas, López y Miranda (2007), consideran que en la sociedad
actual los docentes, sin tener que ser grandes expertos en el manejo de tecnología, deberían tener
dominio en el uso de las herramientas básicas que ofrecen los nuevos avances tecnológicos
(manejo del navegador web, uso del correo electrónico, diseño de sitios web a nivel informativo,
diseño de webquests, manejo del procesador de texto y de programas de tratamiento gráfico,
entre otras herramientas), siendo estos utensilios informáticos, de una forma progresiva cada vez
4. más motivadores, con entornos gráficos intuitivos y amigables, orientándose inexorablemente de
una usabilidad rupestre hacia una usabilidad más amigable, intuitiva, afectiva (Montero y Martin,
2003), e incluso a una usabilidad emocional (Kensei, s/f).
La incorporación y uso responsable de la tecnología digital en la educación, de acuerdo
con Lacruz, (2005), “no es el único elemento clave para resolver los problemas del sistema
educativo, por el contrario, son un instrumento curricular que por sus especiales características
van a generar cambios significativos en el qué, cómo, cuándo, dónde enseñar y evaluar (p. 9). De
modo que, para Cabero (2002):
…estos nuevos canales tienden a favorecer tanto el aprendizaje cooperativo como el
autoaprendizaje, por medio de ellos se puede favorecer y posibilitar formas más creativas
de aprendizaje permitiendo la interacción entre sus usuarios independientemente del
espacio y el tiempo en el que se sitúen. Los nuevos canales de comunicación ofrecen la
posibilidad de crear entornos más flexibles y abiertos para el aprendizaje, que faciliten que
el alumno pueda ser un constructor activo de la información y adquirir aprendizajes
significativos por sí mismo (p. 8).
Para Torres (2005) la sociedad ha cambiado considerablemente en un corto periodo de
tiempo y continúa haciéndolo apresuradamente. Los cambios que se han dado en la sociedad no
sólo se deben al aumento cuantitativo de la información disponible a raíz de los avances de las
tecnologías, ni en la inmediatez con que dicha información puede llegar a los destinatarios, sino
que están directamente relacionados con todas las modificaciones culturales presentes hoy día, es
decir, cambios en la formas de comunicación, de trabajar, de diversión, y principalmente en las
formas de enseñar y aprender. Por este motivo, López (2004), al referirse al rápido avance en el
manejo de la tecnología digital en el contexto educativo, expresa:
El internet se va convirtiendo, inexorablemente, en una especie de tejido nervioso que se
va desarrollando rápidamente en nuestras sociedades y se perfila como una herramienta
universal para el profesorado… en la búsqueda, el intercambio de información, las
experiencias formativas y la investigación (p. 11).
Bajo esta perspectiva, Pérez (2003) sostiene que “no queda duda, estas tecnologías están
modificando los hábitos, conceptos, costumbres y roles, por lo cual, los profesionales de la
educación necesitan conocer estos medios” (p.63), es decir, su conocimiento, análisis, reflexión
5. sobre las potencialidades y consecuencias de su utilización, le permitirán adquirir un mayor nivel
de comprensión del cambio social y cultural en el que están inmersos.
Dentro de este marco, se comparte la opinión de Cabero (2003), en relación a los cambios
que deberá sufrir el rol del docente partiendo del tradicional, transmisor de información, se
impulsarán otras funciones, como son el de consultor de información, facilitador de información;
diseñador de medios adaptados a las características de sus estudiantes y potencialidades de la
tecnología utilizada; evaluador permanente y asesor – orientador. De lo expuesto, se puede
plantear, que con la tecnología digital el docente se convierte en un animador polivalente de la
inteligencia colectiva de los grupos. Desde este punto de vista, en opinión de Barberá, (2001),
“su actuación se dirige al acompañamiento y gestión del aprendizaje; incitación al intercambio
de conocimientos, mediación relacional y simbólica o al pilotaje personalizado de los recorridos
de aprendizaje” (p. 59). Más aun, consideran Cabero y otros (2001) que los docentes:
…tienen el derecho y el deber de investigar sobre los enigmas de nuestra naturaleza y de
la tecnología de nuestro contexto histórico actual, para orientar en la formación de sus
alumnos y que sean capaces de relacionarse, interactuar, reflexionar críticamente con los
nuevos medios (p. 4).
En este sentido, los docentes deben estar en la capacidad de desenvolverse en un contexto
donde, tal y como lo señala Loscertales (2000) “las nuevas tecnologías utilizadas racionalmente
darán pie a una formación humana más flexible, coherente y autónoma” (s/p). Por ende, el papel
de los docentes se halla expuesto a cambios que tendrán implicaciones relevantes en el
desempeño actual de sus funciones, pues, a este respecto Salinas (2001) expresa “si la llegada de
las tecnologías de la información y la comunicación va a afectar las formas de enseñanza,
entonces el rol del docente se verá afectado” (s/p).
Es decir que, el rol polivalente del docente en el marco del uso de la tecnología digital da
importancia a acciones relativas a la correcta búsqueda, selección, procesamiento y socialización
de la información con la intención de generar en los estudiantes habilidades y destrezas
necesarias para trabajar con los instrumentos tecnológicos aportados por la tecnologías de la
información y comunicación en la actualidad, para que los contextos de aprendizaje diseñados
por los docentes favorezcan la formación en un entorno donde el manejo de la información es
prioridad, por tanto, se requiere que el docente con competencia polivalente haga uso de una
6. didáctica tecnológica; ya que, en la medida que las formas de enseñar han evolucionado, las
formas de aprender también lo han hecho y con ello las condiciones de cómo enseñar se van
replanteando y adaptando a las exigencias de los adelantos científicos – tecnológicos del
momento.
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http://www.tecnologíaedu.us/revistaslibros/organiz.html. [Consulta: 2011, marzo 16].
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Olivar, A. y Daza, A. (2007), Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y su
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[Consulta: 2011, marzo 16].
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