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capítulo VI
fisiopatología de la
diabetes l
D
esde que Mering y Minkowski (1890) confirmaron, en 1889, por la
pancreatectomía, el origen pancreático de la diabetes, se atribuyó
la incapacidad del organismo para utilizar la glucosa a la falta de
una sustancia secretada por ese órgano.
Recién en 1922 el descubrimiento de la insulina permitió iniciar el es-
tudio de la acción de esa hormona, la cual sigue siendo motivo de in-
tensas investigaciones experimentales y bioquímicas.
El concepto de que los tejidos no pueden utilizar la glucosa sin la acción
de la insulina no fue aceptado por todos los investigadores.
Ya en 1917 von Noorden sostuvo que la diabetes podía ser ocasionada
por una excesiva producción de glucosa por el hígado (teoría de la hi-
perproducción).
Los trabajos de Mann y Magath (1922) y Soskin (1927) demostraron que
la hepatectomía impedía la hiperglucemia, aun en los animales sin pán-
creas. La diabetes, en estos animales, mejora también después de la hi-
pofisectomía, lo que fue demostrado por Houssay y Biassotti en 1930.
Posteriormente, Long y Lukens (1936) comprobaron que la extirpación
de las suprarrenales producía el mismo efecto, con lo cual se demostró
que ambas glándulas tenían una acción hiperglucemiante o diabetógena,
que podía influir en la producción de la diabetes.
En 1937, Soskin y Levine realizaron una investigación muy importante,
utilizando perros eviscerados, con y sin páncreas, en los que mantenían
la glucemia a distintos niveles, por infusión permanente de glucosa.
En los animales sin páncreas con glucemias superiores a 6 g. :/LO se con-
seguía la utilización de la glucosa en la misma proporción que en los
animales no diabéticos con glucemias normales. A medida que se au-
menta la glucemia en el animal sin páncreas, se obtiene una mayor uti-
lización de la glucosa (ver figura 13).
55
DIABETES MELLITUS
Esa experiencia, que tuvo una enorme repercusión, demostraba que los
músculos podían fijar la glucosa sin necesidad de la insulina, siempre
que el nivel glucémico estuviera aumentado. El efecto de la insulina
consistiría en descender el umbral por arriba del cual la glucosa era uti-
lizada. Esas experiencias sirvieron de base para los trabajos posterio-
res de Levine, que demostraron que la insulina favorece el transporte
de la glucosa a las células.
GLUCOSA
U T I L I Z A D A
m g k g h o r a
500 -
400 -
300 -
200 --
100 -
1, , , , , / , / ,
100 200 300 400 500 GGO ioo so0 900
CLIJCEMIA (mg por clento)
FIGURA 13. Relación entre el nivel glucémico y la uti-
lización de la glucosa en el animal normal y el perro
despancreatizado. (Soskin y Levine : “Am. J. Physiol.“,
120: 761, 1937.)
Como ya hemos dicho, la insulina no tiene, al parecer, el mismo meca-
nismo de acción para todos los tejidos, siendo necesaria para la utiliza-
ción de la glucosa en los músculos y en el tejido adiposo, y no siendo
indispensable en el hígado y en el sistema nervioso.
Para estudiar la fisiopatología de la diabetes humana, debemos tener en
cuenta que los factores que intervienen en su producción no son aún
conocidos. Hay muy pocos casos de pancreatectomía en el hombre y
el requerimiento de insulina no es en ellos superior a 40 unidades diarias.
La anatomía patológica y las dosificaciones de insulina en la sangre y
en el páncreas del diabético indican que las condiciones de producción
de esta enfermedad son distintas a aquéllas que la provocan experimen-
talmente. En este caso es necesario extraer o destruir la totalidad de
los islotes para provocar la diabetes, mientras que en la diabetes hu-
mana no hay nunca una destrucción total de los islotes y, en la genera-
lidad de los casos, hay sólo una alteración parcial o una reducción va-
riable en el número de células beta y en el tamaño de los islotes.
Podemos decir que la diabetes es una entidad clínica cuyo sustrato ana-
tómico no explica la importancia de los trastornos metabólicos que la ca-
racterizan y que tiene un componente hormonal en que predomina la
insuficiencia primitiva o secundaria de la hormona hipoglucemiante:
la insulina.
mecanismo de producción de la diabetes
1as teorías que preten-
den explicar su producción son dos: teoría de la no utilización de la
glucosa por los tejidos por insuficiencia insulínica y teoría de la hiper-
producción de glucosa por el hígado por acción de los factores contrarre-
guladores.
56
FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES
TEORIA DE LA NO UTILIZACION. Esta teoría es la que está más en
concordancia con los datos suministrados por la clínica en los distintos
tipos de diabetes.
El hecho de que los síntomas y signos clínicos mejoran en todos los casos
con la limitación en el consumo de la glucosa y con el tratamiento in-
sulínico, parece demostrar que la causa de la insuficiente utilización de
la glucosa se encuentra en la falta de insulina disponible por los tejidos.
La insuficiencia insulínica bloquea el pasaje de la glucosa a las células
musculares, impidiendo su almacenamiento y oxidación ulterior. Eso
determina la elevación del nivel glucémico. Cuando éste sobrepasa el
dintel renal, la glucosa es eliminada por la orina y aparece el síndrome
diabético.
La severidad e intensidad de este síndrome están relacionadas directa-
mente con el grado de insuficiencia insulínica.
TEORIA DE LA HIPERPRODUCCION. La exageración del proceso de
neoglucogenia determinada por la preponderancia de los agentes con-
trarreguladores produciría la hiperglucemia. Esta se favorecería por la
acción antiinsulínica de los agentes hormonales hipófisosuprarrenales.
Veremos más adelante el papel de estos agentes en la producción de la
diabetes.
insuficiencia insulínica
1a insuficiencia insulínica puede ser
primitiva o secundaria. La primitiva
a su vez absoluta, por falta de producción o secreción de insulina, o bien
relativa, por inhibición o destrucción de la insulina circulante por anti-
cuerpos 0 enzimas. En la secundaria encontramos dos tipos: uno, por
agotamiento del órgano insular por factores antiinsulínicos hormonales,
o contrarreguladores y otro por aumento de la demanda de insulina por
los tejidos, y de la neoglucogenia.
insuficiencia primitiva absoluta
Esta puede estar en relación con
la reducción en el tamaño y el número de islotes. Este hecho fue comi
probado por Mac Lean y Ogilvie (1955) en páncreas de diabéticos con
comienzo de la afección en la infancia o edad juvenil (“growth onset”).
En los diabéticos jóvenes el contenido insulínico del páncreas está muy
disminuido, habiéndose encontrado cifras inferiores a 20 unidades en
lugar de las 120 a 200 encontradas en sujetos normales.
La dosificación de insulina en la sangre ha demostrado ausencia de in-
sulina circulante en las diabetes de tipo juvenil. Este mismo hecho ha
sido comprobado en diabéticos adultos delgados, en los cuales las carac-
terísticas clínicas y su sensibilidad insul.ínica permiten afirmar una falla
primitiva en la producción de esa hormona.
57
DIABETES MELLITUS
insuf icilencia prhitiva relativar
En las diabetes a comienzo en la
madurez, “maturity onset”, que constituyen el 80 70 de los casos clínicos,
el estudio de los islotes no revela modificaciones histologicas ni histo-
químicas que indiquen una disminución importante de su actividad.
El número de granulaciones celulares está poco disminuido.
Ogilvie ha comprobado que la relación entre las células beta y alfa de
los islotes, que normalmente es de 3 a 1, está disminuída en los páncreas
de diabéticos de todas las edades, llegando a un promedio de 1,5 para
las células beta y de 1 para las alfa.
Pese a esa reducción de las células beta, el contenido insulínico de los
islotes es casi el 50 o/o de las cifras normales en la mayoría de los ca-
sos de diabetes del adulto. Por otra parte, Wrenshall (1952) ha encon-
trado aumento en el tamaño de los islotes en diabetes de larga evolu-
ción, lo que parecería señalar una tendencia a la regeneración.
La dosificación de insulina en la sangre, según Borstein y Lawrence
(1951), Martin (1958) y otros autores, llega en este tipo de diabetes al
70 % de las cifras normales.
La diabetes del adulto tiene modalidades evolutivas benignas y una me-
nor sensibilidad frente a la insulina. Los hechos señalados parecen in-
dicar que la producción de insulina estuviera poco disminuída en estos
diabéticos.
Lacy y Hartroff (1959), estudiando el tejido insular por medio del mi-
croscopio electrónico, señalaron la presencia, alrededor de las células
beta, de depósitos de sustancias lipohialinas, que podrían dificultar la
liberación de la insulina contenida en las granulaciones de las mismas.
Esos mismos depósitos podrían impedir la llegada de la glucosa a las
células. Sin embargo, si el pasaje de la insulina a la sangre estuviera
perturbado, la insulina circulante estaría muy por debajo de los valores
señalados.
No se ha podido demostrar la existencia de insulinorresistencia en el
suero de estos diabéticos.
Berson y Yalow (1957), han señalado la presencia en pacientes tratados
varios meses con insulina, de una globulina que fija esa hormona. Esos
anticuerpos ligados a la insulina no influyen en la actividad de esta hormo-
na y no se producirían con la insulina endógena, sino con insulinas no
humanas. Estudios recientes de los autores citados (Yalow y Berson, 1961)
* utilizando bioensayos han introducido nuevos conceptos sobre el estado
y concentración de la insulina en el plasma en los diversos tipos de dia-
betes, prediabetes y en individuos normales.
La diabetes que comienza en la madurez, mejora generalmente con el
régimen dietético, sin necesidad de insulina inyectable.
Las drogas hipoglucemiantes orales tienen su indicación en este tipo de
diabéticos y se admite que ellas estimulan la produccion o la liberación
de insulina por los islotes. El resultado obtenido con estas drogas indica
que en estos diabéticos el páncreas puede liberar cantidades suficientes
de insulina como para mejorar los trastornos metabólicos, siempre que
se limite la ingestión de glúcidos.
En las insuficiencias insulínicas relativas hay un contraste evidente en-
tre el trastorno diabético y la integridad aparente, desde el punto de vista
funcional, de los islotes.
Este tipo de diabetes tiene una evolución insidiosa y un estado de la-
tencia que puede ser muy prolongado, traduciendo la resistencia de los
islotes a la acción de los agentes diabetógenos, que limitan la secreción
o inhiben la acción de la insulina a nivel de los tejidos.
58
FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES
insuficiencia secundaria
tores antiinsulínicos
Por agotamiento del órgano
hormonales o contrarreguladores.
insular por fac-
PAPEL DE LA HIPOFISIS. La influencia de los agentes hipergluce-
miantes en la patogenia de la diabetes adquirió gran importancia a raíz
de los trabajos experimentales de Houssay y Biasotti (1933, 1936), Hous-
say y Di Benedetto (1933), Houssay (1945) y de Young (1937, 1938, 1939)
sobre la accion diabetógena de los extractos de hipófisis anterior.
La hormona somatotrófica tiene una acción anabólica y necesita la pre-
sencia de la insulina cuya producción estimula.
Desde el punto de vista fisiológico, la hormona de crecimiento no es
diabetógena y este efecto lo produce solamente en condiciones experi-
mentales y en una concentración que no se alcanza ni aun en condicio-
nes patológicas. Como veremos más adelante, la diabetes es poco fre-
cuente en la acromegalia, afección en la cual existe una mayor produc-
ción de esa hormona.
Sin embargo, hay ciertos hechos que hablan a favor de una influencia
diabetógena de la hormona de crecimiento. La diabetes se produce con
más frecuencia en períodos de la vida en que hay un aumento de la ac-
tividad de esa hormona: en el empuje del crecimiento puberal, en la
mujer durante el embarazo y, tal vez, en el período climatérico.
La similitud entre la diabetes experimental hipofisaria y la diabetes que
se observa en la pubertad o en el embarazo ha sido señalada por Young
(1951).
El aumento de actividad de la hormona somatotrófica, en dichos perío-
dos, podría provocar el agotamiento de las células beta en los casos donde
hay una reducción en su número o una labilidad latente debida a una
causa genética 0 congénita.
En el síndrome prediabético, el gigantismo fetal en embarazos repetidos
y las pruebas de disminución de la tolerancia a los glúcidos pueden atri-
buirse a la acción de la hiperactividad hipofisaria en un terreno predis-
puesto a la diabetes.
Esa misma hiperactividad hipofisaria podría producir, según Young, la
obesidad y, más tarde, la diabetes en el adulto.
Existen ya procedimientos para la determinación de la concentración sé-
rica de la hormona somatotrófica hipofisaria. Ehrlich y Randle (1961)
han comunicado resultados preliminares con un método inmunológico
con el cual han comprobado aumento de la hormona de crecimiento en
algunos diabéticos no tratados y en dos mujeres diabéticas embarazadas.
Esta hormona tiene una acción antiinsulínica, que se pone en evidencia
con el aumento de la sensibilidad a la insulina en los animales hipofisec-
tomizados y el mejoramiento de la diabetes de los animales sin páncreas,
a los cuales se les extirpa la hipófisis (perros de Houssay). La hipófisis
ejerce también acción hiperglucemiante por su hormona corticotrófica.
Variaciones en la actividad adrenotrófica hipofisaria en relación con la
edad han sido señaladas por Blumenthal (1954), con aumentos en las
edades entre los ll y 20 años y entre los 61 y 70 años.
SINDROME DE OBESIDAD E HIPERGLUCEMIA HEREDITARIO.
Este curioso síndrome ha sido comprobado por Bleisch y col. (1952) en
una variedad de ratas, las cuales presentan una obesidad exagerada, hi-
59
DIABETES MELLITUS
perglucemia, aumento del colesterol y de la lipogénesis y resistencia a
la insulina. Este síndrome se trasmite hereditariamente con carácter
recesivo.
Los islotes pancreáticos de esos animales están hipertrofiados y las cé-
lulas alfa y beta presentan signos de hiperactividad. El contenido insu-
línico del páncreas y la insulina sanguínea están aumentados.
El papel de la hormona de crecimiento en este síndrome es fundamental,
ella provoca los signos característicos estimulando la producción de
glucagón por las células alfa, la hiperglucemia producida por esta
hormona activa el crecimiento y la funcionalidad de las células beta,
las que serían, sin embago, insuficientes para contrarrestar el efecto
del glucagón sobre la glucemia.
Se ha conseguido disminuir la producción de esta hormona administran-
do dietilditiocarbamato, que tiene acción tóxica sobre las células alfa
Las drogas hipoglucemiantes no reducen la hiperglucemia de esos ani-
males, lo que indicaría que la actividad de las células beta no puede
ser aumentada por ellas (Gepts y col., 1960).
Se ha querido encontrar similitud entre este síndrome y la diabetes de
los sujetos obesos.
La obesidad en el hombre es consecutiva al aumento de la lipogénesis,
en cuyo proceso interviene, como ya sabemos, la insulina.
PAPEL DE LA SUPRARRENAL. La influencia de la corteza suprarre-
nal en la producción de la diabetes fue comprobada experimentalmente
por Long y Lukens (1936), quienes demostraron que la extirpación de
la suprarrenal mejora la diabetes por pancreatectomía, la cual se exa-
cerba por administración de hormonas suprarrenales.
Ingle (1945) provocó la diabetes en ratas normales, inyectándoles grandes
cantidades de cortisona.
La aparicibn de hiperglucemia y glucosuria fue comprobada en pacien-
tes reumáticos tratados durante mucho tiempo con cortisona o hidrocor-
tisona en dosis elevadas [Bookman y col. (1953); Bunin y col. (1952)l.
El mismo hecho se observó en pacientes tratados con hormona adreno-
corticotrófica.
La diabetes esteroidea se caracteriza por su resistencia a la insulina, por
el balance nitrogenado negativo y por el descenso del umbral renal para
la glucosa. Esta diabetes es reversible y desaparece fácilmente al sus-
pender el tratamiento con glucocorticoides.
La cortisona ha sido utilizada por Conn (1958) y Fajans (1954, 1959) en
las pruebas de tolerancia a la glucosa, como veremos más adelante, para
el reconocimiento de diabetes latentes.
Se admite que las diabetes provocadas por los glucocorticoides se pro-
ducirían en casos en que hay una predisposición potencial o latente a
la diabetes.
Se ha comprobado que pequeñas dosis de glucocorticoides estimulan la
producción de insulina y esto sucedería espontáneamente en situaciones
fisiológicas o stressantes (Bastenie, 1959).
La acción diabetógena de los glucocorticoides se produce por estimula-
ción de la neoglucogenia y ella se observa en los síndromes de hiperfun-
ción córticoadrenal. Este tipo de diabetes lo estudiaremos más adelante.
La glucosuria provocada por la acción de los glucocorticoides no tiene
relación directa con la hiperglucemia por neoglucogenia y puede estar
en relación con el descenso del umbral renal provocado por estas hor-
monas.
60
FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES
La acción antiinsulínica de ellas es poco marcada, por lo cual la diabetes,
que acompaña a los síndromes hiperfuncionales corticales, no provoca
acidosis.
Estas hormonas se opondrían a la utilización de la glucosa por los te-
jidos, estimulando la acción inhibitoria sobre la hexoquinasa del factor
hipofisario de Cori.
No se admite que las glucocorticoides intervengan en condiciones fisio-
lógicas en la patogenia de la diabetes humana, salvo como factores des-
encadenantes en ciertas circunstancias, como el embarazo o el climaterio,
actuando en terrenos preparados hereditariamente.
El papel atribuido al hipercorticismo [Becker (1952), Wortham (1954)I
en la producción de las complicaciones retinianas y renales de la diabe-
tes, no ha podido ser comprobado.
ACCION DE OTRAS HORMONAS. La hormona tiroidea tiene acción
hiperglucemiante, la cual se pone de manifiesto durante el hipertiroi-
dismo. Este puede provocar un síndrome diabético que se corrige con
el tratamiento del hipertiroidismo. En los casos de diabetes que antece-
den al hipertiroidismo y que son agravados por él, la extirpación de la
tiroides mejora pero no hace desaparecer la diabetes.
El mixedema espontáneo o provocado por tratamiento can iodo radiac-
tivo en diabéticos no mejora habitualmente la afección.
Los estrógenos, frenando la actividad hipofisaria favorecen la acción de
la insulina y pueden mejorar ciertos casos de diabetes en que hay au-
mento de actividad hipofisaria: diabetes acromegálicas o diabetes cli-
matéricas.
Se ha comprobado que ellos actúan también directamente sobre los islo-
tes provocando su hiperplasia.
insuficiencia secundaria
’Por aumento de la demanda de insulina por
los tejidos y de la neoglucogenia.
Esta teoría fue sustentada primeramente por von Noorden (1917), quien
atribuyó la causa de la diabetes a la hiperproducción de glucosa por el
hígado. Esa teoría encontró apoyo en las diabetes experimentales hipo-
fisarias y córticq-drenales.
La hiperglucemia por aumento de la neoglucogenia observada en esas
diabetes es transitoria y sólo se hace permanente cuando se produce una
alteración profunda de las células beta. Ella parece ser, sin embargo,
el factor más importante en la producción de estas lesiones.
En apoyo del papel que desempeña la hiperglucemia, Lukens (1942) pro-
vocó la diabetes en gatos por la administración permanente de glucosa
por vía intraperitoneab.
La presencia del hígado es indispensable para producir hiperglucemia.
La teoría de la hiperproducción podría explicar las diabetes que co-
mienzan en la madurez, en las cuales, como hemos visto, no hay una
insuficiencia tan marcada de insulina como para justificar por sí sola la
producción de la diabetes.
La concomitancia de la diabetes con la edad crítica y el aumento de su
frecuencia en la mujer en esa época hace presumible que el desequili-
brio hormonal, con predominio del eje hipófisosuprarrenaltiroideo, pue-
da intervenir en la génesis del dismetabolismo de los glúcidos, pero la
61
hiperproducción por sí sola no alcanza para determinar la diabetes. La
producción de ésta exige la existencia de una falla latente o potencial
del órgano insular.
Hay un nexo común entre la diabetes de tipo juvenil y la del adulto,
constituido por su carácter hereditario y por la similitud de las lesiones
degenerativas tardías.
Es posible que la acción preponderante de los agentes contrarreguladores
contribuya a poner en evidencia una insuficiencia genética del tejido
insular, al provocar una demanda mayor de insulina que lo llevaría a
su agotamiento.
Es evidente que la hiperproducción endógena, sea primitiva o secunda-
ria, existe en todos los casos de diabetes. La insuficiencia insulínica
exagera la neoglucogenia, estableciéndose un verdadero círculo vicioso:
hiperglucemia + mayor demanda de insulina + menos insulina disponi-
ble + aumento de la glucemia.
La insulina exógena frena la neoglucogenia, disminuye la hiperglucemia
y permite, en muchos casos, la recuperación de la funcionalidad insular.
resumiendo
1os conocimientos actuales sobre fisiopatología de la dia-
betes humana diremos:
TEORIA DE LA NO UTILIZACION. La causa fundamental es la insu-
ficiente utilización de la glucosa por los tejidos provocada por la menor
disponibilidad de insulina. La insuficiencia insulínica puede ser: abso-
luta, por falta de producción üe las células beta o de liberación de esa
SUPRARRENAL
MUSCULO
FALTA DE UTILIZACION
DE LA GLUCOSA
HIPERGLUCEMIA
GLUCOSURIA
FIGURA 14. Esquema del mecanismo de producción de la diabetes.
hormona; relativa, por inactivación por proteínas fijadoras, anticuerpos
0 agentes enzimáticos, humorales o tisulares, y secundaria, por acción
de los agentes hiperglucemiantes que exageran la neoglucogenia o que
se oponen a la acción de la insulina en los tejidos (fig. 14).
62
FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES
LA INSUFICIENCIA ABSOLUTA es, posiblemente, la causa de la dia-
betes de tipo juvenil y de la de los adultos delgados, porque: los islo-
tes contienen muy poca insulina; no hay insulina circulante; tienen poca
tolerancia por los glúcidos; necesitan siempre insulina exógena, a la cual
responden fácilmente; los trastornos metabólicos son muy marcados, tie-
nen gran tendencia a la cetoacidosis; no mejoran con los hipoglucemian-
tes orales sulfamidados.
No se puede descartar la participación de factores vulnerantes, agentes
infecciosos, ni de la hormona de crecimiento, como agente coadyuvante
o desencadenante en la aparición de la diabetes, actuando en un terreno
predispuesto hereditariamente.
LA INSUFICIENCIA RELATIVA responde bien a las características de
la diabetes de la madurez o de los obesos, porque: los islotes contienen
y producen insulina; hay moderada cantidad de insulina en la sangre;
tienen mejor tolerancia por los glúcidos; mejoran con régimen dietético,
y no necesitan insulina exógena en la mayoría de los casos; tienen me-
nor sensibilidad insulínica; no hacen habitualmente acidosis; los islotes
son estimulados por los hipoglucemiantes orales.
La obesidad y la herencia son los factores etiológicos más importantes
vinculados a este tipo de diabetes.
LA INSUFICIENCIA SECUNDARIA no parece intervenir directamente
en estos dos tipos de diabetes, que son los dos más comúnmente estudia-
dos. Está, en cambio, vinculada a la diabetes acromegálica, a la del
Cushing, a la adrenogenital y, posiblemente, a la diabetes del embarazo
y del hipertiroidismo.
TEORIA DE LA HIPERPRODUCCION. Según esta teoría el factor de-
terminante de la diabetes es la hiperglucemia; ésta es provocada por ac-
ción de los agentes hormonales hipófisosuprarrenaltiroideos que estimu-
lan la neoglucogenia y se oponen al efecto metabólico de la insulina. La
hiperglucemia por aumento de la neoglucogenia, que se observa en los
síndromes de hiperfunción córticoadrenal, produce una diabetes transi-
toria. La acromegalia se acompaña de diabetes permanente en menos del
20 % de los casos; ella es debida a una insuficiencia insulínica secunda-
ria por agotamiento tardío del tejido insular.
Es posible que las hormonas hiperglucemiantes influyan en la aparición
de la diabetes del climaterio, poniendo en evidencia una falla hereditaria
del órgano insular.
-La hiperproducción endógena de glucosa es favorecida y exagerada por
la insuficiencia insulínica. La insulina exógena frena la neoglucogenia,
cortando el círculo vicioso que agrava el dismetabolismo glucídico.
63
Cap6

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  • 1. capítulo VI fisiopatología de la diabetes l D esde que Mering y Minkowski (1890) confirmaron, en 1889, por la pancreatectomía, el origen pancreático de la diabetes, se atribuyó la incapacidad del organismo para utilizar la glucosa a la falta de una sustancia secretada por ese órgano. Recién en 1922 el descubrimiento de la insulina permitió iniciar el es- tudio de la acción de esa hormona, la cual sigue siendo motivo de in- tensas investigaciones experimentales y bioquímicas. El concepto de que los tejidos no pueden utilizar la glucosa sin la acción de la insulina no fue aceptado por todos los investigadores. Ya en 1917 von Noorden sostuvo que la diabetes podía ser ocasionada por una excesiva producción de glucosa por el hígado (teoría de la hi- perproducción). Los trabajos de Mann y Magath (1922) y Soskin (1927) demostraron que la hepatectomía impedía la hiperglucemia, aun en los animales sin pán- creas. La diabetes, en estos animales, mejora también después de la hi- pofisectomía, lo que fue demostrado por Houssay y Biassotti en 1930. Posteriormente, Long y Lukens (1936) comprobaron que la extirpación de las suprarrenales producía el mismo efecto, con lo cual se demostró que ambas glándulas tenían una acción hiperglucemiante o diabetógena, que podía influir en la producción de la diabetes. En 1937, Soskin y Levine realizaron una investigación muy importante, utilizando perros eviscerados, con y sin páncreas, en los que mantenían la glucemia a distintos niveles, por infusión permanente de glucosa. En los animales sin páncreas con glucemias superiores a 6 g. :/LO se con- seguía la utilización de la glucosa en la misma proporción que en los animales no diabéticos con glucemias normales. A medida que se au- menta la glucemia en el animal sin páncreas, se obtiene una mayor uti- lización de la glucosa (ver figura 13). 55
  • 2. DIABETES MELLITUS Esa experiencia, que tuvo una enorme repercusión, demostraba que los músculos podían fijar la glucosa sin necesidad de la insulina, siempre que el nivel glucémico estuviera aumentado. El efecto de la insulina consistiría en descender el umbral por arriba del cual la glucosa era uti- lizada. Esas experiencias sirvieron de base para los trabajos posterio- res de Levine, que demostraron que la insulina favorece el transporte de la glucosa a las células. GLUCOSA U T I L I Z A D A m g k g h o r a 500 - 400 - 300 - 200 -- 100 - 1, , , , , / , / , 100 200 300 400 500 GGO ioo so0 900 CLIJCEMIA (mg por clento) FIGURA 13. Relación entre el nivel glucémico y la uti- lización de la glucosa en el animal normal y el perro despancreatizado. (Soskin y Levine : “Am. J. Physiol.“, 120: 761, 1937.) Como ya hemos dicho, la insulina no tiene, al parecer, el mismo meca- nismo de acción para todos los tejidos, siendo necesaria para la utiliza- ción de la glucosa en los músculos y en el tejido adiposo, y no siendo indispensable en el hígado y en el sistema nervioso. Para estudiar la fisiopatología de la diabetes humana, debemos tener en cuenta que los factores que intervienen en su producción no son aún conocidos. Hay muy pocos casos de pancreatectomía en el hombre y el requerimiento de insulina no es en ellos superior a 40 unidades diarias. La anatomía patológica y las dosificaciones de insulina en la sangre y en el páncreas del diabético indican que las condiciones de producción de esta enfermedad son distintas a aquéllas que la provocan experimen- talmente. En este caso es necesario extraer o destruir la totalidad de los islotes para provocar la diabetes, mientras que en la diabetes hu- mana no hay nunca una destrucción total de los islotes y, en la genera- lidad de los casos, hay sólo una alteración parcial o una reducción va- riable en el número de células beta y en el tamaño de los islotes. Podemos decir que la diabetes es una entidad clínica cuyo sustrato ana- tómico no explica la importancia de los trastornos metabólicos que la ca- racterizan y que tiene un componente hormonal en que predomina la insuficiencia primitiva o secundaria de la hormona hipoglucemiante: la insulina. mecanismo de producción de la diabetes 1as teorías que preten- den explicar su producción son dos: teoría de la no utilización de la glucosa por los tejidos por insuficiencia insulínica y teoría de la hiper- producción de glucosa por el hígado por acción de los factores contrarre- guladores. 56
  • 3. FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES TEORIA DE LA NO UTILIZACION. Esta teoría es la que está más en concordancia con los datos suministrados por la clínica en los distintos tipos de diabetes. El hecho de que los síntomas y signos clínicos mejoran en todos los casos con la limitación en el consumo de la glucosa y con el tratamiento in- sulínico, parece demostrar que la causa de la insuficiente utilización de la glucosa se encuentra en la falta de insulina disponible por los tejidos. La insuficiencia insulínica bloquea el pasaje de la glucosa a las células musculares, impidiendo su almacenamiento y oxidación ulterior. Eso determina la elevación del nivel glucémico. Cuando éste sobrepasa el dintel renal, la glucosa es eliminada por la orina y aparece el síndrome diabético. La severidad e intensidad de este síndrome están relacionadas directa- mente con el grado de insuficiencia insulínica. TEORIA DE LA HIPERPRODUCCION. La exageración del proceso de neoglucogenia determinada por la preponderancia de los agentes con- trarreguladores produciría la hiperglucemia. Esta se favorecería por la acción antiinsulínica de los agentes hormonales hipófisosuprarrenales. Veremos más adelante el papel de estos agentes en la producción de la diabetes. insuficiencia insulínica 1a insuficiencia insulínica puede ser primitiva o secundaria. La primitiva a su vez absoluta, por falta de producción o secreción de insulina, o bien relativa, por inhibición o destrucción de la insulina circulante por anti- cuerpos 0 enzimas. En la secundaria encontramos dos tipos: uno, por agotamiento del órgano insular por factores antiinsulínicos hormonales, o contrarreguladores y otro por aumento de la demanda de insulina por los tejidos, y de la neoglucogenia. insuficiencia primitiva absoluta Esta puede estar en relación con la reducción en el tamaño y el número de islotes. Este hecho fue comi probado por Mac Lean y Ogilvie (1955) en páncreas de diabéticos con comienzo de la afección en la infancia o edad juvenil (“growth onset”). En los diabéticos jóvenes el contenido insulínico del páncreas está muy disminuido, habiéndose encontrado cifras inferiores a 20 unidades en lugar de las 120 a 200 encontradas en sujetos normales. La dosificación de insulina en la sangre ha demostrado ausencia de in- sulina circulante en las diabetes de tipo juvenil. Este mismo hecho ha sido comprobado en diabéticos adultos delgados, en los cuales las carac- terísticas clínicas y su sensibilidad insul.ínica permiten afirmar una falla primitiva en la producción de esa hormona. 57
  • 4. DIABETES MELLITUS insuf icilencia prhitiva relativar En las diabetes a comienzo en la madurez, “maturity onset”, que constituyen el 80 70 de los casos clínicos, el estudio de los islotes no revela modificaciones histologicas ni histo- químicas que indiquen una disminución importante de su actividad. El número de granulaciones celulares está poco disminuido. Ogilvie ha comprobado que la relación entre las células beta y alfa de los islotes, que normalmente es de 3 a 1, está disminuída en los páncreas de diabéticos de todas las edades, llegando a un promedio de 1,5 para las células beta y de 1 para las alfa. Pese a esa reducción de las células beta, el contenido insulínico de los islotes es casi el 50 o/o de las cifras normales en la mayoría de los ca- sos de diabetes del adulto. Por otra parte, Wrenshall (1952) ha encon- trado aumento en el tamaño de los islotes en diabetes de larga evolu- ción, lo que parecería señalar una tendencia a la regeneración. La dosificación de insulina en la sangre, según Borstein y Lawrence (1951), Martin (1958) y otros autores, llega en este tipo de diabetes al 70 % de las cifras normales. La diabetes del adulto tiene modalidades evolutivas benignas y una me- nor sensibilidad frente a la insulina. Los hechos señalados parecen in- dicar que la producción de insulina estuviera poco disminuída en estos diabéticos. Lacy y Hartroff (1959), estudiando el tejido insular por medio del mi- croscopio electrónico, señalaron la presencia, alrededor de las células beta, de depósitos de sustancias lipohialinas, que podrían dificultar la liberación de la insulina contenida en las granulaciones de las mismas. Esos mismos depósitos podrían impedir la llegada de la glucosa a las células. Sin embargo, si el pasaje de la insulina a la sangre estuviera perturbado, la insulina circulante estaría muy por debajo de los valores señalados. No se ha podido demostrar la existencia de insulinorresistencia en el suero de estos diabéticos. Berson y Yalow (1957), han señalado la presencia en pacientes tratados varios meses con insulina, de una globulina que fija esa hormona. Esos anticuerpos ligados a la insulina no influyen en la actividad de esta hormo- na y no se producirían con la insulina endógena, sino con insulinas no humanas. Estudios recientes de los autores citados (Yalow y Berson, 1961) * utilizando bioensayos han introducido nuevos conceptos sobre el estado y concentración de la insulina en el plasma en los diversos tipos de dia- betes, prediabetes y en individuos normales. La diabetes que comienza en la madurez, mejora generalmente con el régimen dietético, sin necesidad de insulina inyectable. Las drogas hipoglucemiantes orales tienen su indicación en este tipo de diabéticos y se admite que ellas estimulan la produccion o la liberación de insulina por los islotes. El resultado obtenido con estas drogas indica que en estos diabéticos el páncreas puede liberar cantidades suficientes de insulina como para mejorar los trastornos metabólicos, siempre que se limite la ingestión de glúcidos. En las insuficiencias insulínicas relativas hay un contraste evidente en- tre el trastorno diabético y la integridad aparente, desde el punto de vista funcional, de los islotes. Este tipo de diabetes tiene una evolución insidiosa y un estado de la- tencia que puede ser muy prolongado, traduciendo la resistencia de los islotes a la acción de los agentes diabetógenos, que limitan la secreción o inhiben la acción de la insulina a nivel de los tejidos. 58
  • 5. FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES insuficiencia secundaria tores antiinsulínicos Por agotamiento del órgano hormonales o contrarreguladores. insular por fac- PAPEL DE LA HIPOFISIS. La influencia de los agentes hipergluce- miantes en la patogenia de la diabetes adquirió gran importancia a raíz de los trabajos experimentales de Houssay y Biasotti (1933, 1936), Hous- say y Di Benedetto (1933), Houssay (1945) y de Young (1937, 1938, 1939) sobre la accion diabetógena de los extractos de hipófisis anterior. La hormona somatotrófica tiene una acción anabólica y necesita la pre- sencia de la insulina cuya producción estimula. Desde el punto de vista fisiológico, la hormona de crecimiento no es diabetógena y este efecto lo produce solamente en condiciones experi- mentales y en una concentración que no se alcanza ni aun en condicio- nes patológicas. Como veremos más adelante, la diabetes es poco fre- cuente en la acromegalia, afección en la cual existe una mayor produc- ción de esa hormona. Sin embargo, hay ciertos hechos que hablan a favor de una influencia diabetógena de la hormona de crecimiento. La diabetes se produce con más frecuencia en períodos de la vida en que hay un aumento de la ac- tividad de esa hormona: en el empuje del crecimiento puberal, en la mujer durante el embarazo y, tal vez, en el período climatérico. La similitud entre la diabetes experimental hipofisaria y la diabetes que se observa en la pubertad o en el embarazo ha sido señalada por Young (1951). El aumento de actividad de la hormona somatotrófica, en dichos perío- dos, podría provocar el agotamiento de las células beta en los casos donde hay una reducción en su número o una labilidad latente debida a una causa genética 0 congénita. En el síndrome prediabético, el gigantismo fetal en embarazos repetidos y las pruebas de disminución de la tolerancia a los glúcidos pueden atri- buirse a la acción de la hiperactividad hipofisaria en un terreno predis- puesto a la diabetes. Esa misma hiperactividad hipofisaria podría producir, según Young, la obesidad y, más tarde, la diabetes en el adulto. Existen ya procedimientos para la determinación de la concentración sé- rica de la hormona somatotrófica hipofisaria. Ehrlich y Randle (1961) han comunicado resultados preliminares con un método inmunológico con el cual han comprobado aumento de la hormona de crecimiento en algunos diabéticos no tratados y en dos mujeres diabéticas embarazadas. Esta hormona tiene una acción antiinsulínica, que se pone en evidencia con el aumento de la sensibilidad a la insulina en los animales hipofisec- tomizados y el mejoramiento de la diabetes de los animales sin páncreas, a los cuales se les extirpa la hipófisis (perros de Houssay). La hipófisis ejerce también acción hiperglucemiante por su hormona corticotrófica. Variaciones en la actividad adrenotrófica hipofisaria en relación con la edad han sido señaladas por Blumenthal (1954), con aumentos en las edades entre los ll y 20 años y entre los 61 y 70 años. SINDROME DE OBESIDAD E HIPERGLUCEMIA HEREDITARIO. Este curioso síndrome ha sido comprobado por Bleisch y col. (1952) en una variedad de ratas, las cuales presentan una obesidad exagerada, hi- 59
  • 6. DIABETES MELLITUS perglucemia, aumento del colesterol y de la lipogénesis y resistencia a la insulina. Este síndrome se trasmite hereditariamente con carácter recesivo. Los islotes pancreáticos de esos animales están hipertrofiados y las cé- lulas alfa y beta presentan signos de hiperactividad. El contenido insu- línico del páncreas y la insulina sanguínea están aumentados. El papel de la hormona de crecimiento en este síndrome es fundamental, ella provoca los signos característicos estimulando la producción de glucagón por las células alfa, la hiperglucemia producida por esta hormona activa el crecimiento y la funcionalidad de las células beta, las que serían, sin embago, insuficientes para contrarrestar el efecto del glucagón sobre la glucemia. Se ha conseguido disminuir la producción de esta hormona administran- do dietilditiocarbamato, que tiene acción tóxica sobre las células alfa Las drogas hipoglucemiantes no reducen la hiperglucemia de esos ani- males, lo que indicaría que la actividad de las células beta no puede ser aumentada por ellas (Gepts y col., 1960). Se ha querido encontrar similitud entre este síndrome y la diabetes de los sujetos obesos. La obesidad en el hombre es consecutiva al aumento de la lipogénesis, en cuyo proceso interviene, como ya sabemos, la insulina. PAPEL DE LA SUPRARRENAL. La influencia de la corteza suprarre- nal en la producción de la diabetes fue comprobada experimentalmente por Long y Lukens (1936), quienes demostraron que la extirpación de la suprarrenal mejora la diabetes por pancreatectomía, la cual se exa- cerba por administración de hormonas suprarrenales. Ingle (1945) provocó la diabetes en ratas normales, inyectándoles grandes cantidades de cortisona. La aparicibn de hiperglucemia y glucosuria fue comprobada en pacien- tes reumáticos tratados durante mucho tiempo con cortisona o hidrocor- tisona en dosis elevadas [Bookman y col. (1953); Bunin y col. (1952)l. El mismo hecho se observó en pacientes tratados con hormona adreno- corticotrófica. La diabetes esteroidea se caracteriza por su resistencia a la insulina, por el balance nitrogenado negativo y por el descenso del umbral renal para la glucosa. Esta diabetes es reversible y desaparece fácilmente al sus- pender el tratamiento con glucocorticoides. La cortisona ha sido utilizada por Conn (1958) y Fajans (1954, 1959) en las pruebas de tolerancia a la glucosa, como veremos más adelante, para el reconocimiento de diabetes latentes. Se admite que las diabetes provocadas por los glucocorticoides se pro- ducirían en casos en que hay una predisposición potencial o latente a la diabetes. Se ha comprobado que pequeñas dosis de glucocorticoides estimulan la producción de insulina y esto sucedería espontáneamente en situaciones fisiológicas o stressantes (Bastenie, 1959). La acción diabetógena de los glucocorticoides se produce por estimula- ción de la neoglucogenia y ella se observa en los síndromes de hiperfun- ción córticoadrenal. Este tipo de diabetes lo estudiaremos más adelante. La glucosuria provocada por la acción de los glucocorticoides no tiene relación directa con la hiperglucemia por neoglucogenia y puede estar en relación con el descenso del umbral renal provocado por estas hor- monas. 60
  • 7. FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES La acción antiinsulínica de ellas es poco marcada, por lo cual la diabetes, que acompaña a los síndromes hiperfuncionales corticales, no provoca acidosis. Estas hormonas se opondrían a la utilización de la glucosa por los te- jidos, estimulando la acción inhibitoria sobre la hexoquinasa del factor hipofisario de Cori. No se admite que las glucocorticoides intervengan en condiciones fisio- lógicas en la patogenia de la diabetes humana, salvo como factores des- encadenantes en ciertas circunstancias, como el embarazo o el climaterio, actuando en terrenos preparados hereditariamente. El papel atribuido al hipercorticismo [Becker (1952), Wortham (1954)I en la producción de las complicaciones retinianas y renales de la diabe- tes, no ha podido ser comprobado. ACCION DE OTRAS HORMONAS. La hormona tiroidea tiene acción hiperglucemiante, la cual se pone de manifiesto durante el hipertiroi- dismo. Este puede provocar un síndrome diabético que se corrige con el tratamiento del hipertiroidismo. En los casos de diabetes que antece- den al hipertiroidismo y que son agravados por él, la extirpación de la tiroides mejora pero no hace desaparecer la diabetes. El mixedema espontáneo o provocado por tratamiento can iodo radiac- tivo en diabéticos no mejora habitualmente la afección. Los estrógenos, frenando la actividad hipofisaria favorecen la acción de la insulina y pueden mejorar ciertos casos de diabetes en que hay au- mento de actividad hipofisaria: diabetes acromegálicas o diabetes cli- matéricas. Se ha comprobado que ellos actúan también directamente sobre los islo- tes provocando su hiperplasia. insuficiencia secundaria ’Por aumento de la demanda de insulina por los tejidos y de la neoglucogenia. Esta teoría fue sustentada primeramente por von Noorden (1917), quien atribuyó la causa de la diabetes a la hiperproducción de glucosa por el hígado. Esa teoría encontró apoyo en las diabetes experimentales hipo- fisarias y córticq-drenales. La hiperglucemia por aumento de la neoglucogenia observada en esas diabetes es transitoria y sólo se hace permanente cuando se produce una alteración profunda de las células beta. Ella parece ser, sin embargo, el factor más importante en la producción de estas lesiones. En apoyo del papel que desempeña la hiperglucemia, Lukens (1942) pro- vocó la diabetes en gatos por la administración permanente de glucosa por vía intraperitoneab. La presencia del hígado es indispensable para producir hiperglucemia. La teoría de la hiperproducción podría explicar las diabetes que co- mienzan en la madurez, en las cuales, como hemos visto, no hay una insuficiencia tan marcada de insulina como para justificar por sí sola la producción de la diabetes. La concomitancia de la diabetes con la edad crítica y el aumento de su frecuencia en la mujer en esa época hace presumible que el desequili- brio hormonal, con predominio del eje hipófisosuprarrenaltiroideo, pue- da intervenir en la génesis del dismetabolismo de los glúcidos, pero la 61
  • 8. hiperproducción por sí sola no alcanza para determinar la diabetes. La producción de ésta exige la existencia de una falla latente o potencial del órgano insular. Hay un nexo común entre la diabetes de tipo juvenil y la del adulto, constituido por su carácter hereditario y por la similitud de las lesiones degenerativas tardías. Es posible que la acción preponderante de los agentes contrarreguladores contribuya a poner en evidencia una insuficiencia genética del tejido insular, al provocar una demanda mayor de insulina que lo llevaría a su agotamiento. Es evidente que la hiperproducción endógena, sea primitiva o secunda- ria, existe en todos los casos de diabetes. La insuficiencia insulínica exagera la neoglucogenia, estableciéndose un verdadero círculo vicioso: hiperglucemia + mayor demanda de insulina + menos insulina disponi- ble + aumento de la glucemia. La insulina exógena frena la neoglucogenia, disminuye la hiperglucemia y permite, en muchos casos, la recuperación de la funcionalidad insular. resumiendo 1os conocimientos actuales sobre fisiopatología de la dia- betes humana diremos: TEORIA DE LA NO UTILIZACION. La causa fundamental es la insu- ficiente utilización de la glucosa por los tejidos provocada por la menor disponibilidad de insulina. La insuficiencia insulínica puede ser: abso- luta, por falta de producción üe las células beta o de liberación de esa SUPRARRENAL MUSCULO FALTA DE UTILIZACION DE LA GLUCOSA HIPERGLUCEMIA GLUCOSURIA FIGURA 14. Esquema del mecanismo de producción de la diabetes. hormona; relativa, por inactivación por proteínas fijadoras, anticuerpos 0 agentes enzimáticos, humorales o tisulares, y secundaria, por acción de los agentes hiperglucemiantes que exageran la neoglucogenia o que se oponen a la acción de la insulina en los tejidos (fig. 14). 62
  • 9. FISIOPATOLOGÍA DE LA DIABETES LA INSUFICIENCIA ABSOLUTA es, posiblemente, la causa de la dia- betes de tipo juvenil y de la de los adultos delgados, porque: los islo- tes contienen muy poca insulina; no hay insulina circulante; tienen poca tolerancia por los glúcidos; necesitan siempre insulina exógena, a la cual responden fácilmente; los trastornos metabólicos son muy marcados, tie- nen gran tendencia a la cetoacidosis; no mejoran con los hipoglucemian- tes orales sulfamidados. No se puede descartar la participación de factores vulnerantes, agentes infecciosos, ni de la hormona de crecimiento, como agente coadyuvante o desencadenante en la aparición de la diabetes, actuando en un terreno predispuesto hereditariamente. LA INSUFICIENCIA RELATIVA responde bien a las características de la diabetes de la madurez o de los obesos, porque: los islotes contienen y producen insulina; hay moderada cantidad de insulina en la sangre; tienen mejor tolerancia por los glúcidos; mejoran con régimen dietético, y no necesitan insulina exógena en la mayoría de los casos; tienen me- nor sensibilidad insulínica; no hacen habitualmente acidosis; los islotes son estimulados por los hipoglucemiantes orales. La obesidad y la herencia son los factores etiológicos más importantes vinculados a este tipo de diabetes. LA INSUFICIENCIA SECUNDARIA no parece intervenir directamente en estos dos tipos de diabetes, que son los dos más comúnmente estudia- dos. Está, en cambio, vinculada a la diabetes acromegálica, a la del Cushing, a la adrenogenital y, posiblemente, a la diabetes del embarazo y del hipertiroidismo. TEORIA DE LA HIPERPRODUCCION. Según esta teoría el factor de- terminante de la diabetes es la hiperglucemia; ésta es provocada por ac- ción de los agentes hormonales hipófisosuprarrenaltiroideos que estimu- lan la neoglucogenia y se oponen al efecto metabólico de la insulina. La hiperglucemia por aumento de la neoglucogenia, que se observa en los síndromes de hiperfunción córticoadrenal, produce una diabetes transi- toria. La acromegalia se acompaña de diabetes permanente en menos del 20 % de los casos; ella es debida a una insuficiencia insulínica secunda- ria por agotamiento tardío del tejido insular. Es posible que las hormonas hiperglucemiantes influyan en la aparición de la diabetes del climaterio, poniendo en evidencia una falla hereditaria del órgano insular. -La hiperproducción endógena de glucosa es favorecida y exagerada por la insuficiencia insulínica. La insulina exógena frena la neoglucogenia, cortando el círculo vicioso que agrava el dismetabolismo glucídico. 63