Este documento trata sobre la educación de los adolescentes. Explica que la adolescencia es una edad difícil donde los jóvenes empiezan a descubrir su personalidad y sienten la necesidad de afirmarse, lo que les puede llevar a la rebeldía. Sin embargo, la educación, la virtud y el buen carácter pueden ayudar a dominar este espíritu rebelde. También es importante ganarse la amistad del hijo tratándolo con consideración para que se someta de buena gana. Los padres deben ayudar a los adolescentes a mad
2. Una de las edades más difíciles para la educación de los hijos es la adolescencia . El adolescente empieza a descubrir su propia personalidad, y siente necesidad de afirmarla. Hay que saber cómo educarla. Esto le inclina a la rebeldía en todos los órdenes. La educación, la virtud, o el buen carácter, pueden dominar este espíritu rebelde.
3. Sin perder la autoridad paterna es bueno lograr la amistad del hijo, para que se someta de buena gana al verse tratado con consideración. El adolescente necesita afirmar su personalidad, su independencia, quiere ser él, decidir él, ser responsable de sí mismo. Empieza su camino hacia la adultez. Los padres deben ayudar a que su hijo vaya madurando en su adultez. No prohibir con autoritarismo, sino obligado por razones, y siempre, en bien del hijo.
4. Los adolescentes se muestran inseguros, les falta unidad interior, les falta el sentido de la seguridad, base fundamental de un desarrollo armonioso. Ayudándole de esta forma en su autodesarrollo. El adolescente rechaza todo lo que sea imposición que pueda poner en peligro su personalidad naciente. No acepta que se le trate como a un niño.
5. El sentimiento de seguridad lo adquieren cuando encuentran, en el hogar, amor y autoridad. El amor materno es indispensable para la salud física y psíquica del hijo. Las graves faltas en la personalidad del adulto provienen, principalmente, de la falta de amor en la infancia y en la adolescencia. La madre debe ser el corazón del hogar y mantener en él, vivo, el fuego del cariño.
6. Cuidar demasiado del hijo y endiosarlo con mimos, puede causar una fijación en la infantilidad e impedirle la necesaria emancipación. El padre es también indispensable en la educación del niño, que necesita de su dirección y autoridad. Hay que dialogar con ellos, inspirarles confianza, darles ánimo, oírles con simpatía y comprensión. También el padre debe evitar demasiada protección y mimos a sus hijos.
7. La autoridad paterna es imprescindible para el desarrollo afectivo del hijo. El amor materno y la autoridad paterna son las dos grandes columnas en que descansa la educación de niños y adolescentes. La fuerza de voluntad es muy importante en la vida. Se consigue con entrenamiento. Para conseguirla, es necesario el premio: el estímulo, la atención y la alabanza frecuente. La vida es dura y sólo a base de coraje se logra la cima de los fuertes.
8. Para educar la voluntad, hace falta un aprendizaje gradual que se consigue con la repetición de actos donde uno se vence en los gustos hasta adquirir «el hábito positivo». Es necesario no sólo animar a que el niño se esfuerce por conseguir unas metas, sino también ir alabando con cierta continuidad lo poco o mucho que, de hecho, consiga en cada momento. También es necesario darle base moral sólida, formarle la conciencia, inculcarle el sentido del deber, corregir lo defectuoso y dejar bien claro dónde está la virtud.
9. Hay que educar en valores. Los valores son guías de conducta. La escala de valores marca la conducta de cada individuo. Los valores se viven, se sugieren, se comparten, no se imponen. El ejemplo es la mejor manera de educar. La disciplina y el dominio de sí son indispensables en la formación del ser humano.
10. El adolescente necesita que le escuchen y valoren sus puntos de vista, y sobre todo que se estime su persona y vea que se preocupen por él. . La mejor, más honesta y más desinteresada ayuda que pueden encontrar, es la de sus padres