Este documento resume el contexto histórico-social y literario de la segunda mitad del siglo XIX en Europa y España. Describe las transformaciones políticas como las unificaciones de Alemania e Italia, el imperialismo europeo y el auge de los movimientos obreros. En España se produjeron la revolución de 1868, el sexenio revolucionario y la restauración borbónica. Luego explica los movimientos literarios del realismo y naturalismo, cuyas características incluyen la observación de la realidad, la crítica social y el uso de una
1. Realismo y
naturalismo: la
literatura de la
segunda mitad del
siglo XIX
Lengua castellana y literatura
1º Bachillerato
Carmen Andreu Gisbert – IES Miguel Catalán
3. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• En la segunda mitad del siglo XIX es cuando,
en los países más avanzados, se consolida el
sistema de producción capitalista. Ello
supuso notables cambios sociales y políticos.
• Así, se propició el afianzamiento de los
estados nacionales europeos por la difusión
de las ideas nacionalistas y por la necesidad
de unificar mercados por parte de las
burguesías autóctonas.
• Se gestaron los Estados en el sentido
moderno, con un gobierno central, una
legislación unitaria, un sistema fiscal común a
todo el territorio, etc. El mapa político
europeo experimenta profundas
transformaciones
4. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Unificación alemana: se produjo en 1871, impulsada por Prusia y
bajo la dirección del político Otto von Bismark. El notable desarrollo
industrial y la habilidad diplomática de Bismarck terminaron por
convertir a Alemania en la principal potencia de la Europa central.
Otto von Bismark
Alemania
5. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Unificación italiana: concluyó en 1870. La unificación se realizó bajo la dirección de los
territorios del norte, más desarrollados industrialmente. La legislación librecambista
adoptada posteriormente acentuó más las diferencias entre el sur y el norte.
José Garibaldi
Italia
6. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Francia siguió siendo la potencia más importante
del occidente continental.
Francia
El Segundo Imperio de Napoleón III sufre las
consecuencias de la derrota en 1870 en la guerra
franco-prusiana.
Se proclama entonces la Tercera República, en tanto
que en París los revolucionarios establecen la
Comuna de París, que es aplastada en mayo de 1871.
La República consiguió superar todos los obstáculos
y perdura hasta hoy.
7. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
Reino Unido
• Inglaterra es el país más influyente y de economía
más desarrollada.
• Los enormes gastos militares del imperio inglés
exigen nuevos impuestos que originan huelgas
sucesivas.
• A todo esto se suma la existencia de movimientos
como el de las feministas, que reclaman el sufragio
para las mujeres (las sufragistas).
• Se agudizan los problemas del nacionalismo
irlandés.
8. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Es la gran potencia del este de Europa,
aunque sus atrasadas estructuras
sociopolíticas son incapaces de dar solución
adecuada a los conflictos.
Rusia
• La abolición de las servidumbre no se produce
hasta 1861, pero la situación desesperada de
los campesinos da lugar a numerosas
revueltas.
• En los círculos de poder es constante el
enfrentamiento entre los occidentalistas
(partidarios de las reformas) y los eslavistas
(partidarios de las antiguas costumbres rusas
y los principios de la Iglesia ortodoxa).
9. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Estados Unidos: se consolida como gran potencia.
Estados Unidos
• Aunque pasa por graves conflictos, como la guerra
de Secesión, desarrolla su agricultura y comienza
una rápida industrialización.
• Además, se suma al colonialismo e imperialismo
europeo e incorpora a la unión las islas Hawai en
1897 y, tras una breve guerra con España en 1898,
se anexiona Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
10. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Imperialismo: la necesidad de nuevos mercados y la búsqueda de materias primas empujaron a las
potencias europeas a la expansión colonial imperialista. Gran Bretaña y Francia tenían ya un
enorme imperio colonial. Alemania e Italia intentan tener sus propias colonias. En el Extremo
Oriente, Japón conquista Corea y otros territorios de China.
11. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Segunda revolución industrial: el desarrollo de las
fuerzas productivas ocasiona una importante
aceleración económica, con la que aparecen
industrias basadas en la aplicación del motor de
explosión y de la electricidad, y en el auge de las
ciencias químicas.
Segunda revolución industrial
• Al mismo tiempo, se implantan nuevos métodos
de organización del trabajo, como el taylorismo,
para aumentar la productividad.
12. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Se fortaleció el movimiento obrero y se crearon
las organizaciones de socialistas y anarquistas.
Movimiento obrero
• En 1864 se constituyó en Londres la Asociación
Internacional de Trabajadores, que rápidamente
extendió su influencia por diversos países
europeos.
• Las diferencias entre anarquistas y socialistas en el
seno de la Internacional llevaron a la fundación en
1889 de la Segunda Internacional, que aglutinó
los movimientos de inspiración socialista.
13. 1. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Enseñanza primaria obligatoria y gratuita: surgió por la necesidad de mayor preparación, para
unificar los valores fundamentales de los nuevos estados (lengua, cultura nacional, etc.), para
oponer una enseñanza pública y laica frente a la enseñanza católica.
Enseñanza primaria obligatoria y gratuita
14. ESPAÑA EN LA SEGUNDAESPAÑA EN LA SEGUNDA
MITAD DEL SIGLO XIXMITAD DEL SIGLO XIX
15. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• La Gloriosa: revolución que tiene lugar en 1868 y que
termina con la monarquía borbónica. La figura clave es el
general Prim.
16. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Sexenio revolucionario (1868-1873): periodo histórico en el que se toman medidas propias de una
revolución burguesa y liberal: sufragio universal; libertad de industria y comercio; nuevo sistema
fiscal; libertad de imprenta, de cátedra, de culto y de asociación; separación de la Iglesia y el
Estado; supresión de ciertas órdenes religiosas, matrimonio civil…
• Las contradicciones entre las diversas facciones dieron lugar a que los acontecimientos políticos se
sucedieran de forma vertiginosa: asesinato de Prim, monarquía de Amadeo de Saboya, Primera
República, levantamientos carlistas, anarquistas, sublevaciones cantonales, etc.
17. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Restauración: el Ejército restaura en el trono a los
Borbones en la figura de Alfonso XII. El nuevo reinado
comienza con medidas abiertamente reaccionarias
limitando o anulando las libertades anteriores.
• El principal político de la época es Cánovas, artífice del
sistema político de la Restauración, que recibe por ello el
nombre de canovismo, que consiste en una monarquía
parlamentaria.
18. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Caciquismo: fenómeno característico de la Restauración en la que la extensa red de caciques
(terratenientes) controla los distritos electorales, de modo que el resultado de las elecciones
está previamente decidido desde el gobierno.
19. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Oligarquía: forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo
de personas que pertenecen a una misma clase social. En este caso la oligarquía la constituye la
fusión entre la alta burguesía financiera y los restos de la vieja aristocracia.
20. 2. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Krausismo: movimiento intelectual basado en
las ideas del filósofo alemán Karl Krause,
introducidas en España por el profesor Julián
Sanz del Río.
• Los krausistas pretendían conciliar razón y
religión y propugnaban la tolerancia y la
convivencia pacífica.
• Tienen gran relevancia sus ideas pedagógicas
progresistas que pondrán en práctica en la
Institución Libre de Enseñanza en cuyos
centros expandirán el espíritu institucionista
que influirá en muchos de los intelectuales de
la España de la Restauración: Clarín, Galdós,
Unamuno, Machado, Juan Ramón Jiménez…
21. EL REALISMO Y EL NATURALISMOEL REALISMO Y EL NATURALISMO
22. 3. EL REALISMO
A mediados del siglo XIX predominan en los medios artísticos los principios estéticos del
realismo. Se denomina realismo al movimiento cultural característico de la sociedad
burguesa a la que no agradaban las fantasías idealistas románticas. Aunque siguen
perviviendo muchos rasgos románticos en el arte realista, el realismo surge por
depuración o desaparición de elementos románticos más idealistas.
IDEAS FILOSÓFICAS Y CIENTÍFICAS DE LA ÉPOCA
POSITIVISMO
DARWINISMO
MARXISMO
23. 3. EL REALISMO
POSITIVISMO
• Filosofía propia de la sociedad burguesa
decimonónica que afirma que no hay
más realidad que los hechos que se
perciben con los sentidos y se verifican
por la experiencia.
• Afirman también que la única
investigación posible es el estudio
empírico de estos hechos y de las
relaciones entre ellos.
• Destacan en el positivismo las figuras
del filósofo Auguste Comte y del
fisiólogo Claude Bernard.
Auguste Comte
Claude Bernard
24. 3. EL REALISMO
EVOLUCIONISMO o DARWINISMO
• Propuesto por el naturalista inglés
Charles Darwin, según el cual los
diversos seres vivos resultan de la
evolución y selección natural de los
mejor adaptados al medio ambiente, a
través de la lucha por la existencia y
gracias a la transmisión de los
caracteres por herencia.
• Por esos años, 1866, el botánico
austriaco Gregor Mendel había
descubierto las leyes de la genética.
Charles Darwin
Gregor Mendel
25. 3. EL REALISMO
MARXISMO
• Propuesto por Karl Marx en El capital.
• Estudia la sociedad capitalista, sujeta a
unas leyes específicas. Desde principios
materialistas, Marx afirma que el motor
del desarrollo histórico es la lucha de
clases y explica así las causas de las
revoluciones burguesas y las
contradicciones de la sociedad
capitalista.
• La filosofía marxista propone
transformar el mundo, por ello se
convirtió en la ideología predominante
en los movimientos obreros de fin de
siglo. Karl Marx
26. 3. EL REALISMO
• El Realismo es un movimiento que se
opone al Romanticismo en sus
elementos más formales y en buena
parte de los temáticos.
• Sin embargo, no supone tanto una
oposición a la ideología romántica como
una evolución:
Idealismo Observación
Subjetivismo
Realidad:
individuo vs. la
sociedad
La sociedad
condiciona y
determina al individuo
27. 3. EL REALISMO
• En España la estética realista triunfó
tardíamente por las circunstancias
histórico-sociales de nuestro país.
• El realismo es un movimiento urbano,
interesado en la ciudad y sus gentes y
España era un país eminentemente
rural.
• Por otra parte, hasta 1868 no se
produce en España un clima de libertad
que permita el desarrollo de la novela
realista. Hasta entonces predominó una
literatura vagamente romántica, tópica
y repetitiva, por ello resultaron tan
novedosas las novelas de Galdós o
Clarín.
29. OBSERVACIÓN y
DOCUMENTACIÓN
REPRODUCCIÓN FIEL DE LA
REALIDAD
MÁXIMA EXACTITUD
AMBIENTAL y PSICOLÓGICA
PINTURA DE
COSTUMBRES
PINTURA DE
CARACTERES
Gran diversidad de
ambientes
Novela psicológica
RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA REALISTA
Descripción minuciosa y detallada de la realidad
30. RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA REALISTA
Ubicación próxima de los hechos
Frente a la evasión espacio-temporal del Romanticismo, los autores realistas escriben
sobre lo que conocen, con lo que sitúan sus obras en el presente y en lugares
próximos. La mirada se desplaza a lo cotidiano, eliminando el subjetivismo y la fantasía
y controlando los excesos imaginativos y sentimentales..
31. RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA REALISTA
Fuerte propósito de crítica social y política
La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología de cada escritor.
ESCRITORES CONSERVADORES
Describen la realidad para mostrar su
DEGRADACIÓN y postular un REGRESO A LOS
VALORES TRADICIONALES.
ESCRITORES PROGRESISTAS
Muestran las LACRAS SOCIALES que
obedecen, según ellos, a la PERVIVENCIA DE
UNA MENTALIDAD CONSERVADORA que
lastra el avance hacia lo nuevo.
32. RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA REALISTA
Se prefiere una PROSA SOBRIA, a veces cuidada, a veces familiar.
El ideal de estilo es la CLARIDAD y la EXACTITUD, como corresponde al deseo de
acercar la labor del escritor a la del científico.
En los DIÁLOGOS el habla se adaptará a la índole de los personajes, de ahí, el reflejo del
habla popular.
Se trata de reflejar el ESTILO COLOQUIAL, incluso con incorrecciones o vulgarismos.
Estilo sencillo y sobrio
33. 5/5RASGOS GENERALES DE LA LITERATURA REALISTA
Predilección por la novela
El género realista por excelencia es la novela, que alcanzó un auge inusitado.
34. 5/54. EL NATURALISMO
Se conoce como naturalismo una corriente
literaria que se desarrolló durante el último
tercio del siglo XIX, fundamentalmente en
Francia, y que tuvo como principal impulsor a
Émile Zola, autor de una serie de novelas
llamado Los Rougon-Macquart, que
proporciona las claves del naturalismo.
Zola pretende que la literatura se convierta
en otra ciencia cuyo objeto de estudio es el
medio social.
La literatura debe analizar científicamente el
comportamiento humano siguiendo los
principios de la observación y la
experimentación.
Émile Zola
35. 5/54. EL NATURALISMO
El naturalismo parte del determinismo, es decir, la idea
de que el hombre se encuentra determinado biológica
y socialmente, no es en realidad libre, puesto que los
individuos están condicionados por su herencia genética
y su ambiente social.
El novelista, como científico, experimenta con sus
personajes para comprobar cómo se modifican sus
reacciones según su particular condición biológica
heredada.
Esto explica la propensión de los naturalistas por
ambientes miserables y sórdidos y por personajes
tarados, alcohólicos, embrutecidos o enfermos, ya que
esos les permiten demostrar la influencia determinante
de la biología y del medio social.
Determinismo
36. 5/5EL NATURALISMO
Zola pretende que la literatura se convierta en una CIENCIA cuyo objeto de estudio es el
medio social.
La literatura debe analizar científicamente el comportamiento humano siguiendo los
principios de:
OBSERVACIÓN EXPERIMENTACIÓN DETERMINISMO
El escritor observa con
detenimiento la
realidad porque sólo
puede servirse de
datos reales.
El novelista experimenta con
sus personajes para
comprobar cómo se modifican
sus reacciones según su
particular condición biológica
heredada.
El hombre se encuentra
determinado biológica y
socialmente, no es en realidad
libre, puesto que los
individuos están determinados
por su herencia genética y su
ambiente social.
Esto explica el interés de los naturalistas por ambientes miserables y sórdidos y por
personajes tarados, alcohólicos, embrutecidos o enfermos, ya que estos ambientes
permiten demostrar la influencia determinante de la biología y del medio social.
37. 5/5EL NATURALISMO
Técnicamente, se extreman los rasgos del realismo:
Descripciones
minuciosas
Reproducción fiel del
lenguaje hablado.
Narrador impersonal y objetivo
El novelista se comporta como el
científico, se limita a exponer y
analizar los hechos, sin
intervenir.
38. 5/54. EL NATURALISMO
Las novelas tienen, además, una intención moral.
Influidos por las ideas socialistas, los naturalistas piensan
que, ya no se puede modificar la herencia biológica, sí es
posible igualar las condiciones sociales en que viven los
hombres.Otras
características
La novela naturalista contribuiría a proporcionar un
conocimiento más exacto de los seres humanos y de la
sociedad, con el fin de poder mejorarlos.
A fines de siglo, la estética realista entra en crisis. Se desarrollan entonces diversos
movimientos estéticos que buscan nuevos caminos: impresionismo, parnasianismo,
simbolismo, espiritualismo, nihilismo, decadentismo, modernismo, etc.
Con ellos se entra ya de lleno en el siglo XX.
39. 5/54. EL NATURALISMO
En España la temprana traducción de las obras de Zola
hizo que se conociera bastante pronto el naturalismo,
pero levantó enseguida una gran polémica y su
penetración en la literatura española fue muy
dificultosa.
El naturalismo en España
Se acusa al naturalismo de inmoral y anticatólico, en su
defensa Emilia Pardo Bazán escribe una serie de
artículos recogidos en su libro La cuestión palpitante
(1883) donde defiende a Zola.
El naturalismo español aprovecha del movimiento
naturalista ciertos recursos narrativos y su interés por
los ambientes míseros y degradados, pero no acepta la
idea de convertir la literatura en una ciencia. Aparte de
Pardo Bazán, se advierten rasgos naturalistas en obras
de Galdós como La desheredada, en La Regenta de
Clarín y en algunas novelas de Palacio Valdés.
40. 5/54. EL NATURALISMO
De todas formas, sí existe un naturalismo radical en la
obra de ciertos autores como Alejandro Sawa o Eduardo
López Bago, quien denomina a sus obras novelas
médico-sociales.
El naturalismo en España
La atención de estos autores hacia las cuestiones
sociales, su reivindicación de la sexualidad, su
anticlericalismo y su interés por ambientes marginales
dejarán su huella en autores de principios del siglo XX
como Eduardo Zamacois o Felipe Trigo.
El eco del naturalismo es evidente en novelistas como
Vicente Blasco Ibáñez, o incluso en Pío Baroja.
Alejandro
Sawa
Eduardo
López
Bago
Eduardo
Zamacois
Felipe
Trigo
41. 5/55. LA PROSA REALISTA
Para el desarrollo de la prosa realista tiene una gran importancia el auge del periodismo.
La mayoría de los prosistas del XIX escriben para un periódico.
La prensa, por pura necesidad de proximidad al lector, contribuye a forjar una prosa
directa, flexible y liberada de la grandilocuencia romántica.
Cuando la novela realista triunfa, el costumbrismo periodístico se sustituye por el cuento.
42. 5/5
VEROSIMILITUD
PROTAGONISTAS INDIVIDUALES O COLECTIVOS
NARRADOR OMNISCIENTE
DIDACTISMO
ESTRUCTURA LINEAL
DESCRIPCIONES MINUCIOSAS
APROXIMACIÓN DEL LENGUAJE AL USO COLOQUIAL
LA PROSA REALISTA
Características de la novela realista
43. 5/5
VEROSIMILITUD
• Las historias son como fragmentos de
realidad. Aunque inventadas por su autor, se
basan en la experiencia cotidiana, y tanto los
protagonistas como los ambientes son
creíbles.
• Desaparecen del relato los sucesos
increíbles, los hechos maravillosos y las
aventuras insólitas.
LA PROSA REALISTA: Características
44. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
PROTAGONISTAS INDIVIDUALES O COLECTIVOS
PROTAGONISTAS INDIVIDUALES
NOVELAS PSICOLÓGICAS
Los protagonistas de las novelas
suelen ser individuos que se
relacionan problemáticamente con
su mundo.
El novelista hace hincapié en el
análisis psicológico del personaje.
PROTAGONISTAS COLECTIVOS
NOVELAS DE AMBIENTACIÓN
SOCIAL
Los protagonistas son grupos
sociales completos, que permiten al
novelista dar una visión global de la
sociedad contemporánea.
El autor describe los más variados
ambientes
45. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
NARRADOR OMNISCIENTE
El narrador maneja por completo los hilos del
relato: lo conoce todo, interviene en la obra
con sus juicios sobre hechos y personajes y con
observaciones dirigidas al lector.
Con el tiempo, el ideal de objetividad conduce a
atenuar las apariciones del narrador en la obra.
Junto con la narración tradicional y el estilo
indirecto, destacan:
DIÁLOGO
ESTILO INDIRECTO LIBRE
MONÓLOGO INTERIOR
46. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
NARRADOR OMNISCIENTE
ESTILO DIRECTO
El estilo directo es un estilo narrativo en el que se inserta en el relato la voz de los
personajes reproduciendo literalmente lo que dicen. El estilo directo se caracteriza por
la presencia de verbo de lengua o sentido (dijo, exclamó, gritó, etc.), seguido de dos
puntos y aparte, precedido de un guión, las palabras textuales del personaje:
Juan estaba agotado, suspiró y dijo:
― “Jamás volveré a subir corriendo.”
Verbo de lengua o sentido
Guión
Dos puntos y aparte
Palabras textuales
47. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
NARRADOR OMNISCIENTE
ESTILO INDIRECTO
El estilo indirecto es, por otra parte, otro estilo narrativo en el que se introduce la voz
de los personajes. En este caso, el verbo de lengua o sentido es seguido de la
conjunción completiva QUE y a continuación se reproducen las palabras del personaje
modificadas:
Juan estaba agotado, suspiró y dijo que jamás volvería a subir corriendo
Verbo de lengua o sentido Conjunción QUE
Palabras modificadas
48. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
NARRADOR OMNISCIENTE
ESTILO INDIRECTO LIBRE
Se trata de un estilo narrativo en el que se insertan en la voz del narrador enunciados
propios de un personaje, que se reconocen mediante marcas que descartan la
vinculación de ese registro del lenguaje o punto de vista con el narrador. En el
enunciado del narrador fragmentos del discurso de los personajes que no son
introducidos expresamente mediante marcadores o conectores (verbos de palabra o
pensamiento o nexos introductorios del enunciado).
Juan estaba agotado, suspiró, los pensamientos se agolpaban en su mente, no, jamás
volvería a subir corriendo.
Discurso del personaje
49. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
DIDACTISMO
• Es corriente que los autores
pretendan con sus novelas ofrecer
una lección moral o social.
• Ello es así en las llamadas NOVELAS
DE TESIS, en las que el escritor desea
demostrar una IDEA GENERAL a la
que quedan subordinados el
argumento, los personajes y el
ambiente de la obra.
50. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
ESTRUCTURA LINEAL
Los hechos transcurren de forma CRONOLÓGICA y LINEAL.
Se producen en ocasiones ANALEPSIS o saltos atrás en el tiempo para contar episodios
pasados, pero éstas sólo interrumpen provisionalmente el hilo general de la narración.
Línea argumental
Pasado Presente
Futuro
Analepsis Prolepsis
51. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
DESCRIPCIONES MINUCIOSAS
Las descripciones interiores y exteriores y las de los mismos personajes son
extremadamente detalladas, de modo que a veces predomina la descripción sobre la
narración. Esto se relaciona con la obsesión de los realistas por el dato exacto, típico
del positivismo.
52. 5/5LA PROSA REALISTA: Características
APROXIMACIÓN DEL LENGUAJE AL USO COLOQUIAL
El lenguaje narrativo, en coherencia
con los presupuestos ideológicos, se
aproxima a la lengua de la
conversación, a la que se eleva a la
categoría de lengua literaria.
Los autores se esfuerzan en adecuar
el lenguaje a la naturaleza de los
personajes, que hablan con arreglo a
su condición social, a su origen
geográfico o a sus propias
particularidades.
53. LA PROSA REALISTA
El costumbrismo
Los grandes escritores
realistas europeos
Novela histórica
romántica
La novela de folletín
Influencias
literarias de
la novela
realista
Conocidos tanto de forma directa como a
través de traducciones.
Tomaron de ella motivos y recursos diversos,
aunque la criticaron y parodiaron.
Ambientación en el pasado.
Imprecisión temporal
Novela
realista
Realidad contemporánea.
Precisión en los datos.
Casos insólitos y
maravillosos
Sucesos y personajes
comunes.
Prosa española de los siglos XVI y XVII
54. PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
LA NOVELA REALISTA
Transición de la prosa
romántica a la novela
prerrealista
Fernán Caballero
Pedro Antonio de Alarcón
Consolidación de la
novela realista
Juan Valera
José María de Pereda
Emilia Pardo Bazán
Benito Pérez Galdós
Leopoldo Alas, Clarín
LA PROSA REALISTA
55. FERNÁN CABALLERO
(1796-1877)
• Es el seudónimo de la escritora Cecilia Böhl de
Faber (1796-1877), hija de uno de los
introductores del Romanticismo en España:
Nicolás Böhl de Faber.
• Su obra se ha considerado precursora del
realismo español, pero la abundancia de
elementos románticos y, sobre todo, el
didactismo católico y la idealización de tipos y
paisajes, la alejan de los presupuestos
centrales del realismo.
• Entre sus obras más conocidas destacan La
gaviota y La familia de Alvareda.
TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA
LA NOVELA REALISTA
LA PROSA REALISTA
56. TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA
LA NOVELA REALISTA
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN
(1833-1891)
• Es también un escritor prerrealista, cercano
aún al Romanticismo y a la prosa
costumbrista.
• Sus novelas no son de gran calidad: sus
personajes carecen de individualidad y
están construidos con un maniqueísmo
absoluto, las situaciones argumentales son
inverosímiles y su lenguaje peca de excesiva
verbosidad.
• Una sorprendente excepción es la novela
corta El sombrero de tres picos (1874).
LA PROSA REALISTA
57. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
JUAN VALERA
• Es un escritor peculiar dentro del
movimiento realista.
• Es un tardío escritor de novelas, que
empieza a publicar cuando ya había
destacado en el ensayo y en la crítica
literaria.
• Él mismo nunca se consideró realista:
defiende el carácter poético de la novela y
postula un tipo de narración que estudie el
interior de los personajes.
LA PROSA REALISTA
58. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
• Reclama una literatura que cree
objetos bellos que deleiten al
lector, dejando a un lado cualquier
preocupación por la sociedad del
momento.
• En consecuencia, sus novelas
suelen moverse dentro de marcos
ideales donde se difuminan los
conflictos sociales. Tampoco sus
personajes hablan de manera
realista; su estilo es culto y
academicista.
• Las descripciones exteriores son
poco frecuentes.
• La construcción narrativa es hábil y,
aunque el narrador interviene en
los relatos, el uso de la ironía pone
distancia entre los personajes y el
autor.
• El amor es el tema de la mayor
parte de su obra narrativa en la
que destaca Pepita Jiménez (1874),
Doña Luz (1879), Juanita la Larga
(1895) y Morsamor (1899).
LA PROSA REALISTA
59. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
JOSÉ MARÍA DE PEREDA
• Es el máximo representante, dentro del
realismo, de la novela tradicional.
• Defiende en sus obras un patriarcalismo
rural e idílico frente a los males del mundo
urbano y burgués.
• Casi todas sus novelas transcurren en la
región cántabra y son un ejemplo de novela
regional.
LA PROSA REALISTA
60. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
• Sus obras presentan muchos defectos:
personajes acartonados, moralismo
abrumador, constantes intromisiones del
narrador, argumentos faltos de intriga, etc.
• Sin embargo, son apreciables su gran
calidad descriptiva tanto de paisajes como
de personajes.
• Entre sus novelas destacan: El sabor de la
tierruca (1882), Pedro Sánchez (1883),
Sotileza (1884), La puchera (1889) y Peñas
arriba (1895).
LA PROSA REALISTA
61. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
EMILIA PARDO BAZÁN
• Aristócrata gallega, fue persona cultivada y
buena conocedora de las corrientes
literarias europeas de su tiempo.
• Su obra narrativa es muy variada: tuvo
unos comienzos románticos, y tras sus
escarceos naturalistas, será seguidora del
espiritualismo ruso e, incluso, al final de su
producción, de la estética modernista en
boga.
LA PROSA REALISTA
62. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
• Defiende, pues, todo lo novedoso, pero en
el fondo su obra tiene un hilo conductor
unitario que le proporciona coherencia: su
ideología cristiana y conservadora.
• Así, el naturalismo, tan presente en novelas
como La tribuna (1882), Los pazos de Ulloa
(1886) y La madre Naturaleza (1887), es
siempre puramente formal: situaciones
escabrosas, ambientes degradados, señores
decadentes y criados brutales, crudas
descripciones, escenas de desmesurada
violencia, etc. Pero el determinismo
naturalista sólo es externo y circunstancial,
pues es corregido por la fe religiosa.
LA PROSA REALISTA
63. CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
LA NOVELA REALISTA
• Tiene mucho interés el más de medio millar
de cuentos que la condesa de Pardo Bazán
publicó en la prensa, parte de los cuales
reunió en diversos volúmenes: Cuentos de
Marineda, Cuentos de Navidad, Cuentos de
amor, Cuentos sacroprofanos, Cuentos de
la tierra…
LA PROSA REALISTA
65. Benito Pérez Galdós
• Nació en Las Palmas de Gran Canaria
dentro de una familia acomodada.
•A los diecinueve años marchó a Madrid a
estudiar Derecho, pero abandonó los estudios
para dedicarse al periodismo y a la literatura.
• En 1870 publica su primera novela y en 1871
dirige ya un periódico madrileño.
•A partir de 1873, cuando comienza la
primera serie de Episodios Nacionales, se
dedica casi en exclusiva a la literatura. Su
calidad literaria y su laborioso trabajo lo
convierten en el autor más importante de su
tiempo.
66. Benito Pérez Galdós
• Concluidas las dos series iniciales de
Episodios, que había alternado con sus
primeras novelas, comienza en los años
ochenta su proyecto literario más ambicioso,
las Novelas españolas contemporáneas.
•Pese a los apoyos de Menéndez Pelayo y de
Valera, fracasa su candidatura a la Real
Academia a principios de 1889, pues su
actitud liberal y anticlerical se ve con
reticencias entre los conservadores.
•No obstante, resulta finalmente elegido a
mediados de ese mismo año.
67. Benito Pérez Galdós
• En la última década del XIX, prosigue su
actividad como novelista, aunque
emprende también con bastante éxito su
carrera como autor teatral.
• En 1897 lee su importante discurso de
ingreso en la Real Academia: La sociedad
presente como materia novelable.
• A finales de siglo comienza la tercera serie
de los Episodios Nacionales.
• Ya en el siglo XX, continúa con su actividad
teatral y con la redacción de sucesivos
episodios.
68. Benito Pérez Galdós
• La situación política española lleva también a
Galdós a pronunciarse a favor de un cambio en la
política, cada vez más conservadora, de la
Monarquía y, finalmente, a colocarse del lado de
los republicanos, en cuyas filas es elegido
diputado en 1907.
• En 1909 es co-presidente de la Conjunción
Republicano-Socialista junto a Pablo Iglesias. Ese
mismo año vuelve a ser elegido diputado.
• Sus últimos años son difíciles. En 1912 fracasa su
candidatura al Premio Nobel por la oposición
beligerante de los conservadores españoles. Con
su salud ya quebrantada, se ve obligado a dictar
sus últimas obras porque se está quedando
ciego. Postrado por la enfermedad y agobiado
por las dificultades económicas, muere en
Madrid en 1920.
69. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
Primeras novelas
Novelas españolas
contemporáneas
Últimas novelas
La Fontana de Oro
Doña Perfecta
Gloria
Marianela
La familia de León Roch
El amigo Manso
La de Bringas
Miau
Fortunata y Jacinta
La incógnita
Realidad
Ángel Guerra
Tristana
Torquemada
Nazarín
Misericordia…
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70. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
PRIMERAS NOVELAS: NOVELAS DE TESIS
• Publicadas durante la primera década de los
setenta, casi todas son novelas de tesis en las que
se contraponen dos ideologías, conservada y
liberal.
• Galdós no oculta sus simpatías por la España
liberal, y la intención didáctica de las obras es
explícita.
• Títulos de esta época son La Fontana de Oro
(1870), Doña Perfecta (1876), Gloria (1877),
Marianela (1878) y La familia de León Roch
(1878).
• Pese al esquematismo de sus ambientes y
personajes, se advierte en estas obras una
evolución técnica que culminará en el gran Galdós
posterior.
71. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS
• Con La desheredada (1881) Galdós comienza a publicar
el grupo de novelas españolas contemporáneas.
• Estas obras muestran su madurez como escritor y
recogen un completo retrato de la sociedad de su época,
ambientado en Madrid.
• Algunas obras de este periodo:
• El amigo Manso (1882)
• La de Bringas (1884)
• Miau (1888)
72. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS
• La obra maestra de esta etapa es Fortunata y Jacinta
(1887).
• Se trata de una novela extensa y cuidadosamente
construida, que desarrolla, sobre la base de diversos
triángulos amorosos, la convulsa y cambiante vida
social madrileña entre 1873 y 1876, entrelazando
calculadamente los elementos de ficción y los
históricos.
• En esta obra, Galdós despliega sus mejores artes
narrativas:
• Minuciosa captación de ambientes y tipos.
• Uso magistral de los diálogos.
• Empleo de novedosos monólogos interiores.
• Sabio manejo narrativo de las anécdotas
argumentales.
• Con ella se alcanza la cumbre del realismo
galdosiano.
73. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
ÚLTIMAS NOVELAS
• La crisis de la estética realista y el interés por
buscar nuevos cauces expresivos se manifiestan
claramente en sus novelas desde 1889.
• De este periodo son La incógnita (1889), Realidad
(1889), Ángel Guerra (1891), Tristana (1892), la
tetralogía que tiene como protagonista al usurero
Torquemada (1889-1895), Nazarín (1895),
Misericordia (1897) , El caballero encantado
(1909).
74. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
ÚLTIMAS NOVELAS
• En todas ellas ensaya originales
procedimientos narrativos:
• novelas dialogadas
• narraciones epistolares
• introducción de elementos fantásticos
• Sueños
• símbolos, etc.
• En alguna es también visible la influencia del
espiritualismo de la novela finisecular
europea.
• La modernidad narrativa galdosiana tiene su
raíz en la progresiva radicalización ideológica
del Galdós, que le lleva a buscar vías estéticas
diferentes como modo de comprender la
realidad en toda su extensión.
75. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
EPISODIOS NACIONALES
• Los Episodios Nacionales, constituidos por
cuarenta y seis novelas dispuestas en
cinco series de diez episodios cada una
(excepto la última, que quedó inacabada
con solo seis), pretenden reconstruir en
forma novelada la historia del siglo XIX
español.
• Las dos primeras series fueron escritas
entre 1873 y 1879, al tiempo que sus
primeras novelas; las tres últimas entre
1898 y 1912.
76. Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
EPISODIOS NACIONALES
• Las dos primeras series muestra la ideología liberal de Galdós.
Abundan en recursos folletinescos, aunque se apartan de la
novela histórica romántica por la proximidad de los hechos
narrados y porque la Historia no es un mero marco decorativo.
• Casi veinte años después don Benito reemprende la redacción
de los Episodios. Se percibe claramente que Galdós ha
madurado como novelista: mezcla de narradores en primera y
tercera persona, monólogos, novelas epistolares que ofrecen la
impresión de intimidad al tiempo que proporcionan la ilusión
de crónica histórica…
• En estos últimos episodios se advierte también el conocimiento
de primera mano de los hechos por parte de Galdós, pues la
época se corresponde con la de su propia juventud madrileña,
que el escritor juzga ahora desde sus nuevas posiciones
ideológicas republicanas
77. Benito Pérez Galdós
TEMAS
Las obras de Galdós, aunque
ambientadas en su mayoría en
Madrid, son una completa
visión de conjunto de la
sociedad española de la época.
Madrid concentra todas las
contradicciones sociales e
históricas del país y se ha
convertido en una gran ciudad
cuyo complejo mundo presenta
con pluma maestra el
novelista.
Madrid
Las clases medias ocupan el
primer plano de sus obras,
pero la mirada de Galdós
presta atención a todas las
esferas sociales.
Todo en relación con las
vicisitudes históricas que dan
lugar a una nueva sociedad
que arrolla a su paso los
viejos moldes estamentales.
Sociedad de la época
Las obras de Galdós hacen
que sus obras ofrezcan una
reflexión sobre la condición
humana: el paso del tiempo,
las reacciones psicológicas
ante las situaciones extremas,
las ambiciones, el dolor, los
suelos, las ilusiones, las
fantasías, el amor, los
diversos placeres, los
ambientes sórdidos, todo
desfila ante los ojos del autor
y bajo la mirada de Galdós,
tierna y humanísima en otras,
irónica en las más.
Condición humana
78. Benito Pérez Galdós
INFLUENCIAS
Honoré de
Balzac
Charles
Dickens
Gustave
Flaubert
Fiodor
Dostoyevski
León
Tolstoi
La Celestina La picaresca Cervantes…
Ironía
79. Benito Pérez Galdós
ESTILO
Galdós combina el
retrato de personajes
con el de ambientes.
Fidelidad casi pictórica. Galdós se vuelca en
sus descripciones con la precisión de un
artista plástico.
Retratos de
ambientes
Tiene gran penetración psicológica y verismo.
Llega a reproducir fielmente sus
particularidades expresivas y de habla.
Así, acude cuando es necesario a la lengua
coloquial y popular.
Retratos de
personajes
Narrador omnisciente
Un narrador muy peculiar, que permite digresiones y
puntualizaciones, así como ciertas licencias de complicidad con el
lector.
Reaparición de
personajes
Sus personajes aparecen en varias novelas, lo que va creando un
universo literario en diversos relatos.
Estilo espontáneo, ágil
y expresivo
80. Isidora Rufete, ¿conoces tú el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándose
entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces ese ritmo, que es como el
pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre. Las exaltaciones fuertes no cesan en
ti sino en depresiones terribles, y tu alegría loca no cede sino ahogándose en tristezas amargas. ¿Persistes en
creerte de la estirpe de Aransis? Sí; antes perderás la vida que la convicción de tu derecho. Bien; sea. Pero deja
al tiempo y a los tribunales que resuelvan esto, y no te atormentes, construyendo en tu espíritu una segunda
vida ilusoria y fantástica. Ten paciencia, no te anticipes a la realidad; no te trabajes interiormente; no
saborees con falsificada sensibilidad goces de que están privados tus sentidos. Miquis lo ha dicho, bien lo
sabes, que eso es un vicio, un puro vicio, como tantos otros hábitos repugnantes, como la embriaguez o el
juego, y de ese vicio nace una verdadera enfermedad. El pensamiento se pone malo, como las muelas y el
pulmón, ¡y ay de ti si llegas a un estado morboso que te impida disfrutar luego de la realidad lo que ahora
quieres gozar, en sueños, contraviniendo a las leyes del tiempo y del sentido común! […] Isidora de Aransis…,
pues según tú, no hay más remedio que darte este nombre… Isidora de Aransis, mírate bien en ese espejo
social que se llama opinión, y considera si con tu actual trazo puedes presentarte a reclamar el nombre y la
fortuna de una familia ilustre. Tonta, ¿has creído alguna vez en la promesa de que Joaquín se casará contigo?
Advierte que siempre te dice eso cuando está mal de fondos y quiere que le ayudes a salir de sus apuros…
Casada o no con él, esperas rehabilitarle; dices que el mundo olvida. No te fíes, no te fíes, pues tal puede ser tu
ignominia, que al mundo se le acabe la indulgencia. Se dan casos de estos. Hay otro desorden, Isidorita, que te
hace muy desgraciada , y que te llevará lejos, muy lejos. Me refiero a las irregularidades […] de tu peculio.
Unas veces tienes mucho; otras, nada. […]¿qué has hecho de los dos mil duros que a ti y a tu hermano os dejó
don Santiago Quijano? Ya los has gastado en el pleito, vestidos, en la educación de Mariano, y… confiésalo,
que si es un misterio para todo el mundo, no lo es para quien te habla en este momento… No lo ocultes, pues
no hay para qué. Más de la mitad de aquel dinero te lo ha distraído Joaquín Pez.
Voz de la conciencia de Isidora o interrogatorio indirecto del autor, lo escrito vale
Textos de Benito Pérez Galdós [pág. 543-4]
81. Textos de Benito Pérez Galdós [pág. 543-4]
Muy mal debe de andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido.
Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo, que
después de darle la vuelta al Serpentine me iba del tirón a Cromwell road… friolera, como
diez veces el paseo de hoy… yo que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me
siento fatigado a mitad de esta condenada calle de Alcalá…¡Tal vez consista en estos
endiablados pisos, en este repecho insoportable!... Ésta es la capital de las setecientas
colinas. ¡Ah! Ya están regando estos brutos, y tengo que pasarme a la otra acera para que no
me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. “Eso es, bestias, encharcad bien
para que haya fango y paludismo…” Pues por aquí los barrenderos me echan una nube de
polvo… “Animales, respetad a la gente…” Prefiero las duchas… En fin, que este salvajismo es
lo que me tiene a mí enfermo. No se puede vivir aquí… Pues digo; otro pobre. No se puede
dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan
insolentes!... “Toma, toma tú también”. Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de
cobre, me divierto. ¡Aquí no hay policía, ni beneficencia, ni forma ni civilización!... Gracias a
Dios que he subido el repecho. Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a
cuestas, más. ¡Qué hermosos nardos vende esta mujer! Le compraré uno. “Deme usted un
nardo. Una vereda sola… Vaya, deme usted tres varitas. ¿Cuánto? Tome usted… Abur”. Me
ha robado. Aquí todos roban… Debo de parecer un San José; pero no me importan.”Yo no
juego a la lotería; déjeme usted en paz.” ¿Qué me importará a mí que sea mañana último día
de billetes ni que el número sea bonito o feo…? Se me ocurre comprar un billete, y dárselo a
Guillermina. De seguro que le toca. ¡Es la mujer de más suerte!... “Venga ese décimo, niña…
Sí, es bonito número. ¿Y tú por qué andas tan sucia?” ¡Qué pueblo, válgame Dios, qué raza!
82. Textos de Benito Pérez Galdós [pág. 543-4]
Lo que yo le decía anteayer a D. Alfonso: “Desengáñese Vuestra Majestad, han de pasar
siglos antes de que esta nación sea presentable. A no ser que venga el cruzamiento con
alguna casta del Norte, trayendo aquí madres sajonas”.Ya poco me falta. Francamente, es
cosa de tomar un coche; pero no, aguántate, que pronto llegarás… Un entierro por la Puerta
del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir yo, para que no me lleven en esas horribles
carrozas… Dan las doce. Allá están los cesantes mirando caer la bola. Buena bola os daría
yo. Ahí viene Casa-Muñoz. ¿Pero qué veo? ¿Es él? Ya no se tiñe. Ha comprendido que es
absurdo llevar el pelo blanco y las patillas negras. No me mira, no quiere que le salude.
Realmente es muy ridícula la situación de un hombre que se tiñe, el día en que se decide a
renunciar a la pintura, porque la edad lo exige o porque se convence de que nadie cree en el
engaño… Allí va en un coche la duquesa de Gravelinas… No me ha visto… “Abur, Feijoo”…
¡Qué bajón ha dado ese hombre!... Vamos, ya entro por mi calle de Correos. Si habrá venido
a almorzar mi primo… Lo que es hoy me tiene que hacer un reconocimiento en toda regla,
porque me siento muy mal… Que me ausculte bien, porque este corazón parece un fuelle
roto. ¿Será esto un fenómeno puramente moral? Puede ser. Ya veo yo el remedio… ¡Pero
qué verdes están las uvas, qué verdes! Los balcones tan tristes como siempre. ¡Ah!... sale al
mirador Barbarita para hablar con la rata eclesiástica…. “Adiós, adiós… vengo de dar mi
paseíto… Estoy muy bien, hoy no me he cansado nada”… ¡Qué mentira tan grande he dicho!
Me canso como nunca. Ahora, escalera de mi casa, sé benévola conmigo. Subamos… ¡Ay,
qué corazón, maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba. Si no llego hoy, llegaré
mañana. Seis escalones a la espalda. ¡Dios mío, lo que falta todavía!
84. Leopoldo Alas, Clarín
• Leopoldo Alas nació en Zamora en 1852, pero en
1863 se encuentra ya en Asturias, tierra que será
definitivamente la suya.
• En 1871 se licencia en Derecho y se traslada a
Madrid para cursar el doctorado y la carrera de
Filosofía y Letras. Recibe entonces clases de
destacados intelectuales krausistas, que dejan
una intensa huella en él.
• Tras la restauración borbónica, Alas es asiduo
colaborador del periódico republicano El Solfeo,
en cuyas páginas aparece por primera vez en
1875 el seudónimo Clarín, inspirado por el título
del periódico y por el personaje de La vida es
sueño.
85. Leopoldo Alas, Clarín
• Desde 1878, escribe en La Unión, periódico
republicano federal, donde publica casi doscientos
artículos. Entre tanto, ha redactado ya sus primeros
relatos y se ha doctorado con una tesis dedicada a
Giner de los Ríos.
• En 1882 es nombrado catedrático de la Universidad
de Zaragoza, se casa, viaja por Andalucía y realiza
una serie de reportajes sobre el problema social
andaluz. Al año siguiente es ya catedrático de
Derecho en la Universidad de Oviedo, donde
permanecerá hasta su muerte. A partir de entonces
su actividad decae, aunque sigue publicando en los
periódicos.
• Sus preocupaciones espirituales se acentúan y en
1898 sus inquietudes sociales lo llevan a proponer la
fundación de la Extensión Universitaria de Asturias,
que pretende acercar la enseñanza a los medios
sociales más desfavorecidos.
86. Leopoldo Alas, Clarín
• En 1900 termina la traducción de la novela de Zola,
Trabajo, y, ya muy enfermo, pronuncia su última
conferencia en el socialista Centro Obrero de Oviedo en
enero de 1901. Muere ese mismo año, no sin antes
tener la alegría de ver la segunda edición de La Regenta,
prologada por Galdós.
87. Leopoldo Alas, Clarín
•Muestran el krausismo del que se ha empapado en la
Universidad y en los salones del Ateneo, defienden
posiciones políticas coincidentes con el republicanismo
federal del momento y se oponen a cualquier transacción
con la restauración canovista.
•Desde mediados de los ochenta, se advierte un cambio
de posición ideológica. Persistiendo en sus ideas
republicanas, es partidario ahora de la participación en
las instituciones y de alcanzar lo posible. En Clarín se ha
producido el mismo desencanto que ha abrumado a los
fracasados revolucionarios del 68 y de una confianza casi
romántica en las virtudes del pueblo ha pasado a ensalzar
los valores del individuo concreto.
•La influencia de escritores como Renan o Tolstói lo
empuja a una actitud espiritualista en consonancia con las
corrientes irracionalistas del pensamiento finisecular. No
obstante, Clarín permanece atento a la realidad de siglo.
Así se mantiene republicano hasta el final de sus días y
simpatiza con el socialismo.
ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
88. Leopoldo Alas, Clarín
•Clarín dedicó muchísimos artículos periodísticos a la
crítica literaria. Parte de estos artículos los reunió en
volúmenes independientes.
•Ideó también una publicación literaria, titulada Folletos
literarios, de la que aparecieron ocho entregas entre 1886
y 1891.
•En la crítica literaria de Clarín puede distinguirse entre
una crítica festiva y satírica y otra más seria y teórica. En
ambas, la crítica es para Alas una actividad de carácter
ético que sirve para mejorar el nivel cultural del pueblo
como crítico demócrata.
•La crítica, para Clarín, es un camino de conocimiento, de
búsqueda de la verdad, de elevación del nivel estético de
una comunidad.
CRÍTICA LITERARIA
89. Leopoldo Alas, Clarín
•Denuncia, por ello, las obras y autores de mala calidad y
alaba, por el contrario, lo que considera sobresaliente
dentro de la literatura española de su tiempo.
•Esta labor la ejerce desde su enorme conocimiento de
todo cuanto se escribe y discute en la Europa de entonces.
•Admira a Balzac, Flaubert y Zola, y, entre los escritores
españoles, consideraba por encima de todos a Galdós y
estimaba a Valera y a Pereda.
•Se mostró muy duro con los jóvenes escritores
modernistas.
CRÍTICA LITERARIA
90. Leopoldo Alas, Clarín
•En cuanto a su obra de creación, es casi exclusivamente
narrativa, a excepción de algunos poemas juveniles y su
drama Teresa (1895), que intenta conjugar la crítica social
y el espíritu evangélico, dentro de una estética de intensa
concentración dramática y escenográfica naturalista.
•Pese a su brevedad, es su obra narrativa la que le
concede un puesto de primer orden en las letras
españolas.
•Solo escribió dos novelas: La Regenta y Su único hijo,
algunas novelas cortas (Pipá, Avecilla, Las dos cajas, Doña
Berta, El Señor…), varios fragmentos novelescos
inconclusos y poco más de cien relatos breves, publicados
en su mayoría en la presa y que recopiló, junto a otros
inéditos, en volúmenes independientes: Pipá (1886), El
Señor y lo demás, son cuentos (1893), Cuentos morales
(1896) y El gallo de Sócrates (1901).
OBRA LITERARIA
91. Leopoldo Alas, Clarín
CUENTOS Y NOVELAS CORTAS
CUENTOS SATÍRICO-
BURLESCOS
Tienen un entronque
costumbrista y parten de un
tipo caricaturesco cuyos
rasgos se satirizan. Son
cuentos muy próximos a
ciertos artículos
periodísticos y revelan este
parentesco.
CUENTOS DE TALANTE
SERIO Y REFLEXIVO
En ellos aparece el escritor
lírico y sensible que
muestra su afecto hacia los
menesterosos, Alas expresa
sus preocupaciones
personales de cada
momento.
NOVELAS CORTAS
Muestran también las
mismas constantes
clarinianas: ironía, fino
humor y, al mismo tiempo,
ternura y humanidad. En
cuanto a la ambientación,
los relatos se desarrollan en
Madrid, pequeñas capitales
provincianas o el campo
asturiano. Normalmente la
ubicación se halla ligada a la
intención del autor.
92. Leopoldo Alas, Clarín
Su único hijo (1891)
LAS GRANDES NOVELAS
• Su único hijo (1891) narra la vida en una pequeña
capital de un frustrado matrimonio, cuyas relaciones
con los componentes de una compañía de actores
sitúan la acción en un ambiente extraño y degradado.
• Clarín juzga duramente la moralidad de la sociedad que
retrata, cuyos rasgos, ocultos bajo una máscara de
pseudorromanticismo trasnochado son el egoísmo, la
rapacidad, el engaño, la hipocresía y la mentira.
• Los personajes viven en la más extrema soledad y se
mueven por intereses materiales en un medio social que
condiciona su comportamiento con una mezcla de
determinismo naturalista y sensualismo decadente.
93. Leopoldo Alas, Clarín
Su único hijo (1891)
LAS GRANDES NOVELAS
• El protagonista es un individuo pusilánime que realiza
un ímprobo esfuerzo por vencer esa debilidad y
reafirmar su identidad.
• El personaje oscila entre lo ridículo y lo sublime.
• Su fuerza de voluntad lo hace elevarse por encima de la
realidad que lo rodea y forjarse un destino propio
elegido personalmente.
• La importancia en la novela de la voluntad, de la familia,
de la infancia, del espíritu religioso, del tiempo de la
memoria, de lo subjetivo, responde a la angustia ante la
sociedad, el desarraigo y el miedo al mundo.
94. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
MODELOS
Novela de adulterio Novela de sacerdote
Tiene como protagonista a una mujer
burguesa, profundamente insatisfecha.
Uno de los protagonistas de la novela es
sacerdote y de ahí arranca el conflicto entre la
castidad impuesta y el instinto natural.
95. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
• Los protagonistas de la novela son dos: Ana
Ozores y el Magistral, Fermín de Pas. Ambos
personajes tienen en común su desclasamiento:
ella, hija de un aristócrata liberal, acaba como
esposa del viejo y ridículo regente de la
Audiencia; él, de humilde origen, está escalando a
los más altos puestos de poder del cabildo
catedralicio.
• En los dos se produce una profunda
insatisfacción: Ana, frustrada humana y
sentimentalmente en el marco de una ciudad
levítica, añorando una madre que no tuvo y un
hijo que no tiene; el Magistral, sometido a la
férrea voluntad de su madre y sin meta humana
alguna, excepto la ambición desmedida del
poder.
96. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
• El tercer personaje en importancia es Álvaro
Mesía, dirigente liberal de la provincia y tenorio
por excelencia de la misma.
• Ana termina en manos del insustancial Mesía, con
lo que consuma su propia degradación.
97. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
• En el fondo, la auténtica protagonista de la novela es la
sociedad provinciana en su conjunto.
• Clarín disecciona en Vetusta, nombre literario de Oviedo,
donde suceden los hechos las mezquindades, frustraciones y
pequeñeces de la sociedad española de la Restauración.
Clarín satiriza sin piedad los comportamientos de la clase
dominante de la sociedad canovista: clero, nobles, indianos,
burgueses desfilan por sus páginas dando muestras de su
frivolidad, hipocresía, orgullo, mediocridad y miseria moral.
• La extensa fauna de personajes de la novela está casi por
completo marcada por los mismos rasgos de los
protagonistas: frustración, insatisfacción, sexualidad
reprimida. Hay pocos personajes y éstos no tienen la entidad
suficiente para cambiar los derroteros de la sociedad
podrida.
98. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
ESTRUCTURA
• La estructura de la novela está muy pensada. Todos los elementos están relacionados: reflejan las
relaciones entre sus tres personajes y todo se organiza en función de ello
PRIMERA PARTE
•Se desarrolla en tres días
•Se rememoran muchos años.
•Acción lenta, ya que describen personajes y
ambientes claves para el desarrollo de la
novela
SEGUNDA PARTE
•Se desarrolla en tres años
•La acción es más rápida y dinámica hasta el
desenlace de la obra.
99. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
NATURALISMO
• En La Regenta, es muy importante la influencia del ambiente sobre los personajes, por ello se ha
insistido en su carácter naturalista. En efecto, tanto el mundo exterior (la ciudad en que viven, el
ambiente callejero, las relaciones sociales) como el más próximo a los personajes (su familia, su
infancia, su formación) los condicionan de modo definitivo.
• Incluso la naturaleza se relaciona con los movimientos anímicos de los personajes: la lluvia
constante, las estaciones del año…
• Dos son las notas dominantes en el ambiente que envuelve a los personajes de la novela
TEDIO
En la cerrada ciudad provinciana todo se repite
hasta el aburrimiento, y personas como Ana
Ozores no encuentran más salida a su hastío que el
refugio en libros y sueños románticos,
perfectamente inútiles como solución vital.
LUJURIA
La sexualidad, más o menos reprimida, es la vía
de escape de muchas frustraciones. Objetos,
ambientes y personajes parecen rodeados de
un halo de erotismo que impregna sus
movimientos, sus conversaciones, sus sueños y
sus pensamientos.
100. Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
TÉCNICA
• MÚLTIPLES RECURSOS NARRATIVOS:
• El autor deja hablar a los personajes, que charlan o piensan en alto constantemente.
• Cada personaje se expresa de acuerdo a su carácter, formación, nivel social… Muchos están
caracterizados por tics lingüísticos.
• El narrador, en consonancia con los principios naturalistas, se distancia de los personajes y deja
que ellos mismos vayan construyendo sus historias particulares mediante el uso consciente y
reiterado del estilo indirecto libre.
• El narrador, sin embargo, interviene cuando le interesa, anticipando acontecimientos,
sembrando pistas falsas para intrigar al lector, contraponiendo su visión de la realidad con la
de los personajes, etc.
• No se trata nunca de un tosco narrador omnisciente, sino que mediante la ironía el autor
revela su inteligentísima mirada sobre los seres y las cosas.
101. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se
rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de
polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y
persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas
de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como
dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los
cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que
llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate,
agarrada a un plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y
descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo
alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de
dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico,
pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de
esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo;
no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis
que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos
corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso,
inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra
trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta
de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta
una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
102. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
La lluvia, el aburrimiento, la piedad, la costumbre, trajeron su
contingente respectivo al templo, que estaba todas las tardes de bote en
bote. No cabía ni un vetustense más.
Los jóvenes laicos de la ciudad, estudiantes los más, no se distinguían ni
por su extensa devoción, ni por su impiedad prematura; no pensaban en
ciertas cosas; los había carlistas y liberales, pero casi todos iban a misa a
ver a las muchachas. A la novena no faltaban; se desparramaban por las
capillas y rincones de San Isidro, y terciando la capa, el rostro con un
tinte romántico o picaresco, según el carácter, “se timaban”, como
decían ellos, con las niñas casaderas, más recatadas, mejores cristianas,
pero no menos ganosas de tener lo que ellas llamaban “relaciones”.
Mientras el padre Martínez repetía por centésima vez —y ya llevaba
ganados unos cinco mil reales— que como el dolor de una madre no hay
otro, y echaba sin pizca de dolor propio, sobre la imagen enlutada del
altar, toda la retórica averiada de su oratoria de un barroquismo mustio
y sobado, el amor sacrílego iba y venía volando invisible por naves y
capillas, como una mariposa que la primavera manda desde el campo al
pueblo para anunciar la alegría nueva.
Caracterización de ambientes
103. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Ana Ozores, cerca del presbiterio, arrodillada, recogiendo el espíritu
para sumirlo en acendrada piedad, oía el runrún lastimero del
púlpito, como el rumor lejano de un aguacero acompañado por ayes
del viento cogido entre puertas. No oía al jesuita, oía la elocuencia de
aquel hecho patente, repetido siglos y siglos en millares de pueblos: la
piedad colectiva, la devoción común, aquella elevación casi milagrosa
de un pueblo entero prosaico, empequeñecido por adoración del
absoluto, por abstracción religiosa. En esto pensaba a su modo la
Regenta, y quería que aquella ola de piedad la arrastrase, quería ser
molécula de aquella espuma, partícula de aquel polvo, que una fuerza
desconocida arrastraba por el desierto de la vida, camino de un ideal
vagamente comprendido.
Caracterización de personajes
104. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Caracterización de personajes
“Estamos buenos” iba pensado por las calles. Era
enemigo de darle nombre a las cosas, sobre todo a las
difíciles de bautizar. ¿Qué era aquello que a él le
pasaba? No tenía nombre. Amor no era: el
Magistral no creía en una pasión especial, en un
sentimiento puro y noble que se pudiera llamar
amor; esto era cosa de novelistas y poetas, y la
hipocresía del pecado había recurrido a esa palabra
santificante para disfrazar muchas de las mil formas
de la lujuria. Lo que él sentía no era lujuria; no le
remordía la conciencia. Tenía la convicción de que
aquello no era nuevo. ¿Estaría malo? ¿Serían los
nervios? Somoza le diría que fijo que sí.
105. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés,
y por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países
que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No
se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba.
Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a
caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era
Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y
elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés.
Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las
piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De
Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si
fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los
parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran
intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que
en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que
contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral.[…] El Magistral, olvidado de los
campaneros, paseaba lentamente sus miradas por la ciudad escudriñando sus rincones, levantando con
la imaginación los techos, aplicando su espíritu a aquella inspección minuciosa, como el naturalista
estudia con poderoso microscopio las pequeñeces de los cuerpos. No miraba a los campos, no
contemplaba la lontananza de montes y nubes; sus miradas no salían de la ciudad.
106. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Vetusta era su pasión y su presa. Mientras los demás le tenían por sabio teólogo, filósofo y
jurisconsulto, él estimaba sobre todas su ciencia de Vetusta. La conocía palmo a palmo, por
dentro y por fuera, por el alma y por el cuerpo, había escudriñado los rincones de las
conciencias y los rincones de las casas. Lo que sentía en presencia de la heroica ciudad era gula;
hacía su anatomía, no como el fisiólogo que sólo quiere estudiar, sino como el gastrónomo que
busca los bocados apetitosos; no aplicaba el escalpelo sino el trinchante.
[…] Don Fermín contemplaba la ciudad. Era una presa que le disputaban, pero que acabaría
de devorar él solo. ¡Qué! ¿También aquel mezquino imperio habían de arrancarle? No, era
suyo. Lo había ganado en buena lid. ¿Para qué eran necios? También al Magistral se le subía
la altura a la cabeza; también él veía a los vetustenses como escarabajos; sus viviendas viejas y
negruzcas, aplastadas, las creían los vanidosos ciudadanos palacios y eran madrigueras, cuevas,
montones de tierra, labor de topo... ¿Qué habían hecho los dueños de aquellos palacios viejos y
arruinados de la Encimada que él tenía allí a sus pies? ¿Qué habían hecho? Heredar. ¿Y él?
¿Qué había hecho él? Conquistar.
107. Abrió el lecho. Sin mover los pies, dejóse caer de bruces sobre aquella blandura suave con los
brazos tendidos. Apoyaba la mejilla en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba
aquel placer del tacto que corría desde la cintura a las sienes.
-«¡Confesión general!» -estaba pensando-. Eso es la historia de toda la vida. Una lágrima asomó a
sus ojos, que eran garzos, y corrió hasta mojar la sábana.
Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores
pecados.
«Ni madre ni hijos».
Esta costumbre de acariciar la sábana con la mejilla la había conservado desde la niñez. Una
mujer seca, delgada, fría, ceremoniosa, la obligaba a acostarse todas las noches antes de tener
sueño. Apagaba la luz y se iba. Anita lloraba sobre la almohada, después saltaba del lecho; pero
no se atrevía a andar en la obscuridad y pegada a la cama seguía llorando, tendida así, de bruces,
como ahora, acariciando con el rostro la sábana que mojaba con lágrimas también. Aquella
blandura de los colchones era todo lo maternal con que ella podía contar; no había más suavidad
para la pobre niña. Entonces debía de tener, según sus vagos recuerdos, cuatro años. Veintitrés
habían pasado, y aquel dolor aún la enternecía. Después, casi siempre, había tenido grandes
contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se habían
conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo; pero su pena de niña, la injusticia de
acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le inspiraba una
dulcísima lástima de sí misma.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
108. Como aquel a quien, antes de descansar en su lecho el tiempo que necesita, obligan a levantarse,
siente sensación extraña que podría llamarse nostalgia de blandura y del calor de su sueño, así,
con parecida sensación, había Ana sentido toda su vida nostalgia del regazo de su madre. Nunca
habían oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba
algo parecido donde quiera. Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso;
debía de ser un terranova. -¿Qué habría sido de él?-. El perro se tendía al sol, con la cabeza entre
las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi
todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre
los montones de yerba segada. Como nadie la consolaba al dormirse llorando, acababa por buscar
consuelo en sí misma, contándose cuentos llenos de luz y de caricias. Era el caso que ella tenía una
mamá que le daba todo lo que quería, que la apretaba contra su pecho y que la dormía cantando
cerca de su oído:
Sábado, sábado, morena,/ cayó el pajarillo en trena/ con grillos y con cadenaaa...
Y esto otro:
Estaba la pájara pinta /a la sombra de un verde limón...
Estos cantares los oía en una plaza grande a las mujeres del pueblo que arrullaban a sus hijuelos...
Y así se dormía ella también, figurándose que era la almohada el seno de su madre soñada y que
realmente oía aquellas canciones que sonaban dentro de su cerebro. Poco a poco se había
acostumbrado a esto, a no tener más placeres puros y tiernos que los de su imaginación.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
109.
[Ana pasa a evocar ciertos episodios de su niñez, en particular una inocente aventura
que —ruinmente interpretada por sus tías, que cuidan de ella— dejará en su alma la
huella indeleble de lo sucio y la represión malévola. Tras esto continúan sus
divagaciones.]
Aquellos recuerdos de la niñez huyeron, pero la cólera que despertaron, a pesar de ser tan lejana,
no se desvaneció con ellos.
-«¡Qué vida tan estúpida!»- pensó Ana, pasando a reflexiones de otro género.
Aumentaba su mal humor con la conciencia de que estaba pasando un cuarto de hora de rebelión.
Creía vivir sacrificada a deberes que se había impuesto; estos deberes algunas veces se los
representaba como poética misión que explicaba el por qué de la vida. Entonces pensaba:
-«La monotonía, la insulsez de esta existencia es aparente; mis días están ocupados por grandes
cosas este sacrificio, esta lucha es más grande que cualquier aventura del mundo».
En otros momentos, como ahora, tascaba el freno la pasión sojuzgada; protestaba el egoísmo, la
llamaba loca, romántica, necia y decía: -¡Qué vida tan estúpida!
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
110. Esta conciencia de la rebelión la desesperaba; quería aplacarla y se irritaba. Sentía cardos en el
alma. En tales horas no quería a nadie, no compadecía a nadie. En aquel instante deseaba oír
música; no podía haber voz más oportuna. Y sin saber cómo, sin querer se le apareció el Teatro
Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del Casino, ni más ni menos, envuelto en
una capa de embozos grana, cantando bajo los balcones de Rosina:
Ecco ridente il ciel...
La respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su nariz palpitaba ensanchándose, sus ojos
tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared, mirando la sombra sinuosa de su cuerpo
ceñido por la manta de colores.
Quiso pensar en aquello, en Lindoro, en el Barbero, para suavizar la aspereza de espíritu que la
mortificaba.
-¡Si yo tuviera un hijo!... ahora... aquí... besándole, cantándole...
Huyó la vaga imagen del rorro, y otra vez se presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco
entallado, saludándola como saludaba el rey Amadeo.
Mesía al saludar humillaba los ojos, cargados de amor, ante los de ella imperiosos, imponentes.
Sintió flojedad en el espíritu. La sequedad y tirantez que la mortificaban se fueron convirtiendo en
tristeza y desconsuelo...
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
111. Ya no era mala, ya sentía como ella quería
sentir; y la idea de su sacrificio se le apareció
de nuevo; pero grande ahora, sublime, como
una corriente de ternura capaz de anegar el
mundo. La imagen de don Álvaro también fue
desvaneciéndose, cual un cuadro disolvente; ya
no se veía más que el gabán blanco y detrás,
como una filtración de luz, iban destacándose
una bata escocesa a cuadros, un gorro verde de
terciopelo y oro, con borla, un bigote y una
perilla blancos, unas cejas grises muy espesas...
y al fin sobre un fondo negro brilló entera la
respetable y familiar figura de su don Víctor
Quintanar con un nimbo de luz en torno.
Aquel era el sujeto del sacrificio, como diría
don Cayetano. Ana Ozores depositó un casto
beso en la frente del caballero.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
112. Cuando llegaban a las primeras casas de Vetusta, obscurecía. La luz amarillenta del gas brillaba
de trecho en trecho, cerca de las ramas polvorientas de las raquíticas acacias que adornaban el
boulevard, nombre popular de la calle por donde entraban en el pueblo. […]
Al anochecer, hora en que dejaban el trabajo los obreros, se convertía aquella acera en paseo donde
era difícil andar sin pararse a cada tres pasos. Costureras, chalequeras, planchadoras,
ribeteadoras, cigarreras, fosforeras, y armeros, zapateros, sastres, carpinteros y hasta albañiles y
canteros, sin contar otras muchas clases de industriales, se daban cita bajo las acacias del Triunfo
y paseaban allí una hora, arrastrando los pies sobre las piedras con estridente sonsonete.[…]
Era la fuerza de los talleres que salía al aire libre; los músculos se movían por su cuenta, a su
gusto, libres de la monotonía de la faena rutinaria. Cada cual, además, sin darse cuenta de ello,
estaba satisfecho de haber hecho algo útil, de haber trabajado. Las muchachas reían sin motivo, se
pellizcaban, tropezaban unas con otras, se amontonaban, y al pasar los grupos de obreros crecía la
algazara; había golpes en la espalda, carcajadas de malicia, gritos de mentida indignación, de
falso pudor, no por hipocresía, sino como si se tratara de un paso de comedia. Los remilgos eran
fingidos, pero el que se propasaba se exponía a salir con las mejillas ardiendo. Las virtudes que
había allí sabían defenderse a bofetadas. En general, se movía aquella multitud con cierto orden.
Se paseaba en filas de ida y vuelta. Algunos señoritos se mezclaban con los grupos de obreros. […]
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
113. La virtud y el vicio se codeaban sin escrúpulo, iguales por el traje que era bastante descuidado. Aunque había
algunas jóvenes limpias, de aquel montón de hijas del trabajo que hace sudar, salía un olor picante, que los
habituales transeúntes ni siquiera notaban, pero que era moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, abandonada.
Aquel perfume de harapo lo respiraban muchas mujeres hermosas, unas fuertes, esbeltas, otras delicadas, dulces,
pero todas mal vestidas, mal lavadas las más, mal peinadas algunas. El estrépito era infernal; todos hablaban a
gritos, todos reían, unos silbaban, otros cantaban. Niñas de catorce años, con rostro de ángel, oían sin turbarse
blasfemias y obscenidades que a veces las hacían reír como locas. Todos eran jóvenes. El trabajador viejo no tiene
esa alegría. Entre los hombres acaso ninguno había de treinta años. El obrero pronto se hace taciturno, pronto
pierde la alegría expansiva, sin causa. Hay pocos viejos verdes entre los proletarios.
Ana se vio envuelta, sin pensarlo, por aquella multitud. No se podía salir de la acera. Había mucho lodo y
pasaban carros y coches sin cesar; era la hora del correo y aquel el camino de la estación.[…]
Alguna otra vez había pasado la Regenta por allí a tales horas, pero en esta ocasión, con una especie de doble
vista, creía ver, sentir allí, en aquel montón de ropa sucia, en el mismo olor picante de la chusma, en la algazara
de aquellas turbas, una forma de placer del amor; del amor que era por lo visto una necesidad universal. También
había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas
como rayos de pasión... Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones
insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños
amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria.
Ana participó un momento de aquella voluptuosidad andrajosa. Pensó en sí misma, en su vida consagrada al
sacrificio, a una prohibición absoluta del placer, y se tuvo esa lástima profunda del egoísmo excitado ante las
propias desdichas. «Yo soy más pobre que todas estas”.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
114. Y mientras abajo sonaba el ruido confuso y garrulo de las despedidas y
preparativos de la marcha, y detrás el estrépito de los que corrían en la
galería, y allá en el cielo, de tarde en tarde, el bramido del trueno, la
Regenta, sin notar las gotas de agua en el rostro, o encontrando deliciosa
aquella frescura, oía por la primera vez de su vida una declaración de amor
apasionada pero respetuosa, discreta, toda idealismo, llena de salvedades y
eufemismos que las circunstancias y el estado de Ana exigían, con lo cual
crecía su encanto, irresistible para aquella mujer que sentía las emociones de
los quince al frisar con los treinta.
No tenía valor, ni aun deseo de mandar a don Álvaro que se callase, que se
reportase, que mirase quién era ella. “Bastante lo miraba, bastante se
contenía para lo mucho que aseguraba sentir y sentiría de fijo”.
“No, que no calle, que hable toda la vida”, decía el alma entera. Y Ana,
encendida la mejilla, cerca de la cual hablaba el presidente del Casino, no
pensaba en tal instante ni en que ella era casa, ni en que había sido mística,
ni siquiera en que había maridos y magistrales en el mundo. Se sentía caer
en un abismo de flores. Aquello era caer, sí, pero caer al cielo.
Para lo único que le quedaba un poco de conciencia, fuera de lo presente,
era para comparar las delicias que estaba gozando con las que había
encontrado en la meditación religiosa. En esta última había un esfuerzo
doloroso, una frialdad abstracta, y en rigor algo enfermizo, una exaltación
malsana; y en lo que estaba pasando ahora ella era pasiva, no había
esfuerzo, no había frialdad, no había más que placer, salud, fuerza, nada de
abstracción, nada de tener que figurarse algo ausente, delicia positiva,
tangible, inmediata, dicha sin reserva, sin trascender a nada más que la
esperanza de que durase eternamente. “No, por allí no se iba a la locura”.
Don Álvaro estaba elocuente; no pedía nada, ni
siquiera una respuesta; es más lloraba, sin llorar
por supuesto, “de pura gratitud, sólo porque le
oían”. “¡Había callado tanto tiempo! ¿Qué
había mil preocupaciones, millones de
obstáculos que se oponían a su felicidad? Ya lo
sabía él; pero él no pedía más que lástima, y la
dicha de que le dejaran hablar, de hacerse oír y
de no ser tenido por un libertino vulgar, necio,
que era lo que el vulgo estúpido hubiera querido
hacer de él”.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
116. LA POESÍA
Durante la segunda mitad del siglo XIX se compuso abundante y variada poesía, que
debe entenderse en un contexto en el que la burguesía dominante impone sus gustos
dentro de un modelo de sociedad donde cultura y política parecen unidas.
Pueden distinguirse tres tendencias poéticas:
117. LA POESÍA
• Adoptó formas expresivas nuevas que la
alejaban del Romanticismo.
• Es la lírica que con más propiedad puede
denominarse realista.
• Se reivindica un lenguaje prosaico y
antirretórico, que supere la retórica romántica,
y que, de acuerdo con la mentalidad positivista
y burguesa, sirva de cauce para las nuevas ideas
y no las oculte bajo el peso de la carga
ornamental.
POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
118. LA POESÍA
• Esta poesía se abre camino desde mediados de
siglo gracias a la figura de Ramón de
Campoamor.
• El ideal poético de Campoamor es el
prosaísmo: el uso de un lenguaje claro y
sencillo que acerque la poesía a la prosa.
• Otras características de su poesía son la ironía,
el escepticismo, la sentenciosidad, las
apelaciones al sentido común, etc.
• Entre sus obras destacan Doloras (1846),
Pequeños poemas (1872-4) y Humoradas
(1886-8).
POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
119. LA POESÍA
• La poesía realista grandilocuente enlaza con el
neoclasicismo a través de la figura de Quintana,
tanto en sus temas de carácter cívico como en
su preocupación por la forma rotunda y bien
construida.
• El autor más representativo de esta tendencia
es Gaspar Núñez de Arce, que compone
poemas de tono declamatorio próximos a la
grandilocuente oratoria política de la época.
POESÍA REALISTA GRANDILOCUENTE
120. LA POESÍA
• La poesía intimista posromántica, cuya figura
fundamental es Gustavo Adolfo Bécquer, busca
superar el Romanticismo retórico y trivial a
través de la condensación y la simplificación
formales, como medio de sugerir con la
palabra, la imagen y el símbolo las ideas que
rozan lo inefable.
POESÍA INTIMISTA POSROMÁNTICA