En los seis temas que trato a continuación: Atrevámonos a soñar, Aprendamos a aprender, Aprendamos a enseñar, Aprendamos a pensar, Aprendamos a hacer y Aprendamos a tener, voy al encuentro de un hilo conductor entre la pasión, el aprender y el hacer dentro de la nueva cultura digital y los modelos de negocio en red.
El propósito de este ensayo es, por cierto, muy modesto y su lectura puede resultarle un tanto inusual, la intención es que la superposición de los distintos temas formen gradualmente un escenario “coherente”.
La interacción entre mi rol empresarial y mi rol académico; como alumno “in eternum” en la vida, con mis alumnos, con mi grupo de estudio de filosofía y a la vez como Profesor de la cátedra de Comercialización en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), así como la combinación en esta doble tarea de la teoría pedagógica con la práctica cotidiana, han producido en mí cierta inquietud que quise plasmar en este texto.
En este ensayo coexiste el deseo de ser poco ambicioso desde el punto de vista de su desarrollo con una invitación a pensar, acto que nos eleva y al que somos algo renuentes.
Las reflexiones aquí incorporadas no pretenden ser un alegato de cómo conducir nuestra vida, mucho menos darle al lector un conjunto de soluciones o respuestas, sólo procuran que nos demos unos minutos para pensar.
En el transcurrir de la lectura Ud. verá que me tomé el atrevimiento de citar a grandes soñadores, pensadores, poetas con la sola búsqueda de darle un poco de luz a este humilde texto.
1. Pasión por aprender Por Pablo Aristizabal
CEO de Competir
L a interacción entre mi rol empresarial y mi rol académico, como alumno “in eternum” en
la vida, con mis alumnos y con mi grupo de estudio de filosofía y a la vez como profesor
concursado de la cátedra de Comercialización en la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de Buenos Aires, así como la combinación en esta doble tarea de la teoría con
la práctica cotidiana, han producido en mí cierta inquietud que quise plasmar en este texto.
En él coexiste el deseo de ser poco ambicioso desde el punto de vista de su desarrollo con
una invitación a pensar, acto que nos eleva y al que somos algo renuentes.
El propósito de este ensayo es, por cierto, muy modesto y su lectura puede resultarle un
tanto inusual, la intención es que la superposición de los distintos temas forme gradualmente
un escenario “coherente”. En los seis temas que trato a continuación, voy al encuentro de un
hilo conductor entre la pasión, el aprender y el hacer, en función de los negocios en la nueva
economía digital.
Las reflexiones aquí incorporadas no pretenden ser un alegato de cómo conducir nuestra
vida, mucho menos darle al lector un conjunto de soluciones o respuestas, sólo procuran que
nos demos unos minutos para pensar. En el transcurrir de la lectura Ud. verá que me tomé el
atrevimiento de citar a grandes soñadores, pensadores, poetas con la sola búsqueda de
darle un poco de luz a este humilde texto.
Pasión por aprender
P asión es salir a buscar el riesgo, el “ser en pasión” significa compromiso, riesgo, sin
búsqueda, paradójicamente la fuerza de la pasión tiene garantía de encuentro a pesar
de no tener una búsqueda pre-definida. A diferencia del deseo que va en búsqueda de un
algo, el deseo es una ausencia, es más volátil, efectista, circulante, es un faltante, un algo
que encontrar (el deseo actúa como motor e impulsor de la demanda). Es importante para mí
destacar que cuando hablo de aprender no me refiero a acumulación, sino a entender o a
tratar de entender las reglas de juego del paradigma reinante.
“Estoy seguro de que fue en ese momento cuando por fin empecé a pensar. Es decir,
cuando comprendí la diferencia entre aprender o repetir pensamientos ajenos y tener
un pensamiento verdaderamente mío, un pensamiento que me comprometiera
personalmente, no un pensamiento alquilado o prestado como la bicicleta que te dejan
para dar un paseo”
Fernando Savater
2. Atrevámonos a soñar
“Si uno puede imaginarlo, soñarlo, puede realizarlo.”
Walt Disney
T odo emprendimiento -no importa su dimensión- tiene sueños importantes
que lo sustentan. La fuerza de voluntad y la convicción se forjan en grandes sueños.
Sería fantástico que lo que emprendemos tenga en sus cimientos
un gran sueño y se amalgame en la fuerza de la imaginación; imaginar
es más que pensar, más que proyectar, más que una ambición;
imaginar es pensar en grande, ser audaz, crear nuevos mundos,
con fe en nosotros mismos, en lo que creemos, en lo que soñamos.
El sueño es el que me hará creer, el que me dará la fuerza de voluntad,
el que hará la diferencia.... Cuando hablamos de soñar, hablamos
de pasión y cuando hablamos de pasión tenemos garantía de
encuentro, se encendió la chispa del motor, es la fuerza creadora,
la que hará realidad nuestros sueños. De niño se me ocurría
pensar que en realidad, valga la paradoja, un sueño
es como tocar las ideas con las manos.
“Cuando pones la proa visionaria hacia una
estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud
inasible, afanoso de perfección y
rebelde a la mediocridad, llevas en
ti el resorte misterioso de un ideal.
Es ascua sagrada capaz de
templarte para grandes acciones.
Custódiala, si la dejas apagar,
no se reenciende jamás”
José Ingenieros
3. Aprendamos a aprender
“Vivimos de memoria. Ese es el problema de que tengamos tantos problemas. Los
médicos curan de memoria, los abogados dictan de memoria y los gobernantes
gobiernan de memoria; ya saben y si saben no piensan y si no piensan nada profundo
se modifica profundamente”.
Jaime Barylko
A prendamos a aprender como individuos y como organizaciones, cuando hablamos de
aprender no me refiero a acumulación, a la suma algebraica acumulativa, sino a
entender o a tratar de entender las reglas de juego del paradigma reinante, aprender
respetando las diferencias con los otros y además aprender a convivir respetando las
diferencias con los múltiples sujetos que conviven en nosotros mismos.
Para construir organizaciones inteligentes es necesario que entendamos, comprendamos,
relacionemos, pensemos a la empresa como la sumatoria de todos sus componentes; en el
entendimiento de que lo que hoy compite es la resultante de una organización contra la
resultante de la competencia.
Una condición necesaria para alinear la resultante es que frente a mismos eventos,
entendamos los mismos significados, o por lo menos lo más parecidos posibles. Debemos
dirigir nuestras acciones en una misma dirección bajo un mismo objetivo ¡deleitar a los
clientes!.
Este continuo aprender a cómo aprender juntos nos obligará no sólo a bajar nuestro nivel
de egocentrismo, ese que nos hace creer que somos el eje de las cosas, que existe sólo una
verdad y un campo de verdades, sino que también nos permitirá homogeneizar los conceptos
que se barajan dentro de la organización. Este ejercicio nos hace poner en el lugar del otro,
nos hace mirar desde la perspectiva del otro.
Tu verdad, no: la Verdad. Y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
Antonio Machado
D epartamentos orientados desde el adentro, deben esforzarse en comprender el afuera.
El afuera, son nuestros clientes y no siempre tienen la razón, son la razón de nuestra
existencia!!!! Y a la inversa, los guiados por el afuera deben comprender la perspectiva del
adentro, necesaria para la construcción de satisfactores que cubran las necesidades y
deseos de los clientes.
Aprender a aprender no sólo es cuestión de capacidad, sino también de actitud,
esfuerzo y voluntad. No es un proceso a través del cual
el que sabe (enciclopédicamente
hablando) llena el recipiente del
que no sabe. Como decía
Jean Piaget: “Saber no es
acumular, sino construir”.
El aprender conlleva dos actos:
la asimilación y la acomodación,
primero tomo, asimilo, y después
lo acomodo, lo relaciono con mi
propia problemática. A un jugador
de fútbol no le alcanza con parar
la pelota; la clave está en mirar
y en el lugar en el cual la ubica,
esto es lo que lo hace diferente.
4. Día a día observamos que los niños de hoy no aprenden como los de antes, saltan de acá
para allá, parece que no profundizaran, da la sensación de que no saben porque cuando se
les pregunta si saben tal o cual cosa, no conocen la respuesta de memoria.
Probablemente los jóvenes no estudien ni aprendan como antes, pero también es probable
que esta nueva manera de estudiar y aprender les sirva para comprender los nuevos
paradigmas que reinan en el mundo en el que viven.
Los jóvenes deben poder llegar a la información, bucear, navegar; no sólo guardar todo en
su memoria. Lo importante es que sepan contextualizar dichos datos, que sepan procesarlos
para convertirlos en información aplicada, en conocimiento, y esto les aseguro que no
significa un menor esfuerzo para la capacitación.
Íntimamente creo que la revolución de Internet, bien dosificada, actuará como una gimnasia
para el cerebro. El paradigma del mundo en el que viven es distinto y exige de ellos
cosas distintas que el de sus mayores.
“El gran cambio estará dado porque, a diferencia del pasado,
en vez de la gente ir a la educación, la educación irá a la gente,
esta es la verdadera revolución”
Michael Serres
L o que era un valor en La Segunda Ola (la era industrial), no lo es en La Tercera Ola (era
de la información, del conocimiento). En un mundo dinámico no alcanza con respuestas
preconcebidas, son necesarias buenas preguntas para entender las reglas del juego.
Por todo esto es que debemos aprender a aprender, abandonar la creencia de que aprender
es llenarnos como a un saco vacío. Es necesario tratar lo singular, trabajar sobre el
individuo; que cada cual construya y diseñe su propio conocimiento.
Aprendamos a enseñar.
“ el problema es que todavía no existen institutos de formación para maestros y la
realidad es que los docentes tampoco tienen tiempo para capacitarse. Enseñarle a un
maestro que revea su postura en la clase, su manera de relacionarse con los chicos,
es algo que requiere tiempo y un gran esfuerzo”.
Walter Kohan
T odos nosotros nos enfrentamos a un mundo radicalmente nuevo, poblado de
innovaciones tecnológicas que afectan directamente la forma de entrenar nuestras
mentes, entrenamiento necesario para enfrentar los nuevos paradigmas que a la vez se
refundan a velocidades cibernéticas, es por ello que a los profesores de hoy, se nos exige un
nuevo rol.
Hay un debate instalado en la actualidad respecto a una reglamentación de la Universidad
de Buenos Aires, que da de baja a profesores con gran trayectoria debido a la edad
avanzada de los mismos. Mucha gente levantó su queja frente a esta decisión,
argumentando que no era posible dejar cesante a semejante patrimonio. Yo acuerdo en que
la edad no es motivo para dejar cesante a un profesor, pero agrego que importantes
curriculum no son condición necesaria y suficiente para poder enseñar.
5. Hoy sabemos que debemos priorizar la problemática del alumno, para que éste logre un
aprendizaje contextualizado. Los que enseñamos actuamos como facilitadores,
actuamos de nexo para que los alumnos creen su propio aprender, su propio conocimiento,
tenemos que privilegiar una manera multidisciplinaria de captar la realidad, pensar en
perspectiva, sistémicamente, no en forma lineal.
Si me pidieran una definición sucinta de qué es conocimiento, diría que es información
aplicada, no información “per se” (es decir, dato) sino contextualizada bajo la lente de la
problemática de cada cual. Pero para aplicar es necesario introducir lo que los científicos
llaman “plasticidad nuronal”, la capacidad de las neuronas de moldearse de acuerdo a
distintos estímulos del afuera (en los negocios; el mercado, los clientes), como diría el
filosofo Gilles Deleuze, “el no lugar..”.
Los profesores de negocios también tenemos que aprender nuevas metodologías de
enseñanza, crear espacios de reflexión que permitan invocar el porqué de las cosas.
Tenemos que vencer la tentación de dar fórmulas o recetas para la toma de decisiones,
aunque los alumnos nos las pidan.
Aquellos que hayan participado de la resolución de casos, tan en boga en la actualidad,
habrán observado que frente a enunciados estáticos con variables acotadas jamás podrán
reproducir la dinámica de la realidad. Todo sirve, pero es una falacia decir que eso es
práctica; sigue siendo teoría, teoría ejemplificada.
En un mundo donde los cambios de paradigmas se producen a velocidades inusitadas para
el modelo mental en el que fuimos formados, es muy importante la flexibilidad. Cuando algo
cambia, se produce una ruptura, y entramos en crisis. Si no podemos adaptarnos a la
velocidad requerida nos invade el miedo, miedo que nos paraliza y nos hace
inflexibles, y por ende, no nos permite adaptarnos al cambio.
Para aquellos que aprendan a caminar sobre la cubierta de un barco va ser natural su
oscilar, para aquellos que aprendan a caminar en tierra firme, el oscilar los paralizará.
Es probable que ya no tengamos más que enseñar a caminar en tierra firme sino que
tengamos que aprender a enseñar a caminar sobre la cubierta de un barco que en
mayor o menor medida está en una continua oscilación.
Decía Juan Domingo Perón; “Cabalgar la Circunstancia”, contemporáneamente a la famosa
frase de Jose Ortega y Gasset “ Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me
salvo yo”. Intuyo que vivimos tiempos en donde si soy un profesional, viviré como un
surfista, si soy una Pyme, capearé en un velero la tormenta y si soy una corporación
actuaré como un equipo de rafting. En todos los casos habrá momentos de calma y
momentos de turbulencia, momentos donde hacer esfuerzos y momentos donde habrá
que dejarse llevar, aprendiendo a tomar decisiones en el continuo oscilar de una
cubierta.......
6. Aprender a pensar.
“La mente es como es como un paracaídas, sólo funciona si se abre”
Albert Einstein
A ristóteles en Ética a Nicómaco le decía a su hijo “amando, hijo mío se aprende a amar,
rezando, hijo mío se aprende a rezar.” Yo diría: “pensando, hijo mío se aprende a
pensar”.
Estoy convencido de que ejercitar el pensamiento es el camino para que nuestros
pueblos puedan entrar al mundo desarrollado.
Tenemos que entrenarnos para la complejidad, la incertidumbre, para comprender el nuevo
paradigma. No sólo trabajar en la infraestructura, sino también en lo que “se da”, en lo que
aparece, en lo superficial, en lo que cambia, en la superestructura, en los bordes.
Profundizar, reflotar el “porqué”, mantener esa curiosidad insaciable que nos caracterizaba
de niños. Debemos estar atentos, bucear en lo aparentemente evidente, debemos asociar,
disociar, hacer, deshacer, rehacer, desviarnos, encausarnos, cambiar, innovar, romper. En
este mundo sistémico es importante estar más despiertos, más inteligentes que nunca,
debemos entrenarnos para poder establecer relaciones entre cosas que son aparentemente
distintas.
Mientras tanto no caigamos permanentemente en la tentación dualista de que si pensamos
(ocio), no actuamos (neg-ocio), si somos estructuralistas (como), no podemos ser
historicistas (porque). La velocidad y la turbulencia del cambio nos obliga a hacer/pensar en
simultaneidad. Asistimos a la paradoja de que no alcanza ni con un porqué ni con un cómo.
Se trata más bien de un “co-que”, aunque resulte cacofónico, busca fusionar dos supuestos
opuestos que en el transcurrir del tiempo han viajado por caminos paralelo.
El filósofo Gilles Deleuze en un reportaje concedido a la revista Magazine Littéraire decía:
“los intelectuales tienen una cultura formidable, tienen una opinión sobre todo, yo no soy
intelectual porque no tengo una cultura disponible, ninguna reserva. Lo que sé, lo sé por las
necesidades de un trabajo actual, y si lo retomo muchos años después ,tengo que
reaprender todo de nuevo”
La filosofía de Deleuze es la filosofía de la paradoja. El aprendizaje esta más vinculado al
olvido que al recuerdo, la creación más a la desmemoria que a la conciencia. Deleuze fue un
vanguardista que imaginaba a la filosofía como un saber creativo, un crear y recrear en
constante circulación. Recrearnos diariamente, practicar con nuestra mente, vaciarnos,
aprender, olvidar y volver a aprender incluso sobre lo mismo, entrenar nuestra mente para
poder competir os jugar bajo las reglas del nuevo paradigma.
“El pensamiento tradicional se preocupa por la búsqueda y el descubrimiento, al
pensamiento paralelo le interesa el diseño y la creación”.
Edward De Bono
7. D ía a día, década a década, la idea de la verdad única se está debilitando así como
también las dualidades sean de la escuela filosófica que fueren; vivimos en un estado
de recreación permanente. Las respuestas pre-armadas o prefijadas jamás nos permitirán
tomar las decisiones que minuto a minuto poner en juego nuestro ser.
“Analizamos bien y decimos mal” insistía sabiamente Jean Paul Sallenave en La Gerencia
Integral. Analizar involucra un proceso ordenado de utilización de herramientas y técnicas,
cosa fácil de enseñar. De hecho en los colegios y en las universidades se enseña a
analizar, pero no se enseña a tomar decisiones, a decidir con criterio, decidimos mal porque
pensamos mal. Es distinto entrenar para el hacer que para el pensar.
“Aprender a pensar implica: Aprender a renunciar a viejos requerimientos, aprender a
pensar con criterio”.
Luis Jalfen
Aprender a hacer
“Uno puede soñar, crear y diseñar el mejor lugar del mundo; pero se requieren
personas capaces de hacer realidad esos sueños”.
Walt Disney
A prender a hacer es
funcional, es el día
a día, es el “cómo”:
cómo hago lo que sueño,
lo que pienso,
cómo lo implemento,
es un continuo
experimentar,
probar, entender
lo que pasó,
retener lo que
funcionó, para
así poder
reformular lo
que no funcionó.
Como dice Werner
Ketelhon “los procesos
para aprender de una acción
comienzan con la incorporación de
información nueva a un conocimiento ya adquirido”
Cuando inicio un curso nunca dejo de contarles a los alumnos una frase, que fruto de la
experiencia he madurado. “La mejor manera de hacer negocios es haciéndolos” y esto
tiene más que ver con convicción, con pasiones. Suena obvio, pero en la práctica no lo
es, hacer a pesar de las debilidades y de las amenazas, es en el mundo de hoy una
verdadera proeza sólo accesible a gente con una perseverancia a prueba de torceduras,
tropiezos, caídas (huevos en criollo) y todo lo que solemos encontrar en el camino de la
construcción.
8. Una aproximación a la definición de éxito para un profesional supondrá. “El éxito no
significa exclusivamente ganar dinero, tener éxito es entender el por qué de las
cosas”. Tendremos éxito si logramos entender por qué nos fue bien o por qué nos fue mal
cada vez que tomamos una decisión. No alcanza con cerrar un negocio a corto plazo si
luego no podremos recrearlo, sólo así lograremos entender la dinámica de los negocios.
Tanto en las organizaciones, como en nosotros mismos debe existir un equilibrio entre el
cómo y el porqué, entre el entender y el hacer. Si uno exagera el proceso de razonamiento
se corre el riesgo de llevar a la empresa a una parálisis de análisis. Si nos apresuramos en
la acción, promoveríamos una cultura de velocidad sin dirección, que en tiempos de
volatilidad como los actuales, asumen innecesariamente los riesgos.
Lamentablemente hay jóvenes ejecutivos que desarrollan la cultura del querer tener hoy,
todo hoy, sin hacer, sin aprender, sin soñar. Esta forma de tener, sin sacrificios, los lleva a
una gran insatisfacción: “me va bárbaro, tengo, pero no estoy contento”. Sin el esfuerzo, no
pueden saborear la vida.
Es necesario un equilibrio entre el hacer y el pensar, hay momentos en que se debe
privilegiar el hacer y en otros momentos el pensar. Inclusive es probable que hasta “el
hágalo rápido aunque lo haga mal” a la postre produzca un mejor resultado, pero dudo que
en todas las acciones y decisiones este aforismo dé buenos resultados.
Aprender a tener.
“Por consiguiente, quienes actúan así, creerán que saben mucho cuando, en
realidad, en la mayoría de los casos no podrán llegar a la verdad. También
será difícil tratar con ellos, ya que tendrán la arrogancia de la sabiduría
pero no la sabiduría misma”.
Sócrates, versión del mito (paráfrasis de 102d).
F inalmente el ciclo se cumplió:
lo soñamos, lo pensamos,
lo hicimos y lo tenemos.
Pero también tenemos que
saber que, aprender a tener
es aprender a dar, y esto
conlleva una gran
responsabilidad. Aprender
a tener es entender que
nuestro éxito no se debe
a que somos unos elegidos,
sino que es producto de una
circunstancia, de un lugar, de un
tiempo que no sólo es nuestro, sino
que también le pertenece a los otros
contemporáneos, y a los hombres del
pasado que forjaron la circunstancia actual,
aquellos que nos dejaron el campo fértil para tener. Por ello
también debemos aprender a tener.
9. Cuando nos ofuscamos porque sentimos que otras personas están manejando cosas que se
suponen nuestras –heredadas o no- recuerdo y os recuerdo que en definitiva “de uno es, lo
que uno hace por ese uno” sea un trabajo, una empresa, un hombre, una mujer...
Debemos intentar poner los problemas dentro de la vida y no la vida dentro de los problemas.
Ubiquémonos frente al trabajo entendiéndolo como un medio y no como un fin en sí mismo.
Mi última reflexión acerca del sentido ético de los profesionales y empresarios, no tan sólo
desde la perspectiva de lo instrumental, del hacer bien nuestro trabajo, dirigir con
responsabilidad y convicción nuestra compañía sino, desde el actuar sostenidamente en el
tiempo conforme a valores de grandeza, honestidad, equidad y justicia que a la larga crearán
un mayor valor para la empresa.
Pasión por aprender Por Pablo Aristizabal
CEO de Competir
Ilustraciones: Raisa Irurzun