Este documento resume la propuesta filosófica de Stephen Toulmin. Describe su trayectoria académica y cómo sus primeros trabajos se centraron en cuestionar la idea de que todo argumento puede expresarse formalmente como una deducción lógica, proponiendo en cambio que la argumentación depende del contexto y campo. También analiza conceptos clave en su obra como los campos de argumentación, términos modales como "posible" y "necesario", y cómo estos varían según el contexto al que se apliquen.
2. SOBRE STEPHEN
TOULMIN
Stephen Toulmin nació en Londres,
Inglaterra, el 25 de marzo de 1922 de
Geoffrey Edelson Toulmin y Doris
Holman Toulmin.
Estudió Artes en el King’s Collage en
1942 y participó en la segunda guerra
mundial trabajando en el Ministerio de
Producción de Aviones como un
funcionario científico menor y luego en
la Comandancia suprema de la Fuerza
Expedicionaria Aliada en Alemania.
Al final de la Segunda Guerra Mundial,
volvió a Inglaterra para ganar una
Maestría en Artes en 1947 y un
Doctorado de Filosofía en la Universidad
de Cambridge.
3. Estudiando en la Universidad de
Cambridge entró en contacto
con el filósofo austríaco Ludwig
Wittgenstein y sus
investigaciones filosóficas sobre
el lenguaje.
De hecho, su disertación
doctoral de 1948, El puesto de la
Razón en la Ética (traducido por
José Luis Aranguren para
Alianza Universidad en 1979), es
una aplicación de las teorías de
Wittgenstein en el análisis de
los argumentos éticos.
4. El puesto de la razón en la ética
En este primer ensayo filosófico de
Toulmin se puede localizar el
principio de sus reflexiones e
indagaciones más significativas.
El problema central de su tesis es el
siguiente:
En períodos de crisis sociales,
cuando los problemas son más
complejos e importantes, aumenta
el volumen de argumentos que “se
hacen cada vez más disparatados y
confusos”, “hasta que, finalmente,
cuando llega la guerra y la tiranía,
se rechaza por completo la razón, y
la discusión abierta de problemas
morales generales, incluso la
discusión abstracta de ellos”.
5. Problemática inicial de
Toulmin
De esta manera, ante la variedad y
el torrente de juicios y argumentos
morales, siempre oscuros y
confusos, se pregunta Toumlin,
“¿cómo vamos a distinguir los
argumentos a los que debemos
prestar atención de aquéllos de los
que no debemos hacer caso o que
debemos rechazar?”
Esos son, entonces, sus problemas
iniciales:
“¿Cuál de todos estos argumentos
debemos aceptar? ¿Cuáles de estas
razones son buenas razones? Y,
¿hasta qué punto debe uno confiar
en la razón cuando se trata de
tomar decisiones morales?
¿Cabe siempre dar razones y más
razones, o se hace supererogatorio a
veces dar razones? ¿Cuál, en fin, es
el lugar de la razón dentro de la
ética?”
6. Los usos de la argumentación
En 1953, en la Universidad de
Oxford, escribe su Filosofía de la
ciencia: una introducción.
Sin embargo, al poco tiempo
vuelve sobre sus preocupaciones
principales y en 1958, en la
Universidad de Leeds, publica
su libro más representativo: Los
usos de la argumentación.
Al principio, el libro fue
menospreciado en el campo de
la lógica en Inglaterra pero fue
valorado en Estados Unidos en
los estudios de la Retórica y la
Comunicación.
7. Estructura del libro
El libro se compone de
prólogos, una introducción y
cinco ensayos:
1. Campos de argumentación y
términos modales.
2. Probabilidad.
3. La forma de os argumentos.
4. Lógica operativa y lógica
idealizada.
5. Orígenes de la teoría
epistemológica.
Conclusión.
Aunque aparentemente son
“exploraciones
problematizadoras” separadas
sobre diversos temas, lo cierto
es que este texto tiene una
estricta unidad y secuencia que
se debe a la fidelidad a su
objetivo “estrictamente
filosófico”:
el de cuestionar el supuesto de
que “todo argumento
significativo puede expresarse
en términos formales”, como
“una deducción estrictamente
concluyente según la geometría
euclidiana.”
8. Para algunos fue “el libro antilógico de Toulmin” (Peter
Alexander) pero para otros el del “modelo de Toulmin”,
que en realidad fue una “consecuencia imprevista” de
este libro.
Esta suposición permitió nacer a
la “tradición platónica”,
reimpulsada por Descartes, a
cuya crítica se ha dedicado el
programa filosófico de Toulmin
en libros como Cosmópolis y
Regreso a la razón.
Su finalidad era epistemológica
y no pretendía presentar una
teoría de la retórica, de la
argumentación o de la lógica
informal, ni un modelo analítico
como el retomado entre
estudiosos de la comunicación.
Sin embargo, “los libros son
como los hijos”: se van, tienen
su propia vida y dejan de
depender del padre. Por eso, el
libro fue bien recibido y
aprovechado en otros campos
(comunicación, retórica), por
aquellos que se interesan por el
argumento desde una
dimensión práctica
(jurisprudencia, psicología,
ciencias) pero rechazado o
desdeñado por los filósofos
analíticos.
9. Introducción
En esta parte subraya que
el libro se compone de
“exploraciones
problematizadoras” que
pretenden suscitar
debates, en los que
predomina la duda y la
provocación a reflexionar.
Aunque los problemas que
trata son lógicos, no son
problemas de lógica sino
sobre la lógica, tienen
que ver con la práctica
del razonamiento y la
argumentación así como
su aplicación en la vida
diaria.
Esa relación entre la lógica
y su aplicación práctica ha
sido puesta en duda por el
desarrollo de una lógica
moderna que se aleja de
“las cuestiones prácticas
acerca del modo en que se
pueden manejar y someter
a crítica los argumentos en
diferentes campos”,
constituyéndose en una
disciplina teórica y
autónoma, libre de
preocupaciones prácticas,
como una matemática
pura.
10. El proyecto de volver a la lógica una
ciencia formal implica:
1) no atender el problema de la
aplicación de la lógica, y
2) sustituir los problemas de su
aplicación práctica por problemas sobre
su carácter teórico (¿Es una disciplina
psicológica o sociológica? ¿Es una
Ciencia o es un Arte? ¿Es una Ciencia
objetiva o es una Ciencia formal, como
la matemática pura?).
De hecho, el autor no quiere centrarse
en la “teoría lógica” sino “en la práctica
de la lógica” y por recurre a otro modelo:
el jurídico o de la jurisprudencia. De
esta manera, en la argumentación se
presentan razones defendiendo las
afirmaciones.
De hecho, los procesos judiciales son
una clase especial de debates racionales.
Este paralelismo, además, mantiene la
centralidad de “la función crítica de la
razón”. De esta manera, las reglas
lógicas no son una técnica recomendada
pero sí son aplicadas en los argumentos
de los seres humanos, aunque no como
leyes psicológicas y sí “como estándares
de éxito” del propio argumento.
“Un argumento sólido, una afirmación
bien fundamentada y firmemente
respaldada, es el que resiste la crítica,
aquel para el que se puede presentar un
caso que se aproxima al nivel requerido,
si es que ha de merecer un veredicto
favorable… Surge incluso la tentación de
añadir que las pretensiones extra-
judiciales deben ser justificadas no ante
jueces de Su Majestad, sino ante el
‘Tribunal de la Razón’.”
11. 1. Campo de argumentación y
términos modales
Los primeros ensayos (1, 2 y 3)
parten de una perspectiva
práctica sólo para hacer más
patente, en los últimos (4 y 5),
su crítica teórica al modelo
dominante: el de la lógica
formal y matemática.
Por eso parte de algo muy
elemental: formular una
aseveración, una opinión, un
reclamo, un juicio científico o
moral, es reclamar la atención y
que se le tome en serio, pero
ello “depende de los méritos de
los argumentos que pueda
aducirse en su apoyo.”
Esa aseveración, opinión,
reclamo, juicio, debe tener
razones que la apoyen, pues de
ello depende el valor de la
aseveración. Si la aseveración
tiene razones que la justifiquen
tenemos entonces un
argumento justificatorio.
Existen muchas clases de
argumentos justificatorios, con
aseveraciones de tipos distintos,
en contextos muy diferentes,
usando de manera peculiar sus
términos y sus criterios,
manejando sus datos y
conclusiones en diferentes
campos de argumentación.
12. Los campos de argumentación
dependen del manejo de datos y
conclusiones del mismo tipo, como
las pruebas geométricas, las
predicciones del tiempo, los juicios
penales, etc.
Para empezar a tratar las cuestiones
abiertas, reformula algunos
problemas:
-“¿qué elementos relacionados con
la forma y el valor de nuestros
argumentos son invariables
respecto al campo y cuáles
dependen del campo?”
-¿hasta qué punto se pueden
comparar los estándares de una
argumentación relevantes en un
tribunal de justicia con argumentos
de otros campos?
La invariancia respecto a los
diversos campos de argumentación
puede ser explorada gracias al
paralelismo existente entre un
proceso judicial y un proceso
racional, reconociendo ciertas fases
comunes :
1° Fase inicial: se plantea de
manera clara el problema o el
cargo;
2° Fase: se expone la opinión o
afirmación, defendiendo su justeza
en una serie de etapas (se presentan
las pruebas o se presentan
testimonios en apoyo a la
demanda), pero sin atender cómo
se llega a la conclusión sino
estableciendo el respaldo a la
aseveración; para caracterizar esas
etapas será necesario examinar el
uso de los términos modales
“posible”, “necesario”, p.e., es decir:
sus funciones en la exposición de
argumentos.
3° Fase final: se hace un veredicto o
sentencia.
13. Términos modales
Después examina los términos
modales, pero no desde una
perspectiva formal sino a partir de
su uso cotidiano, empezando por la
familia de la “posibilidad”.
Después de formular el problema,
se establecen “las posibles
soluciones”. De hecho, cuando
enfrentamos un problema se abren
diversas posibilidades y por lo
mismo deben considerarse
diferentes propuestas de solución,
esto es: la “posibilidad” misma
implica “que tiene derecho a ser
considerada”.
De modo que si afirmo que “eso no
es posible” y considero la
posibilidad resulta incongruente, al
igual que si afirmo “eso es posible”
pero no lo considero.
Una vez que considero las posibles respuestas
y las relaciono con la información que tengo,
puedo tener varias situaciones:
-Puede ser que una posibilidad es más firme o
que resulte difícil establecer cuál es la mejor, e
incluso pueden ser cuestión de opinión o
gusto.
-Puede ser que por la relevancia de los datos o
e respaldo lleguemos a un “final feliz”,
presentando la conclusión “como la única
aceptable” con un término modal como
“deber”, “necesariamente”, “necesidad”.
-Puede ser que no tengamos una conclusión
inequívoca, pero que podamos ir descartando
posibilidades, usando términos modales como
“no puede ser” o “imposible”, de modo que las
supervivientes tengan cierto grado de
confianza, utilizando el término modal
“probable”.
-O bien, pude ser que una respuesta dependa
de que ciertas condiciones excepcionales no
corresponden con el caso que se considera;
como no hay seguridad total se presenta como
una “presunción” o “presumiblemente”.
Este término modal nos remite a otros que
también merecen ser examinados.
14. IMPOSIBILIDADES
E IMPROPIEDADES
FUERZA
Y CRITERIOS
Examina la forma verbal “no poder”.
Presenta así una “tanda de
situaciones” en que se usa, que a final
de cuentas se pueden presentar como:
a) imposibilidades físicas (no puede
cargar una tonelada, meter miles de
gentes en el Ayuntamiento etc.);
b) impropiedades lingüísticas (no
puede decir rabo de zorro, etc.);
c) ofensas morales (no puede correr a
su hijo sin un peso, etc.);
d) y también como faltas en el
procedimiento judicial (la esposa del
acusado no puede testificar),
incongruencias conceptuales (no se
puede preguntar por el peso del
fuego), etc.
=“No poder” en todos esos casos sirve
para descartar posibilidades
relevantes.
Avanzando en la función de las
modalizaciones, distingue entre
Fuerza y Criterios:
La Fuerza de la expresión
modal refiere a las
implicaciones prácticas de su
uso (p.e.: la fuerza de “no se
puede” implica el imperativo de
descartar una posibilidad).
Los Criterios que rigen su uso
refieren a los estándares,
razones, motivos ya sean físicos,
matemáticos, fisiológicos,
terminológicos, morales o
judiciales que establecen la
“posibilidad” o “imposibilidad”
en un campo de argumentación
determinado.
15. Por eso el autor afirma:
“Hay una fuerza común que vincula a una
multiplicidad de criterios”.
Por eso el autor afirma:
“Hay una fuerza común que vincula a una
multiplicidad de criterios”.
Por ejemplo, “imposibilidad
matemática” es una
afirmación que nos conduce
a contradicciones, pero la
fuerza de la misma implica la
orden de descartar el
desarrollo matemático
examinado. El Criterio nos
dice que ese desarrollo es
contradictorio, pero la
Fuerza implica que no debe
usarse en argumentaciones.
Otro ejemplo: el término
“bueno”. Tiene Criterios muy
diferentes (para una acción
moral buena, una manzana
buena, una buena volea,
etc.), pero en sus usos tiene
una misma Fuerza: se orienta
a preferir, se recomienda. La
Fuerza manifiesta rechazo o
preferencia; los Criterios dan
muy distintas razones.
16. La dependencia de los
estándares en relación al campo
-¿Qué puede ser, entonces, lo
invariante en los campos?
-La Fuerza de la conclusión,
señalada por una expresión
modal (“…es imposible”) “es
idéntica con independencia de
los campos”. La Fuerza, p.e., que
implica la obligación a
descartar.
Sin embargo, falta ver que esto
ocurra también con otros
términos modales. Por ejemplo,
con el de “posibilidad”.
En Matemáticas remite a que no
hay ninguna contradicción
como Criterio, pero además
tiene una Fuerza: debe ser
considerada.
Al parecer, se mantiene el
funcionamiento: hay una misma
Fuerza pero una diversidad de
criterios, de acuerdo a los
campos argumentativos.
Tenemos así argumentos con
diversa Fuerza: los que carecen
de fisuras, los sólidos pero no
definitivos, los sesgados y los de
gusto… Tienen implicaciones
semejantes pero los criterios
son muy diferentes.
17. Cuestiones para el orden
del día
-¿Las diferencias de criterios son
irreductibles?
-Sí, los criterios dependen de los
distintos campos. Un argumento
puede ser débil, sólido o
concluyente, pero siempre
dependiendo del campo y de los
criterios utilizados.
Sin embargo, los “lógicos
profesionales” pretenden presentar
argumentos “procedentes de
campos diferentes bajo una
formulación común”; aspiran a
manejar “una serie única y universal
de criterios” aplicables en todos los
campos de argumentación.
Así, existe una amplia divergencia
entre los métodos y actitudes de los
“lógicos profesionales” y los de la
“gente corriente” en torno a sus
argumentos.
Los últimos reconocen que la
diversidad de campos de
argumentación impide reducir la
pluralidad de criterios y manejar
criterios únicos y universales.
Los segundos quieren “construir un
sistema lógico invariable respecto al
campo, tanto en las formulaciones
empleadas como en los criterios
establecidos para criticar los
argumentos.” Para ellos es posible
una lógica general.
18. Analogía jurídica
La analogía jurídica ha sido
fructífera.
Considerando a esta “analogía
jurídica” se examinará “la cuestión
de qué significa hablar de forma en
lógica.”
La aproximación matemática a la
lógica parece dar una respuesta
clara sobre esa cuestión, lo que no
ocurre con las aproximaciones
psicológicas o sociológicas a la
lógica.
“La analogía entre la evaluación
racional y la práctica judicial nos
ofrece un modelo que puede
hacerle la competencia al modelo
matemático para reflexionar sobre
la idea de forma lógica.”
De acuerdo a esta perspectiva, los
argumentos no sólo tienen una
estructura determinada sino una
“secuencia de etapas conforme a
ciertas normas básicas de
procedimiento.” Es decir, la
evaluación de argumentos implica
“formalidades” o procedimientos
“que deben observarse con el fin de
hacer posible la evaluación de los
argumentos.”
19. 2. Probabilidad
En este ensayo sigue con el
examen de términos modales,
enfocándose en “probabilidad”
pero cuestionando dos estudios
lógicos: el de Kneale y Carnap.
Estudia el uso cotidiano de la
familia de “probabilidad” no
tanto como sustantivo abstracto
sino como verbo y adverbio,
llegando a determinar su uso:
como compromiso a cierta
afirmación, pero con reservas.
Señala entonces los errores de
Kneale, quien no logra
distinguir afirmaciones
inapropiadas (corregibles) y
afirmaciones equivocadas
(atacables), y el enfoque “lógico”
de Carnap, para concluir que
han discutido las preguntas y
los asuntos erróneos.
20. 3. La forma de los
argumentos
Si “un argumento es similar a un
organismo” porque tiene una
estructura anatómica grande y
tosca, con sus fases principales (los
órganos), desde el problema hasta
la conclusión, también posee una
fisiología delicada: la forma lógica,
en la que se concentrará en este
ensayo.
Hay dos modelos opuestos de
esquemas de análisis de la validez:
1) el matemático, como una forma
geométrica,
2) el legal, con las formalidades
apropiadas.
El asunto, entonces, es valorar
ambos modelos.
Dos observaciones previas: 1ª La
simplicidad del silogismo y sus
elementos introduce muchas
confusiones; 2ª La analogía jurídica
permite un esquema más complejo,
con muchas distinciones. Por eso,
empieza con el segundo modelo.
Las características de este modelo
parecen proporcionarlas las
distinciones jurídicas en sus
alegatos: demandas, pruebas,
testimonios, discusiones sobre las
leyes, así como exenciones y
atenuantes, para legar a un
veredicto.
21. Esquema de un
argumento Si afirmamos algo nos
comprometemos con ello; como
puede ponerse en duda, debemos
apoyarla: probar y demostrar que
está justificada.
Normalmente la podemos apoyar
con hechos, con los elementos
justificatorios que son la base de la
afirmación: los Datos (D).
Si las objeciones se mantienen, no
será necesario agregar más Datos
sino Garantías (G), es decir: reglas,
principios, enunciados de carácter
general que permitan mostrar cómo
de los Datos pasamos a ala
Conclusión; pueden ser muy breves
pero también pueden ser más
explícitos y expansivos. Estas
Garantías se corresponden con los
Criterios o estándares prácticos de
los campos de argumentación.
Ejemplo de esquema:
D ------------- Por tanto C
Porque G
Ejemplo con contenido:
Harry nació en -- Por tanto, Harry
Bermuda es súbdito británico
Porque quien nace en Bermuda es súbdito
británico
22. Si seguimos examinando el asunto
surgen nuevas distinciones: las G
pueden ser muy variadas, de
acuerdo al campo de
argumentación determinado en el
que opera, y otorgar “diversos
grados de fuerza” a las C; estas G
permiten matizar la C con
modalizadores como:
“necesariamente”, “probablemente”,
“presumiblemente”, etc.
Un nuevo elemento se agrega: los
Modalizadores (M) que maticen la
C, precisar el grado de fuerza que
los D y las G ofrecen.
Pero si se introducen los M también
será necesario introducir “las
condiciones de excepción o de
refutación”, las Excepciones (E);
este elemento indica las
circunstancias en que la autoridad
de la G no funciona.
Ejemplo de esquema:
D ------------- Por tanto, M, C
A menos
que E
Porque G
Ejemplo con contenido:
Harry nació en ---- Por tanto,
Bermuda presuntamente,
Harry es súbdito
británico
A menos que sus
padres sean
extranjeros
Porque quien nace en Bermuda es
súbdito británico
23. Respaldar las garantías
Si se objeta la autoridad de la G será necesario apoyarla
con otras certezas que le restituyan autoridad: ofrecer un
Respaldo (R); el R también varía de un campo de
argumentación a otro (clases, leyes, datos estadísticos,
hechos históricos, etc.).
Ejemplo de esquema:
D ------------- Por tanto, M, C
A menos que E
Porque G
Teniendo en cuenta que
R
24. Ejemplo con contenido:
Harry nació ---------------- Por tanto, presuntamente,
en Bermuda Harry es súbdito británico
A menos que sus padres sean
extranjeros o naturalizados
americanos
Porque quien nace en Bermuda
generalmente es súbdito británico
Teniendo en cuenta
las Leyes y provisiones legales
25. La ambigüedad en los
Silogismos
Después de exponer su
Esquema de Argumento, el
autor empieza su crítica a la
lógica formal.
Aplicando las distinciones
hechas a los silogismos con
Premisa Universal descubre
que estos son
engañosamente simples,
inducen a interpretaciones
erróneas y dan la impresión
de uniformidad entre
argumentos procedentes de
diversos campos.
Hablar sólo de Premisas
oscurece la distinción hecha
de D, G y R; tampoco la
distinción entre Premisa
Mayor y Premisa Menor
aclara las relaciones entre D,
G y R.
El esquema Premisas y
Conclusión es demasiado
simple y “para hacer justicia a
la situación, hay que adoptar
en su lugar una cuádruple
distinción entre el ‘dato’, la
‘conclusión’, la garantía’ y el
‘respaldo’.”
26. “Resumiendo, si se presta mayor
atención a las diferencias entre
las garantías y el respaldo, así
como a las existentes entre los
diversos tipos de respaldos para
una misma garantía y las que se
pueden percibir entre los
diferentes tipos de respaldo
para garantías de diversa clase,
rehusando centrarnos en la
estructura tradicional “Todo A
es B” como si nos hubiéramos
quedado hipnotizados por ella,
se llega por fuerza a constatar
que algunas veces “Todo A es B”
posee implicaciones
existenciales y otras veces no;
más aún, se comienza a
comprender por qué eso es así.”
Si sustituimos la forma “Todo A
es B” por G y R implícitas, se
deja atrás el problema filosófico
y se aclara la argumentación.
Pero si se insiste en usarlo y
adiestrar a los alumnos a
hacerlo, sólo se oscurece el
examen de la argumentación y
se empobrece el lenguaje, con
su diversidad de expresiones
idiomáticas que realmente se
usan y hacen sutiles
distinciones que se escapan en
una fórmula general que en
realidad es poco usada.
27. Crítica a la forma lógica, a la
validez formal y a la deducción
Se dice que la validez de los argumentos
silogísticos se debe a que sus
Conclusiones son “transformaciones
formales” derivadas de las Premisas; la
inferencia reordena los elementos dados
y sus relaciones formales.
Los componentes de la Conclusión son
los de las Premisas, tiene entonces una
“forma lógica” y es “formalmente
válido”.
Un argumento con D, G C sería
igualmente válido, porque tiene tal
forma (la G es incondicional).
Pero si en vez de la G tiene el R, se
coloca fuera del “principio de validez
formal” (el R no es incondicional).
Es claro que un argumento con D, R
C está en orden, es válido pero no por
propiedades formales ya que la
Conclusión “supone algo más que
barajar y reordenar” que lo dicho en las
Premisas y no lo es formalmente.
Sólo hay inferencias en los argumentos
que “viajan por vías ya construidas” (con
G supuesta), pero no en los que “crean
nuevas vías” (que establecen G).
Los lógicos establecen que sólo hay
inferencias en los argumentos
formalmente válidos, e insisten en
llamarlos deductivos.
Sin embargo, Sherlock Holmes, los
científicos y la gente común utilizan
argumentos con inferencias, deductivos
e incluso válidos, aunque no
formalmente válidos.
Por eso es necesario hacer otra
distinción más: entre argumentos
analíticos y argumentos sustanciales.
28. Argumentos analíticos Argumentos sustanciales
Esto argumentos son raros en su
uso y su peculiaridad es que
resultan tautológicos: el R de la
G incluye a la C, de modo que si
acepta lo primero ya se aceptó la
C.
“Un argumento que parta de D
para llegar a C será denominado
analítico si, y sólo si, el respaldo
para la garantía que lo legitima
incluye, explícita o
implícitamente, la información
transmitida en la propia
conclusión. Cuando ocurra así,
el enunciado ‘D; R y también C’
será, por regla, una tautología.”
El hecho es que “la mayor parte
de los argumentos” que usamos
no son así: hacemos
predicciones basadas en la
experiencia, aseveraciones sobre
sus sentimientos apoyados en
sus declaraciones y gestos,
juicios morales, políticos o
estéticos pero no presentamos
en nuestros D, G o R a la propia
C. Son argumentos sustanciales,
porque el paso que damos de los
D y la G es “sustancial”, en el
sentido de que no es una mera
tautología.
29. Esta distinción ha sido poco
reflexionada por los propios lógicos:
Por un lado porque las formas del
silogismo ocultan los elementos de la
argumentación y la gran diferencia entre
este tipo de argumentos, y
Por otro, porque no se ha reconocido lo
excepcionales que son los argumentos
“auténticamente analíticos” y las
dificultades para elaborarlos dada su
falta de necesidad o irrelevancia.
A excepción de los matemáticos, que
son argumentaciones fuera del tiempo,
sin sustancia.
Puede resultar seductor por su
elegancia, pero como modelo de
argumento, como pretenden los lógicos,
resulta poco representativo.
No basta señalar que los argumentos
analíticos son tautológicos; tampoco se
admite una G para todos los argumentos
analíticos ya que basta una Premisa, la
que incluye la información de la C, para
que se legitimen.
Es preciso determinar qué es lo analítico
y para ello, recurre a tres criterios:
1) el criterio de la tautología: C repite
algo de lo sostenido en el R;
2) el criterio de la verificación: verificar
el R (si R se verifica, se acepta C);
3) el criterio de la auto-evidencia: no hay
dudas de la validez.
Después de examinarlo, concluye:
“Por tanto, clasificaremos un argumento
como analítico si, y sólo si, satisface este
criterio –es decir, cuando la
comprobación del respaldo de la
garantía suponga ipso facto la
comprobación de la veracidad o falsedad
de la conclusión-, y procederemos así
tanto si conocer todo el respaldo supone
de hecho verificar la conclusión o
falsearla.”
30. La división entre analíticos y
sustanciales no se corresponde con:
La división entre argumentos
formalmente válidos y los que no son
así: hay sustanciales válidos y analíticos
no válidos;
La división entre los que “hacen uso de
G” y los que “establecen G”; de hecho,
puede haber argumentos que hacen uso
de G y que las establecen que sean
analíticos o sustanciales;
La división entre los argumentos que
usan palabras “lógicas” (“todos”, “algún”,
etc.) y los que no las utilizan;
La división entre argumentos
modalizados como “necesarios”(con
certeza, de manera concluyente) y los
“probables” (posibles, provisionales),
aunque los lógicos han tratado de volver
a los analíticos “necesarios” y a los
sustanciales “probables”.
“La división de argumentos entre
analíticos y sustanciales resulta, en
consecuencia, completamente distinta
de la establecida entre los que son
concluyentes (necesarios) y los que son
provisionales (probables). Los
argumentos analíticos pueden ser
concluyentes o provisionales, y los
concluyentes pueden ser analíticos o
sustanciales.”
El estudio de los argumentos analíticos
reveló que este campo es
particularmente simple y que esa ha sido
su debilidad y su fuerza; debilidad para
el examen más adecuado de los
argumentos reales y prácticos, pero
fuerza para imponerse como modelo en
la Lógica y la Epistemología.
31. Los peligros de la
simplicidad
“Esta sencillez resulta
muy atractiva, por lo que
la teoría de la
argumentación analítica
a partir de las premisas
principales universales
fue adoptada y
desarrollada con
entusiasmo por los
lógicos durante
numerosas
generaciones.”
Esos son, justamente,
los peligros de la
simplicidad: una cosa es
empezar con análisis
simples y otras es volver
tales análisis modelos
para argumentos más
complejos, achacando
los problemas que surjan
a los argumentos
complejos en vez de
revisar el modelo simple.
32. 4. Lógica operativa y
Lógica idealizada
La crítica se profundiza y radicaliza
en este ensayo.
En la Primera parte:
1ª Enuncia hipótesis: el estudio de
Aristóteles sobre el silogismo en
tanto argumento analítico provocó
que los lógicos se impresionaran
por su naturaleza (analítico,
formalmente válido, emplea una G,
es inequívoco y emplea palabras
lógicas) y que siguieran estudiando
este tipo de argumentos, con
categorías simples, lo que los llevó a
descuidar cinco distinciones
esenciales y a reducirlas a una:
1) distinción entre argumentos
necesarios y probables,
2) distinción entre argumentos
formalmente válidos y los que no los
son,
3) distinción entre argumentos con una
G establecida y los que establecen G,
4) distinción entre argumentos que usan
“palabras lógicas” (conectores y
cuantificadores) y os que no las usan,
5) distinción entre argumentos
analíticos y sustantivos.
Esas distinciones fueron reducidas y
amalgamadas en la distinción entre
argumento deductivo (concluyente
demostrativo) y el inductivo (no
concluyente o no demostrativo).
33. Consecuencias de perder
las distinciones
Los lógicos llegaron a conceder
la validez sólo a los que fueran
1) necesarios, 2) formalmente
válidos, 3) con G establecida, 4)
usaran palabras lógicas y 5)
fueran analíticos.
Al perder las distinciones, se
exige la analicidad como
condición de la deducibilidad y
la validez, dejando de lado a los
argumentos sustanciales, a los
tengan un “paso
verdaderamente sustancial” de
las Premisas (con D; G, R) a la
conclusión.
2ª Explora las consecuencias de
considerar al silogismo analítico
como modelo y las paradojas
que genera.
a) aplica un único estándar de
validez para todos los
argumentos, sin distinguir los
campos, así como criterios
únicos de necesidad, posibilidad
e imposibilidad;
b) sólo es necesario lo analítico,
lo posible es lo coherente o no
contradictorio, lo imposible es
lo incoherente o contradictorio,
dejando de lado el uso práctico
y diverso de esos
modalizadores.
34. Lo lógico sólo es lo analítico y lo
que no es analítico no es lógico
c) “Los únicos argumentos
que podemos considerar
en justicia como patrones
‘deductivos’ son aquellos
que se presentan y se
pretenden como
analíticos, necesarios y
formalmente válidos.
Todos los argumentos que
son reconocidamente
sustanciales serán ‘no
deductivos’ y, por lo tanto,
no válidos formalmente.”
3ª Contrasta o verifica su
hipótesis con las obras de
algunos lógicos: Kneale,
Strawson, Carnap, Hare,
Prior, Hume.
35. Juicio contra la Lógica
idealizada
En la Segunda parte se establece
un Juicio contra la lógica formal
porque ha concebido de manera
errónea sus categorías y sus
conclusiones han sido
equivocaciones y con
malentendidos; cuando se
refiere a los argumentos
diferentes al analítico “no cabe
sino un juicio negativo sobre su
labor.”
1) La idea de reducir lo lógico a
lo analítico choca con la idea
más compleja de argumento
con D, G, R, M y E, que
dependen de los distintos
campos de argumentación.
2) La Lógica se vuelve inservible
para la valoración racional de
los argumentos;
3) El criterio analítico es
irrelevante y por lo regular
funciona como prerrequisito de
evaluación;
4) Con esa idealización se
descarta a toda la
argumentación sustancial, que
es real y práctica.
36. El ideal de las Verdades
eternas y de la necesidad
matemática
La Tercera parte es “más
histórica que explicativa”:
“Desde los tiempos de
Aristóteles los lógicos han
encontrado atractivo el modelo
matemático; en cambio, una
lógica modelada sobre la
jurisprudencia y no sobre la
geometría no podría aspirar a
mantener toda la elegancia
matemática de su ideal.
Desgraciadamente, una lógica
idealizada, como la que
proviene de un modelo
matemático, no puede
mantener un contacto real con
su aplicación práctica.
La demostración racional no es
materia adecuada para una
ciencia intemporal y axiomática,
y si eso es lo que pretendemos
de la lógica, corremos el peligro
de desembocar en una teoría
cuya conexión con la crítica de
la argumentación es tan leve
como la que existe entre la
teoría medieval de las fracciones
racionales y la ‘música’ de
donde toma su nombre.”
37. La Lógica como sistema de
verdades eternas
La Lógica con una necesidad
especial
Para que lo sea, la Lógica debe ser
idealizada.
El ideal legítimo es el modelo
matemático, que trata de objetos o
relaciones intemporales;
Esta idealización la desliga de la
práctica de argumentar y la vuelve
inservible para su valoración;
Se desnaturalizan sus objetos de
estudio, abriendo la Gran Divergencia
entre las categorías de la teoría de la
lógica formal y las de la lógica
aplicada;
Esta idealización deja de lado el
contexto, el tiempo y la situación
concreta del argumento, que es
necesario tomar en cuenta para la
valoración racional del mismo, de
modo que la crítica práctica de la
argumentación “no está en posición
de adoptar la postura olímpica del
matemático.”
Los lógicos pensaron que con su
sistema formal alcanzaban una
variedad más potentes de necesidad e
imposibilidad: las lógicas que serían
rigurosas e inexorables.
Pero esta idea “no resiste la crítica”:
esa necesidad o imposibilidad lógica
sólo se refiere a “los preliminares
formales asociados a la expresión de
nuestros argumentos y enunciados en
un lenguaje coherente e inteligible.”
Lo cierto es que esa necesidad o
imposibilidad lógicas no son más
fuertes que las necesidades e
imposibilidades cotidianas, físicas,
morales, etc., y de hecho no tiene
sentido comparar su fuerza, como sí
lo tiene cuando se habla de la fuerza
de una ley física o de una obligación
moral, p.e.
38. 5. Orígenes de la teoría
epistemológica
La epistemología es una disciplina
ambigua por oscilar entre la
psicología (procesos cognitivos) y la
lógica (procedimientos racionales).
Con todo, su discusión central ha
sido sobre las pretensiones del
conocimiento (acerca de “¿Cómo
sabes que p”?), lo que remite a la
argumentación: a presentar
razones, pruebas, justificaciones,
para las afirmaciones con
pretensiones de conocimiento, que
siempre dependen del contexto y
los campos de argumentación.
Sin embargo, en este campo como
en el de la Lógica, la idealización
del modelo analítico también ha
tenido efectos negativos al
descartar a todo conocimiento que
no sea como el analítico (universal,
necesario, inequívoco, con certeza,
demostratividad, validez).
Se han intentado varias salidas
filosóficas para salvar al
conocimiento sustancial, pero lo
que se debe hacer es renunciar al
ideal analítico.
Se trata, entonces, de “ponernos en
guardia” contra esa influencia y
utilizar categorías más complejas y
dependientes de los distintos
campos de argumentación.
39. Conclusiones
No ha querido
preocuparse sólo de
cuestiones negativas,
porque partió de “la
convicción de que se
necesita una
reorganización radical de
la teoría lógica para
acercarla a la práctica
crítica.”
Esa reorganización radica
puede orientarse por los
siguientes tres principios:
“1. La necesidad de un
acercamiento entre la
lógica y la epistemología,
que se convertirán en una
sola disciplina.”
-La epistemología se
separa de la psicología y la
lógica de las matemáticas
para estudiar, como
“lógica aplicada”, las
estructuras de la
argumentación en diversos
campos, explicando los
valores y defectos de los
mismos.
40. Acercar la Lógica a la Epistemología, comparar argumentos,
reintroducir lo empírico, lo histórico y lo antropológico en el
análisis epistemológico.
“2. La importancia para la lógica del
método comparativo –que trata a
los argumentos de todos los campos
como portadores de interés y
propiedad equivalentes y que, así,
compara y contrasta sus estructuras
respectivas sin sugerir que los
argumentos de un campo son
‘superiores’ a los de otro”.
-Examinar y comparar argumentos
propios de la óptica, la especulación
histórica, las pruebas de cálculo, las
demandas penales, etc., buscando
semejanzas pero “permanecer lo
más atentos posible a las posibles
diferencias.”
“3. La reintroducción de
consideraciones históricas,
empíricas e incluso –en cierto
sentido- antropológicas en la
materia que los filósofos estaban
orgullosos de haber purificado, más
que cualquier otra rama de la
filosofía, de toda argumentación
que no fuer a priori.”
-Estudiar las formas reales de la
argumentación en los diversos
campos, de manera empírica e
histórica, abriéndose a la historia de
las ideas, sin imponer sus
resultados: más que una teoría
epistemológica debería ser un
análisis epistemológico.