Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Corpus Christi
1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
11 de
junio de
2017
LA COLUMNA
De Mons. Javier Del Río Alba
CORPUS CHRISTI
La semana que comienza celebraremos la
solemnidad del Corpus Christi, una de las fiestas
más bonitas y significativas de la Iglesia porque,
después de celebrar la Santa Misa, la hostia
consagrada es llevada en procesión por las calles
para que los fieles podamos adorar a Jesús con
júbilo y, al mismo tiempo, ser bendecidos por su
presencia activa en medio nosotros. La fe nos
dice que en esa hostia está realmente presente
Cristo, en su cuerpo, su sangre, su alma y su
divinidad y, justamente por eso, la devoción
eucarística es la principal devoción de la Iglesia
y los católicos celebramos esta fiesta con la
alegría de saber que la presencia de Jesús en la
Eucaristía es el signo eficaz del cumplimiento de
la promesa que Él mismo nos hizo cuando dijo a
sus apóstoles que estará con nosotros todos los
díashastaelfinaldelostiempos(Mt28,20).
Como hace algún tiempo explicó el entonces
cardenal Ratzinger, después Papa Benedicto
XVI, los elementos que mejor explican la
celebración litúrgica del Corpus Christi son:
estar en pie delante del Señor, caminar con el
Señor y arrodillarse ante el Señor (Homilía,
25.5.1978). Estos tres elementos, sin embargo,
no hacen referencia sólo a nuestra relación
personal con Jesús, sino también a la mutua
relación entre sus fieles que, en forma conjunta,
conformamos el Cuerpo Místico de Cristo y
somos el Pueblo de Dios. En efecto, la
celebración de la Eucaristía no es un hecho
privado sino una celebración comunitaria. Al
estar de pie delante del Señor, estamos también
de pie uno al lado del otro; comulgamos de un
único pan y, al hacerlo, somos introducidos en
un único centro que es Cristo y, con ello, como
comunidad pasamos a ser un organismo
viviente, el cuerpo visible de Jesucristo
resucitado. Del mismo modo, durante la
procesión del Corpus Christi todos caminamos
con el Señor y detrás de Él; y, en este caminar,
Jesús nos guía para que caminemos también
cada uno hacia el otro, hacia aquel con quien
Cristo nos ha hermanado. Es decir, no podemos
caminar realmente con Jesús, si no caminamos
con los hermanos. O, dicho de otra manera, en la
medida en que caminamos hacia Jesús
caminamos hacia el hermano, hacia el prójimo,
hacia aquel que tenemos al lado y hacia aquel
que nos necesita y en quien está también
presente el Señor. Finalmente, nos arrodillamos
ante Jesús presente en la hostia consagrada y lo
adoramos en respuesta a su grande amor para
con nosotros. Ese amor que lo ha llevado a
inclinarse hacia nosotros para asumir nuestra
naturaleza humana, morir en la cruz para el
perdón de nuestros pecados y para abrirnos el
Cielo a fin de que podamos ser glorificados con
Él por toda la eternidad. Postrarnos ante el Señor
es, entonces, el signo externo de la libertad que
hemos alcanzado al ser rescatados por Cristo de
laesclavituddelpecadoydelamuerte.
Estos son algunos aspectos de la celebración que
tendremos este jueves, 15 de junio, de 6:00 a
8:00 p.m., en el atrio de la Catedral deArequipa,
a la cual los invito a participar. Y como en
nuestra Arquidiócesis estamos celebrando el
Año de la Familia, los invito a no venir solos
sino trayendo consigo a sus familiares y amigos,
para que, juntos, puedan experimentar la alegría
del encuentro con Jesús presente en la
Eucaristía.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa