La hermana Amélie Fristel fundó la Congregación de las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María en 1853 después de dedicar su vida a trabajar con los marginados y apoyar la educación de niños a través de una casa de caridad que estableció en 1837. Su obra caritativa creció con el apoyo del obispo de Rennes y se consolidó bajo la espiritualidad de san Juan Eudes, quien influyó las relaciones comunitarias y el ministerio pastoral de la congregación.