La inteligencia emocional permite tomar conciencia de las propias emociones, comprender los sentimientos ajenos, tolerar frustraciones y trabajar en equipo. El cerebro, especialmente la amígdala, maneja las emociones como alegrías, tristezas, fobias y situaciones nerviosas, almacenando la memoria emocional influenciada por la historia personal y cultural de cada uno.