La rueda de la economía y el por qué de la tragedia - Parte 2

1. Centro de
Estudios de
Estrategia
“La rueda de la economía y el por qué de la
tragedia - Parte 2”
Autor: Oscar Castro
Septiembre / 2017

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“La rueda de la economía y el por qué de la tragedia - Parte 2”
Autor: Oscar Castro
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Continuando con lo expresado en la primera parte, debo afirmar que es
imprescindible tener muy en claro cuáles son las condiciones necesarias para que la
reconstrucción de nuestro país pueda tener comienzo. Sintetizando a un extremo, esas
condiciones deberán estar acompañadas por un obrar honesto de los que se hagan
cargo de instrumentar las distintas medidas con un sentido profundamente
estratégico. Esto significa que las decisiones y las acciones subsiguientes, deberán ser
planificadas para ser permanentes en el tiempo, aprovechando de manera eficiente los
recursos que se apliquen, coordinada y racionalmente. Si Argentina quiere despegar
alguna vez como país, deberá abandonar el síndrome de la homérica Penélope que
tejía y destejía permanentemente una manta, esperando un tiempo mejor (Ulises),
que no llegaba… Alguna buena vez deberemos tener políticas de estado permanentes,
acordadas con la participación de todos los sectores, mayorías y minorías, sostenidas
en el tiempo, respetadas en el tiempo, mejoradas en el tiempo. O simplemente no
seremos lo que podríamos ser. Dos máximas de uno de los fundadores de la Patria, San
Martín, nos enseñan desde el siglo XIX, y todavía no hemos aprendido…: “Serás lo que
debas ser, o si no no serás nada”, y alienta “ánimo que para los hombres de coraje se
han hecho las empresas”. Coraje, inteligencia, capacidad, honestidad y sentido
estratégico aparecen como los elementos indispensables para la reconstrucción.
Dónde los conseguimos ??
Aquí es importante ponernos de acuerdo en una cuestión clave: la sensación
general consiste en visualizar la situación económica como el principal problema del
país, ya que de ella se derivan los problemas de pobreza, desempleo, inseguridad, etc..
Sin embargo, cualquier intento serio de modificar esto debe comenzar por la política,
creando nuevos escenarios a partir de los cuales se puedan implementar los cambios
que sean necesarios. Argentina no atraviesa un problema coyuntural sino estructural,
abarcando múltiples dimensiones, económica, social, educativa y sanitaria entre las
más acuciantes.

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¿Por qué comenzar por la política? Porque es imposible dentro de un marco
democrático llevar a cabo cambios tan profundos sino es a través de las distintas
instituciones republicanas. Ahora bien, la dirigencia tradicional en general
(empresarial, sindical, profesional, política), ha dado acabadas muestras de una
rotunda incapacidad para gestionar los asuntos del país, por eso es que a nivel
participativo nos encontramos en un valle, la gente ha caído y con razón en el
descrédito hacia toda su dirigencia en general y se da perfecta cuenta que la debacle
actual tiene responsables con nombres y apellidos. La gente puede creer en lo que ve y
escucha en la televisión pero desconfía y rechaza a los políticos y dirigentes. Paradójica
situación: la política espanta a la gente y al mismo tiempo se asegura la permanencia
de sus exponentes más rancios, pues nadie se compromete seriamente en su
recambio. El “que se vayan todos” es un ejemplo cabal de esta situación, pues
mientras la gente gritaba eso en las calles, los “profesionales” de la política
respondieron tácitamente “no nos vamos ninguno”. Las edades de las personas sube a
los efectos de jubilarse pero a los políticos nada los jubila salvo la muerte…
Podemos ilustrar, con una serie de datos numéricos, que cuando decimos
“incapacidad” no estamos equivocados, por lo menos en lo actuado en los últimos 34
años, desde el fin de la última dictadura que supimos conseguir...
Calidad Institucional: Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).
De 1853 a 1983 (130 años) se dictaron 18, esto incluye a todas las dictaduras
militares.
De 1983 a 1989 (6 años) se dictaron 10, esto corresponde al gobierno de
Alfonsín.
De 1989 a 1999 (10 años) se dictaron 545, esto corresponde al gobierno de
Menem.
De 1999 a 2001 (2 años) se dictaron 56, esto corresponde al gobierno de De la
Rúa.

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De finales de 2001 a 2003 (2 años) se dictaron 6 de Rodríguez Saá (uno por día)
y 158 de Duhalde, presidente interino que firmó la mayor cantidad de DNU por año y
además sin la intervención de la Comisión Bicameral.
De 2003 a 2007 se dictaron 270. Esto coloca en proyección a Kirchner como el
presidente que más abuso ha hecho de los DNU.
De 2007 a 2015 Cristina Fernández de Kirchner firmó 76 DNU en 8 años, con un
promedio de 9,6 por año. Hasta marzo de 2009 había firmado “apenas” 5 DNU.
Mauricio Macri, en lo que lleva de su gobierno, ha firmado 27 DNU.
Conclusión: como sociedad a lo largo del tiempo, pero especialmente en los
años que se cuentan desde 1983 hasta el presente, hemos avasallado y degradado los
poderes constitucionales. La instrumentación de decretos por sobre las leyes, dan
sobrada cuenta de esto: el Poder Ejecutivo actuando como si fuera el Poder Legislativo
y el Poder Judicial mirando para otro lado... La baja calidad de la institucionalidad
habla claramente de una democracia de baja intensidad, meramente formal y
declamativa. Quizás esta sea una raíz principal que puede explicar en parte el por qué
de la tragedia que nos agobia.
Valor de la moneda
Desde 1899 hasta el 1/1/1970, rigió el peso moneda nacional.
A partir de allí hubo 4 modificaciones del signo monetario: pesos Ley 18188,
peso argentino (1983), austral (1985), pesos convertibles (1991). Es decir que en
apenas 21 años (1970 a 1991), licuamos nuestra moneda quitándole 13 ceros. Un peso
actual equivale a 10 billones de pesos de moneda nacional. 1 peso actual =
10.000.000.000.000 de pesos de 1969. Dicho al revés para que quede bien clara la
desmesura, si en 1970 hubiéramos guardado en un cajón 1 peso, durante 21 años, en
1991 tendríamos $ 0,00000000000001.

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Conclusión: ningún país de la tierra hizo esto antes… y explica cabalmente el
por qué los argentinos atesoramos dólares, viendo en esta moneda extranjera una
reserva de valor. Destrozamos la moneda nacional y entonces la gente corre al dólar
para colchonearlo, enterrarlo en un frasco en el fondo de la casa, sacarlo del país o
cualquier otra cosa, sabiendo que la moneda argentina lleva implícito un disvalor y
entonces buscan cubrirse. Frente al desmadre de los incapaces, racionalidad pura de
barrio, de almacenero, de hombre común de la calle. Contra esto es muy difícil luchar
pues está en el ADN económico de la gente. La experiencia de las 15 cuasi monedas
(bonos) que supimos conseguir, pintan también un cuadro de demolición de la
moneda nacional, empujando a la gente a la vuelta al trueque, una práctica milenaria
de cuando el hombre aún no había inventado la moneda como instrumento de
cambio… Alguien extraña los patacones ??
El antecedente a lo que ocurrió en Argentina lo constituye Alemania que salió
muy mal parada de la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918. Los Aliados le
impusieron una multa excesiva en el Tratado de Versalles en concepto de
'reparaciones de guerra'. A eso hay que sumar la desordenada situación social y
política y, sobre todo, el recurso de los gobiernos de la República de Weimar (nombre
que tomó Alemania entre 1919 y 1933) a financiarse imprimiendo papel-moneda sin
ningún control; el resultado fue lo que se conoce como hiperinflación. La abundancia
de dinero en circulación provocó que los precios se dispararan y el marco se
desplomara frente al dólar y el oro. En unos meses se esfumaron los ahorros de toda
una vida que, de repente no llegaban ni para pagar unas hogazas de pan... Hubo que
emitir billetes y sellos de millones de marcos. Esto contribuyó notablemente al
desprestigio del sistema democrático y al empobrecimiento de los alemanes. Esto fue
el caldo de cultivo del horror del nazismo que se incubó en dicho contexto. Entre Enero
de 1922 y Noviembre de 1923 fue el peor momento de hiperinflación para Alemania,
pero que se sepa Argentina no salió de ninguna guerra…

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Deuda Externa e Interna
Desde 1976 se llevó la deuda externa de 7.000 millones de dólares a 175.000
millones en 2003. El mayor incremento porcentual corresponde a la última dictadura
(600 %). El mayor incremento nominal corresponde a Menem 105.000 millones.
A partir de 2003 el gobierno de Kirchner se planteó una estrategia de
“desendeudamiento patriótico”. En realidad lo que se pretendía era no tener que
rendir cuentas ni soportar auditorías del FMI, tal como se dispone en los estatutos
para los países miembro del organismo. Cabe recordar que en Abril de 1956, por
iniciativa del presidente de facto General Pedro Eugenio Aramburu, Argentina se sumó
al FMI. Ningún gobierno posterior hasta el presente cuestionó seriamente la
pertenencia a dicho organismo internacional. Retomando lo actuado por Kirchner,
dicho “desendeudamiento patriótico” en realidad lo que hizo fue cambiar la
composición de la deuda, disminuyéndola con los organismos internacionales de
crédito y subiéndola con el BCRA y el ANSES principalmente. Trocamos deuda externa
por deuda interna, lo que se dice toda una deuda “nacional y popular”… Pero cuando
hubo que cancelar una parte pendiente de la deuda externa, por ejemplo con el Club
de París, el gobierno de CFK no sólo pagó sin negociar un centavo de quita, sino que
además pagó más de lo que correspondía...
Conclusión: el estado de endeudamiento que vive nuestro país es crónico y
viene desde hace muchísimos años. Esto se origina en la necesidad constante de
contar con fondos que no se disponen y por lo tanto se piden prestados. La deuda
resultante no es mala por sí misma, pero se vuelve traumática cuando esta crece sin
freno sin poder cancelarla. El no poder pagarla de algún modo nos pone frente a un
problema mayor: el de la sustentabilidad y viabilidad del gasto en la Argentina. La
corrupción y el desvío de fondos públicos no hacen más que agravar un cuadro de por
sí muy preocupante y complicado.

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Eficacia en las inversiones
Ocupamos los tres últimos lugares del planeta junto con la africana Nigeria y el
devastado Haití, en cuanto a la real aplicación/eficacia de los dineros invertidos en los
países. A partir de 1980 por cada U$S 100 de inversión, Nigeria “realmente” utiliza 29,
Haití 30 y Argentina 33. La diferencia se explica por ineficacias y corrupción. Esto surge
de un estudio realizado por el Banco Mundial, sobre los resultados de la financiación
de los proyectos de inversión pública que realiza en distintos países. En el otro
extremo, la mejor performance es alcanzada por China con el 100 % de efectividad.
Chinos si, tontos no. Fte.: “La programación de la inversión pública en la Argentina”,
FIEL, 1996, cuadro 4, pág. 76.
Conclusión: en la medida que como país no desarrollemos capacidades para
aprovechar cada recurso de modo eficiente y estratégico, el despilfarro y la pobreza
serán nuestros seguros compañeros en los tiempos que vendrán, sin gloria pero con
pena…
Ingreso Per Cápita IPC
En 1952, la Argentina tenía un ingreso per capita de 6.000 dólares, comparable
al de Francia (6.800) y Alemania (5.500). Para 1990, la Argentina bordeaba los 10.000
dólares, mientras que Alemania superaba los 20.000. Es que Argentina había crecido al
1% anual en el período 1952-1990, Francia al 3,1% y Alemania al 3,7%. Hay más: en
1970, Argentina y España estaban aproximadamente en el mismo nivel (unos 10.000
dólares de 2003), pero durante los siguientes veinte años Argentina no creció,
mientras que España lo hizo al 2,6% y en 1990 su PBI per capita llegaba a los 16.000
dólares. En ambas comparaciones, con Francia y Alemania por un lado y con España
por el otro, la diferencia en las tasas de crecimiento es de 2 puntos y pico por ciento.
Acumuladas a lo largo de años, esas diferencias en el ritmo de crecimiento han
dibujado históricamente la línea entre los países desarrollados y los que no lo son.
Fte.: http://www.iadb.org/res/laresnetwork/files/pr238finaldraft.pdf

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Respecto de Brasil, el retraso fue prácticamente incesante desde 1910 hasta
1990, mientras que respecto de Chile, la Argentina mantuvo un PBI per cápita 40%
superior hasta 1986; desde entonces el mejor desempeño de Chile logró que los
ingresos medios de ambos países se igualaran en 1993 y que, en la actualidad, el valor
de la Argentina represente sólo unas tres cuartas partes del chileno.
Fte.: “El país de las desmesuras”, Ed. El Ateneo, Llach y Lagos, pág. 24.
Conclusión: cuánto más soportaremos como país, como sociedad, un “barranca
abajo” tan prolongado, tan testarudo, tan vergonzante, tan trágico? No hay respuesta
para ello. Alguien dijo alguna vez “Los países no explotan”. Es cierto, pero también lo
es que la Argentina se empecina en seguir marchando en carnavalesca procesión hacia
el abismo…
Pobreza y Distribución del ingreso
La pobreza extrema (indigencia), es lo que se conoce como el núcleo duro de la
pobreza y tuvo su máxima expresión en 2003 llegando al 18,5 %, según la metodología
actual de cálculo aplicada. La pobreza total (pobres + indigentes), está en 2017 en el
orden del 32,2 y la indigencia en el 6,3 %.
En 1974 el 10 % más rico de la población se llevaba el 25 % del ingreso total.
Hoy se llevan el 35 %. Mientras tanto el 10 % más pobre pasó del 3,1 % del ingreso al
1,6 % en la actualidad. Cabe destacar que el producto bruto interno per cápita no
creció pero la riqueza se concentró ostensiblemente. Fte.: Indec.
Podríamos seguir con esta larga lista de fracasos en cadena, pero por la salud
mental de los lectores -y la propia- dejaremos las cosas así... Sin embargo podemos
darnos cuenta de que en Argentina no hay nada para festejar y que existen
responsables de carne y hueso... principalmente los que han tenido, por la mayor
cantidad de tiempo en sus manos, la enorme responsabilidad de conducir los destinos
de la Nación. Y así estamos…

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Como integrantes de la sociedad civil nuestra participación pasa por ser el
recambio de una casta política que ha sumado incapacidad y corrupción en el manejo
de la cosa pública.
No podemos permanecer quietos e indiferentes frente a esta debacle. El
quietismo social es suicidio colectivo. Sangrado lento o guillotina?, sólo es una cuestión
de tiempos…
Pensar y actuar con sentido estratégico.
La lucha será ardua y requerirá de todas nuestras fuerzas y compromiso. Todos
podemos aportar algo. El fruto de nuestro empeño es nada más ni nada menos que un
futuro mejor para nuestros hijos y los que vendrán después de ellos.
Debemos discutir cada acción, cada concepto, teniendo como meta forzar
cambios democráticos que permitan crear condiciones a partir de las cuales puedan ir
surgiendo las soluciones que tanto se reclaman.
Cuáles son esos cambios? En primer lugar debemos rever todo el sistema
judicial y la forma que aparece más viable para ello es comenzar con su
democratización, es decir permitir que la gente pueda elegir a sus integrantes. Esto es
clave ya que uno de los tres poderes constitucionales -el judicial- está colapsado y
rodeado de sospecha. Sin justicia en serio nunca podremos construir un país en serio o
al menos que tienda a serlo...
No hay que tener miedo de proponer cosas nuevas, de romper paradigmas, de
voltear mitos. Alguien alguna vez dijo que un sistema no se cambia con sólo luchar
contra él, la victoria está asegurada cuando se tiene la capacidad de generar uno
nuevo que lo haga aparecer como obsoleto ante la opinión pública. Coraje es la virtud
requerida por todos aquellos que pretenden cosas nuevas y mejores. Recordemos al
respecto una frase de Albert Einstein “Es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio.”

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En segundo lugar será necesario reformular todas las cuestiones que tienen que
ver con el funcionamiento de los partidos políticos y con los mecanismos electorales,
eliminación de listas sábanas, revocatorias de mandatos, iniciativas populares,
fortalecimiento de los organismos de control, exámenes transparentes de capacidad y
honestidad para ocupar cargos públicos, etc.
Estas medidas serán el primer paso para la creación de un marco propicio para
la aplicación de acciones que empiecen a revertir la crisis. Un país nuevo debe renacer
de entre los despojos que nos han dejado los que estuvieron siempre, no tanto por
nombres y apellidos sino por actitud y resultados.
Entre todos podemos ir tejiendo las relaciones y las acciones que lo hagan
posible, el desafío es salir de la tragedia para entrar por lo menos al drama. La
diferencia consiste en que mientras las tragedias siempre terminan mal, los dramas
tienen al menos abierta la posibilidad de terminar bien. De nuestra decisión y
compromiso depende nuestro futuro, a no ser que queramos dejarles nuestro futuro a
los que nos han conducido a la situación terminal en la que nos encontramos.
En cada lugar que ocupemos debemos proponernos difundir estas ideas u otras
más completas aún que surgirán del debate, del disenso y del consenso final. No hay
otro camino. Pongamos manos a la obra, vale la pena intentarlo...
La unión de las voluntades por el cambio, se transformará en una poderosa
fuerza que empujará estructuras obsoletas y dirigentes corruptos, dando lugar a gente
nueva con ganas de servir pensando en el bienestar general antes que en sus propios
bolsillos. No es imposible lograrlo así como es ineludible su consecución para terminar
con la miseria que nos rodea. La fuerza de una civilidad politizada por sinónimo de
comprometida, es imparable y capaz de lograr cualquier cambio que se proponga. Ser
artífices de nuestro propio destino debería ser la meta a alcanzar.
Fijemos una agenda con temas a tratar y comencemos dando el primer paso. El
camino es largo pero juntos será más llevadero, sin duda.