1. ENERO 27, 2015 | www.HAMDAN-MANZANERO.COM
Por Fauzi hamdan amad
Por una ética
de la responsabilidadTodo derecho humano, incluyendo desde luego la libertad de expresión,
tiene un límite moral y jurídico de respetar la dignidad de las personas.
E
s innegable que nadie, sea organización o persona
por razón de su credo o religión, puede sentirse
legitimada a matar, por sentirse ofendida o manci-
llada en su credo.
Las religiones, fruto de verdades reveladas, muchas de
ellas suelen incubar dogmas que no toleran ni soportan
confrontación de otras formas de creencia o de pensar.
Históricamente están las cruzadas, que confrontó a
las religiones cristiana y musulmana, como también,
casi durante tres siglos, de persecuciones de la Santa
Inquisición.
Es de dominio público, que Charlie Hebdo es una
revista satírica, irreverente, heredera de una larga tradi-
ción francesa de crítica al poderoso, que ciertamente ha
encarnado la libertad de expresión,
sin cortapisa ni límite alguno.
Pero cuando esas burlas, mofas
y denostaciones van dirigidas a
una religión y principalmente a su
Profeta Mahoma, los radicales y
dogmáticos se sienten en su persona
altamente agraviados y ofendidos,
pero reaccionar matando al editor y
colaboradores de dicha revista, no
hay excusa, pretexto o justificación para haberlo hecho.
Tal como lo comenta y analiza magistralmente Isabel
Turrent, en su artículo de Reforma del 11 de los corrientes,
al señalar que el gran debate en los países musulmanes
“¿Por qué el Islam se menciona como la causa de tanta
violencia y derramamiento de sangre?”.
La misma Doctora Turrent señala que occidente
encontró la respuesta a esa pregunta en el Siglo XVII. Los
Delegados que se reunieron en Wesfalia, para negociar
la paz después de una guerra religiosa conocida de los
30 años que diezmó a la población europea, decidieron
sabiamente separar a la Iglesia del Estado.
Ciertamente los textos de las grandes religiones del
mundo, incluidas el Islam y Cristianismo, proclaman la
necesidad de convertir o eliminar a los no creyentes:
Se consideran dueños de la verdad absoluta y, más
grave cuando dichas creencias absolutistas se alían o
se confunden con el poder público, las consecuencias
han sido históricamente desastrosas, en guerras intermi-
nables, persecuciones, conversiones forzosas, muertes
en la hoguera y un largo etc.
Todo derecho humano, incluyendo desde luego la
libertad de expresión, tiene un límite que es el deber
moral y jurídico de respetar la dignidad de las perso-
nas, incluyendo desde luego la religión o religiones que
profesan.
No se vale hacer mofa, burla, denos-
tación y escarnio de las personas en
esos valores supremos, porque si de ello
resulta esa ofensa, elemental que los
ofendidos tengan derecho a demandar
jurídicamente la reparación del daño
moral por la difamación inferida. En
nuestro sistema constitucional tenemos
precisamente ese derecho incluso para
ejercerse contra las revistas, periódicos o radiodifusoras,
independientemente del llamado derecho de réplica que
ya se encuentra previsto tibiamente en la Ley Federal
de Telecomunicaciones y de Radiodifusión.
Pero, desafortunadamente, ello no tiene lugar en otros
países, por lo tanto por consideración y respeto al otro
no resulta de ninguna manera acertado y justo burlarse
de lo que es sagrado. Por un deber moral en esos otros
países deberían ejercer una autocontención; tiene que
ver con la ética de la responsabilidad que debe anteponer
cualquier ejercicio de libertad de expresión pública.
No hay derechos ilimitados
Fauzi Hamdan amad es socio
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