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Descripción general
Los trastornos disociativos son trastornos mentales que suponen una desconexión y falta de continuidad
entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Una persona que sufre trastornos
disociativos escapa de la realidad de formas involuntarias y poco saludables, lo que causa problemas con
el funcionamiento diario.
Por lo general, los trastornos disociativos aparecen en reacción a un trauma y ayudan a mantener los
recuerdos difíciles controlados. Los síntomas, que pueden ir de la amnesia hasta las identidades
alternativas, dependen, en parte, del tipo de trastorno que tengas. Los períodos de estrés pueden
empeorar temporalmente los síntomas, haciéndolos más evidentes.
Los tratamientos para los trastornos disociativos pueden ser la terapia de conversación (psicoterapia) y
los medicamentos. Si bien tratar los trastornos disociativos puede ser difícil, muchas personas aprenden
nuevas formas de afrontarlos y llevan una vida saludable y productiva.
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Causas
El trastorno de identidad disociativo suele aparecer en personas que sufrieron una tensión emocional
abrumadora o un trauma durante la infancia. En los Estados Unidos, Canadá y Europa, alrededor del
90% de las personas con este trastorno han sido víctimas de maltrato grave (físico, sexual o emocional)
o han sido abandonadas durante la infancia. Algunas personas no han sufrido abusos, pero han
experimentado una pérdida temprana importante (como la muerte de uno de los progenitores), una
enfermedad grave u otros eventos abrumadoramente estresantes.
A medida que se desarrollan, los niños deben aprender a integrar diversos y complicados tipos de
información y experiencias en una única identidad personal cohesionada y compleja. El abuso sexual y
físico que se produce en la infancia, cuando la identidad personal está en desarrollo, puede tener
efectos duraderos sobre la capacidad de la persona para construir una identidad única, especialmente
cuando los abusadores son los progenitores o los cuidadores.
Sin embargo, si estos niños en situación de vulnerabilidad son suficientemente protegidos y contenidos
psicológicamente por adultos que verdaderamente se preocupen por ellos, es menos probable que
desarrollen un trastorno de identidad disociativo.
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Síntomas
El trastorno de identidad disociativo tiene un curso crónico y es potencialmente incapacitante, aunque
muchas personas consiguen tener un buen nivel de funcionamiento y conducen sus vidas de manera
creativa y productiva.
El trastorno de identidad disociativo presenta varios síntomas característicos.
Amnesia
La amnesia puede incluir lo siguiente:
Lagunas en la memoria de acontecimientos personales pasados: por ejemplo, la persona puede dejar
de recordar ciertos períodos de tiempo durante la infancia o la adolescencia.
Fallos en la memoria de los acontecimientos cotidianos actuales y habilidades bien aprendidas: por
ejemplo, la persona puede olvidar temporalmente cómo utilizar un ordenador.
El descubrimiento de la evidencia de cosas que han hecho pero que no recuerdan haber hecho.
Las personas afectadas pueden tener la sensación de que todo un periodo de tiempo ha quedado en
blanco.
Después de un episodio de amnesia, es posible que descubran objetos en los armarios de su hogar o
muestras de escritura a mano que no pueden explicar o reconocer. También pueden encontrarse en
lugares distintos a los que recuerdan haber estado por última vez y desconocer cómo y por qué razón
está allí. Pueden mostrarse incapaces de recordar cosas que han hecho o de explicar cambios en su
comportamiento. Es posible que se les diga que dijeron o hicieron cosas que no recuerdan.
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Otros síntomas
Por ejemplo, es frecuente que presenten intensos dolores de cabeza y otros síntomas dolorosos. Padecen
diferentes grupos de síntomas en distintos periodos de tiempo. Algunos de estos síntomas pueden indicar la
existencia de otro trastorno, pero otros pueden reflejar la irrupción en el presente de experiencias pasadas. Por
ejemplo, la tristeza puede indicar la presencia de una depresión coexistente, pero también reflejar el hecho de que
una de las personalidades esté reviviendo emociones asociadas a desgracias que acontecieron en el pasado.
Muchas personas con trastorno de identidad disociativo se deprimen y sufren ansiedad. Son propensas a hacerse
daño a sí mismas. Son frecuentes el abuso de sustancias, los episodios de automutilación y el comportamiento
suicida (pensamientos de suicido e intentos de llevarlo a cabo); también aparece con frecuencia disfunción sexual.
Al igual que muchas personas con un historial de maltrato, pueden buscar o mantenerse en situaciones peligrosas
y son vulnerables a volver a sufrir un acontecimiento traumático.
Además de escuchar voces de otras identidades, la persona puede sufrir otros tipos de alucinaciones (visuales,
táctiles, olfativas o del gusto). Las alucinaciones pueden ocurrir como parte de una imagen retrospectiva. Por lo
tanto, el trastorno de identidad disociativo puede ser mal diagnosticado como un trastorno psicótico como la
esquizofrenia. Sin embargo, estos síntomas alucinatorios difieren de las alucinaciones características de los
trastornos psicóticos. Las personas con trastorno de identidad disociativo experimentan estos síntomas como
provenientes de una identidad alternativa, desde el interior de su cabeza. Por ejemplo, pueden sentir como si otra
persona estuviera intentando llorar usando sus ojos. Las personas con esquizofrenia por lo general piensan que la
fuente es externa, fuera de sí mismos.
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Diagnóstico
Evaluación médica
Los médicos diagnostican el trastorno de identidad disociativo basándose en la historia de la persona y en sus
síntomas:
Las personas afectadas tienen dos o más identidades, y su sentido de ser ellas mismas y de ser capaces
de actuar como tales está alterado.
Presentan lagunas de memoria para los acontecimientos cotidianos, información personal importante y
acontecimientos traumáticos (información que normalmente no se olvidaría).
Están muy angustiadas por sus síntomas, o sus síntomas les impiden desenvolverse en situaciones sociales
o en el trabajo.
Los médicos llevan a cabo una minuciosa entrevista psiquiátrica y emplean cuestionarios especiales con el fin de
identificar el trastorno de identidad disociativo y para descartar otros trastornos de salud mental. También se
puede pedir la realización de una exploración clínica y un análisis de laboratorio para determinar si existe algún
trastorno orgánico que pueda explicar ciertos síntomas. Las entrevistas pueden requerir mucho tiempo y el
empleo cauteloso de técnicas de hipnosis o de sedantes administrados por vía intravenosa para lograr la relajación
de la persona (entrevista facilitada con fármacos).
Por lo general, los médicos son capaces de distinguir el trastorno de identidad disociativa de la simulación
(fingimiento de síntomas físicos o psicológicos para obtener un beneficio). Los enfermos falsos hacen lo siguiente:
Tienden a informar excesivamente sobre los síntomas bien conocidos del trastorno y dan poca
información sobre otros
Tienden a crear identidades alternativas estereotípicas
Por lo general, parecen disfrutar de la idea de sufrir el trastorno (las personas con trastorno de identidad
disociativo a menudo tratan de ocultarlo)
Si los médicos sospechan que el trastorno es simulado, también pueden cruzar la información de varias fuentes
para detectar posibles inconsistencias que descarten el trastorno de identidad disociativo.
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Pronóstico
Algunos síntomas pueden aparecer y desaparecer de manera espontánea, pero el trastorno de identidad
disociativo no se resuelve por sí solo.
El grado de recuperación depende de los síntomas y de las características personales, así como de la calidad y la
duración del tratamiento que reciben. Por ejemplo, las personas que padecen otros trastornos mentales graves,
que no tienen un buen nivel de funcionamiento en su vida, o que siguen profundamente apegados a sus agresores
evolucionan peor. Pueden requerir un tratamiento más prolongado y las posibilidades de éxito terapéutico son
menores.
Tratamiento
Psicoterapia
A veces la visualización guiada y la hipnosis
El objetivo del tratamiento del trastorno de identidad disociativo suele ser integrar las distintas personalidades
en una única personalidad. Sin embargo esto no siempre es posible. En las situaciones en que no lo es, el objetivo
es lograr una interacción armoniosa entre las distintas personalidades que permita un mejor grado de
funcionamiento a la persona.
La farmacoterapia puede aliviar algunos síntomas específicos coexistentes, como la ansiedad o la depresión, pero
no tiene efectos sobre el trastorno en sí.
La psicoterapia es el tratamiento principal utilizado para integrar las diferentes identidades. La psicoterapia suele
ser larga, difícil y emocionalmente dolorosa. Las personas pueden experimentar numerosas crisis emocionales
derivadas de los actos de las distintas identidades y de la desesperación que puede provocar la evocación de
recuerdos traumáticos durante la terapia. A menudo son necesarios varios periodos de hospitalización
psiquiátrica para ayudar a las personas a atravesar las etapas más difíciles y para que puedan asimilar los
recuerdos particularmente dolorosos. Durante la hospitalización, a la persona se le proporciona continuamente
apoyo y está monitorizada.
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Los puntos clave de la psicoterapia eficaces para el trastorno de identidad disociativo son los siguientes:
Proporcionar una manera de estabilizar las emociones intensas
Negociar relaciones entre los estados de identidad
Superar los recuerdos traumáticos
Proteger frente a la victimización adicional
Establecer y promover una buena relación entre la persona y el terapeuta
A veces los psicoterapeutas utilizan técnicas como la hipnosis para ayudar a estas personas a calmarse, a modificar
su perspectiva sobre los acontecimientos y para insensibilizarlas gradualmente respecto a los efectos de los
recuerdos traumáticos, que son tolerados a veces sólo en pequeñas dosis. En algunas ocasiones, la hipnosis puede
ayudar a las personas a aprender a acceder a sus identidades, a facilitar la comunicación entre ellas y a controlar
la alternancia entre la una y la otra.
Prevención
Los niños que son víctimas de maltrato físico o emocional o de abuso sexual presentan mayor riesgo de desarrollar
trastornos de salud mental, como los trastornos disociativos. Si el estrés u otros problemas personales están
afectando la forma en que tratas a tu hijo, busca ayuda.
Habla con una persona de confianza como puede ser un amigo, el médico o un líder de tu
comunidad religiosa.
Pide ayuda para hallar recursos disponibles tales como grupos de apoyo para padres y terapeutas
de familia.
Busca iglesias y programas educativos comunitarios que ofrezcan clases de crianza de hijos, que
también pueden ayudarte a aprender técnicas parentales más saludables.
Si tu hijo ha sido víctima de maltrato o ha sufrido otra situación traumática, consulta con el médico de inmediato.
Es posible que el médico te derive a un profesional de salud mental que pueda ayudar a tu hijo a recuperarse y a
adquirir la capacidad de enfrentar desafíos o situaciones.