1. Elida Sánchez Camacho
EL EFECTO DE LA LUNA SOBRE LA OLAS.
LAS MAREAS: Son oscilaciones periódicas, en grandes extensiones, del nivel
del mar, originadas por la atracción que ejerce la Luna sobre las aguas. La
Luna, a medida que efectúa la revolución alrededor de nuestro planeta, levanta
con su fuerza de atracción las masas de agua dirigidas hacia ella, mientras que
las que se hallan en los antípodas suben casi lo mismo debido a la fuerza
centrífuga de la rotación terrestre.
En este fenómeno influye también la atracción solar. Cuando las dos fuerzas se
unen, dan origen a mareas vivas, y cuando las líneas que unen sus centros con
los de la Tierra forman un ángulo recto, ocurre lo contrario, pues las fuerzas se
compensan anulándose, con lo que producen las mareas muertas. Este
movimiento es visible y algunas veces espectacular.
El movimiento ascendente del nivel del mar se llama flujo, y el descendente,
reflujo. El nivel más alto se denomina pleamar, y el más bajo, bajamar. En la
actualidad las mareas se controlan y miden con aparatos llamados
mareógrafos. Las corrientes de mareas coinciden con el flujo y reflujo, los que
causan efectos erosivos en las desembocaduras fluviales.
¿Por qué se forman las mareas en el mar?
Conforme la Luna gira en torno a la Tierra su fuerza gravitacional ejerce
atracción sobre el continente y océanos. Al mismo tiempo la gravedad de la
Tierra controla a la Luna y evita que se salga de su órbita. La atracción de la
Luna mueve montaña y levanta una pequeña pero perceptible marea en la
corteza terrestre. Además, atrae los mares y océanos, elevando varios metros
el nivel del agua en algunos lugares. Este efecto es similar al de una aspiradora
que pasa sobre un tapete y crea un abultamiento.
La fuerza que ejerce la Luna causa un crecimiento de la marea que eleva el
nivel de los océanos. Conforme gira la Tierra y nuevas zonas quedan bajo la
influencia lunar, la pleamar se mueve con lentitud, creando olas altas en una
región y bajas en otra. La bajamar se presenta en una cuarta parte de la
circunferencia terrestre por delante del paso de la Luna y a la misma distancia
por detrás, siempre y cuando haya océanos.
La órbita de la Luna en torno a la Tierra es afectada por gran variedad de
factores y al igual que las mareas depende del contorno del océano. Por
ejemplo, el mar Mediterráneo, prácticamente rodeado por tierra, casi no
presenta mareas, y el Golfo de México sólo una pleamar al día.
Resulta extraño que un crecimiento de la marea se presente a unos 13.000
Km. de distancia al otro extremo de la Tierra. La influencia gravitacional de la
Luna allí es casi 7% menor que en el lado más próximo, pero la fuerza
2. Elida Sánchez Camacho
centrífuga de la Tierra empuja los océanos hacia afuera. Esto provoca la
pleamar y la bajamar en esa parte del mundo. De no suceder así, habría sólo
una gran pleamar y una bajamar en cada rotación terrestre. Pero, como usted
puede constatar si se encuentra cerca del mar, el tiempo entre mareas es de
unas seis horas, y hay dos de cada una al día.
Aun sin la influencia de la Luna, nuestros océanos y mares tendrían mareas,
aunque menos vivas. La atracción gravitacional del Sol influye también sobre la
Tierra. Esta fuerza, mucho más fuerte en su origen que la que ejerce la Luna,
influye menos debido a la distancia que nos separa del Sol.
Las mareas causadas por el Sol pueden reforzar o debilitar las que son
creadas por la acción de la Luna. Cuando el Sol y la Luna están alineados —
durante la luna llena o luna nueva— sus fuerzas gravitacionales actúan en
conjunto creando una atracción mucho más fuerte que causa mareas más
altas. Las llamamos mareas de primavera, aunque no se limitan a esa estación.
Cuando el Sol y la Luna guardan un ángulo recto respecto a la Tierra, en los
cuartos menguante y creciente, la atracción del Sol influye en lo que se conoce
como mareas muertas.