2. • La mayor parte de las críticas de la colaboración y la
colegialidad se han centrado en las dificultades de su
implementación y su significado.
• Dado que la colaboración y la colegialidad presentan tantas
facetas, sus presuntos atractivos globales deben tratarse con
precaución.
• Las consideraciones sobre la colaboración y la colegialidad y
la defensa de las mismas se han producido en gran parte en
el contexto de una determinada perspectiva de las relaciones
humanas: la perspectiva cultural. Esta perspectiva se ha
basado en tradiciones del funcionalismo sociológico, la
antropología social y la gestión empresarial; resalta lo que se
comparte y se tiene en común en las relaciones humanas:
valores, hábitos, normas y creencias: el contenido compartido
de las culturas del profesorado.
3. • Esta perspectiva plantea dos problemas:
• En primer lugar, se piensa que todas las organizaciones tienen
cultura, no se reconoce la posibilidad de que ciertas
organizaciones muy complejas carezcan de una cultura
compartida que tenga algún contenido o significación.
• En segundo lugar, la importancia teórica y metodológica que
se concede a lo que se comparte en la organización puede
exagerar los aspectos de las relaciones humanas basados en
el consenso, dándoles una importancia en los estudios de
investigación que excede su significación en la práctica.
• Una segunda perspectiva sobre las relaciones humanas, que
está peor representada sobre la administración educativa, es
la perspectiva micropolítica.
4. • En la perspectiva cultural, el liderazgo es una cuestión de
gestión y justificación. En la perspectiva micropolítica, se trata,
de una cuestión de poder y control.
• En la perspectiva cultural, las culturas de colaboración
expresan y surgen de un proceso de consenso cuya
construcción facilita una gestión educativa benevolente y
diestra. En la perspectiva micropolítica, colaboración y la
colegialidad se derivan del ejercicio del poder de
administradores, consientes de su control, en la organización.
• La perspectiva micropolítica nos sensibiliza ante la posible
exigencia de procesos similares en la construcción de la
colaboración y la colegialidad entre los profesores: la
sustitución de formas más evolutivas y espontáneas de
colaboración entre profesores por formas de colegialidad
controladas administrativamente y simuladas de manera
segura.