La Teoría X se caracteriza por considerar que los empleados son inherentemente perezosos y evitan el trabajo, por lo que las organizaciones deben controlarlos estrictamente a través de amenazas. Sin embargo, este enfoque no reconoce plenamente las capacidades y potencial de los seres humanos. Una gestión efectiva debería asumir que los empleados buscarán asumir responsabilidades y usar su creatividad si se les da autonomía y recompensas adecuadas.