Mientras Jesús estaba sentado en el Monte de los Olivos, sus discípulos le preguntaron sobre los signos de su segunda venida y el fin del mundo. Jesús les advirtió que habría muchas señales falsas, guerras y desastres naturales, pero que esto no sería el fin. Les dijo que continuaría el evangelio siendo predicado en todo el mundo antes de que llegara el fin.