El documento discute cómo las escuelas actuales no están enseñando a los estudiantes a pensar críticamente y estimular su curiosidad por el aprendizaje. Argumenta que los docentes deben enseñar estrategias de pensamiento que permitan a los estudiantes encontrar y generar información de manera continua. Concluye que todos los docentes tienen la capacidad de enseñar procesos de pensamiento objetivo que son fundamentales para el aprendizaje de los estudiantes.