2. A través de la web 2.0 se puede lograr un espacio
común para compartir la producción de nuestros
estudiantes, pero lo más importante es que tienen la
verdadera flexibilidad para publicar en el formato que
deseen, fotografías, videos, audio, texto, imágenes, etc.
3. Contamos con las wikis, que son herramientas para que
los estudiantes puedan construir colaborativamente el
conocimiento, a través de aportes filtrado y edición,
también pueden publicar sus trabajos y compartirlos
con la sociedad que integra las disciplinas de interés.
4. Los docentes pueden hacer uso de los objetos virtuales de
aprendizaje alojados en repositorios que han sido
construidos en forma colaborativa, los cuales son ricos en
interactividad y contenido.
5. Los blogs nos permiten crear espacios para interactuar
con los estudiantes, ofreciéndoles información para dirigir
el estudio, intercambiar ideas, aportar, proponer y validar.
6. Los usuarios no utilizan las aplicaciones
Web 2.0 con el mismo fin para el que fueron
creadas, sino que las reconstruyen según sus
necesidades y prácticas sociales.
7. Existe una marginación económico-social de
los individuos que carecen de un ritmo de
adaptación y aprendizaje en la relación con
las nuevas aplicaciones.
El analfabetismo digital puede ser letal en
grupos sociales ya marginados.
Una noticia dicha por múltiples canales se reconoce como
verdad, aunque esos medios respondan a intereses comerciales
similares e ilegitimen el punto de vista del emisor de la
información.
Nada indica que las aplicaciones Web 2.0 contribuyan a prevenir
esa indigencia informativa. La funcionalidad de Google, las
etiquetas y el XML, pueden contribuir a cierto orden, aunque en
muchos casos es la ilusión de un orden de los grandes
nodos, relegando a los pequeños emisores críticos.
8. En conclusión la web 2.0 ofrece grandes
alternativas que potencian la dinámica
académica, pero hay que ser cuidadosos
para no caer en los errores a que puede
llevarnos ese ambiente de flexibilidad y
posibilidades que encontramos en ella.