2. ¿QUÉ ES LA
INTELIGENCIA?
La inteligencia es la capacidad de
entender, asimilar, elaborar
información y utilizarla para
resolver problemas, entre otras
acepciones como la “capacidad
para entender o comprender” y
como la “capacidad para resolver
problemas”. La inteligencia
parece estar ligada a otras
funciones mentales como la
percepción, o capacidad de
recibir información, y la memoria, o
capacidad de almacenarla.
Etimología: Término compuesto de
inter ‘entre’ y legere ‘leer,
escoger’, por lo que,
etimológicamente, inteligente es
quien sabe escoger. La
inteligencia permite elegir las
mejores opciones para resolver
una cuestión. La palabra
inteligencia fue introducida por
Cicerón para significar el
concepto de capacidad
intelectual. Su espectro semántico
es muy amplio, reflejando la idea
clásica según la cual, por la
inteligencia el hombre es, en cierto
modo, todas las cosas.
¿Cómo definir la inteligencia?
Definir qué es la inteligencia es
siempre objeto de polémica; ante
un escenario tan diversificado de
opiniones Vernon (1960) sugirió una
clasificación de las principales
definiciones. La misma se hizo en
base a tres grupos: las
psicológicas, mostrando la
inteligencia como la capacidad
cognitiva, de aprendizaje, y
relación; las biológicas, que
consideran la capacidad de
adaptación a nuevas situaciones;
3. y las operativas, que son aquellas
que dan una definición circular
diciendo que la inteligencia es
“…aquello que miden las pruebas
de inteligencia”.
Howard Gardner fue el primero en
hablar de varias inteligencias
múltiples, bien diferenciadas pero
relacionadas entre sí. Hasta la
llegada de las ideas del psicólogo,
investigador y profesor de Harvard,
el pensamiento predominante era
que el baremo para definir a
alguien como inteligente era su
éxito académico. Hoy contamos
con innumerables ejemplos de
malos estudiantes, e incluso
personas sin apenas formación,
con éxito en los negocios, el arte y
la cultura o el deporte. ¿Cómo
explicar sus logros?
Tipos de
inteligencia
Inteligencia lingüístico-
verbal
Es característica de los grandes
oradores, como los políticos, pero
también es común en escritores,
poetas o cantantes. Las personas
que la tienen más desarrollada
poseen una habilidad especial
para lectura, el habla, la escritura y
la escucha activa de sus
interlocutores.
4. Inteligencia lógica-
matemática
Matemáticos, economistas,
ingenieros o científicos cuentan
con una alta capacidad para el
cálculo, las hipótesis, la
abstracción o el razonamiento. En
el modelo tradicional, era la
inteligencia que más se tenía en
cuenta, junto con la lingüístico-
verbal, para establecer el
Coeficiente Intelectual (CI).
Inteligencia espacial
Sobresale en arquitectos,
diseñadores, pilotos, fotógrafos,
directores de cine o artistas, entre
otros. Pueden percibir con mucho
detalle aspectos visuales, dibujar o
crear imágenes mentales visuales.
Inteligencia corporal
cinestésica
Los que más desarrollada la tienen
poseen gran equilibrio, flexibilidad,
5. coordinación ojo-mano y rapidez.
Se da en individuos que suelen
encaminar sus pasos profesionales
hacia empleos tan diferentes
como el de actor, cirujano,
modelo, deportista, bailarín o
escultor.
Inteligencia musical
Presente especialmente en
individuos con capacidad para
crear y estudiar música. La tienen
muy desarrollada músicos,
cantantes, compositores,
directores de orquesta o críticos
musicales.
Inteligencia interpersonal
Las personas con alta inteligencia
interpersonal tienen facilidad para
entender los sentimientos e
intenciones de los demás, incluso
aunque no lo muestren
abiertamente. Eso les permite
ayudar a los demás. Psicólogos,
psiquiatras, pedagogos, profesores
o abogados suelen tener altas
dosis de ella.
Inteligencia intrapersonal
Está relacionado con la alta
capacidad autoevaluación de los
6. sentimientos y las metas vitales que
el individuo se plantea. Abunda en
los individuos más reflexivos, a los
que permite conocerse
profundamente a sí mismos. No va
asociada a ninguna profesión
concreta, por lo que puede darse
en varias muy diferentes.
Inteligencia naturalista
Fue la última en ser reconocida y
es la que poseen, en gran medida,
aquellas personas capaces de ver
las relaciones entre especies y
grupos de objetos e individuos,
aunque reconozcan también las
diferencias o semejanzas entre
ellos. Está muy presentes en
naturalistas, biólogos y botánicos,
entre otros.
Modelo
educativo y
laboral
La formación académica clásica
está entredicho desde que
7. irrumpió la teoría de los tipos de
inteligencia, ya que en ella se
hace hincapié casi
exclusivamente en la inteligencia
lingüístico-verbal y en la
inteligencia lógica-matemática y
se deja de lado a las demás.
La conciencia de la importancia
de desarrollar todas las habilidades
de la persona gana cada vez más
adeptos en la comunidad
educativa, que poco a poco
premia más habilidades y
comportamientos antes poco
valorados. En realidad, se trata de
una adaptación lógica a las
exigencias que supone una vida
laboral plena, en la que entran en
juego muchas capacidades.
En el ámbito laboral la capacidad
para resolver problemas y
encontrar soluciones a situaciones
diversas obliga a usar varios tipos
de inteligencia, algo que realizan
las personas de forma
inconsciente. La buena noticia es
que, con esfuerzo, estas
habilidades se pueden mejorar en
cada individuo.
Inteligencia emocional
Además de las descritas
anteriormente, se puede
diferenciar de ellas la inteligencia
emocional. Es la que facilita en
buena medida el aprendizaje, la
que construye la confianza en uno
mismo y la que permite entender
tanto las emociones como los
intereses de los demás. El psicólogo
Daniel Goleman fue el gran
defensor de la existencia de este
tipo de inteligencia. Según él, está
vinculada con la inteligencia
racional hasta el punto de que es
imprescindible desarrollar ambas
de forma conjunta.
8. El papel de la inteligencia
emocional en el mundo laboral es
indiscutible. Una gestión correcta
de ella nos hace más proclives a
solventar conflictos, ser creativos y
constructivos y alcanzar acuerdos.
También ayuda a enfocar mejor
las relaciones de trabajo dentro de
las empresas y a establecer
prioridades. La inteligencia
emocional, como las ocho
anteriores, se puede ejercitar y
entrenar para que mejore a lo
largo del tiempo.
La inteligencia
en el trabajo
Un poquito antes hablábamos de
las emociones y del conocimiento,
y, llevando este último al turbulento
mundo de la empresa —cuidado
con el escalón—, encontramos
otro sólido buzzword en la
denominada “gestión de
conocimiento”, que viene a
proclamar al mismo como
“capacidad para actuar”, aunque
todos sabemos que actuar bien,
con elevado rendimiento, exige
algo más que conocimientos.
Trabajar bien exige además
habilidades sociales,
determinadas creencias,
adecuadas actitudes, fortalezas
de carácter. Exige actuar con
inteligencia, y quizá algo más.
Como se estaba hablando ya
bastante de la “gestión del
conocimiento”, improvisé en el
año 2000 (en un texto publicado)
la expresión “gestión del
pensamiento”, y luego he visto que
también se habla de “gestión de
los sentimientos” o de las
emociones, tanto en lo intra como
en lo interpersonal. El capital
emocional (emociones positivas)
es seguramente un activo valioso
de las organizaciones, aunque