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Fuente: Financial Times.
SORTEANDO EL ‘GREXIT’.
Manfred Nolte
Lo habían advertido entre otros Wolfgang Schäuble y Mario Dragui: ‘las
conversaciones serán extraordinariamente difíciles’. Y han acertado. En la
Cumbre de ayer en Bruselas no pudo firmarse el armisticio griego. Lo urgente
finalmente ha cedido a lo que muchos líderes europeos han reputado tan
importante como para elevarlo al rango de insalvable: el factor confianza. Lo
traducía Mateo Renzi, primer ministro de Italia: “Es la cuarta vez en dos
semanas que nos reunimos para tratar de Grecia. Debemos buscar un acuerdo
para restaurar la confianza no solo entre Instituciones sino también entre los
ciudadanos europeos, porque si seguimos así la habremos perdido”.
El ambiente se cortaba con cuchillo en las tensas reuniones del Eurogrupo
primero y de los Jefes de Estado del Euro después. Recesos y duras
negociaciones en grupos restringidos. “No puedo recordar en todos mis años
implicado en la política europea haberme enfrentado a una situación como esta.
Se trata de la Unión Europea”, ha resumido el presidente de la Eurocámara
Martin Schulz.
Se había producido ya la capitulación incondicional, tras el ultimátum de la
Troika a Alexis Tsipras fijando en el domingo 12 de julio de 2105 la fecha limite
para la presentación de un pliego de reformas convincentes. Por cierto,
‘ultimátum’ es una palabra hiperdepreciada que merece ser destituida del
diccionario europeo. El excéntrico líder heleno y en su representación el titular
de Finanzas, Euclides Tsakalotos, haciendo de tripas corazón, avalaban unos
recortes y cambios sobre la orografía económica griega que resultaban ser algo
más cruentos que los rechazados mayoritariamente en referéndum por los
electores griegos el domingo anterior. Atados de pies y manos Tsipras y
Tsakalotos, con la venia del Parlamento de Atenas, solicitaban a la Troika o a las
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Instituciones, que ya daba igual, un tercer salvavidas a tres años por un importe
aproximado de 50.000 millones de euros. Similar, en términos generales, al
previamente solicitado para la prórroga de seis meses.
Pero no ha podido ser. No de forma clara y tajante. Los catedráticos del
Eurogrupo, lejos de la habitual unanimidad o mayoría absoluta, alcanzada tras
los habituales maratones negociadores hasta altas horas de la madrugada, se
han dividido. Y los de mayor influencia agregan que se han cansado, que ya está
bien, que Grecia ha puesto toda la carne en el asador con sus fintas infantiles y
gestos altaneros e insultantes para laminar la escasa credibilidad de la que aun
gozaban frente a las Instituciones. Casi todos, con los últimos datos en la mano
creen además que tanto lo pedido como lo ofrecido es insuficiente. Las
estimaciones del impacto económico del corralito y sus secuelas sobre la
economía griega se sitúan en un 4% de pérdida de PIB y dos puntos adicionales
de déficit público. Al tema emocional, se ha unido, en un escaso plazo para
negociar, la reestimación de un escenario viable del tercer rescate. En particular
Alemania, Holanda, Finlandia, Eslovaquia, Estonia, Lituania o Letonia querían
mucho más que el resto, hasta 18 países, más conciliadores y tolerantes.
En sus respectivos cuarteles, celebrando el desencuentro, estaban el ínclito
Pablo Iglesias y el ácido columnista del Financial Times Wolfgang Münchau –de
similar cuerda- coreando que la más importante contribución de Alexis Tsipras
ha sido la fractura y división de los dirigentes europeos. Si eso es un éxito, si
nuevamente el acoso y derribo, la mera demolición del orden establecido, es el
ideal esgrimido por personas o formaciones, entonces la sociedad laboriosa y
constructiva haría bien en blindarse hasta los dientes ante estos expertos en
voladuras sociales vestidos con piel de cordero. Después de todo, por sus frutos
los conoceréis. Con los personajes citados, el puñado de países que siguen
jaleando las pasadas bravuconerías de Tsipras solo son ejemplo de
descomposición económica y social, y ninguno de ellos ha sido capaz de
extender la mano para ayudar al pueblo griego. Sigue de moda aquello de hacer
caridad a cuenta del prójimo: ‘Dale tu algo a ese pobre, que está muy
necesitado’.
El Eurogrupo ha pasado una propuesta a los Jefes de Estado: tres días de plazo
es lo que podrían darle los socios a Grecia para que apruebe una exigente
batería de medidas, suficiente como para desbloquear la negociación y lanzar un
tercer rescate de 87.000 millones de euros. No hay alternativa: o eso o un Grexit
ordenado de 5 años.
Aun así Grecia es hoy un país arrasado por el Tsunami Tsipras, algo no visto
desde la gran depresión del 29. Con o sin acuerdo, los controles de capital van a
estar ahí durante mucho tiempo. Los Bancos griegos está virtualmente
quebrados y no hay dinero para una mínima economía de supervivencia. El
próximo lunes día 20, si Atenas no atiende el pago de 3.500 millones de euros al
BCE, este estará obligado a cortarle la liquidez, los Bancos cerrarán
definitivamente las puertas, y los depositantes perderán la totalidad de sus
saldos. Grecia requerirá la primera asistencia masiva internacional por crisis
humanitaria habida en la historia de la Europa moderna.
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Entretanto, la temperatura dentro del Parlamento griego no deja de aumentar
por los rebeldes surgidos en las filas de su propio partido y Tsipras no tendrá
fácil reproducir el hito socrático que convenció al público presente en el ágora
ateniense de un argumento y acto de seguido del argumento contrario. Al gran
filósofo, maestro de Platón, tamaña provocación le costó la copa de cicuta y la
vida. Ahora el líder griego deberá convencer a unos parlamentarios hastiados
que el referéndum fue una obra maestra de la confusión. Que aquel delirio era
flor de un día y que fuera del euro no hay vida. Será el primer ‘match ball’ para
eludir el Grexit. Peroa continuación se jugarán bastantes más.