2. Fracturas orbitarias
Las fracturas orbitarias se producen con frecuencia en los traumatismos
faciales. Las fracturas del maxilar superior se clasifican de acuerdo con el
sistema de Le Fort: el tipo I se presenta por abajo del piso orbitario, el tipo II
pasa a través de los huesos nasal y lagrimal, además de la parte del maxilar
superior que forma el piso orbitario medial, y el tipo III incluye las paredes
medial y lateral así como el piso orbitario, en presencia de la separación del
esqueleto facial del cráneo. Las fracturas del techo orbitario son poco comunes
y en general, se deben a lesiones penetrantes. Si la perdida visual progresa en
presencia de una fractura del conducto óptico, pueden requerirse esteroides y
descompresión quirúrgica. Sin embargo, cuando la pérdida visual es súbita y
completa, es mucho menos probable la recuperación. Las fístulas entre la
carótida y el seno cavernoso se relacionan con fracturas del vértice orbitario,
por tanto, la orbita debe auscultarse para detectar posibles soplos.
Las fracturas en trípode de la apófisis cigomática afectan al piso orbitario, pero
en ausencia de luxación quizá no sea necesaria la separación quirúrgica.
3. Lesiones penetrantes de la orbita
Las lesiones penetrantes del tejido orbitario
son secundarias a proyectiles de alta
velocidad o a instrumentos afiliados. Los
cuerpos extraños radioopacos se localizan
por métodos similares a los que se utilizan
para localizar cuerpos extraños
intraoculares, pero estos con poca
frecuencia requieren extracción.
4. Contusiones de la orbita
Las lesiones contusas del contenido
orbitario producen hemorragia o atrofia
subsecuente del tejido con enoftalmos. En
ocasiones se desarrolla paresia traumática
de los músculos extraoculares, pero suele
ser transitoria.
5. Exoftalmos pulsátil después de
una lesión orbitaria
A veces existe exoftalmos pulsátil después de una
lesión penetrante o confusa al tejido orbitario, por
la formación de un cortocircuito arteriovenoso
(fístula carotidocavernosa traumática). Un
mecanismo frecuente es una fractura en el sen
cavernoso, con desgarro de la arteria carótida
interna. Es poco frecuente que se resuelva de
manera espontánea y a menudo es preciso cerrar
el cortocircuito, casi siempre por embolización.
6. PREVENCION DE LAS LESIONES
OCULARES
Las personas que realizan actividades industriales o atléticas y
emplean anteojos por prescripción, hechos de vidrio o material
plástico, se encuentran en mayor riesgo de lesiones con fragmentos
esparcidos de los lentes. Los anteojos más eficaces para prevenir
lesiones, consisten en lentes de policarbonato en armazones de
poliamida, con un reborde posterior de retención. Deben utilizarse
armazones sólidos que rodeen por completo los lentes (mas que
armazones articulares), pues soportan mejor los golpes laterales. En
las actividades recreativas atléticas o de alto riesgo (p ej. juego de
guerra, con pistolas o municiones de pintura), los protectores sin
lentes o siempre protegen al ojo de manera adecuada. La protección
apropiada de los ojos se indica en particular en las personas que
juegan frontón con raqueta, a mano y squash. En la práctica de estos
deportes, muchos ojos se han perdido, en particular por traumatismo
confuso ocular en ausencia de una protección adecuada de los ojos.
7. PREVENCION DE LAS LESIONES
OCULARES
Las personas que realizan actividades industriales o atléticas y
emplean anteojos por prescripción, hechos de vidrio o material
plástico, se encuentran en mayor riesgo de lesiones con fragmentos
esparcidos de los lentes. Los anteojos más eficaces para prevenir
lesiones, consisten en lentes de policarbonato en armazones de
poliamida, con un reborde posterior de retención. Deben utilizarse
armazones sólidos que rodeen por completo los lentes (mas que
armazones articulares), pues soportan mejor los golpes laterales. En
las actividades recreativas atléticas o de alto riesgo (p ej. juego de
guerra, con pistolas o municiones de pintura), los protectores sin
lentes o siempre protegen al ojo de manera adecuada. La protección
apropiada de los ojos se indica en particular en las personas que
juegan frontón con raqueta, a mano y squash. En la práctica de estos
deportes, muchos ojos se han perdido, en particular por traumatismo
confuso ocular en ausencia de una protección adecuada de los ojos.