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EJERCICIO 1
Levantar los brazos hacia delante
hasta alcanzar la posición vertical y
volver a la posición inicial.
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EJERCICIO 2
Levantar los brazos lateralmente hasta la vertical
y volver a la posición inicial.
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EJERCICIO 3
Levantar el brazo hasta la horizontal y describir un
circulo.
Este ejercicio puede realizarse con un brazo
o con los dos a la vez.
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EJERCICIO 4
Balancear los brazos hacia adelante y atrás.
EJERCICIO 5
Elevar los hombros sin mover la cabeza. Volver a la posición inicial.
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EJERCICIO 6
Flexionar la cabeza hasta tocar la barbilla contra el pecho y luego doblarlo
hacia atrás.
EJERCICIO 7
Girar la cabeza 90º hacia la derecha e izquierda.
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EJERCICIO 8
Inclinar la cabeza a la derecha e izquierda, siempre con la mirada al frente.
Realizar inyección de aire para hablar y respirar independientemente.
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Movimiento de los labios y lengua en todos los sentidos.
Inyección y expulsión de aire fonatorio mediante movimiento de la lengua y de
los músculos respiratorios combinados.
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EJERCICIOS FISICOS
Los ejercicios físicos, cuando están bien orientados y debidamente
ejecutados, tienen para los laringectomizados un valor muy importante, sin
importar la edad ni otros muchos factores a los que se recurre como excusa
para no realizarlos. Desde luego deben ser dirigidos por quien esté capacitado
para ello, nunca por el propio laringectomizado, salvo raras excepciones. Hemos
de considerarlo como un capítulo más de la Rehabilitación Integral, de la misma
importancia que los otros, y con idénticos perjuicios si no se siguen las normas
debidas.
Como apoyo a lo dicho, expondremos a continuación algunos de los
criterios en que nos basamos para efectuar tales afirmaciones. La laringe tiene
una forma “cilíndrica”. Está situada en la parte media del cuello, con la parte
anterior muy próxima a la piel y la posterior muy cerca de la columna vertebral.
Podríamos compararla a una botella situada en el centro de un tonel. Para
realizar una laringectomía, se practica una incisión en la parte anterior del
cuello que se prolonga por los laterales y se profundiza hasta las zonas próximas
a la columna vertebral, separando la laringe del tejido que la rodea y aislándola
para posibilitar su extirpación. La intervención exige actuar sobre músculos,
nervios, vasos y demás formaciones que, si bien podemos respetar en ocasiones,
en otras nos vemos obligados a cortarlas o bien eliminarlas total o parcialmente,
aun a sabiendas de que alteramos el normal funcionamiento de la zona y de otras
que dependen funcionalmente de ellas.
Todos los tejidos del cuerpo humano reciben a través de la circulación de
la sangre (arterias y venas) el alimento que precisan para su supervivencia y
desarrollo; por los nervios se les transmite un impulso que podríamos comparar
a una descarga eléctrica para que realicen las funciones que les están
encomendadas, entre las cuáles figuran la conservación y el desarrollo.
Considerando la misión indicada de las venas, arterias y nervios, fácilmente
comprendemos que una lesión de los mismos implique una alteración de la zona
que de ellos depende.
Los músculos, ligamentos y articulaciones son las formaciones que
realizan o coadyugan en la realización de los movimientos corporales. Cómo
apuntábamos al principio, también ellos son afectados por la cirugía, y por ende
su actuación. Antes de la intervención, no puede valorarse la importancia de la
lesión que se producirá porque depende de múltiples factores.
Considerando lo expuesto, no debe extrañarnos que tras una
laringectomía sintamos algunas molestias, notemos molestias para realizar
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ciertos movimientos o nos sintamos faltos de fuerza para determinadas
acciones.
Todos sabemos que los deportistas se recuperan de las lesiones
originadas realizando, entre otros tratamientos, ejercicios físicos
determinados. El motivo es porque ello proporciona flexibilidad a las cicatrices,
estimula la formación de vasos y nervios, ayuda a la recuperación de los
músculos, etc...; es decir, favorece la regeneración en general.
Se nos ha repetido hasta la saciedad y con razón, que para conseguir una
habla erigmofónica aceptable es preciso que la fonación dependa de la
respiración, algo muy difícil, puesto que toda nuestra vida anterior han sido
independientes. La respiración se desarrolla en dos tiempos: a) Inspiración
(introducción del aire), b) Expiración (expulsión del aire). Entre ambos hay un
tiempo de reposo que se denomina apnea.
Hay dos tipos de respiración: 1º) La costal superior y 2º) La costal
inferior. En la primera sólo se movilizan las costillas superiores, y únicamente se
practica estando en reposo. La segunda, la costal inferior, se realiza al efectuar
cualquier ejercicio para hablar y para cantar. Durante la misma se movilizan las
costillas inferiores, se relajan y contraen los músculos torácicos y los
abdominales, abombándose y contrayéndose el vientre mientras el diafragma
desciende y asciende a la vez que actúa sobre el contenido torácico (véase
detalladamente el capítulo “Fisiología de la respiración” y que es idéntico en el
laringectomizado que en el normo parlante).
Resumiendo diremos que el habla es un proceso complejo que comienza en
una actitud mental, transmitiendo órdenes al resto del organismo para que
prepare los órganos precisos y los organice debidamente al objeto de que tenga
el acto último, la fonación. Y todo ello se ha de realizar de forma automática.
Creemos haber esbozado los fundamentos en que nos basamos para
recomendar con sumo interés la realización de ejercicios físicos, la razón de
aconsejar una dirección responsable y el motivo de considerarlo un capítulo
importante en la Reeducación Integral.