1. EL DIABLO/DEMONIO
Introducción
La existencia del diablo es un dato, de importancia relativa, que la intervención salvífica
de Dios en favor del hombre pecadorpresupone como real. Para la Tradición cristiana, el
estado de pecado en que se encuentra el hombre no puede comprenderse como de
responsabilidad exclusiva del mismo, sino que procedetambién de otro sujeto creado: el
diablo. Este ser personal y malvado que la Biblia y la tradición llaman Satanás y/o Diablo
no se puede interpretar como una herencia del pensamiento mítico prefilosófico de la
humanidad, sino como un dato de la revelación. En la Sagrada Escritura la existencia del
diablo es un dato de origen experiencial, natural del hombre.
1. Antiguo Testamento
El término hebreo antecedente para el diablo (διάβολος)es שטן «adversario», concepto
neutro que aparece en el NT como σατâν, σατανâς, con una significación teológica
específica, con mayor frecuencia que en el AT, donde la idea de un adversario de Dios
como representante del poderdel Mal ha encontrado varias formas de expresión. Así, por
ejemplo, en el libro de Génesis la serpiente encarna una realidad que existe fuera del
hombre, que es anterior a él, que ha sido creada por Dios y que, pervirtiendo las
instrucciones dadas porDios respecto del árbol del jardín del Edén, seduceal hombre con
la promesa de la absoluta autonomía para que se revela contra Dios y contra el principio
puesto por Dios en la creación (Gn 3,1-7). El Libro de la Sabiduría interpreta este
acontecimiento como fruto de la envidia del Diablo, que ha introducido la muerte como
un poderfunesto en el mundo (Sab 2,24): «Maspor envidia del Diabloentró la muerte en
el mundo, y la experimentan los que le pertenecen».
Además, en el AT, el Diablo es miembro de la corte divina, pero con una función de
acusador(Satán = acusador)del hombre en la presencia de Dios, como nos revela el libro
de Job (Job 1-3). Más explícita es la identificación del diablo como adversario de Dios en
los escritos proféticos (Zac 3,l-7) en conexión con el mundo de los ángeles, en el que
según todas las apariencias, se produjo una división entre los espíritus (Job 4,18; 15,15;
Sal 82,7). En la corriente profética, este adversario tiene como objetivo anular el plan
salvífico de Yahveh (Is 10,5-15; Ez 38,1—39,22; Dn 7,24, entre otros), y cuyo destino
final, dispuesto por Dios, se describe con imágenes míticas, utilizadas en otros contextos
(Ez 28,11-19; Lam 2,1), de un despeñamiento desde las cumbres del monte de Dios.
2. 2. Nuevo Testamento
Los escritos del NT comparten con el judaísmo de su tiempo el concepto y la
representación del «diablo», y también la de Satán, en amplia medida coincidente con el
Diablo, según la cual es el adversario que actúa contra Dios y contra el hombre. En el
Logion de Jesús de Mt 12,24//Lc 11,15 se le llama «Beelzebul, el señor de los demonios»
y en 2Cor 6,15 «Beliar» (variante de Belial). A esto se agregan otras denominaciones
figurativas como «la serpiente», «tentador», «seductor». Sin embargo, los nombres
predominantes son «diablo» (39 veces), y «Satán» (36 veces).
En los evangelios sinópticos la tentación de Jesús por parte del Diablo (Mc 4,1-11; Lc
4,1-13; Mc 1,12), alcanza ya en razón desu ubicación al principio desu actividad pública,
una significación programática. La repetida prótasis del diablo «si eres hijo de Dios»
señala que se está hablando de la misión mesiánico-divina que Jesús ha venido a cumplir.
Ya en el desenlace dela tentación se indica el éxito deesta misión, a lo largo de un camino
que se inicia con el bautismo. La información lucana de que Jesús estaba viendo caer a
Satanás caer del cielo como un rayo (10,18) concuerda con el objetivo de su misión. La
expulsión de los demonios o exorcismos muestra que Jesús tiene como tarea principal
combatir todas aquellas fuerzas diabólicas que atacan y poseen al hombre, haciéndolo
actuar contra su propia naturaleza en perjuicio de sí mismo y de los demás. En su
explicación de la parábola de la cizaña presente en el trigo, Jesús serefiere al diablo como
el «enemigo» con el cual ninguna conciliación es posible (Mt 13,39; Mc 4,15).
San pablo habla de σατανâς en siete pasajes de sus cartas, pero nunca habla del Diablo
(a diferencia de las deuteropaulinas. En 1Tes 2,18 es Satanás quien «estorba» al propósito
del Apóstolde «ir a veros». Sin embargo, el uso lingüístico aquí es incidental y no tiene
mayor carga teológica. Caso diferente es Rom16,20 dondePablo espera de Dios la pronta
aniquilación de Satanás. Se presenta aquí y se desenmascara a Satanás como «el genuino
agente delos maestros de errores venidos defuera». Pablo conocebien la eficacia del Mal
incluso dentro de sus comunidades, a las que previene contra minimizaciones y a las que
exhorta a la vigilancia. En 2Cor 5,1-13 pone en alerta sobrelos «falsos apóstoles» queen
cuanto secuaces de Satanás conocen bien sus tácticas de camuflaje.