Critica 1 Grupo 10 RodrigoBenitez_GinaGadea_AlexisGonzález.pdf
Convivencia
1. Los motivos del lobo - Poemas de Rubén Darío.
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: «¡Paz, hermano
2. lobo!» El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: «!Está bien, hermano Francisco!»
«¡Cómo!» exclamó el santo. «¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?»
Y el gran lobo, humilde: «¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces... comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
3. mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!
Francisco responde: "En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"
«Esta bien, hermano Francisco de Asís.»
«Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.»
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó la gente a la plaza
4. y allí predicó.
Y dijo: «He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios.» «¡Así sea!»,
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
5. Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintiose el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
«En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote» dijo, «¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
6. Contesta. Te escucho.»
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
«Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
7. y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad.»
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: «Padre nuestro, que estás en los cielos...»
Canto Nicaragüense.
NICARAGUA TE CANTO Nicaragua Te Canto
(Luis Enrique Mejía Godoy)
Te canto Nicaragua
tu eres mi mayor encanto
quiero inspirarme
con la brisa de tus campos
campos que brillan
para nuestro deleitar.
Te siento en mi corazón
te juro que no miento
8. y es que sin ti mi vida
es un gran desaliento
de alguien que siente
la separación de amor.
y es por eso
que en toda lucha hay que sufrir
para después en nuestras manos recibir
que pudo ser la libertad de mi pueblo
donde al fin.
Te guiará la meta y contra del mal vivido
y tenaz esa verdad de haber cumplido
y ya verás que la bondad es el camino
para conseguir la paz de esa liberación.
He vuelto a cantar para que pienses
que en la vida existe también un altar
Cristo que derramó su sangre
para el futuro de la humanidad.
Coro:
Nicaragua te canto, sí sí
se te quiere y te canto.
Y de esta revolución
que toma corazón
si tú asistes en la lucha
le harás un bien a tu pueblo.
~
Y vivirás en un sin fin
de esa felicidad
que todo el mundo tendrá
cuando exista el poder
de la linda bondad.
Te canto, porque Nicaragua
tu eres mi mayor encanto.
Costumbre Nicaragüense.
9. A finales del siglo 19, en la mediana ciudad de Managua de ese entonces, el
descubrimiento envuelto en misticismo de una pequeñita estatua católica de Santo
Domingo de Guzmán, provocó el inicio y evolución de una festividad tradicional masiva de
mucho colorido, fervor y alegría, que vino a transformarse en las Fiestas Patronales de la
ciudad capital.
Actualmente, cada Agosto, en específicolos días primero y 10 de mes (feriados en la
ciudad), varios segmentos de avenidas principales de Managua se inundan de gente que
celebra las fiestas de “Minguito”, a como la gente ha llamado con un profundo cariño
irreverente a Santo Domingo (en Nicaragua “mingo” es un apodo familiar del nombre
Domingo, y Minguito es un diminutivo del último).
Los capitalinos tienen diferentes percepciones de estas festividades: para unos cuantos es
un evento sin importancia y simples días feriados, para otros muchos es un momento de
hacer fiesta o salir a curiosear a las calles, pero para una gran parte de la población tienen
un significado ligado a la devoción religiosa expresiva y bullanguera.
En Managua, las actividades de las fiestas agostinas actuales tienen dos diferentes
escenarios, que se repiten cada uno de los dos días principales. Por un lado se realiza la
procesión del santo, en la cual participan miles de personas y están llenas de mucha
tradición cultural, expresión religiosa y entusiasmo; y en otro punto se lleva a cabo el
desfile hípico y de carrozas, al que asisten también una enorme cantidad de personas con
ánimos de entretenerse y participar del ambiente de fiesta de las calles.
La Procesión de Minguito
El alma cultural y centro tradicional de las Fiestas Patronales de Managua es la alegre
procesión de Santo Domingo, la cual surge y es mantenida por la devoción religiosa y el
apego sentimental de miles de personas hacia el santo, al cual “personifica” esa antigua y
diminuta estatua del mismo que ha sido tildada de milagrosa por tantas familias y
generaciones sucesivas de la capital, e incluso de otras regiones del país.
Minguito, la estatua, permanece todo el año en la Parroquia de Las Sierritas, zona
residencial ubicada al sur de la ciudad, hacia el Oeste del kilómetro nueve de la Carretera a
Masaya. Ahí se mantiene inmóvil hasta la llegada de Agosto, cuando es sacado en
procesión a visitar el centro de Managua (es llevado a la Iglesia Santo Domingo ubicada
cerca del antiguo centro de la ciudad), en donde permanece por varios días hasta que es
regresado a su “casa” en una procesión inversa a la primera.
10. El primero de Agosto se realiza la primera procesión, conocida como “la bajada del santo”,
y el 10 de ese mes acontece la segunda procesión, a la que se conoce como “la subida del
santo”. Esto se debe a que la parroquia en Las Sierritas está ubicada a mayor altura que el
centro viejo de la ciudad. También la gente nombra a las procesiones como “la traída” y “la
llevada” del santo, respectivamente.
Son miles las personas que asisten, ya sea realizando todo el recorridojunto a Minguito, o
esperándolo en los puntos del trayecto que mejor les parezca o convenga. En el tumulto
de gente se puede ver de todo: jóvenes, adultos, niños, bebés, ancianos, pobres, ricos (muy
pocos), bonitos, feos, hombres, mujeres, hombres vestidos de mujer... incluso es posible
ver a figuras de la vida política del país, que llegan a la procesión para participar con rostro
sonriente de la tradición (¿o para hacerse notar por la multitud?)
Muchos son los que llegan como simples espectadores curiosos. Otros llegan porque son
grandes amantes de la tradición. Pero los asistentes más llamativos e importantes son los
llamados “promesantes”, nombrados así porque el motivo de su asistencia es el pago de
una promesa hecha al santo, luego de que recibieran algún milagropedido con
anterioridad al mismo.
Los promesantes son la columna vertebral de las fiestas. Según su forma de pago por el
milagro (la cual repiten cada año generalmente), muchos de ellos usan atuendos
llamativos tradicionales que dan un colorido atractivo a la procesión. Algunos se visten con
trajes folclóricos, otros de indios, muchos se embadurnan el cuerpo de aceite y polvos
hasta quedar negros (son llamados los negritos), o con otras sustancias hasta quedar rojos
y parecer diablos (les llaman los diablitos), otros se visten de la tradicional “vaquita”.
Algunos promesantes entran a la iglesia de rodillas, otros simplemente bailan con su ropa
habitual. Los hay también quienes reparten a la multitud bebidas tradicionales o
comerciales, o bocadillos (esa es su promesa).
Las promesas las diseña cada devoto antes de obtener el milagro, luego de lo cual están
en la obligación espiritual de cumplirlo. A veces, las promesas son incluso transmitidas de
una generación a otra. Con el pasar de los años, algunos llamativos promesantes han
llegado a ser íconos infaltables de las fiestas y han creado personajes clásicos, que se
transmiten también de una generación a otra.
El Cacique Mayor: Oscar Ruíz, nacido en 1945, interpreta al Cacique Mayor desde los 20
años, cuando heredó el rol de un antecesor tradicionalista conocidocomo el Cacique
Salvaje (Santos Ocampo). Todos los años se viste pomposamente de indio y baila junto a
Minguito en las procesiones principales y la del 4 de Agosto.
11. Chica La Vaca: Juana Francisca Villalta, nacida en los primeritos años de 1900, se viste de
vaquita y baila con Santo Domingo todos los años desde 1934, cuando tomó el rol
heredado por su madre, quién falleció ese año. Se hizo tan popular que todos la conocen
como “Chica la Vaca” o “La Chica Vaca”. Con ya un siglo de vida, aún asiste a las fiestas de
Minguito aunque sea en silla de ruedas, pues desde el 2005 no puede caminar, y menos
bailar con su habitual vaquita.
Las fiestas son muy alegres. El santo es transportado en una peana plana de madera, con
una base cuadrada de un metro de largo por uno de ancho, y con una altura en el centro
de medio metro. Minguito, protegido por una cápsula de vidrio, es colocado en el centro, y
el contorno es frondosamente adornado con arreglos de flores artificiales y plumas
vistosas (estas flores, al terminar la procesión, son obsequiadas a los promesantes que las
solicitan como reliquias). La peana es cargada en hombros por una multitud de
“cargadores” tradicionales que se van turnando unos a otros en todo el recorrido. Para casi
todos éstos, esa es la forma que han encontrado para pagar su promesa. Ellos están
organizados, y hasta tienen su propia oficina.
El andar del santo no es lineal, Minguito literalmente “baila”: al compás alegrede los
chicheros (bandas filarmónicas), que entonan música propia de la tradición, el santo va
sobre sus cargadores brincando, avanzandolentamentepues su desplazamiento es hacia
adelante, hacia atrás, hacia un lado, hacia el otro. En torno a él, la multitud en procesión
también baila. Entre la imagen y la gente hay un cordón de policías de las fuerzas
especiales con caras muy serias, los que se ven obligados a andar al compás de Minguito.
También se quema pólvora, para hacer más ruidosa la actividad. Las bandas filarmónicas
participantes son varias y se van turnando en todo el trayecto, algunas son traídas de otras
ciudades, incluso. Ni el fuerte sol ni la lluvia detiene la procesión.
Otro aspecto observado en estas fiestas es la enorme cantidad de vendedores ambulantes,
que ofrecen a los asistentes sombreros, cintas con frase como “Viva Mingo” u otras,
bocadillos típicos, comida, bebidas y licor, entre otras tantas cosas. Hay mucho consumo
de alcohol durante estas fiestas, y se puede observar con frecuencia a personas tiradas en
el suelo por el abuso en su consumo. También la policía, la Cruz Roja y los bomberos
participan en mantener el orden o atender a lesionados y otros afectados.
Tradiciones nicaragüenses.
La gritería.
La gritería es una fiesta nicaragüense en honor a la Purísima Concepción de María. Esta
fiesta religiosa se celebra en todos los pueblos y ciudades de Nicaragua (y en los lugares
12. donde la colonia nicaragüense es importante como en Estados Unidos, y Costa Rica)
teniendo especial relevancia en León de donde es originaria.
Se celebra la noche del 7 de diciembre, víspera de la fiesta católica de la Inmaculada
Concepción de María, devotos recorren las calles y visitan diferentes altares en honor a la
Virgen María, en templos y casas particulares, realizando rezos, cánticos y quemando
pólvora (cohetes y juegos pirotécnicos) a la vez que se grita "¿Quien causa tanta alegría?" y
se responde "¡La Concepción de María!". Los habitantes de las casas reciben a los devotos
con un "brindis", llamado popularmente "la gorra".
Los misioneros españoles, en particular los franciscanos, trajeron a América la devoción por
la Virgen María y su Inmaculada Concepción. En este sentido, un documento de 1673
manifiesta que otro escrito de 1626, que había sido quemado, hacía referencia que “en
fecha anterior” (sin precisar fecha, pero que ciertos historiadores fijan en 1562), don Pedro
Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús (fundadora de
la Orden de las Carmelitas Descalzas), llegóa Nicaragua, al puerto de El Realejo (debido a
que su barco estaba azotado por una tormenta), en el actual departamento de Chinandega
con la imagen de la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de la Inmaculada
Concepción, y de allí al pueblo de Tezoatega (hoy El Viejo). Los indígenas de la localidad
no querían que se la llevara por lo que don Pedro la dejó allí y se fue del país. Es la Patrona
Nacional de Nicaragua.
El origen de esta fiesta, en su versión nicaragüense, se remonta al año 1742 y surgió en la
iglesia de San Francisco de la ciudad de León. El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX
promulgó la bula Ineffabilis Deus, en la que expuso y definió como “doctrina revelada por
Dios y que todos los fieles deben creer firme y constantemente que la Santísima Virgen
María fue preservada de toda mancha del pecado original desde el primer instante de su
concepción, por gracia y privilegios únicos que le concedió Dios todopoderoso en
previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano” con lo que legitima el
culto mariano.
El 7 de diciembre de 1857 monseñor Gordiano Carranza, desde el atrio de la Iglesia de San
Felipe (en León), anima al pueblo a visitar casa por casa y a alzar sus propios altares a la
vez de rezar, cantar y gritar a la Virgen. De León la fiesta saltó a Masaya, Managua y a
Granada y de allí se extendió por todo el país.
Hacia mediados del siglo XVIII aparecióuna misteriosa caja flotando en las aguas del Lago
Cocibolca frente a la ciudad de Granada, las lavanderas querían cogerla pero se alejaba
cada vez que querían cogerla por lo que llamaron a los frailes franciscanos del Convento
de San Francisco para ver el prodigio y al abrirla encontraron una imagen de la Virgen
13. sosteniendo al niño Jesús, con el rótulo: La Purísima Concepción para la ciudad de
Granada; según la tradición llegó por el río San Juan en dirección río arriba (o sea contra la
corriente) desde el Castillo de la Inmaculada Concepción, que está en las orillas de ese río,
en el actual departamento del mismo nombre.
Leyenda Nicaragüense.
El Padre sin Cabeza
Cuenta la leyenda que en el año 1549 en la ciudad de hoy León Viejo, alentados por su
madre doña María de Peñalosa, los hermanos Hernando y Pedro, hijos del segundo
gobernador de Nicaragua don Rodrigode Contreras, planearon la muerte del primer
Obispo en tierra firme fray Antonio de Valdivieso, defensor de los Indios y mediador de las
ambiciones de los funcionarios y el clero. Fue asesinado a puñaladas a mano del fiero
capitán Juan Bermejo. Con la muerte de este religioso, el primero cometidoen América, los
asesinos se repartieron la provincia, su población, los objetos de valor y las joyas
episcopales del Obispo.
Después de este crimen, que llenó de indignación y de malos presagios a todos los
creyentes, aparece una leyenda que refiere, que durante los primeros años de la existencia
de la ciudad de León Viejo, el padre de su iglesia fue decapitado de un solo machetazo en
el atrio de su mismo templo, por dos poderosos hermanos, y que su cabeza había rodado
hasta la orilla del lago Xolotlán, donde se sumergió dando origen a una inmensa ola que
se levantó sobre la superficie y avanzó hacia la ciudad, cada vez más grande y fuerte,
llegando a reventar donde había sido asesinado el religioso y sepultando a la ciudad.
Pasado este hecho devastador, los indígenas empezaron a ver en los atrios de las iglesias y
en las calles solitarias de los pueblos, un bulto negro que se protegía bajo el peso de la
lúgubre oscuridad. Con el paso del tiempo algunos moradores se dieron cuenta que la
aterradora y sombría aparición era nada menos que un padre sin cabeza.
Los que lo han logrado ver cuentan que el padre sin cabeza lleva sotana y zapatos negros,
en la cintura prende un cordón del que cuelga una pequeña campana, la que hace sonar
mientras avanza y lleva un rosario en lo que le queda de cuello.
Refiere la leyenda que el padre sin cabeza camina penando por el mundo, visitando los
templos de las diferentes ciudades, rezando las letanías o el rosario, buscando su iglesia y
su cabeza. Algunos refieren que el padre aparecesolo el Jueves y el Viernes Santo, para
visitar las iglesias y que cuando se encuentra frente a cualquiera de ellas hace reverencia
en la puerta del perdón.
14. Cuentos Nicaragüenses.
El Ángel Pobre - Joaquín Pasos.
Tenía una expresión serenísima en su cara sucia. En cambio, una mirada muy atormentada
en sus ojos limpios. La barba crecida de varios días. El cabello arregladosolamente con los
dedos.
Cuando caminaba, con su paso cansado, las puntas de sus alas arrastraban de vez en
cuando en el suelo. Jaime quería recortárselas un poco para que no se ensuciaran tanto en
las últimas plumas, que ya estaban lastimosamente quebradas. Pero temía. Temía como se
puede temer de tocar un ángel. Bañarlo, peinarlo, arreglarlelas plumas, vestirlo con un
hermoso camisón de seda blanca en vez del viejo overol que lo cubría, eso deseaba el
niño. Ponerle, además, en lugar de los gruesos y sucios zapatones oscuros, unas sandalias
de raso claro.
Una vez se atrevió a proponérselo.
El pobre ángel no respondió nada, sino que miró fijamente a Jaime y luego bajó al jardín a
regar sus pequeños rosales japoneses.
Siempre que hacía esta tarea se echaba ambas alas hacia atrás y las entrelazaba en sus
puntas. Había en este gesto del ángel algo de la remangada de fustanes de la criada
fregona.
En realidad, muy poco le servían las alas en la vida doméstica. Atizaba el fuego de la cocina
con ellas algunas veces. Otras, las agitaba con rapidez extraordinaria para refrescar las casa
durante los días de calor. El ángel sonreía extrañamente cuando había esto. Casi
tristemente.
Es lógico que los ángeles denoten su edad por sus alas, como los árboles por sus cortezas.
No obstante, nadie podía decir qué edad tenía aquel ángel. Desde que llegó al hogar de
don José Ortiz Esmondeo – hace dos años más o menos – tenía la misma cara, el mismo
traje, la misma edad inapreciable.
Nunca salía, ni siquiera para ir a misa los domingos. La gente del pueblo ya se había
acostumbrado a considerarlo comoun extraño pájaro celestial que permanecía a toda
hora en la casa de Ortiz Esmondeo, enjaulado como une un nicho de una iglesia pajaril.
Los muchachos del pueblo que jugaban en el puente fueron los primeros que vieron al
ángel cuando llegó. Al principio le arrojaron piedras y luego se atrevieron a tirarle de las
15. alas. El ángel sonrió y los muchachos comprendieron en su sonrisa que era un ángel de
verdad. Siguieron callados y miedosos su paso reposado, triste, casi cojo.
Así entró a la ciudad, con el mismo overol, con los mismos zapatos y con una gorrita a la
cabeza. Con su mismo aspecto de ángel laborioso y pobre, con su misma sonrisa
misteriosa.
Saludó con gesto de sus manos sucias a los zapateros, a los sastres, a los carpinteros, a
todos los artesanos que suspendían asombrados sus trabajos al verlo pasar.
Y llegó así a la casa acomodada de don José Ortiz Esmondeo, rodeado por las gentes
curiosas del barrio.
Doña Alba, la señora, abrió la puerta.
- “Soy un ángel pobre” – dijo el ángel.
II
La casa siguió siendo la misma, la vida siguió llevando la misma vida. Sólo los lirios, los
rosales, las azucenas, y sobre todo las azucenas del jardín, tenían más hermosura y más
alegría.
El ángel dormía en el jardín. El ángel pasaba largas horas cuidando el jardín. Lo único que
aceptó fue comer en la casa de la familia.
Don José y Doña Alba casi nos e atrevían a hablarle. Su respeto era silencioso y su secreta
curiosidad sólo se manifestaba con sus sostenidas miradas sobre su cuerpo, cuando estaba
de espaldas, y dirigida insistentemente sobre el par de largas alas.
Los rosales japoneses sonreían durante toda la mañana. Al atardecer, ángel los acariciaba,
como cerrando los ojos de cada una de las rosas. Y cuando el jardín dormía, extendía las
alas sobre la yerba y se costaba con la cara al cielo.
Al salir el sol se despertaba Jaime. Al despertarse, encontraba al ángel a su lado, apoyado
en el hombro de su alma.
El juego comenzaba. Bajola sombra del jardín, Jaime veía convertirse en seres con vida a
todos sus soldaditos de plomo, oía los pequeños gritos de mando del capitán de su
minúsculo buque, hablaba con el chofer de latón de su automovilito de carreras, y por
último entraba él mismo como pasajero a su tren de bolsillo.
La presencia natural del ángel daba a estos pequeños prodigios toda naturalidad.
16. III
Pero el ángel pobre era tan pobre que no tenía ni milagros. Nunca había resucitado a
ningún muerto ni había curado ninguna enfermedad incurable. Sus únicas maravillas,
aparte de sus alas, consistían en esos pequeños milagros realizados con Jaime y sus
juguetes. Eran como las pequeñas monedas de cobre que le correspondían del colosal
tesoro de los milagros.
Sin embargo, la gente no se cansaba de esperar el milagro estupendo, el gran milagro que
debía ser la explicación y el motivo de la presencia del ángel en el pueblo.
El hombre acostumbra considerarse como un niño mimando por lo divino. Llega a creerse
merecedor a la gracia, al amor de Dios, a los milagros. Su orgullo le esconde sus pecados,
pero cuando se trata de un favor sobrenatural entonces intenta cobrar hasta lo último de
la misericordia divina.
Había algo de exigencia en las expectativas del pueblo. El ángel era ya un orgullo local que
no debía defraudar las esperanzas e la población. Lo estaban convirtiendo poco a poco en
algo así como un pájaro totémico. Era casi una bestia sagrada.
Se organizaron sociedades para cuidar al ángel. La municipalidad dio decretos en su
honor. Se le remitían los asuntos locales para su solución. Por último, hasta se le ofreció el
cargo de Alcalde.
Todo en vano. El ángel lo desechaba todo disimuladamente. Nada le interesaba, según
parecía. Sólo daba muestras de una entrañable afición a la jardinería.
IV
Cuando don José se decidió a tener una entrevista con el ángel algo serio sucedía.
El ángel entró sonriendo a la oficina. Limpió a la puerta el lodo de sus zapatones oscuros,
se sacudió las alas y se sentó frente al señor Ortiz.
Don José estaba visiblemente molesto. Sus ojos bajaron varias veces ante la vista del ángel,
pero al fin, con una mueca lastimosa, principió:
- “Bueno, mi amigo, yo nunca le he llamado a usted para molestarlo en nada, pero ahora
quiero hablarle de un asuntito que para nosotros es muy importante”
Tos. Pequeña sonrisa.
- “Se trata, - prosiguió - de que desde un mes a esta parte nuestros negocios han venido
tan mal que, francamente hablando, estoy al borde de la quiebra. La Compañía Eléctrica
17. que, como usted sabe, constituye mi única fortuna, ha fracasado totalmente y pasará a
manos del Estado. Lo que el gobierno me reconozca apenas bastará para cubrir mis
deudas. Ante esta perspectiva, me he atrevido a llamar a usted para suplicarle que nos
consiga, aunque sea presta, mi amigo, alguna platita, algoque nos saque de este apuro…”
El ángel, muy serio, se sacó las bolsas de su overol. Un pedazo de pan, una aguja de tejer,
un trapo, varias semillas secas y un silbato viejo.
Don José le lanzó una mirada extraña y dijo:
- “Ya sé que usted no tiene nada, pero puede pedir… yo no sé… un poco de plata, de oro,
algún milagrito, mi amigo. Algosencillo, que no lo comprometa… Además, nosotros no
diremos ni media palabra…Así se arreglaría toda esta situación y usted podría seguir muy
tranquilo viviendo con nosotros como hasta ahora, mi amigo.”
Don José tenía la cara roja de vergüenza. Pero estaba decidido a jugarse el todo por el
todo. El era decente, lo sabía muy bien, y era correcto y era honrado pero también era
práctico. Tengo que ser práctico y hablar claramente, se decía. Al pan, pan.
- “Ya ve, nosotros nunca le hemos pedido nada. Jamás le hemos molestado, no es cierto?
Pero ahora la familia necesita arreglar este asunto, tener un poco de “flojera”, para seguir
viviendo, para seguir sirviendo a Dios, mi amigo…”
Dónde había oído don José esta frase de “seguir sirviendo a Dios”, que por primera vez
pronunciaban sus labios? ¡Ah! Sonrió por dentro. El cura… aquella misa cantada… el
sermón!
El ángel se puso definitivamente serio. Su mirada era fija, directa.
- “José, - dijo muy despacio – ya que usted quiere que hablemos francamente, vamos a
ello. Cuando yo le dije a su señora que yo era un ángel pobre, era porque en realidad soy
ángel y soy pobre. Es decir, la pobreza es una cualidad de mí ser. No tengo bienes
terrenales ni puedo tenerlos. Tampoco puedo darlos. Eso es todo”.
Pausa. Con la mirada más fija aún, continuó:
- “No obstante, como yo les estoy sumamente agradecido y veo que la vida está muy
dificultosa para ustedes, les libraré de ella con muchísimo gusto, su ustedes lo desean.
- “¿Cómo? ¿Qué dice?
18. - “Pues que como la vida les está siendo tan desagradable, puedo conmutarles por gracias
especiales lo que ustedes ganarían ofreciendo esas penalidada Dios, y suprimirles la
existencia terrenal”.
- “Es decir, ¿lo que usted se propone es matarnos?”
- “No. No lo diga así con lenguaje pecaminoso. Simplemente se trata de quitarle la vida a
usted y a su familia. Desde hace algún tiempo, José, he venido pensando llamar a usted
para hacerle este ofrecimiento, pues yo les debo a ustedes muchos favores y finezas. Y
ahora en estas circunstancias, sería la solución de todas las dificultades de su familia”.
Los ojos de Don José se encendieron. Su boca estaba seca.
- “Cómo va a creer – gritó - yo entiendo que usted quiere morirse porque usted vive en la
otra vida y, por que, además, usted no se puede morir! Pero nosotros, eso es diferente!”
- Es natural su defensa natural, José. Su vida pide la vida, yo lo sé, pero reflexione que ésta
es una doble oportunidad: la oportunidad de librarse para siempre de esos apuros
materiales que tanto le intranquilizan, y la oportunidad de morirse santamente. Es
ventajosísimo. Yo les fijaré el día y la hora de sus muertes y ustedes arreglarán
perfectamente, y con mi ayuda, sus cuentas con Dios. Yo seré un guía para sus almas. Y no
se preocupe por la muerte: yo soy un ángel experto en el asunto pues fui discípulo del
Ángel Exterminador”.
Don José estaba furioso. Sin contenerse gritó:
- “¡No señor, de ninguna manera! Mi vida vale mucho, mucho más de lo que usted piensa.
Eso que usted me propone es un atrevimiento, una barbaridad, un homicidio… un
homicidio premeditado, eso es”.
- Las muertes de todos los hombres son, José, otros tantos homicidios, solamente que no
son delitos ni pecados porque son realizados por Dios. Ustedes los hombres son tan
pretenciosos que llegan a creer que sus vidas son de ustedes! La muerte es
necesariamente deseada por el hombre justo. El suicidio sería la solución más lógica y el
fin más inteligente de las vidas de todos los hombres lógicos e inteligentes, si el suicidios
fuese permitido por Dios”.
- “¡Bueno! ¡Suficiente! ¡No quiero nada con usted!”
V
Los once años de Jaime vieron de otra manera el asunto.
19. - Ángel, mátame hoy – le decía -, mátame bajo tus rosales japoneses, de un solo golpe de
ala”.
VI
Murió el niño. El ángel extendió sus alas sobre él durante la misteriosa agonía. Era una
muerte suave, una muerte de pájaro. Una muerte que entraba de puntillas y sonriendo.
Cuando todo había terminado tan silenciosamente, la fuerza de la muerte invadió la casa.
Un enorme recogido comprimido estalló en el aire de la muerte. La casa entera pujaba, se
expandía. Un olor indefinible cubrió los objetos: se abría una gaveta y salía de ella un
perfume sobrenatural; los pañuelos lo tenían, y el agua y el aire lo llevaban. Parecía un
incienso de ultratumba que denotaba el final de un rito desconocido y milagroso.
En el jardín los lirios y las azucenas se pusieron más blancas, con un incontenible, un
ilimitado color blanco. Y los rosales japoneses ofrecieron cada cinco minutos una nueva
cosecha de rosas encarnadas.
Don José se puso como loco. Momentos antes de su muerte, Jaime se le acercó para
pedirle permiso de morir. Por supuesto, le prohibió semejante locura.
Pero el niño ya tenía la vocación de la muerte, amaba la muerte con todas las fuerzas de
sus vidas.
De nada sirvieron las protestas y las lágrimas de Doña Alba; y Don José no encontró
amenazas con qué amenazar a su hijo.
Por eso, su cólera ciega cayó sobre el ángel. Salió a la plaza rodeado por los Concejales de
la Alcandía, y con lágrimas en los ojos se dirigió al pueblo en un discurso muy
conmovedor, pidiendo justicia contra el ángel, a quien procesaría por asesinato
premeditado, según dijo.
Pero ni el Juez ni los guardias se atrevió a arrestar al ángel.
Fue el Alcalde quien tomó el asunto en sus manos notificando al ángel que debía
abandonar la ciudad inmediatamente.
VII
A las doce del día, bajo el tremendo sol meridiano, salió el Ángel Pobre, más pobre y más
ángel que nunca, del hogar Ortiz Esmondeo.
Por las calles polvorientas del pueblo iba arrastrando sus alas sucias y quebradas. Los
hombres malos de los talleres de la Compañía Eléctrica se le acercaron en grupo, y con
20. bromas obscenas le arrancaron las plumas. De los alones del ángel brotaba una sangre
brillante y dolorosa.
Pero al llegar al puente, los muchachos del pueblo que allí estaba, se arrodillaron en línea
llorando.
El ángel pasó levantando sobre sus cabezas su alón sangriento y uno por uno fueron
cayendo muertos.
Chiste Nicaragüense.
Un día reciben una llamada los bomberos riiiiiiinnn... Aló si estacion d bomberos en q se le
puede servir? Y cn gritos desesperados dicen auxilioo oo! Q pasa? Se metio un gato a mi
casa! Sea serio señor por favor! Como va a llamar por esa pendejada! Piiiiip cuelga el
bombero, otra vez llaman auxilio, socorro por favor ayudenme el gat...o esta dentro d la
casa! Deje d joder que tenemos que trabajar como va a llamar pa decir esa pajistada! Pip
cuelga , otra vez llaman akí ta el gato no se va y m anda buscando! El bombero
encachimbado le dice que es la jodedera que se tiene quien puta habla ahí? El loro de la
casa hijuepuuuta!....
Adivinanzas nicaragüenses.
Adivina, adivinanza:
¿Qué tiene el rey en la panza, igual que cualquier mendigo?
¿Lo sabes?
El Ombligo.
Refrán nicaragüense.
El que de ajeno se viste en la calle lo desnudan.