El documento compara y critica dos proyectos arquitectónicos icónicos: la Elbphilharmonie de Herzog & de Meuron en Hamburgo y el Teatro Nacional de Taichung de Toyo Ito en Taiwán. Ambos son edificios culturales de gran escala que sirven como símbolos de sus ciudades respectivas. Sin embargo, mientras que la Elbphilharmonie representa un enfoque heroico de arquitectura singular, el Teatro Nacional de Taichung integra mejor la comunidad a través de un diseño orgánico y permeable. El
1. Teoría y Crítica de la Arquitectura – 2017 - Turno Noche – UM FADAU
Herzog & de Meuron vs. Toyo Ito
Comparación y crítica
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12. • No dejamos de hablar sobre la relevancia de urbanizar y de repensar las ciudades. Incluso cuando se hace referencia
a los nuevos modos de la política se suele escuchar y asumir la afirmación de que “urbanizar es gobernar”, porque
ese acto implica cada vez más estrechez con la resolución de las necesidades de la esfera pública. Cientos de
simposios, conferencias y publicaciones van construyendo un cuerpo de ideas imperfecto tanto por la complejidad
del tema como por la brecha que hay entre la teoría y la diversidad de experiencias urbanas con sus rasgos
particulares. Foros, debates y ensayos se centran en temáticas imprescindibles como el acceso a la vivienda,
educación y salud, la resiliencia urbana, la resignificación de los restos post-industriales, los diferentes ecosistemas
urbanos, la transformación del sentido del paisaje y la planificación, la movilidad, las infraestructuras, los procesos
colectivos, etc.
• Es evidente que no hay una respuesta clara a la pregunta sobre qué es urbanizar y que nos encontramos ante grandes
transformaciones, comparables a las grandes definiciones y acciones del siglo XIX.
• En ese sentido, el monumental edificio diseñado por Herzog & de Meuron para la Elbphilharmonie de Hamburgo, con
un presupuesto muy debatido que, según se dice, sería mayor que el de una misión de la NASA, sostiene una lógica
parecida a la de las antiguas catedrales. Un edificio simbólico que revela una altísima calidad espacial y desarrollo
tecnológico en el uso de los materiales, una postal de una ciudad, un templo de la cultura que condensa valores de
durabilidad, estabilidad, lujo público, atemporalidad. Un objeto singular, caso de arquitectura heroica, atractor extraño
que también podría interpretarse como una réplica del modelo Bilbao que contrasta incluso en esos términos con la
propia tendencia que esta oficina ha desarrollado en la última década en proyectos como la expansión de la Tate
Modern –desarrollada también en esta edición–, o los edificios en Miami y Brasil.
• Este caso es comparable al de otro edificio que publicamos recientemente –el Teatro Nacional de Taichung de Toyo
Ito–, que generó una avalancha de declaraciones de este arquitecto japonés en los últimos meses, al sostener que ya
no está interesado en proyectos de este tipo y que los arquitectos tienen que pensar sobre cuestiones comunitarias y
de menor escala[1].
• Cabe entonces la reflexión sobre la posibilidad de diferenciar si estos grandes edificios están inmersos aún en una
lógica de la ciudad global que quiere compatibilizar lo inmediato, urgente, contingente y efímero con valores
culturales perdurables y procesos de investigación y desarrollo industrial; o si la finalización de estas pirámides
contemporáneas son solo los resabios de paradigmas ya obsolescentes.
• Hay algo de sus signos de permanencia que parece ser una parte esencial de la constitución de las ciudades, al igual
que los aspectos que trabajan con necesidades más básicas, urgentes e imprescindibles. En esta búsqueda de una
postal duradera se hace signo material –y en casos excepcionales como este, también poético–, algo de la puja
constante para contrarrestar aquella insoportable levedad del ser.
• Arq. Florencia Rodríguez – Editora PLOT
14. En construcción desde finales de 2009 y con una superficie de 34.067 metros cuadrados, el
edificio para el Teatro Nacional de la ciudad china de Taichung se organiza como una trama
espacial tridimensional con forma neuronal que evoca una red de cavernas naturales y en la que
se insertan tres espacios para la representación: el ‘Grand Theater’, con 2.014 asientos; la
‘Playhouse’, con 800, y la ‘Black Box’, con 200 localidades.
Además de cumplir con los estándares necesarios para la representación tradicional, el edificio
pretende funcionar como un espacio continuo que difumine los límites entre los espectadores y
los artistas, los espacios de representación y de conexión, así como el espacio interior y el
tejido urbano.
El edificio establece una continuidad con el tejido urbano en el que se inserta, extendiéndose
más allá del límite del espacio climatizado y abriéndose hacía el parque, cuyos caminos
conducen de manera natural hacia el interior.
Fruto de la extrusión de una membrana dividida en dos zonas entre dos superficies, la
geometría espacial conseguida se traslada al terreno en el que se asienta el edificio así como a
la orografía circundante, que continúa y completa el complejo. Constituida por los muros curvos
que forman la geometría del edificio, la estructura principal utiliza una técnica de hormigonado
importada de la construcción de túneles, basada en la proyección del hormigón en dos capas
con distintas densidades.
Bautizado por Toyo Ito como la ‘caverna sonora’, el sistema de cavidades se extiende
fractalmente por todo el volumen del edificio como si de una cueva natural se tratase, sirviendo
de lugar de intercambio y actuando como regulador térmico. Inserto en la ‘caverna sonora’, el
‘Grand Theater’ aparece como una abertura entre el sistema de espacios intermedios.
El escenario se sitúa en un paralelepípedo de estructura metálica, formal y constructivamente
independiente del resto. La cubierta ajardinada restituye la misma superficie de parque que el
edificio ocupa en planta y ofrece un espacio de esparcimiento público y un paisaje continuo que
contrasta con los edificios en altura de alta densidad de los alrededores.