2. IDENTIFICAMOS Y ANALIZAMOS
LA SITUACIÓN FAMILIAR
• La llegada de un hijo con alguna discapacidad
dificultad especial (transitoria o permanente).
o
El nacimiento de un hijo con alguna discapacidad, o la
observación de algunas dificultades o retrasos en la evolución de
alguno de los hijos, trae consigo una vivencia dolorosa, compleja y
difícil para los padres.
Y esto es así, porque al frustrarse el proyecto vital de
tener “el hijo sano y sin problemas” que todos soñamos y
deseamos, se generan una serie de ideas y emociones que tocan
los aspectos más profundos de nuestra identidad.
Efectivamente, el encuentro con “lo diferente y lo no
esperado” nos sorprende, lo rechazamos y nos plantea
interrogantes sobre nosotros mismos, tanto del pasado, como
actuales y del futuro. Preguntas que producen confusión y dolor
porque, o no tienen respuestas, o son difíciles de aceptar.
Los sentimientos que genera la nueva situación: rabia,
tristeza, negación, culpa, pérdida de autoestima, desilusión,
vergüenza, rechazo, ansiedad… suponen un impacto tan intenso
que pone en riesgo el clima familiar, la salud de los padres y la
propia relación de pareja.
Por todo ello, es necesario dedicar la atención y el
cuidado no sólo hacia el hijo con problemas, sino también a los
hermanos, a cada uno de los padres y a la propia relación de
pareja.
3. • Asumir la discapacidad o dificultades especiales de
nuestro hijo
Es un aspecto básico en lo que supone el proceso en el que
nos vemos inmersos al tener un hijo con alguna discapacidad o
dificultad, ya sea transitoria o permanente.
•
•
•
•
¿Qué significa “asumir”?
Conocemos sus dificultades (síndrome, cuadro médico,
retraso madurativo, etc).
Partimos de estas dificultades para dar la respuesta
que veamos más adecuada.
Aprendemos a vivir con las limitaciones y trabajos que
conlleva la incapacidad del hijo, en un clima familiar lo
más normalizado posible.
Rehacemos nuestro proyecto de vida, incorporando en
él todos los elementos de la nueva situación, que
supone también un reajuste de nuestra vida personal y
familiar.
• Cómo nos representamos la situación
En un primer momento, las ideas que nos vienen de la
discapacidad o dificultades especiales del hijo suelen estar
influidas por nuestros sentimientos, por las informaciones
parciales que nos llegan, por nuestra actitud confusa de “no
querer
saber”
(escuchando
lo
que
nos
dicen
“pseudoprofesionales”: decirnos que “la niña está fenomenal” o
“que se están equivocando”), o de “querer saberlo todo” (hacer
consultas a muchos profesionales, mirar Internet,…).
Por todo esto, es frecuente que, al principio, la
representación mental que hacemos no suele estar muy
ajustada a la realidad, por defecto o por exceso.
4. Va a ser necesario, cuando se esté en condiciones, hacer un
acercamiento a la discapacidad o dificultad especial, con el
asesoramiento de un profesional en el que se confíe. Ello nos
permitirá tener datos suficientes para contrastarlos con la
situación de nuestro hijo/a.
Por otro lado, sea cual fuere la realidad, se puede pensar
como una meta a trabajar, o como algo que nos va a hundir o que
no vamos a poder con ello, etc. El tipo de idea que predomine en
nuestra manera de concebir la nueva situación, condicionará el
modo de encararla.
Este proceso de ajuste de:
.-nuestras ideas a la realidad
.-lograr representaciones que nos estimulen a luchar
.-y a sacar lo mejor de nosotros y de nuestros hijos
puede ser más o menos largo. Ello dependerá de otros elementos
que veremos en las próximas sesiones.
MIS ANOTACIONES, IMPRESIONES, OBSERVACIONES:
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………