Documento 2 Pensamiento, emoción, voluntad y conducta
1. Escuela de padres y madres de niños con necesidades educativas especiales 2014-15
EAT Alcobendas-San Sebastián de los Reyes
ESCUELA DE PADRES
2. Escuela de padres y madres de niños con necesidades educativas especiales 2014-15
EAT Alcobendas-San Sebastián de los Reyes
INTERACCIÓN DEL PENSAMIENTO, LA EMOCIÓN, LA
VOLUNTAD Y LA CONDUCTA
Todos hemos tenido alguna experiencia de cómo influye lo que pensamos en lo
que hacemos; nuestras emociones en la conducta; la voluntad en lograr cambios,… De
este modo entendemos algunas ejemplificaciones: si tengo miedo a los perros evito
pasar por la casa donde hay uno; o si he tenido un desencuentro con una persona es
probable que la idea que tenía de ella haya cambiado y también el modo de
relacionarme a partir de esa experiencia; o si al despertarme me encuentro alegre, me
levanto con agilidad y planifico lo que voy hacer, sin embargo si estoy triste me cuesta
levantarme sintiendo que cualquier actividad me supone un gran esfuerzo.
Es importante observar que estas interacciones también se dan en sentido
inverso. De este modo, si llevo una temporada inactiva,.. o he cogido el hábito de comer
poco o mucho,… mi pensamiento recurrente estará en función de este modo de actuar:
“No puedo levantarme” “Cómo voy a ser capaz de ir a tal sitio,..”; o “Me gustaría ser
capaz de comer más o de comer menos” “nunca voy a conseguir tener una dieta
equilibrada”,… Del mismo modo, si siento miedo tenderé a ser muy prudente en mis
iniciativas, e incluso me limitaré a determinadas acciones indispensables,…
Es decir que hay una influencia de las ideas en las emociones y de éstas en la
conducta. Pero también nuestras conductas condicionan los sentimientos y éstos el
modo de pensar.
Además hay otra
capacidad, que no suele pasar
desapercibida, y es el acto de voluntad, que se expresa en: QUIERO, o NO QUIERO.
Cada uno podemos controlar o canalizar nuestro pensamiento, las emociones y las
reacciones. La fuerza que tiene una persona se manifiesta en la capacidad para darse un
SI a ella misma, para poner el QUIERO en el motor de su vida.
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En estos casos, quien regula la influencia del pensamiento, la emoción y la
conducta es la propia persona. Para ello, es necesario en primer lugar aprender a
identificar lo que pensamos, sentimos y cómo actuamos. Y, posteriormente, ejercitarse
en controlar o canalizar los pensamientos, sentimientos y conducta de forma ajustada y
que nos haga sentirnos bien.
Como otras muchas cosas que vamos aprendiendo hay personas que este proceso
de integración de las diferentes facultades lo hacen sin ser muy conscientes de ello. En
muchas ocasiones, sin embargo, es necesario pararse y proponerse de forma explícita
aprender a descubrir cuáles son los pensamientos que nos invaden, o cuáles son las
emociones que están marcando nuestra vida y que nos hacen infelices, o qué conductas
tenemos contrarias a nuestros deseos. El objetivo es conseguir que estas capacidades se
integren y estén bajo el control de la persona.