2. “ ¿Quién dijo que en Honda no se puede cultivar lechuga?, fue la
sentencia de María Fena Toledo quien después de aprender a
construir las barbacoas y hacer el abono, tomó el cultivo como una
parte de su economía familiar.
Lo mismo sucedió con el pimentón, el tomate y otras plantas que
ahora se dan en los patios de varias casas de esta población a orillas
del río Magdalena, que en promedio alcanza los 28 grados
centígrados, pero que al medio día por lo general llega a los 35
grados.”
3. Iniciativas
“Se discutieron alternativas y nos dimos cuenta de que en los patios de las
casas podía haber un potencial interesante con el establecimiento
de cultivos de ciclos cortos.
Es una apuesta complicada porque no es algo que se mantenga
y sea permanente. Si la cosa marcha como debe ser se puede cosechar a
los dos meses y otros dos meses para tener todo listo y volver
a cosechar”, relata Devia.
Y así inició el Proyecto al que se vincularon varias familias de Honda,
entre ellas madres cabeza de hogar pertenecientes a la ACJ. La
primera tarea fue construir las barbacoas, unos recipientes de madera
ubicados a un metro del piso que son utilizados para los cultivos.
“Con este método las plantas son menos propensas a las plagas, en
cuestión de temperatura también, porque a esa altura es menos
caliente.
En términos de manejo de agua son más eficientes y ergonómicamente
también es mejor, porque se puede trabajar de pie”, señala el experto.
4. La segunda tarea fue aprender a hacer el compost. “Para el abono
se usan las cáscaras de papa, de huevo, más los desechos
orgánicos. Se ponen a fermentar y se revuelve con melaza,
ceniza, cascarilla de arroz, estiércol y tierra. Con el tiempo se
zarandea y queda listo, es muy fácil de hacer y no se demora
mucho”, recalca Olga Cecilia Castilblanco, una de las alumnas.
Mientras tanto, muchos de los viejos cultivadores de la región
seguían insistiendo que si sembraban lechuga y pimentón, entre
otras plantas, iban a perder el tiempo. Sin embargo, unos meses
después las hojas de estas plantas empezaron a salir de entre el
abono revuelto con la tierra, y muy pronto aparecieron los
frutos.
“Cuando empezaron a recoger su producto se emocionaron
demasiado y se motivaron a continuar trabajando. Una señora,
además de la barbacoa, utilizó una matera, prepara su propio
abono y ahí cultiva rábanos, otra de ellas aprovechó los cocos
de una nevera vieja y ya tiene un cultivo ahí”, aseguró Mariela.
5. Lechugas de hojas grandes, pimentones de un rojo fuerte, habichuelas
muy largas y tomates carnosos se abrieron paso entre las barbacoas
ante el escepticismo de los lugareños.
Sin embargo, es necesario combatir las plagas y otras amenazas que
pueden afectar los cultivos.
Uno de esos inconvenientes son los aguaceros que pueden dañar las
plantas, o plagas que no se prevén como, por ejemplo, las iguanas que se
comieron las lechugas que se cultivaban cerca al río.
6. Comercialización
Todo lo que producen las barbacoas en los patios de las casas elegidas
es orgánico.
La fumigación la hacen con una mezcla de ajo, cebolla y ají, “eso sí, que
no quede muy fuerte porque se queman las hojas”, dicen las
cultivadoras.
Esto se convierte en un valor agregado, todos sus productos son
orgánicos y las nuevas empresarias saben que su comercialización en el
futuro va a ser importante.
“Yo vendo gallina y sopa a los viajeros, utilizo mucho el cilantro para que
le dé sabor, entonces lo mismo que cultivo lo utilizo en mi empresa. Yo
pago a mis compañeras y así nos ayudamos entre todas”, comenta,
orgullosa, Olga Cecilia.
Pero Maria Fena Toledo, otra de las participantes en el proyecto, pensó en
llevar el negocio más allá. “Alguien me avisó que de la javeriana nos iban a
dar una clase de hortalizas y yo fui. Nos dieron todo para trabajar: las
tablas para hacer las barbacoas, el abono y las semillas. Como acá es
muy duro para
que salgan las semillas las compro en Bogotá y ahora yo vendo la
lechuga a los negocios de comida rápida en Honda. Les llevé la muestra y
les gustó, además es orgánica”.
7. Tanto María, como Olga Cecilia ven en las barbacoas una alternativa a sus
labores diarias, pues en ellas ocupan muy pocas horas al día.
“Tenemos un concepto erróneo, la agricultura no es para trabajarla de sol a sol,
no es necesario matarse, se trabaja por la mañana con la sombra y otro ratico
por la tarde.
Esto es muy importante que la gente lo conozca porque podríamos estar
dando una pequeña solución al problema alimentario”, señala Sidel Melo,
otro de los habitantes de Honda que presta un lote para el trabajo con la
comunidad.
Las barbacoas requieren de un compromiso constante por parte de los
cultivadores, por eso en la época decembrina decayeron cuando una gran
parte de ellos se olvidó de las barbacoas o cuando la subienda llegó a principio
del año.
Sin embargo, las madres cabeza de hogar vinculadas a la ACJ, las señoras
que por iniciativa propia participaron de las clases del ingeniero Carlos
Devia y de los demás capacitadores, así como los ciudadanos que ven en
esta práctica una entrada para su economía familiar o una posibilidad de
alimentarse mejor, son concientes de que con este sistema es posible
obtener alimentos de muy buena calidad.
8. Seguridad alimentaria y cuidado del medio
ambiente, una sola misión
El llamado de la Universidad Javeriana estuvo centrado en las mujeres
amas de casa, madres de familia sin fuentes de recursos económicos
evidentes que, además de interés, tuvieran tiempo y disponibilidad para
participar.
El proyecto fue formulado con el apoyo de Corporhonda, que facilitó el
contacto con comunidad en Honda, y específicamente la conformación
de los grupos de trabajo en los barrios Arrancaplumas, Las Delicias y La
Concordia.
En una segunda fase, la ACJ (Asociación Cristiana de Jóvenes) se unió al
trabajo con otros grupos de mujeres interesadas en la iniciativa.
Todos ellos debieron asistir a ocho talleres en los que recibieron la
información pertinente acerca de la construcción de barbacoas, la
fabricación de abonos orgánicos, la propagación de material vegetal y el
control de plagas y enfermedades.
En algunos de los talleres se dio la colaboración de Jonny Chávez, tecnólogo
en producción agropecuaria limpia, quien participó en procesos similares
desarrollados en la Granja SOS Armero Guayabal.
9. “Se propone la elaboración de barbacoas inicialmente de tipo individual y con la
vinculación de la ACJ barbacoas de tipo grupal. La meta del proyecto era tener
cincuenta y llegamos a tener ochenta. La lista final dice que participaron setenta”.
La propuesta inicial consideraba la construcción de barbacoas de tres metros
de largo, uno de ancho y 20 centímetros de profundidad, elevadas a un metro
de altura, con patas enterradas en la tierra; sin embargo, algunos patios
estaban pavimentados, lo cual dificultada enterrar postes, por lo que se
remodeló su estructura para que quedaran superpuesta sobre la superficie
pero
igualmente levantadas de éste. Como la madera tiene una vida útil que se prevé
de dos años, los responsables del proyecto optaron por emplear
técnicas que alargan su duración, una de ellas consistente en añadir agua con
sal y otra, en rociar con agua y cemento.
Luego de obtener los conocimientos básicos sobre la elaboración y manejo de
los abonos, las técnicas para el cultivo y el control de plagas, los participantes
iniciaron el trabajo en los patios de sus casas y en el caso de la ACJ, en lotes
comunitarios. En poco tiempo de las barbacoas empezaron a brotar lechugas,
tomates, pimentones, plantas aromáticas como el cidrón, hierbabuena
y cilantro, también albahaca y lechugas especiales como la rúgula y la crespa.
Todas éstas con manejos naturales sin el uso de químicos, lo que las
introduce dentro de la categoría de productos orgánicos.
10. Carlos Devia y su grupo de trabajo, además de propiciar seguridad
alimentaria y la posibilidad de generar ingresos a las familias, obtienen otros
beneficios para la comunidad. Se rompe el paradigma de la tierra infértil, de
clima extremo y se ayuda a mantener el equilibrio del ecosistema.
Quienes pensaban que allí no se podía cultivar ven ahora a las mujeres
vendiendo el producto de sus cosechas y, por otra parte, se emplea el agua
estrictamente necesaria y el abono elaborado con deshechos que salen de
las mismas casas (entre los desechos se cuentan principalmente las hojas de
los árboles que comúnmente se barren, se recogen y se botan a la basura),
lo que disminuye la contaminación, especialmente del río Magdalena.
Es importante señalar que tanto la producción en barbacoas (agricultura
desarrollada en objetos levantados del suelo) como la producción de
abonos orgánicos utilizando desechos de los patios de las casas para ser
empleados en éstas, es una práctica de uso muy común en diversos lugares
del mundo, que hace parte de los muchos conocimientos tradicionales que
se han ido perdiendo con el tiempo y la “modernidad”, y toma nuevamente
vigencia cuando de agricultura urbana y de apoyo a la seguridad alimentaria
se trata.
11. “Este proyecto contribuyó a la misión de la Pontificia Universidad
Javeriana en la solución de dos problemáticas. Primero, la crisis ética y la
instrumentalización del ser humano; y segundo, la irracionalidad en el
manejo del medio ambiente y de los recursos naturales”, aseguró Devia.
Algunas de las setenta familias que concluyeron las diferentes fases de los
“patios productivos” continuaron con las siembras, y sueñan con
convertir las barbacoas en una fuente permanente de alimentos y
productos orgánicos
para la venta.
Para el desarrollo del proyecto fue necesario contactar diversos proveedores
de productos y servicios quienes suministraron material vegetal
(plántulas y semillas), tablas de madera, postes, puntillas, alambres y
demás productos requeridos durante el trabajo, así como en algunos
casos su conocimiento para el desarrollo de algunas prácticas, como en
talleres de construcción de las barbacoas, viverismo y control de plagas y
producción de abonos y material vegetal.
12. Todas las etapas de vida en el ciclo de vida familiar femenino
participando en el patio productivo
14. Participantes del proyecto social
El Proyecto de presupuesto Social San Francisco Javier “Patios productivos,
seguridad alimentaria y fuente de ingresos en comunidades vulnerables del
municipio de Honda, Tolima”, sigue su desarrollo gracias a la vinculación de
organizaciones sociales como la ACJ y las iniciativas de la comunidad que espera
convertirse en proveedores de los comedores que la Alcaldía dispone para los
estudiantes y habitantes de bajos recursos de esta población. Los responsables del
proyecto son:
Carlos Alfonso Devia Castillo
Facultad de Estudios Rurales y Ambientales
Director del Departamento de Ecología y Territorio
Pontificia Universidad Javeriana
cdevia@javeriana.edu.co
Hernán Rodríguez Castro
Corporhonda
Director
Agradecimientos a:
Mariela Correa Suárez,
Coordinadora del Programa Medio Sociofamiliar