Las organizaciones inteligentes u organizaciones que
aprenden (learning organizations) se caracterizan por reconocer la importancia de las prácticas individuales y colectivas de aprendizaje, y también por desarrollar el pensamiento sistémico en su interior
1. LA QUINTA DISCIPLINA Y SUS LEYES
Fuentes:
Senge, P. (2006). La Quinta Disciplina en la práctica. Cómo construir una organización
inteligente. Buenos Aires: Granica.
Senge, P. (1998). La Quinta Disciplina. El arte y la práctica de las organizaciones que
aprenden. México: Granica.
Desarrollo:
Como señalamos en la reseña “Organizaciones Inteligentes”, las organizaciones que aprenden
(learning organizations) u organizaciones inteligentes consideran a las prácticas colectivas de
aprendizaje como una habilidad clave para responder a los cambios acelerados que se
producen en el entorno organizacional. Para ello, estas organizaciones explotan al máximo la
capacidad de aprender de cada uno de sus miembros con el objetivo de mejorar los resultados
de manera continua. Además, Senge (1998) considera que lo que distingue a las learning
organizations de las organizaciones de control tradicionales y autoritarias es el dominio de
cinco disciplinas. Al respecto, la Quinta Disciplina se refiere al desarrollo del pensamiento
sistémico en una organización. En este sentido, Senge (2006, 1998) resalta la importancia de
pensar a la organización en términos de sistemas, es decir, la necesidad de tener en cuenta la
interrelación de las partes que la constituyen. A partir de estas consideraciones, el autor
propone un enfoque orgánico, integral y sistémico de las organizaciones. El pensamiento
sistémico que propone este autor consiste en ver los eventos como formando partes de un
proceso y no considerarlos de manera aislada.
Senge (2006, 1998) señala que una organización que busque transformarse en una
organización inteligente debería aplicar las siguientes Leyes de la Quinta Disciplina:
1. Los problemas de hoy derivan de las soluciones de ayer:
Nuestras soluciones de hoy a problemas del pasado crean los problemas de mañana.
Además, hay soluciones que desplazan el problema a otra parte del sistema. Por lo tanto,
es necesario observar sistemas y no hechos puntuales.
2. Cuando más se presiona, más presiona el sistema:
El pensamiento sistémico denomina a este fenómeno realimentación compensadora. Por
ejemplo, cuanto más esfuerzo realizamos controlar las cosas, más esfuerzo se requiere
para realizarlo. Siempre que ejercemos más presión sobre el sistema con intervenciones
agresivas o mediante un mayor control, se produce mayor resistencia.
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2. 3. La conducta mejora antes de empeorar:
La realimentación compensadora implica un paréntesis entre el beneficio de corto plazo
y el perjuicio de largo plazo. Por ejemplo, una solución típica puede parecer excelente
cuando cura los síntomas, pero pasan algunos años y reaparece el problema o deriva en
un problema nuevo y más grave.
4. El camino fácil lleva al mismo lugar:
Las personas se sienten cómodas aplicando soluciones típicas a los problemas basándose
en lo conocido, pero la solución de un problema no siempre es visible u obvia. El
pensamiento asistémico hace que las personas insistan en soluciones conocidas mientras
que los problemas fundamentales persisten o empeoran. En este sentido, algunos
especialistas denominan a esta forma de reaccionar frente a los problemas el síndrome de
“¡aquí necesitamos un martillo más grande!.
5. La cura puede ser peor que la enfermedad:
La solución sencilla o familiar no solamente puede ser ineficaz, sino también peligrosa.
La aplicación de soluciones asistémicas parecen efectivas en el corto plazo pero resultan
perjudiciales en el largo plazo. Cuando se atacan solamente los síntomas, el problema
mejora o no aparece en una primera instancia, pero esto es transitorio; posteriormente, el
problema reaparece agravado. Toda solución de largo plazo debe fortalecer la aptitud del
sistema para sobrellevar sus propias cargas.
6. Lo más rápido es lo más lento:
Los sistemas naturales, generalmente, tienen tasas de crecimiento óptimas, que son muy
inferiores a la del crecimiento más rápido posible. Cuando el crecimiento se vuelve
excesivo, el sistema trata de compensarlo y puede haber problemas para la supervivencia
de la organización. Entonces, la rapidez inicial provoca, posteriormente, lentitud o
estancamiento. Es la vieja historia: la tortuga es más lenta pero gana la carrera.
7. La causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio:
Esta es una característica de los sistemas complejos y, por lo tanto, hace que sea difícil
encontrar la causa de los problemas. Por ejemplo, es un error considerar que si hay un
problema en la línea de producción de una empresa la causa está necesariamente en ese
departamento. La naturaleza de la realidad de los sistemas complejos no se corresponde
con los modos predominantes de pensar que consisten en creer que la causa y el efecto
están próximos en el tiempo y el espacio.
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3. 8. Los cambios pequeños pueden producir resultados importantes:
El pensamiento sistémico enseña que los actos pequeños y bien focalizados pueden
producir mejoras significativas y duraderas, si se realizan en el sitio apropiado. Los
pensadores sistémicos denominan a este fenómeno el “principio de la palanca”. Por lo
tanto, afrontar un problema dificultoso requiere determinar dónde se encuentra el punto
de apalancamiento. El problema es que las zonas de alto apalancamiento generalmente
no son evidentes y, además, no están próximas en el tiempo y el espacio respecto de los
síntomas. Es necesario entender las fuerzas que actúan en los sistemas para entender
cuáles son los puntos o los cambios de alto apalancamiento. Cabe señalar que en todos
los sistemas hay zonas de alto y bajo apalancamiento.
9. Es posible alcanzar dos metas aparentemente contradictorias:
Los dilemas pueden superarse cuando los vemos bajo una perspectiva sistémica. Por
ejemplo, en una organización se puede aumentar la calidad y bajar los costos. En
realidad, muchas situaciones en las empresas son aparentemente contradictorias debido a
que se aplica un pensamiento asistémico –calidad vs. costos, empleados felices vs. costos
laborales, etc.–.
10. Dividir un elefante por la mitad no genera dos elefantes pequeños:
Los sistemas poseen integridad, es decir, el carácter de un sistema depende de la
totalidad. La comprensión de la mayoría de los problemas administrativos de una
organización requiere ver la totalidad del sistema y no lo que ocurre en los
departamentos considerados en forma aislada.
11. No hay culpa:
Las personas suelen culpar a las circunstancias externas por sus problemas. El
pensamiento sistémico muestra que no hay nada externo y que, en realidad, las personas
y las causas de sus problemas forman parte de un solo sistema. Por lo tanto, la solución
de un problema radica en entender la relación entre lo interno y lo externo, y salir de una
posición de víctima para asumir un rol de protagonista en la búsqueda de soluciones.
La esencia de dominar el pensamiento sistémico en una organización radica en ver patrones
donde los demás solamente ven hechos y fuerzas antes las cuales deben reaccionar. El hecho
de ver el “bosque” además del “árbol” permite a una organización inteligente responder de
manera efectiva y no reaccionar ante un entorno organizacional cambiante.
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