1. Acromegalia y gigantismo
¿Qué es?
La acromegalia y el gigantismo son el conjunto de alteraciones que aparecen como
consecuencia de un exceso en la acción de la hormona del crecimiento, ya sea en la etapa
adulta (cuando ya ha cesado el crecimiento óseo) o en la etapa infantil (cuando todavía se
está en fase de crecimiento), respectivamente.
¿Cómo se produce?
La hormona del crecimiento (GH) es sintetizada en la glándula hipófisis. Esta hormona
actúa como estimulador del crecimiento mediante la estimulación de otras sustancias (como
las somatomedinas o IGF-I) que actúan en los múltiples fenómenos involucrados en el
crecimiento de todos los órganos y tejidos.
Así el exceso de GH va a producir una enfermedad crónica debilitante asociada a un
crecimiento exagerado de los huesos y partes blandas, denominado como acromegalia
cuando el individuo ya ha dejado de crecer. Y gigantismo cuando el exceso de función de la
GH ocurre antes de que finalice el crecimiento de óseo.
La hormona GH está regulada (estimulada) por una hormona que fabrica el hipotálamo, la
GHRH.
Las causas que pueden originar un aumento en la función de la hormona de crecimiento
pueden surgir de un aumento de la secreción de la GH o bien de su hormona estimuladora,
la GHRH.
En cuanto a las causas de exceso de secreción de GH, la alteración puede provenir de una
afectación propia de la hipófisis o bien de otras células de otros lugares del organismo fuera
de la hipófisis. Estas células adquieren capacidad de secretar la hormona de crecimiento
(por ejemplo los tumores de células de los islotes pancreáticos). Si bien, la causa más
frecuente de acromegalia y gigantismo supone la presencia de un exceso de GH producido
por un tipo de tumor hipofisario denominado como adenoma hipofisario.
Síntomas
En los niños, cuando el exceso de función de la GH ocurre antes de que el crecimiento
lineal de los huesos se haya consolidado, se produce gigantismo. Y en el adulto, dado que
el hueso no puede crecer en longitud, se observa un crecimiento exagerado de manos y
pies, así como del perímetro de la cabeza con mandíbulas prominentes, desarrollo
exagerado de la lengua y rasgos faciales toscos. Además la laringe se hipertrofia y aparece
una voz cavernosa.
Diagnóstico
2. Cuando las características clínicas hacen sospechar acromegalia o gigantismo, la
determinación de IGF-I es un examen útil. No se determina la GH en sangre puesto que una
sola medida aleatoria no permite diagnosticar ni excluir la enfermedad, ni es directamente
proporcional a la gravedad de la misma. Para el diagnóstico debemos pedir la concentración
en sangre de IGF-I, que estará siempre por encima de los valores de los controles de la
misma edad y sexo. El diagnóstico de acromegalia se confirma demostrando la falta de
fabricación de GH al cabo de 1 a 2 horas después de dar una sobrecarga oral de azúcar (75
g). Es necesario medir la prolactina, ya que se encuentra elevada en cerca de 25% de los
pacientes con acromegalia.
Una vez realizado el diagnóstico analítico conviene realizar pruebas de imagen craneales,
ya que las causas más frecuentes pasan por la presencia de tumores a nivel hipofisario. Para
ello utilizamos preferentemente la resonancia magnética.
Tratamiento
En la mayoría de los pacientes el tratamiento definitivo suele ser la cirugía y extirpación del
adenoma hipofisario. Suele ser realizado a través de la nariz (transesfenoidal). En la
mayoría de los casos esto es suficiente para curar la enfermedad; sólo un 10% pueden
recidivar en los años subsiguientes. La principal desventaja es que al extirpar parte de la
hipófisis, hasta en un 15% de los casos pueden presentar posteriormente un déficit de una o
varias hormonas hipofisarias desarrollando un hipopituitarismo.
Otro tipo de tratamiento puede ser la radioterapia, especialmente cuando la cirugía está
contraindicada o el paciente no quiere someterse a ella o si el tumor recidiva tras al cirugía.
Este método consigue reducir la masa tumoral y los niveles de GH, sin embargo su efecto
no es inmediato.
El tratamiento médico de la acromegalia se realiza mediante el uso de sustancias que
consiguen una disminución de los niveles de GH. Para ello existen diferentes familias de
fármacos. El más usado y más efectivo es el de los análogos de la somatostatina como el
octreótido y el lanreótido. Consiguen una normalización de los niveles de GH e IGF-I en un
50% de los casos e incluso pueden producir la regresión del tumor. Otra familia de
fármacos usados son los agonistas dopaminérgicos como la bromocriptina y la cabergolina,
especialmente útil si existe asociado un aumento de la prolactina.
Medidas preventivas
No existen medidas que prevengan la aparición de un crecimiento exagerado en el niño o
en el adulto. Pero, ante un exceso en el crecimiento del niño o del adulto es imprescindible
acudir al médico para hacer un estudio de control de talla y peso en relación con su edad,
apoyado de un estudio hormonal en caso de dudas.