3. En la Biblia se usan muchos tipos de imágenes como agua (Juan 7:38),
viento (Juan 3:8), columna (1ª de Timoteo 3:15). Según el contexto,
estas son imágenes de verdades espirituales y teológicas.
En el Nuevo Testamento encontramos diversas imágenes sobre la
unidad que demuestran el importante papel que ésta desempeña en
la naturaleza y la misión de la iglesia.
Un pueblo.
1ª de
Pedro 2:9
Un edificio
y un hogar.
Efesios
2:19-22
Un
templo.
1ª de
Corintios
3:16-17
Un cuerpo.
1ª de
Corintios
12:12-26
Un pastor
y un
rebaño.
Juan 10:1-
11
4. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1ª de Pedro 2:9)
Aunque provenientes de muchas naciones,
pueblos y lenguas, Dios considera a su Iglesia un
único pueblo. Una nación santa, compuesta por
hombres y mujeres santos,
con un mismo propósito:
proclamar al mundo el amor
y la salvación de Dios.
Al igual que el antiguo pueblo de Israel,
no hay nada en nosotros que nos haga
aptos para formar parte de este pueblo
(Deuteronomio 7:6-8).
Es por Su amor y Su gracia que somos
llamados a reflejar en nuestra vida los
preciosos rasgos del carácter divino.
5. En esta metáfora, Pablo combina la idea de un edificio y las
piedras con que está construido, y el hogar que habita en él.
Somos piedras vivas que forman un edificio cuya piedra
angular y cimiento es Cristo (1P. 2:4-5).
Ningún creyente es una piedra aislada, sino
que apoya y es apoyada por los demás.
Por otro lado, somos parte de una gran
familia, no unida por lazos de sangre, cuyo
padre es Dios.
Nuestra unión se basa en haber
experimentado el nuevo nacimiento, y
compartir una misma doctrina y una misma
misión: predicar del Evangelio.
6. “¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el Espíritu
de Dios mora en vosotros?”
(1ª de Corintios 3:16)
Para los creyentes (ya fuesen judíos o gentiles) la imagen del templo era clara:
un magnifico edificio construido expresamente para alabanza y honor de Dios.
La comunidad de creyentes, unidos,
forman un templo. Y Dios habita en
medio de ellos.
Cuando hay divisiones en la iglesia, el
templo corre el riesgo de ser destruido
(v. 17).
Por eso, se nos insta a que no haya
entre nosotros divisiones, sino que
permanezcamos unidos “en una
misma mente y en un mismo parecer”
(1ª de Corintios 1:10).
7. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo
muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo”
(1ª de Corintios 12:12)
Cada miembro del cuerpo es una parte de él, y realiza una
función distinta. Deben trabajar unidos en la diversidad. El
cuerpo no puede hacer nada si sus miembros no trabajan de
forma coordinada.
La iglesia es el cuerpo de Cristo. Él es su cabeza y nosotros los
distintos miembros. Esto nos enseña que:
No debemos permitir que nuestras
diferencias étnicas, culturales, educativas
o de edad nos dividan.
Al pie de la Cruz todos somos iguales.
El evangelio cura, restaura y reconcilia.
Como cada creyente está conectado
espiritualmente con Cristo, todo el
cuerpo se nutre con el mismo alimento.
8. “Yo soy el buen pastor; el buen
pastor su vida da por las ovejas”
(Juan 10:11)
La imagen de Jesús como el Buen Pastor
nos recuerda al Salmo 23. La Iglesia es
un rebaño de ovejas, ovejas tontas y
asustadizas guiadas por Jesús.
Cuando las ovejas se extravían (pecan), Jesús las busca y las trae de vuelta al redil.
Recibimos constantemente (como personas y como iglesia) todo su cuidado.
El punto importante aquí es que las ovejas conocen la voz de su pastor. Ninguno
que conozca la voz de Jesús caminará solo y errante, sino que estará unido junto a
los demás miembros del rebaño.
De hecho, la unidad y la
seguridad del pueblo de Dios
dependen de su proximidad a
Jesús y están directamente
relacionadas con la obediencia
sumisa a su voz.
9. “La relación entre Cristo y sus seguidores y la
de éstos entre ellos se ilustra mediante la
figura de la vid y sus ramas. Todas las ramas
se relacionan unas con otras, sin embargo
cada una posee su propia individualidad que
no se pierde en la de ninguna otra. Todas
mantienen la misma relación con la vid y
dependen de ella para su vida, crecimiento y
fructificación. Las ramas no se pueden
sostener entre ellas mismas. Para esto cada
una debe estar centrada en la vid. Y aunque
las ramas se parecen unas a otras, también
revelan diferencias. Su unidad consiste en la
unión común que sostienen con la vid, y en
cada una, aunque no idénticamente, se
manifiesta la vida de la vid”
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 7, pg. 163)
10. Te invito a bajar y
estudiar cada una
de las 13 lecciones
que tratan sobre el
tema:
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