2. IGLESIA DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Algunos Padres de la Iglesia alcanzan a ver una
sombra de Iglesia en la creación, porque ya en ella
hay cierta revelación (Revelación primitiva) del
designio amoroso del Dios creador para con el
hombre, una marcada predilección por el hombre.
3. El Pueblo de Israel o Iglesia del Antiguo Testamento
es fase preparatoria de la Iglesia de Jesucristo del
Nuevo Testamento, que será la segunda fase de la
revelación sobrenatural (revelación cristiana) ya que
la Iglesia Neotestamentaria será depositaria, no ya de
la promesa, sino de la realidad salvífica.
4. La proyección hacia el futuro y hacia el cumplimiento y
plenitud de las promesas es un rasgo fundamental de la
Iglesia del A.T., en la cual los signos mistéricos son
superados por la llegada de la Iglesia Neotestamentaria, así
como la realidad supera a la imagen (cfr. 1 Pe 3,21; Hb 9,11)
y el cuerpo trasciende a la sombra (Hb 8,5; 10,1; Col 2,17).
5. El Vaticano II, en LG 2, no duda en afirmar que la Iglesia de Cristo "ya
fue prefigurada desde el origen del mundo (es la cuestión del
llamado Proto Evangelio de Gn 3,15) o primera promesa del
Redentor futuro hecha por Dios a nuestros primeros padres
inmediatamente después de la caída original) y preparada
admirablemente en la Historia del Pueblo de Israel y en la Antigua
Alianza". Es que, empleando las figuras, el Antiguo Israel es, respecto
al Nuevo Israel, como el embrión respecto al hombre, como la
bellota respecto a la encina y como la aurora respecto al día.
6. El argumento fundamental está en
que el Concilio afirma que la Iglesia
del N.T. es perfección de la Iglesia
del A.T. porque contiene en sí la
plenitud de la Revelación, a Cristo,
Palabra de Dios hecha carne que
salva a quien cree en El, ya que "es
el único que posee palabras de
vida eterna" (DV 17).
7.
8. La Iglesia del Nuevo Testamento es el Nuevo Pueblo de Dios,
concretización y perfeccionamiento de la Iglesia del A.T. o Antiguo
Pueblo de Israel.
- Jr 31,31
9. Ya dijimos que toda la Iglesia es obra de la Trinidad. La Iglesia del N.T.
es designada como Iglesia de Cristo porque El mismo la llamó "Mi
Iglesia" (Mt 16,18), porque la adquirió con su Sangre (Hch 20,28), la
llenó de su Espíritu y la dotó de todos los medios apropiados de
unión visible y social, es decir, con ministerios jerárquicos y carismas.
Sin embargo, es Dios (Trinidad) quien "formó una congregación de
quienes, creyendo, ven en Jesús al autor de la salvación y el principio
de la unidad y de la paz, y la constituyó Iglesia a fin de que fuera
para todos y cada uno el Sacramento visible de esta unidad
salutífera" (LG 9).
10. LA LLAMA ESPOSA:
• La RMi 9 se expresa así: «La primera beneficiaria de la salvación es la Iglesia. Cristo la ha
adquirido con su sangre (Cfr. Act. 20,28) y la ha hecho su colaboradora en la obra de la
salvación universal. En efecto, Cristo vive en ella; es su esposo; fomenta su crecimiento;
por medio de ella cumple su misión»
• También en Pastores Dabo Vobis, 22, Juan Pablo II afirma: «La Iglesia es, desde luego, el
cuerpo en el que está presente y operante Cristo Cabeza, pero es también la Esposa que
nace, como nueva Eva, del costado abierto del Redentor en la cruz».
• Oseas 10,2
• Jeremías 2,2
• Is 54,4-
• Jn 3,29
• Mt 9,15; Mc 2,19
• Ef 5,25
• 2Cor 11,2
• Ap 21,2
11.
12. En realidad no hay para qué
buscar un momento o un
hecho, o una palabra de la vida
terrena de Jesucristo para
situar la fundación de "su
iglesia", la Iglesia de Dios del
Nuevo Testamento, el Nuevo
Pueblo de Dios.
Nos dice SC 5 que "del costado
de Cristo dormido en la Cruz
nació el Sacramento admirable
de la Iglesia entera" o, como
dice San Juan Crisóstomo:
"Derramando su Sangre nos
redimió y nos incorporó a Él,
nos hizo sus miembros, para
que en El fuésemos, también
nosotros Cristo"
13. Ciertamente Jesucristo es el
fundador de la Iglesia
Neotestamentaria, pero la ha
fundado no con un acto aislado,
como quien funda una Institución,
sino con su presencia personal en
el mundo, como Mediador y
Salvador, "haciéndose obediente
hasta la muerte para cumplir la
voluntad de su Padre"
14. Sin embargo, es preciso reconocer que "hay naturalmente ciertos momentos en
la vida de Cristo en los cuales gravita con mayor fuerza su intención de fundar la
Iglesia. Tales momentos son la colación del poder de atar y desatar a Pedro (Mt
16,19; Jn 20, 23) y a los Apóstoles (Mt 18,18), y más todavía la Ultima Cena...
porque así como la primera cena pascual fue la verdadera hora del nacimiento
del Pueblo de Israel (Ex, 12), así la Ultima Cena aparece como el origen de un
Nuevo Israel, el vínculo de unidad de un Nuevo Pueblo de Dios"
15. Los Padres, en la fundación de la Iglesia por parte de Cristo,
distinguen tres etapas principales: La Encarnación, el Ministerio
Público antes y después de la Resurrección y la Muerte Redentora
sobre la Cruz.
16.
17. Dice A. Beni: "Una efusión visible, solemne, se tiene en el
día de Pentecostés (Hch 2,1), la cual no señala el nacimiento
de la Iglesia, sino, mejor, 'su venida al mundo' como se dice
de un bebé, que después de haber estado formado en el
seno materno "viene al mundo" cuando aparece a la luz y
comienza a vivir la existencia humana. Así la Iglesia, la
nueva creatura, nacida del costado abierto de Cristo, en
Pentecostés aparece a plena luz, es manifestada a una
multitud innumerable.
18. Pentecostés para la Iglesia neotestamentaria es como la
experiencia del Sinaí para la Iglesia de la Antigua Alianza.
Allá se promulgó la Ley, acá se revela el Espíritu. Con
Pentecostés se da por finalizada la actividad salvífica de
todo el Antiguo Testamento, y se inaugura solemnemente la
etapa culminante de la Historia Particular de Salvación.
19. Con el Espíritu de Pentecostés se estrenó la Misión eclesial del
Nuevo Testamento porque los Apóstoles repentinamente
comprendieron que su encargo era repartirse por el mundo entero a
predicar que con Jesucristo había comenzado el Reino de Dios en la
tierra y que todos debían convertirse, si querían pertenecer a ese
Reino (Hch 2,38 1,37).
Afirma R Mi. 21 que: “El Espíritu Santo es en verdad el protagonista
de toda la misión eclesial: su obra resplandece de modo eminente
en la misión ad gentes”.
20.
21. Entre Iglesia de Cristo y Reino de Cristo
hay identidad como lo afirma LG 3: "La
Iglesia o Reino de Cristo, presente
actualmente en el misterio, por el poder
de Dios crece visiblemente en este
mundo".
Entre la Iglesia de Cristo y el Reino de
Dios, al contrario, no hay identidad,
pero sí una profunda relación.
22. El Vaticano II en LG 5 afirma que
"La Iglesia, enriquecida con los
dones de su fundador y
observando fielmente sus
preceptos de caridad, humildad
y abnegación, recibe la misión
de anunciar el Reino de Cristo y
de Dios e instaurarlo en todos
los pueblos, y constituye ya en
la tierra el germen y el principio
de ese Reino".
23. El documento de Puebla se expresa así: "La Iglesia ha recibido la
misión de anunciar e instaurar el Reino en todos los pueblos. Ella es
su signo. En ella se manifiesta de modo visible lo que Dios está
llevando a cabo, silenciosamente, en el mundo entero. Es el lugar
donde se concentra al máximo la acción del Padre, que en la fuerza
del Espíritu de Amor busca solícito a los hombres, para compartir
con ellos -en gesto de indecible ternura- su propia vida Trinitaria. La
Iglesia es también el instrumento que introduce el Reino entre los
hombres, para impulsarlos hacia la meta definitiva"(17)
24. La relación que existe entre Cristo, Iglesia y Reino de Dios podemos
resumirla en tres grandes afirmaciones:
• Jesucristo es ya la realización radical de la realidad última o
escatológica que Dios ha prometido como Alianza para la
humanidad.
• La Iglesia, como sacramento del Reino, hace parte de la realidad
última salvífica, pero no se identifica con ella.
• La realidad última salvífica en su perfecta y definitiva actuación es
el Reino de Dios, que comprende no sólo a la Iglesia, sino también
a todo el mundo.
25. En RMi 18 dice que: “El Reino de Dios que
conocemos por la Revelación no puede
ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia.
Cristo no sólo ha anunciado el Reino, sino
que en Él el reino mismo se ha hecho
presente y ha llegado a su
cumplimiento... El Reino de Dios no es un
concepto, una doctrina o un programa
sujeto a la libre elaboración, sino que es
ante todo una persona que tiene el rostro
y el nombre de Jesús de Nazaret, imagen
del Dios invisible”.
26. «La Iglesia está efectiva y
concretamente al servicio del
Reino (" del cual es germen,
signo e instrumento RM 18),
lo está ante todo, mediante
el anuncio que llama a la
conversión ...La salvación
escatológica empieza, ya
desde ahora, con la novedad
de vida en Cristo. RM.20.
27. El documento de Puebla relaciona así a la iglesia con el Reino de
Dios: "El Mensaje de Jesús tiene su centro en la proclamación del
Reino que en El mismo se hace presente y viene. Este Reino, sin ser
una realidad desligable de la Iglesia (LG 8), trasciende sus límites
visibles. Porque se da en cierto modo donde quiera que Dios esté
reinando mediante su gracia y amor, venciendo el pecado y
ayudando a los hombres a crecer hacia la gran comunión que les
ofrece en Cristo. Tal ación de Dios se da también en el corazón de
hombres que viven fuera del ámbito perceptible de la Iglesia. Lo cual
no significa, en modo alguno, que la pertenencia a la Iglesia sea
indiferente" (23).
28. En verdad, el camino ordinario para participar del Reino de
Dios es la Iglesia de Jesús, pero "quienes, ignorando sin
culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no
obstante, a Dios con un corazón sincero, y se esfuerzan,
bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su
voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia,
pueden conseguir la salvación eterna" (LG 16), es decir,
participar, como el buen ladrón, del Reino (Lc23,42).
29.
30. El Símbolo o Credo Niceno-constantinopolitano (del II Concilio Ecuménico, en
381) fijó como propiedades esenciales de la verdadera Iglesia de Cristo, capaces
de hacerla conocer como tal, la unidad, la santidad, la catolicidad y la
apostolicidad. Estos términos (Una, Santa, Católica y Apostólica) fueron tomados
del Símbolo o Credo de San Epifanio (año 374), el cual parece que había
utilizado, a su vez, el Símbolo o Credo de San Cirilo de Jerusalén (año 348).
31. Las cuatro propiedades no son exclusivas, es decir, la Iglesia de Cristo
también posee, y debe poseer, otras propiedades, como por ejemplo
la visibilidad, la indefectibilidad, la infalibilidad, etc. Boecio llegó a
enumerar cien propiedades de la verdadera Iglesia. Las cuatro
propiedades que confesamos esenciales en el Credo son
Tradicionales, sobre todo porque emanan de la esencia misma de la
Iglesia y porque son fácilmente observables desde fuera y, por tanto,
tienen el valor de Notas, signos o características distintivas, capaces
de hacer reconocible, por parte de quien las observa atentamente, la
verdadera Iglesia de Cristo.
32. • Pero entre las cuatro Notas Tradicionales: Una, Santa, Católica y
Apostólica, se puede hacer una distinción: las tres primeras
(Unidad, Santidad y Catolicidad) pertenecen al orden ontológico o
del ser, y se derivan directamente de la naturaleza de la Iglesia; la
cuarta (apostolicidad) pertenece al orden histórico
• porque no proviene directamente del ser: de la Iglesia, sino de su
realización histórica. Más aún, la gran diferencia entre estas cuatro
Notas estriba en que las tres primeras son escatológicas, es decir,
están ya en la Iglesia, aunque todavía no han logrado su perfección
completa; la cuarta, en cambio, ya está y debe ser siempre
constatable en su realidad.
33. Dice J. B. Mondin que "es necesario distinguir entre
plenitud esencial y plenitud efectiva o histórica” (24); es así,
entonces, como podemos decir que la Iglesia de Cristo tiene
las tres primeras notas con plenitud esencial, pero no con
plenitud efectiva, y la cuarta con plenitud tanto esencial
como efectiva e histórica.
34.
35. La Iglesia de Cristo, Iglesia
Neotestamentaria y Nuevo Pueblo de
Dios, es esencialmente Una porque
tiene su causa eficiente, ejemplar y final
en la Trinidad, que es un Solo Dios en
Tres Personas que se identifican en la
posesión de la misma esencia. Como la
Iglesia de Cristo es, en la tierra, un signo
de la Trinidad, debe ser también Ella
Una en su esencia, aunque compuesta
de personas distintas.
36. La Unidad esencial de la Iglesia Neotestamentaria radica en que
posee "una sola fe, un solo bautismo, un solo Señor, un solo Cuerpo
y un solo Espíritu" (Ef 4,4). En el Decreto del Vaticano II sobre el
Ecumenismo encontramos como elementos esenciales para la
comunión en la Unidad: "La confesión de una sola fe, la celebración
común del culto divino y la concordia fraterna de los Hijos de Dios"
(UR 2). LG 14 agrega, además, "la comunión a su organización visible
con Cristo, que la dirige por medio del Sumo Pontífice y de los
Obispos".
37. No hay que confundir la Unidad con la
uniformidad. La nota eclesial de Unidad no
conlleva la uniformidad, sino que, al contrario,
alienta la diversidad creativa, la auténtica
pluriformidad. La Iglesia necesita Unidad de fe y
pluralismo en la expresión.
38. San Juan Pablo II en Christifideles laici 20 dice que «La comunión
eclesial se con- figura, más precisamente, como comunión
"orgánica", análoga a la de un cuerpo vivo y operante.En efecto, está
caracterizada por la simultánea presencia de la diversidad y de la
complementariedad de las vocaciones y condiciones de vida, de los
ministerios, de los carismas y de las responsabilidades. Gracias a esta
diversidad y complementariedad, cada fiel laico se encuentra en
relación con todo el cuerpo y le ofrece su propia aportación».
39. H. De Lubac dice: "La Unidad
concreta y viviente de la Iglesia
no es una uniformidad, es un
concierto, una armonía... sólo
que para que la armonía se
realice, toda diversidad debe
ser asumida en el movimiento
esencial hacia la unidad"
40.
41. La Santidad es el primer atributo, o primera Nota esencial que, desde principios
del siglo II, se le atribuyó a la Iglesia Neotestamentaria, aunque desde el inicio
los que pertenecían a la Iglesia de Cristo se denominaban "Santos" (cfr Hch 9; Ef
1,1).
42. Solamente Dios es Santo por excelencia; todas las realidades creadas
son santas en la medida en que vienen de Él, le pertenecen y están
referidas a Él. La Iglesia es Santa en el aspecto objetivo, es decir,
como Iglesia que llama a la santidad, porque es el signo y el
instrumento de salvación que congrega a los santos. Para hacer
santa a su Iglesia, que es su Cuerpo, su Esposa sin mancha, su
Sacramento, "Jesucristo se ha sacrificado a sí mismo" (Ef 5,25; Tit
2,14)
43. En sus principios formales, es decir,
como depositaria de la fe, de los
Sacramentos y de los Sagrados
Ministerios, la Iglesia es, y será
siempre, Santa y por eso afirmamos en
nuestra fe que "Creemos que Ella es
indefectiblemente Santa" (LG 39).
44. Pero, además de ser santa en el aspecto objetivo, la Iglesia de Cristo
lo es también en el campo subjetivo. Todos sus miembros estamos
llamados a ser santos. El Vaticano II dice: "En la Iglesia, todos, ya
pertenezcan a la Jerarquía, ya sean apacentados por ella, son
llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: 'porque esta es la
voluntad de Dios, vuestra santificación' (1 Tes 4,3; Ef 1,4)" (LG 39). Y
LG 40 agrega: "Es, pues, completamente claro que todos los fieles,
de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la
vida cristiana y a la perfección de la caridad, y esta santidad suscita
un nivel de vida más humano incluso en la sociedad terrena".
45.
46. "La Iglesia, dice H. De Lubac, es en este mundo, y continuará siendo
hasta el fin, una comunidad compleja: Trigo mezclado con paja, arca
que contiene animales puros e impuros, barco repleto de malos
pasajeros que siempre parece que lo van a arrastrar al naufragio. Los
'infieles' de buena fe o de buena voluntad y aún los cristianos
disidentes solamente están 'ordenados' a Ella (hay grados en la
incorporación a la Iglesia según Benedicto XIV en su Breve "Singulari
nobis" de 1949), sin que pueda decirse que son miembros suyos en
sentido exacto y genuino. Por el contrario, los pecadores, que no han
renegado de Ella, continúan formando realmente parte de Ella, y
sabemos muy bien que ellos constituyen su inmensa mayoría"
47.
48. El término "Católico" no se encuentra en la traducción griega de los LXX, ni en el
Nuevo Testamento. Aplicado este término a la Iglesia, aparece por primera vez
en San Ignacio de Antioquía (muerto en 110) y significa: Universal, total.
49. La Iglesia Neotestamentaria es católica porque es el cumplimiento y
el perfeccionamiento de la Iglesia veterotestamentaria, que estaba
llena de promesas universalitas de salvación (cfr. Promesa a
Abraham -Gn 12,3; 22,18-; a Isaac -Gn 26,4-; a Jacob -Gn 28,14-;
etc.) como también de profecías que anuncian la universalidad
eclesial (Is 2,2; 60,3; Jer 3,17; Ez 17,23; Dn 2,34; Zc 9, 9; Mal 1,10;
etc).
50. Tengamos muy en cuenta que la catolicidad, como Nota esencial de
la Iglesia, no se refiere necesaria y simplemente a la extensión
espacial, ni a la cantidad numérica, ni a la continuidad temporal. La
catolicidad de la Iglesia no puede reducirse a un mero concepto
geográfico, ni estadístico. La Iglesia de Cristo es católica porque es
universal en su esencia, en su identidad, ya que ha sido fundada
para que manifieste o revele a todos los hombres el designio
salvífico universal de Dios.
51. El signo más concreto y
auténtico de la catolicidad de la
Iglesia neotestamentaria es la
ingente cantidad de Iglesias
Particulares que están
esparcidas por todos los
Continentes, y cada una de Ellas
"está obligada a representar del
modo más perfecto posible a la
Iglesia Universal" (AG 20).
52. En cada una de esas Iglesias
Particulares "se encuentra y opera
verdaderamente la Iglesia de
Cristo que es Una, Santa, Católica
y Apostólica" (CD 11), sin que la
catolicidad sea más perfecta por
un número mayor de Iglesias
Particulares.
53.
54. Este dogma quiere decir: La Iglesia se remonta en su origen hasta los mismos
Apóstoles. Ella siempre ha conservado la doctrina que recibiera de los
Apóstoles. Los Pastores de la Iglesia, el Papa y los Obispos, se hallan unidos con
los Apóstoles por la sucesión legítima. Esta apostolicidad de la sucesión
garantiza la transmisión incontaminada de la doctrina y establece la vinculación
orgánica entre la Iglesia del momento actual y la de los Apóstoles.
55.
56. El Obispo, que es signo visible de
apostolicidad en una Iglesia
Particular, por su consagración
episcopal y por su comunión
jerárquica "ha sucedido, por
Institución divina, a los Apóstoles
como Pastor de la Iglesia" (LG 20) y
por eso porta en el seno del Pueblo
de Dios el sello de autenticidad, "de
modo que quien lo escucha,
escucha a Cristo, y quien lo
desprecia, desprecia a Cristo y a
quien lo envió"