ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
La mirada y el deseo
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La mirada y el deseo
El secreto está en la mirada. Si la mirada no fuera fantaseante, si no impusiera su
voluntad de convertir todo lo que está a nuestro alrededor en otra cosa, nunca
hubiesen existido los afrodisíacos. O mejor aún, nunca los hubiésemos inventado.
Porque un afrodisíaco no es sino un invitador venéreo surgido de nuestra necesidad,
nuestro capricho o nuestras ganas. Y así como nuestro erotismo es transformista y
precisa de un poco de imaginación loca para funcionar, cualquier alimento puede
despertar el deseo sexual si estimula nuestra fantasía ya sea por sugestión, asociación o
analogía.
Si escarbamos demasiado en el tema nos encontramos con que casi todo puede
resultar un incitador, y los libros nos dan ejemplos sobrados para concluir que cualquier
alimento ha despertado alguna vez el deseo amoroso de alguien. De todas formas hay
algunos que gozan de mayor fama. Así por ejemplo las ostras, de las que se dice que
Casanova se desayunaba media docena cada día en sus mejores tiempos y así le fue.
También eran muy apreciadas por Paulina Bonaparte, la hermana de Napoleón, que ha
quedado para la historia como una mujer de paso ligero, histérica y mimada, aficionada a
los hombres negros y a los baños de leche. Pero sin duda alguna la forma de la ostra ha
potenciado su prestigio. En realidad todo lo bivalvo simboliza el sexo femenino, desde el
mejillón a la vieira, pasando por supuesto por la almeja, tan sexual. Lo que ocurre es que
la ostra es así como más exótica y además se come cruda como sabemos todos.
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La cuestión está en saber encontrar referencias materiales o culturales. Los crustáceos y
moluscos son perfectamente susceptibles de resultar afrodisíacos por aspecto y aroma.
Pero también Afrodita, la diosa del amor, surge de un ostión en el cuadro de Botticelli El
nacimiento de Venus, como la llamaron los romanos.
El mejor afrodisíaco es el apetito de un cuerpo honrado lleno de sueños. Parece
claro que los efectos de un afrodisíaco se sienten más y mejor si sabemos de antemano
que lo que hemos comido era afrodisíaco. Pero si además está condimentado con
abundancia de especias picantes que estimulen la pasión amorosa mejor que mejor. El
cuerpo reconoce inmediatamente que esa ensalada trufada o ese hígado de liebre con
hierbas amargas está cumpliendo con eficacia. Es lo que le ocurría al rey Salomón. El
hombre tenía trescientas mujeres y le daba reparo no hacer la visita obligada que le
imponía la ronda de turnos, así que para el caso contrataba los servicios de un demonio
cocinero llamado Belial, al que solían invocar los ancianos para que les abriese el apetito
de cama. La idea viene de lejos. Comúnmente se cree que todo lo que abre un apetito
abre también los demás. No ha quedado constancia de que Belial utilizara estragón, muy
recomendado para avivar el hambre, pero para el caso hizo el mismo efecto la
abundancia de pimienta verde y la ubre de gacela asada con menta.
Cualquiera que conozca algún romance sabrá que los amantes nunca se van a la cama
sin haber comido. Hasta tal punto es así que el romancero utiliza la comida como
eufemismo para referirse al acto sexual. De nuevo nuestra imaginación convierte el sexo
en otra cosa. La alusión es evidente. En las más famosas orgías nunca faltó la mesa
puesta con abundancia de vino y especias. Por eso siempre aparecen repletas las salas
de orgías de las películas de romanos. Ni el vino ni las uvas pueden faltar. El homenaje y
la alusión a Baco o Dionisos estánclaros. El placer, la embriaguez, la exaltación de la
lujuria, el culto al falo. Las uvas representan como ninguna otra fruta el sentido último de
una orgía, la metaforizan. El que come uvas de un plato picotea de distintos ramos como
quien disfruta de distintos cuerpos en el calor de la fiesta. La fruta es el pecado.
El poder metaforizante de la sexualidad humana ha recurrido siempre a la fruta para
expresar el pecado. La fruta es sospechosa, levanta pasiones. Desde la manzana
mordida por Adán hasta el cuerpo de mujer de una pera. La fruta es el peligro,
especialmente algunas. El membrillo y la granada por ejemplo. Además de ser las frutas
simbólicas de la diosa del amor, aparecen mencionadas como ingredientes
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imprescindibles en muchos filtros de amor. La granada era también utilizada en oriente en
festejos nupciales, como en occidente el arroz, y se asocia con ceremonias de fertilidad.
Álvaro Cunqueiro refiere en un libro suyo el divertido caso de un tal Paco el Seguro,
follador impenitente y efectivo de amas de cría en el Madrid de los años veinte. Se
dedicaba este hombre de manera profesional a hacerle hijos a las amas con riesgo de
quedarse sin leche con que amamantar a los hijos de sus señoras. Un verdadero
semental para épocas difíciles. El mismo Cunqueiro nos informa que no ha quedado
constancia de la dieta que seguía este individuo admirable, pero advierte que en la ciudad
de Viena hubo un caso similar, y que la potencia genérica de este otro ejemplo envidiable
se atribuía a los refrescos de granadina a que era aficionado, aunque también abusaba el
hombre de las setas, del champán y del caviar ruso.
Para los humanos:
Para los vikingos el vino no era tan afrodisíaco como la cerveza. Esto lo notaron en las
visitas que hicieron a la península allá por el año mil. La cerveza estimulaba a los
normandos, grandes bebedores, pero el vino, del que abusaban sin costumbre, tenía en
ellos efectos adormecedores. Aun así hay constancia de que peligró la virginidad de
muchas gallegas con la arribada de los vikingos a Jacobsland, la tierra de Jacobo, como
ellos llamaron a Galicia. Parece que gustaron mucho las carnes blancas de las mozas de
la época, con vino y todo, esos muslos redondos de la ribera del Miño, el goce callandito
y tembloroso de las niñas de las cantigas, con el aliento anisado y el gusto vikingo de un
suspiro largo. Pero yo nunca he escuchado que la cerveza sea afrodisíaca, aunque a
éstos parece que les iba bien. Quizá no fuese la cerveza sino el calvado lo que propiciaba
los encuentros, que éste sí es un brandy con poder estimulante, hecho con manzana y
originario de la Normandía. En general los licores vienen bien en estos asuntos.
Calientan el estómago y resultan muy digestivos. Fue Enrique IV de Francia el que divulgó
los efectos afrodisíacos del coñac, que se empezó a beber por la noche junto con un buen
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cigarro como preparación de lo que vendría después. Pero es probable que el licor que
más estragos ha causado debido a su reputación como estimulante haya sido el ajenjo.
Lo tomaban ya los griegos después de salir de las saunas, y era considerado un peligroso
incitador si se tenía delante un aceitoso cuerpo atlético. No obstante es sumamente tóxico
y se llegó a prohibir a principios del s. XX por los estragos que causó en la intelectualidad
parisina y decadente de finales del diecinueve. Paul Verlaine tuvo una peligrosa adicción
a esta bebida por considerar que le convocaba a las musas. Es el efecto deshinibidor del
alcohol. Pero no conviene abusar de él, porque el exceso propicia las ganas pero dificulta
la acometida. Son especialmente recomendables a cualquier hora los vinos de Oporto y
de Jerez, salvo con las comidas, pero sin abusar, el vodka con el caviar y la champaña en
cualquier celebración y con las frutas. Para terminar la noche y preparar la cama mejor
algo calentito, ya queda dicho que un buen coñac, un Grand Marnier por ejemplo, o
incluso una tentación diferente y exótica, un Benedictine o un Amaretto.
Ostión
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Las mujeres siempre han tenido mucho celo a la hora de cuidar a sus hombres por las
noches. De ahí tal vez provenga la costumbre de algunas madres de acostar a sus niños
con un vasito de leche y un poquito de miel. Nada mejor que esto para una adecuada
sexualidad adulta. La miel es el mayor productor de hormonas sexuales debido a su alto
contenido en vitaminas B y C. Incluso Hipócrates recomendaba los dulces hechos con
miel y leche de burra. En la Edad Media estaba indicado contra la impotencia por
recomendación del célebre médico árabe Avicena. Esto debía de saberlo una tal Lady
Farrall en la época de Enrique VIII, de quien se dice que untaba los genitales de su
marido con miel cada vez que notaba en ellos desmayo o debilidad. Y el siempre
imprescindible Cunqueiro nos refiere también el curioso caso de los novios de algunas
aldeas de la Sierra de Estrela en Portugal. Dos o tres días antes de la boda y como
preparación para la noche nupcial le embadurnan al novio el pene con miel, y hasta se lo
vendan para que haga mejor su efecto. Y justo el día del casorio la madre o una hermana
mayor son las encargadas de lavarle el miembro con agua de comino, que también hace
lo suyo al caso, para que pueda cumplir de manera repetida los varios asaltos que la
portuguesa exige el día de su boda como recompensa por la virginidad mantenida y
entregada.
Todas estas buenas costumbres se van perdiendo poco a poco. Hay que recurrir a
tiempos pasados para encontrar curiosidades venéreas en los libros, a modo de historias
o leyendas. Ahora se recurre más a los fármacos para la cura de la impotencia, de la
esterilidad o de la inapetencia, frigidez o simple desgana. Sin embargo hay una miniatura
medieval que nos da cuenta de que el puerro, quizá debido a su forma, debió de estar
indicado en otros tiempos para la cura de la esterilidad o de la desgana, mayormente
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femenina, donde ejerce mayor influencia como afrodisíaco. Este punto no queda claro en
la imagen, en la que vemos a una joven dama acompañada por su aya y una doncella en
la consulta de un boticario. El detalle no ofrece dudas al respecto. La dama que señala su
dolencia con la mano situada en el bajo vientre, la doncella que la acompaña como
confidente y amiga, el aya que se dirige al boticario para la consulta y que se las sabe
todas, y el boticario con un enorme, colosal e incitador puerro en la mano prometiendo
solución al mal que la aqueja. Si de la miniatura sacamos una historia la continuación está
clara. Llegó el marido impaciente a la casa de servir al rey y encontró a su mujer alegre
más cariñosa que nunca. La aya, desde la mirilla de una puerta al fondo, observa la
escena para asegurarse de que es fiable la receta del fiel boticario. El joven matrimonio
con la cena ya preparada y en el centro de la mesa una ensalada de puerros salcochada
que comen con gusto y apetito. Ella que empieza a notar los efectos del sabroso remedio
y comienza a reír incitadora. A esto que el marido se retuerce el bigote y comprende
finalmente la estrategia de su mujer, que se deja llevar al lecho donde tras el primer
encuentro exigirá continuación. Nada se sabe de lo que haría la doncella en la habitación
contigua con el criado de su señor.
Y qué decir de los filtros de amor. El poeta Lucrecio se volvió loco por culpa de uno de
estos bebedizos, y lo mismo dicen que le ocurrió a Calígula, el cruel emperador romano.
Muchas hierbas y flores han servido para hacer filtros, y las más eficaces parece que son
las recogidas en la noche de San Juan. La mandrágora es potentísima en estos
preparados. La nombra incluso la Biblia. En el Génesis Raquel le pide a Lía que le busque
mandrágora para curar su esterilidad. Y las caléndulas eran utilizadas en Inglaterra para
mantener el amor duradero; las novias la ponían en sus ramos y las casadas las
sembraban para corregir los devaneos extraconyugales de sus hombres cuando las
lágrimas y las protestas no servían de nada.
Hay demasiadas historias de mesa y cama en los libros como para incluirlas aquí todas.
Casi todos los alimentos han podido servir alguna vez para incitar el apetito del hombre y
la mujer y para hacer más alegre su deseo de vivir sin que la voluntad titubee. No nos
podemos extrañar de que se hayan considerado alguna vez las criadillas de toro como
potentes afrodisíacos. El símil está claro. El cuerno de rinoceronte, los pelos del rabo de
un lobo, las plumas de los búhos y hasta las ubres de las hienas se han considerado
afrodisíacos. La formulación imaginativa del hombre no tiene límites en el ensueño
erótico. Todo se puede metaforizar. El sexo del hombre y el de la mujer se puede
convertir en literatura en lo que nosotros queramos. Desde la hierba enconada que dejó
en estado a la abadesa de los Milagros de nuestra Señora de Berceo hasta las ostras que
se comía Casanova.
Y al fin y al cabo parece que el mayor afrodisíaco es la imaginación*estimulada de
uno sin que tengan que estar reñidos el apetito sexual y el gástrico.*Visualización
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La Ciega: Hoy es Primavera y no puedo verla
Había una ciega sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera
que, escrito con tiza blanca, decía:
“Por favor ayúdeme soy ciega”
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas
monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y
escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se
fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba
llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el
que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
— Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras.
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“Hoy es primavera, y no puedo verla”
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Cambiemos de estrategia cuando no nos salga algo, y verán que puede que resulte mejor
de esa manera.
Te deseo un Feliz Día… y ten en mente que todo cambio, renueva día a día tu vida… Lo
difícil es encontrar nuevas estrategias para lograr respuestas diferentes.
Decía Einstein:
“Si hace lo que siempre ha hecho, obtendrá los
resultados que siempre ha obtenido”
Los 5 secretos del contacto visual (cómo leer la
mirada)
Existe un dicho muy sabio en cuanto a las relaciones entre el hombre y la mujer, el que
dice : La mujer entra por la vista al Hombre, y este entra por el oído a la mujer, es decir,
los hombres suelen prospectar a la mujer por medio de su palabra, con palabras bonitas,
justas y necesarias para encender la charla en la dama, en cambio el hombre lo primero
que le atrae a la mujer, es su físico, por ello, se vuelve acalorado cuando una mujer de
buen cuerpo se presenta ante su vista.
Los ojos son el medio de comunicación no verbal más poderoso que tenemos, por ello es
importante aprender a usarlo y a leerlo bien.
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1. Provoca excitación
Mirar directamente a los ojos de una persona (de tu preferencia sexual) causa una
reacción seductora. Sin embargo, la manera en que esta excitación se interprete depende
de las personas involucradas en la circunstancia. Si un extraño en la calle se te queda
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viendo puede ser visto como una amenaza y provocar una respuesta de miedo. Pero una
mirada directa de una pareja sexual en potencia causa inmediata excitación. Es una
suerte de sutil invitación sexual.
2. Los ojos te dirán si una sonrisa es falsa o verdadera
El psicólogo Paul Ekman ha distinguido entre sonrisas que representan una genuina
alegría (sonrisa de ―Duchenne‖) y sonrisas falsas que pueden ser usadas para fingir
alegría o cubrir alguna otra emoción. La clave está en los ojos. Cuando la sonrisa es real,
los ojos se adelgazan y crean líneas, o ―patas de gallo‖ en las esquinas. Puedes hacer la
prueba del doctor aquí.
3. La dilatación de la pupila es señal de interés (y puede hacerte más sexy)
Cuando nos interesamos en algo o en alguien nuestras pupilas se dilatan. En un estudio,
las pupilas de una mujer fueron dilatadas artificialmente. Cuando les mostraron fotografías
de la misma mujer con pupilas dilatadas y sin ellas, los voluntarios invariablemente
calificaron a la primera como más atractiva.
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4. Una mirada mutua es signo de amor
La investigación en torno al amor ha encontrado que cuando una pareja de personas se
mira prolongadamente a los ojos, esto es una buena señal de que están enamorados.
5. El contacto visual es una buena clave ante el engaño, pero no de la manera que
imaginas
Todos asumen que un mentiroso no te mirará a los ojos, pero investigaciones en signos
no verbales encontraron que un mentiroso intenta hacer más contacto visual de lo normal.
La explicación es que el mentiroso va un paso más allá para tratar de convencerte de su
veracidad, así que exagera este gesto lo más que puede.
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La mirada y el género
La visión es uno de los sentidos más activos para encontrar amor y decisivo para la
estimulación sexual. Posiblemente, el que le sigue es el sentido del tacto. En estas
circunstancias el ojo humano se transforma en un potente scanner que es capaz no sólo
de escrutar lo externo del objeto, su información, sino que penetra a lo interno de una
manera profunda y detallada, muchas veces, más activo que en lo observado en
superficie.
Y es que, a ese nivel, entran a funcionar otras áreas del cerebro que tienen que ver con la
imaginación, hormonas, la intuición o el subconsciente. Las mujeres, por ser mucho más
intuitivas, saben que es mejor mostrar primero poco y dejar a la imaginación… que
descubrir todo de una vez. El varón es más simple en esto, generalmente, siempre está
dispuesto a exponer todo dejando poco a la imaginación de la mujer. Él lo que quiere es la
acción, no la imaginación.
Para que para que este fenómeno se lleve a cabo, son necesarias las dos partes. Una
que provoca y otra que es provocada. Es decir, si se trata de la mujer como provocadora,
ella con su imagen, al caminar, su vestuario, modo de ser o estilo y belleza natural atrae,
sobre todo al sexo opuesto, cualquiera que este sea: joven, adulto, tercera edad, casado,
soltero o de cualquier nivel o tipo de pensamiento. Evidentemente que se atraen más
mutuamente quienes tienen más cosas en común tanto como edad, intereses o que
coinciden en actividades. Y la mujer, cuando descubre un foco de interés en un hombre
tiene todos los resortes de la persuasión para acercarlo cada vez más. El primero es la
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mirada y si con ella hace el recorrido de tu cuerpo o se fija en un área específica, el
mensaje es mucho más explícito.
Qué mira la mujer, qué mira el varón
El varón es mucho más lascivo con la mirada y eso para nadie es un secreto y, además,
indiscreto. De inmediato actúa con un recorrido y ―desnuda‖ con la mirada al objeto de su
atracción. Será por eso que, generalmente, las mujeres saben que son observadas, pero
disimulan porque si una dama regresa la mirada lasciva o vuelve la cabeza para observar
si la siguen viendo, ningún hombre se quedará quieto. Con la psicología de la acción, es
ahí donde surgen los piropos y éstos si son respetuosos le halagan.
Miradas problemas
Muchos conflictos de las parejas son por las miradas. El hombre que mira a otras con
lascivia o la mujer que se fija en otro hombre. Algunas mujeres suelen decir, no importa
que él mire a las mujeres, porque es hombre, el problema está si la mujer le corresponde
la mirada. Generalmente ellas si ven a un hombre con su mujer y le atrae no utilizan la
mirada, si no que se hace sentir que está presente, o pasa de frente, llamando la atención
del varón, para que la vea.
La mirada es una actitud potente que encierra una gran sicología. Hay miradas de amor
verdadero, de deseo pasional, de admiración; muchas miradas llegan a la verdadera
contemplación y éxtasis.
Cuando no está presente la persona amada, lo que recuerda es su mirada, sus lágrimas,
su alegría, su tristeza, su melancolía, todo está expresado en esa acción y si los ojos son
bellos o fuera de lo común, con mucha más razón. Una mirada dice mucho más que mil
palabras y una mirada enamorada es inolvidable y puede sellar el destino de cualquier
mortal.
La Mirada
La mirada tiene una importancia enorme. El significado de la mirada dentro del lenguaje
corporal es de lo que más se estudia y por ende de los que popularmente más se conoce.
A la mirada de nuestros ojos se le da tanta atención por que cumple varias funciones,
entre ellas:
Es una fuente de información por si sola. ¿Has escuchado ese dicho de que ― la mirada
delata‖ ? Bueno, pues es completamente cierto!
Expresa emociones
Es la encargada de dar el significado o naturaleza de la situación en la que nos
encontremos.
¿Qué nos dicen nuestros ojos?
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Cuando las pupilas se dilatan es indicativo de interés y atracción. Cuando lo que esta
frente a nosotros es interesante, tus pupilas crecerán!
Contracción de pupilas: mentira, enojo.
Si se parpadea mucho es seña de nerviosismo e inquietud, cuanto menos se parpadee
significa que el estado de tranquilidad es mayor.
El contacto ocular puede decir mucho. No solo demuestra confianza y control, sino que en
relación a la cantidad de veces que miramos a la otra persona y mantenemos el contacto,
demuestra interés, atención y relevancia, además de darle un significado mas profundo a
todo lo que decimos.
Mirada de reojo: seducción, interés, curiosidad.
10 Secretos Como tener una mirada más atractiva
Hoy te presentamos como tener una mirada más atractiva bonita sexy y matadora a la
vez.
Lo principal que debes saber es que para tener buenos resultados lo primero es saber
ocultar el temor y la timidez que nada ganas con ellas.
10 secretos para una mirada sin igual
1. Maquillarte los ojos con sombras oscuras (no exagerar)
2. No abrir los ojos totalmente (como si estuvieras serena), pero a la vez trata de mirar
con curiosidad y demostrar seguridad.
3. Mirar fijamente por unos segundos y saber dejar de mirar en un tiempo que tu interior
lo indique, con una leve sonrisa.
4. Las pestañas grandes, hacen que la mirada sea más coqueta y cautivadora, junto a las
sombras es un buen dúo.
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5. Cuando mires coquetea y haz gestos picaros como hacer la mueca de besar y cerrar
los ojos al mismo tiempo bajando la mirada.
6. Mirar directamente a las pupilas, cerrar los ojos con los parpados de forma lenta.
7. Coquetear con un ojo (cerrar solo un ojo = Ojo + gesto de beso) picarda segura.
8. Ponerse escacha o brillo en los ojos, hacen que sea un momento especial para reflejar
tu interior en una mirada.
9. Mira de forma disimulada, pero a la vez que el sepa que le estás viendo.
10. El error de la mirada fija (quien dice que es un error) mira de reojo a la persona la
primera vez, luego a la siguiente que te encuentres mirarle directo a los ojos
(él también lo hará) ahí sabrás que lo conquistaste con tu mirada.
Errores más comunes:
Nunca habrás demasiado los ojos
Nunca Exageres en el maquillaje
No exageres en la mirada fija
No tener autoestima
Falta de confianza
Tácticas para coquetear
Ser coqueta es un gran punto a tu favor si lo que deseas es atraer al sexo opuesto. Sin
embargo, el arte del coqueteo (también llamado flirteo), no siempre resulta fácil para algunas
mujeres. Los siguientes tips ayudarán a todas aquellas chicas que deseen conquistar a un
hombre, mediante la adquisición de esta habilidad que toda mujer sexy debe dominar.
- Cuando converses con él, haz contacto visual, mientras inclinas la cabeza hacia abajo
y un lado. Desvía la mirada de vez en cuando por un instante, y vuelve a mirarlo otra
vez.
- Una mujer coqueta sonríe a menudo cuando está con el hombre que le gusta.
- Cuando lo saludes, asegúrate de que el beso que le des en su mejilla sea firme,
demorándote un instante más de lo acostumbrado. Refuerza el saludo haciendo contacto
físico con la mano. Por ejemplo, puedes tocar su hombro al mismo tiempo en que le das el
beso.
- Cruza las piernas si las tienes al descubierto, para atraer su atención hacia ellas.
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- Míralo de la cabeza a los pies, y después regresa tu mirada a sus ojos. Sonríele
después, así sabrá que te gustó lo que viste.
- Si traes el cabello sujeto, suéltatelo ―casualmente‖ mientras él te esté mirando. Esto será un
gesto muy sexy.
- Pídele de favor que te ayude a colocar una cadena o collar a tu cuello.
- Mientras platiques con él, frótate un hombro o el cuello, como si te doliera, y suelta un leve
suspiro.
- Durante una conversación, enfatiza lo que estás diciendo tocando suavemente su mano ó el
hombro.
- Elógialo. Dile que le queda muy bien esa camisa que trae puesta, ó coméntale que se nota
que el deporte que practica lo ayuda a estar en forma.
- Cuando pases caminando frente a él, voltea a verlo moviendo solo la cabeza, y coloca la
barbilla en tu hombro mientras sonríes.
- Acaricia suavemente tu cabello, o juguetea con un mechón de tu pelo mientras lo miras.
- Pídele su opinión acerca de la blusa nueva que traes puesta, ó sobre tu nuevo corte de
cabello.
- Endereza el cuello de su camisa, o quítale una basurita de su ropa.
- Menciona su nombre varias veces durante una conversación.
- Toma la iniciativa. Si están en una reunión, búscalo tú para iniciar una conversación con él.
Pero hazlo solo en algunas ocasiones, tampoco lo acoses.
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Bajar la cabeza y levantar la vista: una buena
técnica de seducción
La cara hacia abajo y la mirada levantada
Para las mujeres, esta es una postura que puede ayudarlas a la hora de seducir a un
hombre. Se trata de bajar la cabeza levemente manteniendo la mirada hacia los ojos de la
otra persona. Pero... ¿Qué hace que esta postura haga a la mujer más llamativa para los
hombres?
El secreto reside en varios factores, primero... al bajar la cabeza la mujer deja descubierto
el cuello, sobre todo si baja la cabeza un poco ladeada (como en la foto de abajo), esto
hace que el hombre pueda observar esa parte ―sensible‖ de la mujer, dando la impresión
de que a ella no le importa estar indefensa ante él, lo que a su vez genera confianza.
Por otra parte al mantener la mirada alta y fija en la otra persona, la mujer aumenta los
rasgos que son propios de la niñez, es decir, los niños pequeños siempre tienen que
levantar la vista para mirar a otra persona, así que al hacerlo la mujer genera una
sensación de paternidad en los hombres que hace que tengan la necesidad de protegerla,
como harían con un niño pequeño.
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Cuando bajamos la cara y miramos hacia arriba, nuestros rasgos parecen los de
un niño, generando una reacción de paternidad
Por último, otro rasgo que hace más agradables a las mujeres cuando hacen este gesto,
es que al mirar hacia arriba, los ojos se hacen sensiblemente más grandes, lo que
algunas veces es bastante perceptible y otras veces no es visible a simple vista, pero
como ya sabemos, el cerebro capta todas esas señales de todos modos.
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La mirada de reojo
La mirada de reojo la hacemos cuando miramos a alguien que no está directamente frente
a nosotros y no giramos la cabeza para mirarle, de modo que son solo los ojos los que se
mueven para clavarse en esa persona. Esta mirada variará de significado dependiendo de
otros rasgos faciales que la acompañen, pero lo común es que la mirada de reojo se
utilice para expresar interés en otra persona, hostilidad hacia alguien, o..en otros casos,
incertidumbre.
Dependiendo de los otros rasgos faciales que la acompañen, la mirada de reojo
tiene distintos significados: interés personal, incertidumbre, u hostilidad, entre
otros
La mirada de reojo utilizada para el cortejo, por ejemplo, suele ir acompañada de una
sonrisa, la cabeza un poco más ladeada que en las miradas de reojo utilizadas para otros
fines y quizás el cuerpo un poco contorsionado; en ocasiones hay personas que
acompañan esta mirada con un recorrido de arriba a abajo de la persona a la que mira, o
para los más atrevidos, el guiñar de un ojo si la persona se da cuenta de que se la está
mirando. De todos modos, aunque la mirada de reojo para el cortejo suelen utilizarla
principalmente mujeres, también hay bastantes hombres que la utilizan.
Por otro lado, la mirada de reojo que se utiliza para reflejar hostilidad va acompañada de
unas cejas caídas, los ojos un poco más cerrados de lo normal (como cuando se
sospecha), el entrecejo fruncido o las comisuras de los labios hacia abajo. Esta mirada la
utilizan indistintamente tanto hombres como mujeres, pero lo normal es que se haga a
espaldas de la persona a la que se mira con hostilidad, no directamente.
- Felicidad:Esta expresión la Felicidad es la más engañosa a la hora de platicar
con alguien, pero Paul Ekman clasificó los tipos de sonrisas que existen y la más
engañosa es la llamada sonrisa burlona o de Chaplin.
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Expresión universal de felicidad
En la foto vemos que se forman patas de gallo, las mejillas se elevan, y se aprecian
movimientos en los músculos que mueven los ojos.
En la foto notamos que en la sonrisa burlona o de Chaplin los labios están más
estirados y apretados, y la sonrisa está mucho más elevada.
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Las pupilas revelan nuestros gustos
Las pupilas nos delatan
Es una parte del cuerpo bastante pequeña, en algunas personas es difícil visualizarla
(sobre todo si sus ojos son oscuros), y para la mayoría de las personas carece de
importancia y pasa desapercibida, pero la realidad es que esa parte del cuerpo, la pupila,
revela algunos de nuestros pensamientos. En este caso analizaremos cómo la pupila
desvela a los demás lo que nos gusta y lo que no nos gusta, quién nos agrada y quién
nos desagrada.
Pues bien, la cuestión es que cuando estamos mirando algo que no nos gusta o que nos
desagrada, nuestra pupila se reduce a un tamaño inferior al normal, mientras que si lo que
contemplamos es algo que nos gusta o que nos agrada, nuestra pupila aumentará hasta
tres veces su tamaño.
Como ejemplo utilizaremos a una chica que está tranquilamente tomando una bebida con
una amiga, cuando de repente se acerca un chico que es de su agrado, dilata sus pupilas.
Puede surgir una pregunta, ¿por qué?, pues bien, hay estudios que parecen indicar que la
pupila también ejerce un efecto inverso, esto es, que nos sentimos atraídos por personas
con las pupilas dilatadas, así que es de suponer que cuando estamos ante alguien que
nos agrada, dilatemos las pupilas para hacernos también más atractivos.
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Cuando algo nos gusta o alguien nos agrada, nuestras pupilas se dilatan. A su vez,
nos sentimos más atraídos por personas con las pupilas dilatadas
Otras cuestiones que se deben saber acerca de la dilatación y contracción de la pupila es
que no se puede controlar, la reacción de las pupilas es involuntaria, así que podemos
encontrarle ventajas e inconvenientes, la ventaja es que siempre que podamos ver la
pupila de otra persona podremos intuir sus gustos, la desventaja es que los demás
también podrán hacerlo con nosotros.
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Aprende a leer la mirada de un hombre
Porque él es visual y yo auditiva.
Hay diferentes tipos de miradas; identificarlas no siempre es sencillo, pero hacerlo ayuda
a entender que más allá de las palabras, tenemos otro lenguaje mucho más sincero,
sin máscaras, un lenguaje breve y discreto, pero determinante para saber hacia dónde
hacernos –y hacia dónde no. tras analizar varias experiencias con ciertos hombres, me
percaté de las siguientes categorías:
Miradas que duelen
Él casi no parpadea, me mira fijamente, sin miedo. Tranquilamente sostiene su vaso de
café y da un sorbo. No tiene ningún problema en sostenerme la mirada, pero tampoco
ignora el exterior; yo le doy igual, y no le importa si me quedo sentada o bien me doy la
vuelta y desaparezco para siempre.
Miradas que dicen sí
Él me ve y de inmediato sé que hay algo. Primero es una mirada seria, como si le diera
miedo o le impusiera cierto respeto, pero sus ojos permanecen observando los míos aun
cuando yo me muevo por el bar constantemente. Me busca entre la gente y yo lo tengo
bien ubicado. Paso frente a él y sonrío. Responde con una sonrisa abierta. Nos besamos.
Miradas que dan miedo
Un hombre de unos 50 años recorre con sus ojos cada rincón de mi cuerpo, sobre todo
esas partes destinadas a estar siempre cubiertas con ropa. Su cinismo me incomoda. Me
siento agredida y con temor al pensar que no me ve así por deseo, sino por ser un
pervertido que de seguro me quiere hacer pedacitos. Huyo.
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Miradas que se contradicen
Él me dice todo el tiempo ―amiga‖. Él me invita cafés de vez en cuando y me cuenta sobre
sus experiencias con otras chicas. Pero cuando me mira sus ojos brillan como caricatura
japonesa, y sus ojos también me sonríen, las arrugas en el párpado lo comprueban. pero
somos ―amigos‖.
Miradas que juzgan
Después de un par de wiskis todo se relaja, menos él. Yo hablo y hablo y hablo en afán
de romper el silencio incómodo, y él bosteza y desvía constantemente la mirada, como si
no tuviera alma o ésta estuviera desconectada. El único pensamiento que transmite es
―me da pereza y tengo que soportarla un rato más‖ y él cree que no me doy cuenta, pero
pido la cuenta y me voy a mi casa sin ganas de volver a verlo.
Miradas que mienten
Me ve fijamente, me escucha con demasiada atención, tiene exceso de seguridad, se ríe
exageradamente aunque nos bromas no sean tan chistosas, inclina ligeramente la cabeza
hacia enfrente, lo que le da mayor profundidad a sus ojos. Se esfuerza demasiado por
verme, por escucharme, por ―conocerme‖; se esfuerza demasiado por darme confianza,
por hacerme sentir amada. Él tiene un objetivo: conquistarme y después hacer un acto de
escapismo. Y lo consigue.
Miradas que abrazan
Lloro inconsolablemente porque me lastimaron. Lloro y él no me dice nada, sólo me
escucha con atención. Su mirada está relajada, pestañea a un ritmo normal y frunce
ligeramente el ceño en señal de empatía, de que está enojado por lo que me pasó. su
mirada dice ―todo va a estar bien‖ y su boca no tiene que pronunciar ninguna palabra para
que yo lo sienta. Es mi mejor amigo. Y sí, todo va a estar bien.