Este documento presenta un resumen de dos lecturas sobre los saberes docentes y su desarrollo profesional. La primera lectura describe los diferentes tipos de saberes que poseen los docentes, incluyendo saberes disciplinarios, curriculares, de formación y experienciales. La segunda lectura discute la relación entre leer y escribir, notando que los escritores son lectores avanzados que transforman el lenguaje de otros para su propia creación. Ambas lecturas concluyen que la experiencia y exposición continua a nuevos conocimientos es fundamental para el
1. AUTOR: Tardif. M
LIBRO: Los saberes del docente y su
desarrollo profesional.
AÑO: 2009.
EDITORIAL: Madrid, Narcea.
PAGINAS: 22-42.
AUTORES:
Fierro Urías Diego.
Gil Castillo Andrea Clarisa.
Molina Vázquez Yetzel Alejandra.
Quintero Toscano María Fernanda.
Sánchez Noriega Migdalia Adileth.
Ruiz Robles Marlen de Jesús.
Soto Valdez Ivonne Jhovanna.
Introducción:
La función de un profesor consiste en trasmitir sus saberes a otros individuos
empleando técnicas, métodos o estrategias con el fin de que sean
apropiados esos conocimientos e irlos desarrollando en el alumno de manera
progresiva, tomando en cuenta las características propias de este.
Existen diferentes saberes que se encuentran presentes en la práctica
docente, así como también las relaciones establecidas entre los saberes y los
profesores:
El saber docente está compuesto por diversos saberes que provienen de
distintas fuentes, como son: los curriculares, disciplinarios, profesionales y
experienciales.
El cuerpo docente está devaluado en relación con los saberes que posee y que
trasmite.
Los saberes constituyen para el docente fundamentos de la práctica y de la
competencia profesional.
Desarrollo:
Los docentes ocupan una posición estratégica dentro de las relaciones complejas
de la sociedad, debido a los saberes que producen, poseen y movilizan
con diversos fines. En la actualidad, muchos conocimientos tienden a
imponerse por encima de esos saberes, siendo que los valores sociales,
culturales y epistemológicos reside de su capacidad de renovación constante.
La práctica docente no solo tiene la función de trasmitir saberes,
sino también se integra por distintos saberes como son:
Los saberes de la formación profesional, los cuales son un conjunto de
saberes trasmitidos por las instituciones de formación docente.
Los saberes disciplinarios, que se integran a través de los maestros de las
distintas disciplinas que ofrece la misma universidad, corresponden a los campos
del conocimiento en forma de disciplinas dentro de los cursos o facultades.
Los saberes curriculares, que son correspondidos por los objetivos,
contenidos, métodos y discursos que se presentan en forma de programas
escolares, que los docentes deben aprender a aplicar.
Los saberes experienciales, que son los que se basan como su nombre lo dice,
en las propias experiencias de los maestros, en el trabajo que desarrolla de
manera cotidiana. Son experiencias individuales que se incorporan a la colectiva
en forma de hábitos y habilidades, del saber ser y el saber hacer.
2. Aunque la posición del profesorado sea vista socialmente devaluada a
comparación de otros grupos, siguen ocupando un lugar estratégico debido a que
mantienen una relación con los saberes mismos de los que son portadores.
Para los profesores, los saberes adquiridos por medio de su experiencia en la
práctica constituyen los fundamentos de su competencia, ya que a partir de
ello juzgan su formación anterior o a lo largo de su carrera profesional. Los
saberes experienciales consisten en un conjunto de saberes actualizados,
adquiridos y necesarios en el ámbito de la práctica de la profesión y que
no provienen de instituciones de formación ni de currículos, como en el caso
de los saberes disciplinares y curriculares. Son saberes prácticos y no
teóricos, que forman representaciones que les ayuda a los docentes a
comprender y orientar su práctica.
Los saberes experienciales provienen de la práctica cotidiana y adquieren
una cierta objetividad en su relación crítica con los disciplinarios, curriculares
y de formación profesional, pero hay que señalar que los maestros no rechazan
estos saberes, sino por el contrario, los incorporan a su práctica.
CONCLUSIÓN DEL AUTOR:
El autor dice que hoy en día parece que
la producción de nuevos conocimientos
tiende a imponerse como un fin en sí
misma, y un imperativo social
indiscutible dando la sensación de que
las actividades de formación y
educación pasan a segundo plano. En
efecto el valor social, cultural y
epistemológico de los saberes reside
en su capacidad de renovación
constante y la formación basada en los
saberes establecidos no pasa de una
introducción a las tareas cognitivas
consideradas esenciales y asumidas
por la comunidad científica en ejercicio.
CONCLUSIÓN PERSONAL:
En conclusión, esta lectura nos deja
que hay muchas formas en las que se
aprende, y por ende muchas formas
para enseñar. En base a experiencias
aprendemos quizá más
significativamente, porque aprendemos
la lección de una forma que no se nos
olvida y por eso hay que dejar que se
equivoque alguien para que aprenda,
no porque no queramos que se
equivoque sino porque así se llevará un
mejor conocimiento.
3. AUTOR: J. Jolibert.
LIBRO: El poder de leer.
AÑO: 2003.
EDITORIAL: Gedisa.
PAGINAS: 87-91.
AUTORES:
Fierro Urías Diego.
Gil Castillo Andrea Clarisa.
Molina Vázquez Yetzel Alejandra.
Quintero Toscano María Fernanda.
Sánchez Noriega Migdalia Adileth.
Ruiz Robles Marlen de Jesús.
Soto Valdez Ivonne Jhovanna.
Podemos plantear empíricamente que existe una relación entre el leer y escribir.
En todo caso desde el punto de vista del escritor, esa relación existe, y si tratamos
de efectuar el trayecto inverso y de desmontar también el funcionamiento del leer
del escritor, podríamos encontrar quizá algunas enseñanzas que extraer. El
escritor lee mucho por lo general. Si el escritor es un lector, quiere decir que está
sociológicamente ubicado en una situación tal que el acto de leer forma parte de
su realidad, de su aprehensión del mundo, de su modo de relación con los otros,
pero más allá de la simple sociología, hay una necesidad funcional, en el escritor,
de afrontar las palabras de los demás.
El escritor vive en un mundo de imágenes, de palabras que materializan sus
sensaciones y percepción del mundo. Puede encontrar más satisfacción en un
relato de viajes que en un viaje.
La lectura se considera a otro nivel que el de la simple comunicación y se
convierte en un modo de aprehensión del mundo. Para el escritor-lector no se
trata de reproducir o interpretar las informaciones que recibe por un canal familiar,
sino de afrontar un universo distinto cuyas claves deberá adivinar y cuyos
descubrimientos podrán ayudarle en su propia creación. Las palabras y las
imágenes no son mundos cerrados: quien conoce la importancia del lenguaje
sabe que el modo de generación del lenguaje se reproduce siempre, pero nunca
de la misma manera. Indudablemente, es un escritor quien está en mejores
condiciones para transformar según los datos que le convenga, el lenguaje escrito
de los demás; y convendremos también en el que el lenguaje poético proporciona,
más que ningún otro, ese campo en que pueden expresarse la producción
lingüística y la traducción de lo imaginario.
El escritor, pues, es de alguna manera un lector privilegiado, y la cuestión es saber
si, invirtiendo los términos de la ecuación, un lector puede convertirse en un
escritor.
Existe sin duda el hecho de que, para el desarrollo de lo imaginario, debemos
encontrarnos finalmente en la situación en que libro del otro ya no cumple su
función, y en la que se hace necesario sustituirlo; sobre todo si tenemos en cuenta
que la situación dinámica de la adolescencia a veces resulta difícil encontrar la
lectura que más conviene a un momento dado. Quien tiene la costumbre de
escribir puede llegar muy bien a esta conclusión.
4. CONCLUSIÓN DEL AUTOR:
Un escritor, necesariamente enfrentado
a los problemas del lenguaje,
progresará y prolongará su trabajo, en
y por la escritura del grupo social en el
que se vincula.
CONCLUSIÓN PERSONAL:
Para nosotros fue muy entretenida esta
lectura, ya que nos habla de lo difícil
que es a veces tener contento al grupo
de lectores adolescentes y que
cualquier persona que le guste leer
mucho, puede ser un escritor, y mejor
ya que conoce todo lo que hay a su
alrededor y lo comprende.