1. ACENTO PROSÓDICO: se refiere al énfasis que se coloca sobre la vocal de una
sílaba, para destacarla de las demás. Todas las palabras tienen acento prosódico
ya que siempre habrá una sílaba sobre la que recaerá la intensidad. Por ejemplo
en la palabra hamaca, el acento prosódico se encuentra en la sílaba –ma-.
ACENTO ORTOGRÁFICO: se refiere al signo ortográfico (´) que, en ciertas
palabras y de acuerdo a reglas de ortografía determinadas, se coloca en la sílaba
de mayor intensidad. El acento ortográfico también se denomina tilde. Por
ejemplo: brújula, cáncer, camión.
ACENTO DIACRÍTICO: se refiere a aquel que se utiliza o no en una misma
palabra para variar su significado. Es decir, la sílaba de mayor intensidad (sílaba
tónica) será la misma, sin embargo, el uso de la tilde hará que la función de la
palabra se modificada dentro de la oración. Por ejemplo: la palabra más (con tilde)
se usa para expresar cantidad, en cambio el término mas (sin tilde) se utiliza como
conjunción adversativa, y equivale a “pero”.
Ej:
- No tengo más libros que los que ves en mi biblioteca.
- Te esperé toda la tarde, mas no viniste
Otros ejemplos son: éste y este, tú y tu, cómo y como.
2. Tales de Mileto
(Mileto, actual Turquía, 624 a.C.-?, 548 a.C.) Filosófo y matemático griego. En su juventud
viajó a Egipto, donde aprendió geometría de los sacerdotes de Menfis, y astronomía, que
posteriormente enseñaría con el nombre de astrosofía. Dirigió en Mileto una escuela de
náutica, construyó un canal para desviar las aguas del Halis y dio acertados consejos
políticos. Fue maestro de Pitágoras y Anaxímenes, y contemporáneo de Anaximandro. Fue
el primer filósofo griego que intentó dar una explicación física del Universo, que para él
era un espacio racional pese a su aparente desorden. Sin embargo, no buscó un Creador
en dicha racionalidad, pues para él todo nacía del agua, la cual era el elemento básico del
que estaban hechas todas las cosas, pues se constituye en vapor, que es aire, nubes y
éter; del agua se forman los cuerpos sólidos al condensarse, y la Tierra flota en ella. Tales
se planteó la siguiente cuestión: si una sustancia puede transformarse en otra, como un
trozo de mineral azulado lo hace en cobre rojo, ¿cuál es la naturaleza de la sustancia,
piedra, cobre, ambas? ¿Cualquier sustancia puede transformarse en otra de forma que
finalmente todas las sustancias sean aspectos diversos de una misma materia? Tales
consideraba que esta última cuestión sería afirmativa, puesto que de ser así podría
introducirse en el Universo un orden básico; quedaba determinar cuál era entonces esa
materia o elemento básico. Finalmente pensó que era el agua, pues es la que se encuentra
en mayor cantidad, rodea la Tierra, impregna la atmósfera en forma de vapor, corre a
través de los continentes y la vida no es posible sin ella. La Tierra, para él, era un disco
plano cubierto por la semiesfera celeste flotando en un océano infinito. Esta tesis sobre la
existencia de un elemento del cual estaban formadas todas las sustancias cobró gran
aceptación entre filósofos posteriores, a pesar de que no todos ellos aceptaron que el
agua fuera tal elemento. Lo importante de su tesis es la consideración de que todo ser
proviene de un principio originario, sea el agua, sea cualquier otro. El hecho de buscarlo
de una forma científica es lo que le hace ser considerado como el "padre de la filosofía".
En geometría, y en base a los conocimientos adquiridos en Egipto, elaboró un conjunto de
teoremas generales y de razonamientos deductivos a partir de estos. Todo ello fue
recopilado posteriormente por Euclides en su obra Elementos, pero se debe a Tales el
mérito de haber introducido en Grecia el interés por los estudios geométricos. Ninguno de
sus escritos ha llegado hasta nuestros días; a pesar de ello, son muy numerosas las
aportaciones que a lo largo de la historia, desde Herodoto, Jenófanes o Aristóteles, se le
han atribuido. Aristóteles consideró a Tales como el primero en sugerir un único sustrato
formativo de la materia; además, en su intención de explicar la naturaleza por medio de la
simplificación de los fenómenos observables y la búsqueda de causas en el mismo entorno
natural, Tales fue uno de los primeros en trascender el tradicional enfoque mitológico que
había caracterizado la filosofía griega de siglos anteriores.
3. Georg Simon Ohm
(Erlangen, actual Alemania, 1789-Munich, 1854) Físico alemán. Descubridor de la ley de la
electricidad que lleva su nombre, según la cual la intensidad de una corriente a través de
un conductor es directamente proporcional a la diferencia de potencial entre los extremos
del conductor e inversamente proporcional a la resistencia que éste opone al paso de la
corriente.
Hijo de un herrero, alternó en los años de adolescencia el trabajo con los estudios, en los
que demostró preferencia por los de carácter científico. En 1803 empezó a asistir a la
Universidad de Erlangen, donde hizo rápidos progresos. Primero enseñó como maestro en
Bamberg; pero en 1817 fue nombrado profesor de Matemáticas y Física en el instituto de
Colonia.
Dedicado desde el principio a los estudios de galvanoelectricidad, en 1827 publicó
aspectos más detallados de su ley en un artículo titulado Die galvanische Kette,
mathematisch bearbeitet (El circuito galvánico investigado matemáticamente), que,
paradójicamente, recibió una acogida tan fría que lo impulsó a presentar la renuncia a su
cargo en el colegio jesuita. Finalmente, en 1833 aceptó una plaza en la Escuela Politécnica
de Nuremberg. Posteriormente su labor comenzó a ser justamente valorada. En 1844,
Pouillet resaltaba la importancia de sus intuiciones y al año siguiente Ohm recibía la
medalla Copley de la Royal Society de Londres. En 1849 se le confería la cátedra de Física
de Munich, donde fue también asesor de la Administración de telégrafos. En honor a su
labor, la unidad de resistencia eléctrica del sistema internacional lleva su nombre (ohmio).
Luigi Galvani
(Bolonia, actual Italia, 1737-id., 1798) Médico y físico italiano. En 1759 se graduó en
medicina en la Universidad de Bolonia. Paulatinamente, fue interesándose por la fisiología
y, en especial, por la interacción entre ésta y la electricidad. A lo largo de la década de
1780 llevó a cabo numerosos experimentos en dicho campo, algunos de ellos célebres,
como el de la contracción muscular experimentada por las extremidades de una rana
muerta al tocarlas Galvani con unas tijeras metálicas durante una tormenta eléctrica. En
los años siguientes siguió reuniendo evidencia empírica de la naturaleza eléctrica de la
actividad neurológica, hasta la publicación en 1791 de su ensayo Comentario sobre el
efecto de la electricidad en la movilidad muscular, donde expuso la teoría de la existencia
de una fuerza vital de naturaleza eléctrica que regiría los sistemas nervioso y muscular.
Los enfrentamientos personales con las autoridades napoleónicas de su Bolonia natal
agriaron los últimos años de su existencia.
4. Alessandro Volta
(Como, actual Italia, 1745-id., 1827) Físico italiano. En 1775, su interés por la electricidad
le llevó a inventar un artefacto conocido como electróforo, empleado para generar
electricidad estática. Un año antes había sido nombrado profesor de física del Colegio Real
de Como. En 1778 identificó y aisló el gas metano, y al año siguiente pasó a ocupar la
cátedra de física de la Universidad de Pavía.
En 1780, un amigo de Volta, Luigi Galvani, observó que el contacto de dos metales
diferentes con el músculo de una rana originaba la aparición de corriente eléctrica. En
1794, Volta comenzó a experimentar con metales únicamente, y llegó a la conclusión de
que el tejido animal no era necesario para producir corriente. Este hallazgo suscitó una
fuerte controversia entre los partidarios de la electricidad animal y los defensores de la
electricidad metálica, pero la demostración, realizada en 1800, del funcionamiento de la
primera pila eléctrica certificó la victoria del bando favorable a las tesis de Volta.
Un año más tarde, el físico efectuó ante Napoleón una nueva demostración de su
generador de corriente. Impresionado, el emperador francés nombró a Volta conde y
senador del reino de Lombardía. El emperador de Austria, por su parte, lo designó director
de la facultad de filosofía de la Universidad de Padua en 1815. La unidad de fuerza
electromotriz del Sistema Internacional lleva el nombre de voltio en su honor desde el año
1881.