Los docentes a menudo matan la creatividad de los alumnos de las siguientes maneras: 1) enfocándose demasiado en los resultados en lugar del proceso de aprendizaje, 2) dando demasiadas instrucciones específicas que limitan la exploración, y 3) criticando ideas en lugar de alentar la experimentación. Para fomentar la creatividad, los maestros deben permitir que los estudiantes asuman riesgos y ganen confianza a través de enfrentar retos.