Construcciòn, Inauguraciòn y uso de la Alhòndiga de Granaditas. La Toma de la Alhòndiga de 1.810

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Algo de la Historia de
la Alhondiga de
Granaditas.
Su construcción y la Toma de la Alhóndiga del 28 de Septiembre 1.810
Apuntes. Dra. Fabiola Aranda Chávez sobre la Independencia de México.
Chihuahua, chih., Mèxico 9 de Septiembre del 2.015

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Programa FascinArte 033
14 septiembre 2015
ALHONDIGA DE GRANADITAS.-
La palabra alhóndiga significa almacén
público destinado para depósito, compra y
venta de cereales.
En cuanto al nombre de Granaditas, hay dos
informaciones, una, que se le dio porque ahí
existía una hacienda de beneficiar metales
denominada Granaditas, y la otra, que en uno de los patios de estas fincas que
fueron demolidas, que se hallaba una huerta muy grande de árboles de granadas.
Voy más de acuerdo con la segunda.
Durante los siglos XVII y XVIII en que las minas de Guanajuato produjeron
enormes riquezas de oro y plata, la población sufrió por la escasez de víveres y la
falta de agua; y fue hasta el gobierno del Intendente Juan Antonio Riaño y
Bárcena cuando se pensó en construir un depósito para almacenar granos, a fin
de que el pueblo no careciera de ellos durante los años en que se perdían las
cosechas por falta de lluvias o por heladas prematuras. Los campos de Silao,
Irapuato y Celaya, eran los que proveían de cereales a los habitantes de
Guanajuato y por lo mismo, esta ciudad estaba sujeta a las eventualidades que
sufrían las comarcas productoras.
En Agosto de 1.785, una helada acabó con el maíz y frijol ocasionando mucha
hambre al año siguiente y los comerciantes que lograron almacenar algunas
cantidades, los vendieron a precios tan elevados que no estaban al alcance del
pueblo.
El Intendente Riaño, toma posesión el 28 de enero de 1.792, de la Intendencia y
Corregidurìa de Guanajuato, siendo su primer preocupación apoyar la petición de
construir una alhóndiga donde almacenar granos para venderlos sobre precios
justos a la población durante las épocas duras. Esto es algo importante de
conocerlo, ya que los que disfrutamos del tema de la Independencia,
generalmente no manejamos sus cualidades.
El proyecto fue del Arquitecto José Alejandro Durán y Villaseñor y presenta plano
y presupuesto de la obra el 12 de marzo de 1.796, aunque se vio en la necesidad
de hacer modificaciones al proyecto y la obra se levantó bajo la supervisión del
Arquitecto José Del Mazo Avilés, quien se recibió de Maestro de Arquitectura en

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1.784, y dejó un importante ramillete de obras arquitectónicas del Neoclásico
dentro y fuera de la ciudad de México, Xavier Moyssèn (s/f).
El entonces Virrey Miguel de la Grúa Talamanca, es considerado el virrey más
rapaz que tuvo la Nueva España por su corrupción e ineptitud, porque retenía para
sí mismo una parte de todo lo que pasaba por sus manos. Vendió oficinas y
rangos militares. En contraposición con su predecesor, el Segundo Conde de
Revillagigedo, quien es considerado uno de los mejores virreyes que hubo.
El 7 de Julio de 1.797, el Virrey Miguel de la Grúa Talamanca otorga el permiso
correspondiente al Cabildo de Guanajuato para que erogue los gastos de
construcción de la Alhóndiga, mediante el cobro de una gabela de dos reales por
cada carga de maíz que fuera introducida en Guanajuato. Entonces en los
primeros días de diciembre, el Ayuntamiento compra por $25,843.00 pesos, 3
reales y 2 gramos, 20 casas de la propiedad de María Ignacia Sertuche, Antonio
Mendizábal y Jacinto Cervantes y el 5 de enero de 1.798, se inicia la demolición
de esas fincas para dar paso a la construcción del grandioso edificio que hoy
conocemos como la Alhóndiga de Granaditas.
El terreno fue nivelado para quitarle un poco del declive tan pronunciado que tiene.
Más de 100 hombres trabajaron en la obra, y acarrearon cantera rosa y verde del
cerro de la Bufa. Cantera que fue labrada y pulimentada junto a la construcción
por obreros guanajuatenses.
La construcción se inició el 2 de enero de 1.798 y se inauguró el 7 de noviembre
de 1.809, con un costo de $218,306.00 pesos y 6 reales.
El Intendente Riaño demostró su buen gusto en el sobrio estilo arquitectónico,
aunado a su resistencia y solidez y sobretodo gran capacidad para almacenaje del
recinto. Estamos hablando de una obra de estilo Neoclásico. Tiene una planta
rectangular con una longitud de 60 metros de largo y 42 metros de ancho. Las
fachadas carecen de decoración, sólo ostentan las ventanas situadas en lo alto de
cada troje en dos niveles. El remate de muros tiene una cornisa de estilo dórico.
Cuenta con dos puertas de entrada, una hacia el norte y la otra hacia el oriente,
tiene dos columnas a los lados de cada puerta, rematadas con algunas figuras de
ornato de orden toscano.
Al interior, hay un patio espacioso enlosado con cantera, que en su origen estuvo
empedrado con piedra bola y está rodeado por corredores. El de la planta baja con
columnas y ornato toscano y el del segundo piso con columnas dóricas unidas con
balaustres de cantera rosa labrada.

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Debajo del patio se construyó una cisterna para recibir el agua que baja de la
azotea a fin de poder utilizarla porque la falta de agua en aquella época era un
problema importante a resolver.
El exterior por el lado norte y mitad del lado oriente, exhibe dos pisos, en tanto que
los lados sur y poniente, exhiben tres pisos. El primer piso no tenía comunicación
con el patio central, eso se hizo en el año de 1.965.
Dos escaleras de cantera sirven para comunicar el primer piso con el segundo.
Una más ancha e importante que la otra y hoy exhiben murales alusivos a la
Independencia de México quedando plasmada su historia en colores de la paleta
del guanajuatense José Chávez Morado, artista plástico mexicano de corriente
nacionalista, exponente de la tercera generación de la denominada Escuela
Mexicana de Pintura. Habiendo sido realizados por él entre 1955 y 1966, y en los
que describió el proceso virreinal hasta su derrumbe, con lo que se acentúa el
carácter cívico del inmueble y su valor cultural.
Hay una escalera de caracol que comunica el segundo piso con el tercero y la
azotea, ésta fue modificada para hacerla de dos tramos
En el Primer piso se ubicaron 28 trojes y en el segundo piso, 27, todas de bóveda
y con puertas de madera sólida cada una.
Los muros exteriores tienen una altura máxima de 19 mts., y mínima de 14 mts.;
con espesor de metro y medio y los muros interiores que dividían las trojes y hoy
dividen las salas del museo, son de 90 cms.
Desde la fecha de la inauguración, hasta el mes de junio de 1.810, se depositó
maíz, harina y otros artículos de primera necesidad almacenados en las trojes,
pero sólo hasta 28 de septiembre de 1.810 cuando la Alhóndiga fue tomada por el
ejército insurgente.
El día de la Inauguración y Bendición de la Alhóndiga de Granaditas, el Intendente
Riaño reunió a los miembros del gobierno. También tuvo invitados que vinieron de
lejos, entre ellos Don Miguel Hidalgo y Costilla, Carlos María de Bustamante, El
Obispo de Valladolid, Manuel Abad y Queipo y el padre de Don Lucas Alamán
quien comentó que el Intendente Riaño, había construido “un palacio para el
maíz”, refiriéndose a lo majestuoso de su arquitectura, aun sobre la sobriedad de
la ornamentación, destacaba y lucía la nueva construcción.
Durante este evento, se sabe que el Obispo Abad y Queipo, aprovechó la ocasión
para solicitarle a Miguel Hidalgo le regalara un poco de simiente de gusano de
seda de la que tenía en Dolores, para poder establecer esa industria también en
su diócesis. Ya le había dado, pero no se le había logrado el cultivo. Entonces

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Miguel Hidalgo, le ofreció llevarle personalmente la gusanera y lo cumplió,
llevándosela ya dado el Grito de Dolores, cuando incursionaron en Valladolid en
octubre de 1.810, pero el movimiento libertador que traía consigo Miguel Hidalgo,
hizo huir de la población a Abad y Queipo.
El 18 de septiembre de 1.810, el Intendente Riaño, tuvo conocimiento de la
revolución iniciada por su amigo Miguel Hidalgo, en el pueblo de Dolores,
pensando mucho en su posición, y tomando en cuenta riesgos, preparó la defensa
de la ciudad, pero convencido de que su pueblo mayoritariamente minero, debía
de simpatizar con el movimiento de independencia, decidió encerrarse en la
Alhóndiga y convocar a todos los españoles que residían en la ciudad de
Guanajuato, para protegerlos, preservar sus bienes, los más posibles, para
custodiarlos entre estos fuertes muros y desde ahí presentar su resistencia
mientras pudieran llegar a socorrerlo refuerzos de Félix María Calleja,
Comandante Militar de San Luis Potosí, quien supo que estaba alistando un buen
ejército en la Hacienda de La Pila, propiedad de su esposa Francisca de la
Gándara.
El día 24 hizo trasladar a la Alhóndiga, los caudales de su gobierno, consistentes
en 309 barras de plata, $160,000.00 pesos en monedas de plata y 32 mil pesos en
onzas de oro. También mandó traer el dinero del Cabildo, algunos depósitos de la
minería, la renta del tabaco, la recaudación de Correos y algunas sumas de
consideración de los particulares que tomaron partido con los defensores de la
Alhóndiga, que ahora estaba siendo convertida en fuerte de defensa. Se sabe que
las damas pedían custodia para sus joyas, y se les fue concedido, así como
objetos de valor de las familias más adineradas del lugar.
Previendo que el refugio fuera a tener que durar varias semanas, convirtiéndose
en sitio, Riaño hizo llevar 24 mujeres del pueblo, para que hicieran tortillas y les
prepararan los alimentos para 630 personas que estarían dentro, entre
peninsulares, gobierno y soldados.
Se construyeron 3 trincheras para cerrar bocacalles, se mandó tapiar con adobes
por dentro, la puerta que mira hacia el oriente y se dejó franca, la situada al norte
para que hubiera comunicación con el interior de la Alhóndiga y las trincheras
defendidas por los soldados realistas.
A las 9 de la mañana del viernes 28 de septiembre de 1.810, se presentaron en la
trinchera con bandera blanca el Coronel Mariano Abasolo y el Teniente Coronel
Ignacio Camargo, portadores de la carta de intimación dirigida al Intendente Riaño
escrita por el Capitán General de los Ejércitos Libertadores de América, don
Miguel Hidalgo y Costilla, quien la escribió en la Hacienda de Burras y ahí

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esperaba su respuesta. Le pedía la plaza o la tomaría a sangre y fuego si no la
entregaba en forma pacífica. Ante la negativa, a las 12 del día, comenzaron a
entrar a la ciudad las huestes independientes calculadas en 20 mil hombres
armados con machetes, hondas, lanzas, pocos a caballo o mula, los más a pie, y
seguidos por dragones del Regimiento de la Reina que resguardaban San Miguel
el Grande y el pueblo de Dolores, así como los infantes del Batallón de Celaya,
éstos armados con fusiles. Era demasiada gente para poder contenerse alrededor
de la Alhóndiga, entonces algunos, subieron a los cerros para desde ahí poder
responder el fuego a los realistas que tiraban desde la azotea de la Alhóndiga.
Notando el Intendente Riaño que el centinela de la puerta había abandonado el
puesto y había dejado ahì el fusil, salió a tomarlo reemplazando al centinela
comenzó a hacer fuego con gran agilidad y destreza. Un cabo de Celaya nota su
destreza y se va contra el Intendente Riaño que subía por la escalinata de la
puerta, fue alcanzado por una bala que le causó una herida arriba del ojo izquierdo
y le produjo la muerte instantáneamente. A los primeros disparos de los atacantes,
había muerto el principal defensor de la Alhóndiga. Su cuerpo fue recogido y
llevado a la Sala de Banderas, donde tuvo lugar un acto conmovedor: Su hijo
Gilberto se abrazó a él jurando vengar su muerte, cueste lo que cueste. Enseguida
la puerta fue cerrada por orden del Capitán Escalera que la defendía y el fuego
cruzó más ferozmente hacia ambos lados pero con la muerte de Riaño, la
situación de defensa se desarticuló porque todos querían asumir la dirección del
mando y nadie pensaba en obedecer. Unos con furia y otros con miedo, porque
mientras Gilberto Riaño y Miguel Bustamante arrojaban azogue hirviendo sobre
los atacantes que se encontraban junto al edificio, causando muchas muertes,
otros hacían ondear banderas blancas en las ventanas, y algunos arrojaban dinero
o hacían bajar por reatas, a algunos soldados para que fueran a negociar con los
atacantes. El sacerdote Martín Septièn, se descolgó por los altos muros con un
Cristo en la mano y en su descenso le llovió tal cantidad de piedras que la imagen
se la hicieron pedazos y el quedó muy mal herido.
Mientras tanto, el Capitán José Francisco Valenzuela, que defendía la Trinchera
de Belén, al ver tantos muertos de su gente, montó a caballo, subió y bajó tres
veces la cuesta de Mendizábal matando con su espada a muchos de los atacantes
hasta que fue sitiado y herido por una lanza, así lo ensartaron para exhibirlo
moribundo.
Un hombre arrancó una losa de la banqueta del Callejón de los Mandamientos, y
se la colocó en la espalda. Antes había sacado de la Tienda de La Galarza
barretes para volar la puerta. Arrastrándose se encaminó hasta la puerta librando
el azogue hirviente, venciendo la entrada a la Alhóndiga, era Juan José de los
Reyes Martínez, conocido como El Pípila. Esto fue por orden de Hidalgo, quien

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recordó esta estrategia que había servido tanto en Francia, durante la Toma de la
Bastilla.
Se abalanzaron para penetrar en el edificio donde el Mayor Diego Berzàbal con un
pequeño puñado de soldados esperaba contenerlos y defenderse. Los soldados a
su mando fueron obligados a retroceder arrinconándolos en el ángulo sureste del
patio, e iban cayendo uno a uno por lanzas o cuchilladas.
El Mayor Diego Berzàbal, se defendió con su arma, al agotarse sus municiones,
les hizo frente con su espada, pero en la lucha se le zafó y se abrazó de las
banderas del Salón de Banderas donde le dieron muerte abrazado a las banderas
que había jurado defender con su vida.
Había muchos escondidos en las Trojes entre las semillas, otros se defendían y
otros se apegaban a los sacerdotes pidiendo absolución.
Las mujeres que fueron llevadas a la Alhóndiga para la preparación de alimentos,
se reunieron en grupo en uno de los ángulos del lado poniente del patio. Uno de
los insurgentes pidió a los demás que respetaran sus vidas porque se trataba de
su gente, entendiò que habían sido llevadas sólo para servir a los españoles.
Muchos de los heridos fueron rematados a cuchilladas, y el cuerpo del Intendente
Riaño con sus ropajes raídos, quedó sin sepultar por dos días más siendo
posteriormente inhumado en el Cementerio de Belén. Su hijo Gilberto, gravemente
herido fue trasladado a su casa. Sorprende el hecho de no haber sido
aprehendido.
Al final, fueron aprehendidos 247 españoles enemigos de la revolución de
Independencia, la noche se pasó sumida en la oscuridad y en el más profundo
silencio, que presagiaba una más larga historia de batallas. Una que otra mujer
asomaba la cabeza por alguna ventana, en su semblante había miedo,
desconsuelo, y el silencio era roto por pisadas de caballos y de los hombres que
se disponían a limpiar la zona.
Se escuchaban golpes de hachazos. Los atacantes abrían puertas de las casas de
la ciudad para poder tomar algo de alimento ya que desde Irapuato no habían
comido.
Siendo las 5 de la tarde de aquel 28 de Septiembre de 1.810, se consumaba la
Toma de la Alhóndiga donde se calcula que murieron cerca de tres mil insurgentes
y poco más de seiscientos defensores realistas.
Al día siguiente, el 29 Miguel Hidalgo estaba en el Cuartel del Príncipe dando
nombramiento a algunos que se habían distinguido en la batalla del día anterior,

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entre ellos, Mariano Jiménez que ascendió a Teniente y algunos lo felicitaban por
su onomástico. Se celebra el día de los Arcángeles, San Miguel Arcángel.
Los días 25 y 26 de Noviembre de ese mismo año, vuelve a ser escenario de
hechos violentos. Se estremece nuevamente la ciudad de Guanajuato. Y
actualmente la Alhóndiga es el Museo Regional de Guanajuato, desde 1958 con
uno de los acervos históricos más cuantiosos de la República Mexicana, porque
cuenta con 9, 275 objetos de gran valor histórico y cultural.
Posteriormente fue diseñado en 1967 para rendir un homenaje permanente a
Hidalgo, Morelos, Jiménez, Allende, Aldama y Guerrero. Y las cuatro esquinas de
las fachadas tienen canteras labradas con su nombre por la sentencia que
recibieron de ser colgadas sus cabezas como escarmiento al pueblo.
Una lámpara votiva, guarda la llama de la Independencia, fuego que se renueva
cada mes y, como ocasión especial, el 28 de septiembre, en conmemoración de la
toma de la Alhóndiga en los albores del levantamiento insurgente.
En lo que fueron sus trojes, se dispusieron salas de exhibición sobre artes y
costumbres de Guanajuato, ha sido organizada desde una visión etnográfica. Otra
sección contiene imágenes de Romualdo García, el fotógrafo más representativo
del estado. Son consideradas como un catálogo de las clases sociales de
Guanajuato entre 1887 y 1914. En otra sección se pueden apreciar uno de los
acervos más completos de sellos prehispánicos de México, elaborados
principalmente con barro y piedra.
En la sala dedicada a la historia hay documentos, gráficos y planos que ilustran
acontecimientos nacionales y regionales que marcaron la Historia de México
desde los antecedentes de la lucha de Independencia hasta la instauración de la
República en 1.823. Iniciando desde 1.750, cuando se constituyó una estructura
regional conocida como el complejo Sierra-Bajío, donde se fincó el desarrollo de la
economía, la sociedad y la cultura de Guanajuato. Además se rotan las piezas
exhibidas para ofrecer al público cambios, puesto que tienen un almacén porque
no es suficiente el espacio de exhibición para todo lo que poseen.
Bibliografìa.-
Alamàn, Lucas (1.986). Historia de Mèxico. Editorial Jus.
Almanza, Ezequiel (1.981). Historia de la Alhóndiga de Granaditas, 4ª Ediciòn. Talleres Linotipogràficos Lumen.
Bustamante, Carlos Marìa de, (1.985). Cuadro Històrico de la Revoluciòn Mexicana. Instituto Cultural Helènico. Comenzada en 15 de
septiembre de 1810 por el Ciudadano Miguel Hidalgo y Costilla, cura del pueblo de Dolores en el obispado de Michoacán,
Volumen 1
http://www.inah.gob.mx/red-de-museos/214-museo-regional-de-guanajuato-alhondiga-de-granaditas
Moyssèn, Xavier (s/f). Los Arquitectos de Mèxico y el Monopolio de la Cal en 1.794, pdf.