PARÁBOLA DEL BUEN PASTOR: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN1.pdf
El vigía munípice
1. El vigía munícipe
_¡Chacho!,losque hemosaprendido desde esa candidez atribuida a la ignorancia; los
que hemoscomprendido cadadesgaje desde esasencillez entendida como calmosa y pausada
inconsciencia; los que hemos quebrantado, alguna vez, los conciertos entre presuntos
bienaventurados, con ayuno y sin ayuno, y ahí los tienes; aún no hemos perdido la dignidad
para continuar, callados, impostando la voz.
Impostando la voz, callado, he caído en que un vigía puede estar perfectamente
metido en el ajo. Por tanto, tener un conocimiento íntimo, incestuoso e involutivo de la
proyecciónque favorezcaalosde ese metrocuadrado.En el que cabenuna mesa,cuatro sillas
y una cínica amigabilidadque asientaalaperfeccióntrestiposde estabilidad: la de la mesa, la
de la sillaysu futuronivel de vidapordelante y por encima de los demás. Tantas patas evitan
que allí nada quede desalineado. Todo lo tambaleante, ha sido afianzado de tal forma, que
hasta parece normalizado. Laergonomíadel momentoespasajera ymenesterosa,el ordendel
día es parvo. Cuánto para mí y cuánto para ti. Cuándo para ti y cuándo para mí. Sobre todo
para losque expectantescallan,y por eso lo hacen. El vigía no puede realizar su labor cuando
la mayoría de la municipalidad desea pasar por esa misma mesa y sus cuatro sillas, saliendo
laureado y recompensado. Para así intentar orientar como progenitor a toda su posteridad
generacional, el munícipe desea quedar ajustado por el modelo.
Por el modelo de convivencia arraigado, diestros y siniestros de forma
malintencionada transitan por la oscuridad y la tenebrosidad con afectuosa habilidad. Sin
duda, con orden y miramientos, según el nivel de descomposición obtenido. Por tanto, es
necesario redefinir la función ciudadana del vigía al estar todo tan infesto.
Tan infesto,que lafunciónciudadanaeslade servigía de todos aquellos principios de
un Estadode Derechoque nos resbalan cuando me toca a mí conseguir el beneficio. La gracia
obtenida de un gracioso. Cuando mi lucro no se siente pesaroso, su pesadumbre ha posado
por causa ajena.Tan soloquedael agradecimiento ilimitado con alguna que otra salpicadura,
hasta de baba espesa y abundante que se segrega por complacencia.
Por complacencia entre adictos al uso común de sus ideas. Compartiendo
rendimientos.Ignorandoaloscolaterales. ¡Yasé!,esadebe ser la función del vigía. Escudriñar
hasta sus máximas posibilidades el porqué otros andan siempre tan encaminados,
aparentemente tras levantarse de una de esas cuatro sillas. Entendamos 'escudriñar' como
indagar meticulosamente, con digna persuasión. La etimología latina de este término, nos
advierte porsuprocedenciayorigen,que estanuevainsinuación posee síntomas de invectiva
para rebuscar en la basura, ¡Chacho!_
miércoles,16de diciembre de 2015
Félix SánchezParedes