2. MÁLAGA - Juan Morales Rojas
Lecho de sol, inglesa y cantaora,
un manto azul y sideral te arropa.
Ardiente estufa para el frío de Europa
fatalista y celosa, tierra mora.
Si aliento de terral, abrasadora;
mas si tu suelo, ¡oh Málaga! yo piso
y acaricia mi rostro de improviso.
El beso de la mar, la brisa pura,
mi corazón, henchido de dulzura,
¡creerá que late ya en el Paraíso!
Poeta de la llamada Generación del
36, fue escritor y poeta, escribiendo
varios libros de poemas así como
histórico-turísticos. Padre del
también escritor y poeta Álvaro
Morales Rodríguez y yerno del
anticuario Juan Rodríguez Mora
"Duque de la Mezquita“.
3. MÁLAGA - Antonio Pardal
En mi Andalucía del alma hay una
ciudad preciosa, es la Málaga
asombrosa que a mi me trajo la calma.
Situada junto al mar, entre montes y
entre pinos quienes en ella vivimos no
dejamos de gozar. De gozar su hermoso
sol de gozar de su alegría, y sus
hermosos vergeles. La enmarca un bello
arrebol, en su preciosa bahía...
¡Málaga, que bella eres!
ANTONIO PARDAL RIVAS, empezó a
escribir a partir de su jubilación
cuando poesía, y ha dado a conocer
su obra poética tanto en España
como en Iberoamérica,
encontrándose conceptuado hoy
día como uno de los grandes
poetas andaluces contemporáneos,
que respeta la métrica y rima
clásica en casi toda su obra,
especialmente en más de
doscientos sonetos de contenido
muy lírico, melancólicos y tristes,
algunos de ellos.
4. MÁLAGA - Ibn Said
A Málaga tampoco mi corazón olvida.
No apaga en mi ausencia la llama del
amor.
¿Dónde están tus almenas, ¡Oh, Málaga
querida!
Tus torres, azotes y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé
y en la enramada verde, del céfiro
amoroso
sobre mi frente, el plácido susurrar
escuché"
Alī ibn Mūsà ibn Sa'īd al-Magribī (
Alcalá la
Real, 1213 Túnez o Alepo, 1275 o 1286)
fue un historiador, geógrafo y
compilador de poesía que vivió en alÁndalus. Sufrió el exilio andalusí, por lo
que creció en Marrakech, aunque
estudió en Sevilla. A lo largo de su vida
residió además en Túnez, Alejandría, El
Cairo, Jerusalén y Alepo, entre otras
ciudades.
5. Miguel Ángel Reyes
Murallas de Gibralfaro
Levantadas desde antaño
testigos de tanta historia
pasan y pasan los años
mientras se cubren de gloria.
Noche Mora Malagueña
Noches de ensueño y encanto
las de la Málaga mora
con las estrellas de manto
y una luna que enamora.
Murallas de piedra dura
en Gibralfaro alzadas
transcurre el tiempo y perduran
objeto de las miradas.
Así debió de haber sido
en el ocaso avanzado
de bellos tiempos vividos
con lámparas bien alumbrados.
La ciudad sigue avanzando
con ellas siempre presentes
y un lazo se va forjando
entre murallas y gentes.
Brisa que el mar arrojaba
sobre murallas y almenas
recorriendo la Alcazaba
bajo la noche serena.
Allá, coronando el monte
están ellas vigilantes
abarcando el horizonte
con Málaga siempre delante.
Quedando el pueblo dormido
lucen calles y plazuelas
por el aceite prendido
y el resplandor de las velas.
Sino que marchan unidos
en un vinculo muy claro
el destino compartido
de la ciudad y Gibralfaro.
Málaga sueña dichosa
entre caricias del mar
mientras la luna gozosa
piensa en volver a reinar.
La Paloma Enamorada
Anochece en la Alameda
sobre la tarde acabada
y una paloma se queda
de la bella, enamorada.
Málaga acaba su día
envuelta de suaves luces
que alumbran con alegría
por calles, plazas y cruces.
La paloma no dormía
viendo la noche iniciada
mostrando su compañía
hasta entrar la madrugada.
Un palomo perchelero
que volando se encontraba
percatase con esmero
y a la paloma miraba.
Puso el galán junto a ella
un jazmín recién cortado
siendo testigo la bella
de los dos enamorados.
6. "MÁLAGA"- Salvador Rueda
Málaga es "inglesa" y mora
á la vez que es andaluza;
Guadalmedina la cruza
y el Puerto la condecora;
Gibralfaro la avalora
y la Caleta sin par;
la emblanquece su Azahar
y la dora su alegría;
en su torre se abre el día
y á sus pies se rompe el mar.
Esa es Málaga la bella
paraíso en que nací;
entre sus luces viví
y mi sér formóse en ella.
Dios quiso al crear mi estrella
darme la vida en su
ambiente,
y llevo fijo en mi mente
su nombre que tanto quiero,
cual si llevara un lucero
en la mitad de la frente.
Allá van sus pescadores
con los obscuros bombachos
columpiando los cenachos
con los brazos cimbradores.
Del pregón á los clamores
hinchan la venas del cuello;
y en cada pescado bello
se ve una escama distinta,
en cada escama una tinta
y en cada tinta un destello.
Clavadas en penca verde
van las "biznagas" fragantes,
cuyas esencias flotantes
la brisa en sus ondas pierde.
No hay alma que no recuerde
de esa flor el movimiento;
la mujer mueve al son lento
la penca con sus olores,
la penca mueve las flores
y los jazmines el viento.
Ved allá la bailarina
con sus vueltas caprichosas;
sus pies, cual dos mariposas,
en raudos juegos combina.
Parece en la gasa fina
una espiral de arrebol,
un flotante caracol,
una sierpe que circula,
y un remolino que ondula
como una tromba de sol.
Acá y allá entremezclados
se oyen pregones á miles
con sus gorgeos gentiles
con música combinados.
Llena los aires dorados
un concertante sonoro,
y la ciudad canta á coro
su malagueña fermata,
por mil registros de plata
y mil registros de oro.
El lenguaje alegre y fresco
cual leve cinta se enreda
lo mismo que hacerlo pueda
el más flexible arabesco.
Es un hablar pintoresco
todo calados y cruces.
¡Abalorios andaluces
hechos de escalas distintas,
que á veces rompen en tintas,
y á veces rompen en luces!
Oíd también su guitarra:
ella es la musa española
con su seno de manola
y su cintura de jarra.
Bajo el verdor de la parra
da á la brisa este cantar:
Llevo en el alma un pesar
del que tengo que morir;
ni se quita con reír,
ni se quita con llorar.
La enredadera guarnece
la reja, de que es esclava,
donde se (pela la pava)
hasta que el día amanece.
Detrás un rostro florece
sembrado de maravillas;
estalla un beso á hurtadillas,
y cual señal de victoria,
repica tocando á gloria
el cerco de campanillas.
Málaga ciñe á sus sienes
uvas por claros rubíes,
(parrales) y (marbellíes)
y (tempranas y lairenes).
Las (montúas) y (jaenes)
le forman regios collares;
sus zarcillos singulares
son (moscateles) severas,
y brillan en sus pulseras
(largas), (tintas) y (mollares).
Ved su catedral triunfante:
¡qué proporciones severas!
¡Que columnas cual palmeras
y qué cúpula sonante!
Rasgan la mole gigante
largos vidrios de colores
con polícromos primores
y cien figuras cautivas,
que parecen por lo, vivas
hechas con sangre de flores.
La infernal algarabía
de las burbujas de aceite
brinda al olfato deleite
en la alegre (freiduría).
Con hervidora armonía
crujen sobre la fogata
salmonetes de escarlata,
lisas de azules colores,
brecas de cien resplandores,
y boquerones de plata.
Su esplendorosa Caleta
la ve mi mente ilusoria
cual calle real de la gloria
al borde del mar sujeta.
Ni el más brillante poeta
pudiera hacer su pintura:
cantara su arquitectura
Tiene una copla y un vino
con que se canta y se sueña;
la copla es la (malagueña),
y el vino, un vino divino.
Mientras una lanza el trino,
otro derrama sus gotas;
ella vierte escalas rotas
y él destellos andaluces;
él emborracha con luces
y ella emborracha con notas.
y sus estilos diversos;
¡más no el mar, porque no
hay verso
para tan grande hermosura!
Entre cajas en hileras
que las prenden como
franjas,
ved envolviendo naranjas
á las lindas faeneras.
De amar les salen ojeras,
y tienen en su hermosura,
de las pasas, la dulzura;
de los chumbos, lo punzante;
del plátano, lo arrogante;
y del limón, la frescura.
Ved su parque, maravilla
de luz, colores y esencias,
que no lo tienen Valencia
ni Granada, ni Sevilla.
Enrejados de mantilla
semejan sus divisiones,
y sus vivas variaciones
me recuerdan los matices
de los pérsicos tapices
y los chinescos mantones.
Ved su ambiente ¡qué
alegría!
ved su Puerto ¡qué grandeza!
ved sus campos ¡qué belleza!
ved su cielo ¡qué poesía!
ved sus aves ¡qué armonía!
ved sus calles ¡qué graciosas!
ved sus jardines ¡qué rosas!
ved sus coplas ¡qué ternura!
ved sus hombres ¡qué
bravura!
ved sus mujeres ¡qué
hermosas!
Así es Málaga la mora
y la (inglesa) y la andaluza;
Guadalmedina la cruza
y el Puerto la condecora.
Gibralfaro la avalora
y la Caleta sin par;
la emblanquece su azahar
y la dora su alegría;
en su torre se abre el día
y á sus pies se rompe el mar.
Poema a Málaga del poeta de la
Axarquia Salvador Rueda.
Salvador Rueda Santos (aldea
de Benaque, Macharaviaya,
Málaga, 3 de diciembre de 1857 –
Málaga, 1 de abril de 1933) fue
periodista y poeta español. Se le
considera precursor español
del Modernismo.