El documento discute el sitio de la obra de arte. Explora si reside en el mundo real, el mundo imaginario o la sensibilidad. Concluye que la morada de la obra de arte no está en el soporte material ni en lo puramente imaginario, sino en la "autoafección de la vida", es decir, en cómo la obra afecta nuestra experiencia vivida de manera integral.
11. Cada color adquiere su valor únicamente en función de los
otros, tanto de aquellos que les son contiguos como los que
vienen a establecer con él alguna relación más sutil en un
punto alejado u opuesto de la tela.
12. El caballero, la muerte y el Diablo
(1513),
grabado de Alberto Durero
(Nüremberg, 1471-1528).
13. Nacimiento de Venus – Botticelli
Si el arte fuese puramente imaginario
y no real, este mundo no podría ser ni
bello, ni feo, ya que no habría
posibilidad de relacionar este mundo
con lo estético. La imaginación es
necesaria, pero no es la “imagen” por
si misma la que pueda caracterizar al
objeto estético, no será solo la imagen Saturno devorando a un hijo
la que impacte en nuestra alma. Francisco de Goya
14. “La dimensión ontológica en
que se mueve el arte es aquella
de la sensibilidad”.
“Unicamente por la sensibilidad
se logra alcanzar lo verdadero en
el arte; dado que el arte actúa
sobre la sensibilidad, solo puede
actuar por la sensibilidad”,
Manipulación, Kandinsky
15. “Si la obra de arte no tiene su sitio en
el mundo real, y el mundo real es el
mundo sensible, entonces, tampoco
lo tiene en la sensibilidad”
16. ek-stasis del ser
es el motivo por el cual la trascendencia mora en
cada uno de nuestros sentidos
“inmanencia”
pueden rebasar lo que consiste su objeto propio, lo
visto, lo tocado, lo oído, lo gustado…
17. La sensibilidad es afectiva,
es un sentirse, un
experimentarse, un saberse
viendo, oyendo, sintiendo...y
a este segundo conocimiento
Henry lo llama:
“Autoafección de
la vida”.
Blue (1922)
KandinsKy
Óleo
18. El sitio de la obra de arte no está en el
soporte material, ni en el
“objeto imaginario”,
tampoco sólo en la
“sensibilidad”
La morada de la obra de arte reside en la
“Autoafección de la vida”.
19. Agradezco a:
La profesora Nancy Quiroga, especializada en discapacidad,
por su dedicación y paciencia.
A mi director de beca, prof. Mario Lipsitz, por haber sido el
inspirador de este trabajo.
A mi codirector, prof. Carlos Belvedere, por orientar mis lecturas
académicas.
Al prof. Rubén Carruego, por su empatía y comprensión.
Ana María Guerrero
anaguerrero62@hotmail.com