En España se generan entre 100,000 y 200,000 toneladas de basura electrónica al año, incluyendo residuos domésticos e industriales. Los ordenadores se desechan principalmente porque se vuelven obsoletos y no pueden instalar software nuevo. Es importante reciclarlos correctamente debido a componentes peligrosos como baterías. La nueva legislación obliga a los fabricantes a hacerse cargo de la gestión de los residuos electrónicos.