La diferencia entre los que han nacido de nuevo y los que no es que los primeros tienen una mente nueva controlada por el Espíritu Santo, mientras que los segundos tienen la mente dominada por sus propios deseos pecaminosos. Aunque los cuerpos de los creyentes contienen la muerte, sus espíritus tienen vida eterna y sus cuerpos serán liberados de la muerte. Los hijos de Dios deben vivir en obediencia al Espíritu Santo y no permitir que el pecado controle sus cuerpos mediante el recuerdo
1. Romanos – Lección 8
Texto: Romanos 8:5-13
Tema principal: La diferencia que existe entre los que han nacido de nuevo y los que todavía
están en Adán y la responsabilidad de los hijos de Dios de vivir en obediencia a Él
Bosquejo de la lección:
A. La diferencia que existe entre los que han nacido de nuevo y los que no (8:5-11)
B. La responsabilidad de los que han nacido de nuevo (8:12,13)
Repase las preguntas de la lección7.
Exposición del bosquejo
A. La diferencia que existe entre los que han nacido de nuevo y los que no
Maestro: Los versículos 5-8 no hablan de dos clases de creyentes, los que caminan en la
carne y los que caminan en el Espíritu. Más bien: este pasaje compara las características
básicas de los que todavía están en la carne (los inconversos) con las de los que han nacido
de nuevo. Esto se deduce porque Pablo dijo en el versículo 9: “Mas vosotros no vivís según
la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros”. Romanos
8:5-8 debe ser interpretado de la misma manera que 1 Juan 3:4-10. Aunque los creyentes
pueden ceder a la carne, la Escritura enseña en ambos pasajes que los que han nacido de
nuevo del Espíritu de Dios no viven característicamente o habitualmente según los malos
deseos de la carne.
El versículo 4 del capítulo 8 nos enseñó que todos los que han nacido de nuevo ahora son
capaces de obedecer los mandatos de Dios porque ya no los domina la mente vieja y perversa
ni los deseos que todavía están en su interior. El Espíritu Santo ya vive en los creyentes para
capacitarlos para obedecer la voluntad de Dios.
Lea 8:5. Los que nunca han nacido de nuevo sólo tienen su mente vieja que está
controlada constantemente, o dominada, por sus propias ideas y deseos pecaminosos. Pero
los hijos de Dios tienen mentes nuevas que están bajo el control de los deseos santos y buenos
del Espíritu Santo que vive en ellos.
Lea 8:6. Los que tienen las mentes dominadas por sus propias ideas y deseos pecaminosos
están muertos espiritualmente. Están separados de Dios y por eso no tienen vida eterna. Pero
todos los que han nacido de nuevo tienen una mente nueva que está controlada por el Espíritu
Santo. Están en unión con Dios y tienen vida eterna.
Lea 8:7. Las mentes de los que no han nacido de nuevo están en contra de Dios. Son
hostiles contra Dios y contra todos Sus caminos. Sus mentes no están bajo el control de Dios
sino bajo el dominio de Satanás, el gran enemigo de Dios.
2. La actitud de los inconversos hacia Dios se puede comparar a la de un delincuente
esperando para hacernos daño y tomar nuestras cosas. Así como ellos desean nuestro mal,
hostilmente harán todo lo posible para despojarnos de nuestras posesiones, para actuar en
nuestra contra, también los inconversos – los enemigos de Dios – están en contra de Dios.
Lea 8:8. Puesto que los inconversos se oponen en sus mentes a Dios, nunca pueden
agradar a Dios.
Maestro: Tome tiempo para que sus alumnos hablen de los cambios que hayan notado en
sus propios deseos y actitudes desde que son salvos. Además, anímeles a comentar sobre la
diferencia entre la actitud de ellos y la de sus conocidos inconversos hacia las cosas de Dios,
según lo que hayan observado. Enfatice que la razón de esta diferencia es el Espíritu Santo
que vive en ellos.
Lea 8:9. Los que están bajo el control del Espíritu Santo ya no están bajo el control de la
mente vieja que tenían como inconversos. La mente vieja no se ha ido. Todavía está en
nosotros y es igual de perversa que antes. Sin embargo, como el Espíritu Santo vive en
nosotros, ya no estamos bajo el dominio de la mente vieja pecaminosa. El Espíritu Santo es
nuestro nuevo amo. Él mora en el cuerpo de todo aquél que pertenece a Cristo (lo hace Su
hogar).
Lea 8:10. Aunque el Espíritu Santo ha venido para vivir en nuestro cuerpo, todavía nos
enfermamos y morimos. Aunque ahora somos hijos de Dios, aún tenemos el mismo cuerpo
que recibimos cuando nacimos en este mundo como descendientes de Adán. Además, aunque
hemos nacido en la familia de Dios, nuestros cuerpos todavía contienen la muerte porque el
pecado sigue activo en ellos.
Aunque nuestros cuerpos todavía contienen la muerte, nuestros espíritus tienen vida. El
espíritu, esa parte de nosotros que no se ve, ha recibido vida eterna de Dios por medio del
Espíritu Santo que ha venido a vivir en nosotros.
Lea 8:11. Aunque nuestros cuerpos contienen la muerte ahora, éstos también serán salvos
del control de la muerte. Los cuerpos de todos los creyentes que estén vivos cuando regrese
Jesús serán cambiados por el Espíritu Santo para que esos cuerpos nunca mueran. También
los cuerpos de los creyentes que murieron antes de la venida de Jesús serán levantados por el
Espíritu Santo y liberados para siempre de la muerte.
B. La responsabilidad de los que han nacido de nuevo
Lea 8:12. ¿Por qué no estamos bajo la obligación de dejar que los viejos deseos perversos
usen nuestros cuerpos?
Ya aprendimos del capítulo 6 que, como fuimos bautizados en el Señor Jesús por el
Espíritu Santo, hemos muerto con el Señor Jesucristo, nuestro representante, al dominio del
pecado como nuestro amo. Fuimos sepultados con el Señor Jesús y resucitamos con Él para
que podamos vivir en obediencia a Dios. Lea 6:3,4.
Además, en el capítulo 8, Pablo enseñó que, aunque todavía hay pecado y muerte en
nuestros cuerpos, el Espíritu Santo liberará nuestros cuerpos del pecado y de la muerte
cuando vuelva Jesús. Lea 8:10,11.
3. Éstas, pues, son las razones por las cuales debemos saber que somos responsables de
someter nuestros cuerpos a Dios y de vivir solamente para Él.
Lea 8:13. No debemos vivir bajo el dominio del pecado porque los que tienen la
costumbre de vivir bajo la influencia de los viejos deseos pecaminosos están en camino a la
separación eterna de Dios. Por eso, los que hemos nacido de nuevo no debemos permitir que
los viejos deseos nos controlen. Debemos hacer morir las obras del cuerpo. ¿Cómo hacer
esto? Recordando y poniendo en práctica lo que ya hemos aprendido del capítulo 6 de
Romanos.
Maestro: Dé un pequeño repaso de los pasos para la victoria sobre el pecado. Los pasos
son:
saber quiénes somos (6:3,6, 9)
contar con el hecho de quiénes somos (6:11)
no permitir al pecado reinar en nuestros cuerpos (6:12,14)
someternos a Dios como Sus siervos (6:13)
Ahora Dios vive en nosotros por Su Espíritu Santo y quiere controlarnos en cada
momento. Por tanto, ya no debemos vivir como aquéllos que están controlados por sus
propios malos deseos, por lo cual están separados de Dios. En dependencia del Espíritu Santo
que vive en nosotros, debemos decir “No” a los malos deseos del pecado y entregar los
miembros de nuestro cuerpo para que los use nuestro nuevo amo, el Señor Jesús.
Preguntas
1. ¿A quién se refería Pablo y qué quiso decir con las palabras, “los que son de la
carne”? [Rom. 8:5]
Pablo se refería a todos aquéllos que todavía están en Adán; por tanto, aún siguen bajo
el dominio de los viejos deseos pecaminosos que están en sus cuerpos.
2. ¿A quién se refería Pablo y qué quiso decir con las palabras, “los que sondel Espíritu”?
Pablo se refería a todos los que ahora están en Cristo; por tanto, ya no están bajo el
control, o dominio, de sus propios deseos pecaminosos que todavía están en sus cuerpos.
3. ¿Cuál es la distinción que hace Pablo entre los que están en Cristo y los que todavía están
en Adán?
a. Los que no han nacido de nuevo sólo tienen la mente vieja que está controlada
constantementepor sus propias ideas y deseos pecaminosos. Los hijos de Dios tienen
una mente nueva que está bajo el control de los deseos santos y buenos del Espíritu
Santo que vive en ellos. Lea 8:5.
4. b. Los que tienen la mente dominada por sus propias ideas y deseos pecaminosos están
muertos para Dios. Están separados de Dios; por tanto, no tienen vida eterna. Todos
los que han nacido de nuevo tienen una mente nueva que está controlada por el
Espíritu Santo, así es que están en unión con Dios y tienen vida eterna. Lea 8:6.
c. La mente de aquéllos que no han nacido de nuevo está en contra de Dios. Es hostil
contra Dios y contra todos Sus caminos. No está bajo el control de Dios sino bajo el
dominio de Satanás, el gran enemigo de Dios. Todos los que están en Cristo están en
unión con Dios por el Espíritu Santo que vive en ellos. Lea 8:7, 5:1.
d. Los que están dominados por los viejos deseos pecaminosos son incapaces de
agradar a Dios. Los hijos de Dios pueden vivir en obediencia a Dios por el poder del
Espíritu Santo que vive en ellos. Lea 8:3,4,8,9.
4. ¿Existe la posibilidad de que alguien pertenezca a Cristo y que el Espíritu Santo no
more en él?
No. Si el Espíritu Santo no vive en esa persona, ella no pertenece al Señor Jesucristo.
Lea 8:9.
5. ¿Por qué, aunque hemos nacido de nuevo y vive el Espíritu Santo en nosotros, mueren
nuestros cuerpos?
a. Aunque ya somos hijos de Dios, aún tenemos el mismo cuerpo que recibimos cuando
nacimos en este mundo como descendientes de Adán. Lea 5:12.
b. Aunque hemos nacido en la familia de Dios, nuestros cuerpos todavía contienen la
muerte porque el pecado sigue activo en nuestros cuerpos. Lea 8:10.
6. ¿Simplemente morirán, se deteriorarán y nunca serán libres de la muerte los cuerpos de
los creyentes?
¡No! Nuestros cuerpos serán puestos a salvo del control de la muerte. Los cuerpos de
todos los creyentes que estén vivoscuando regrese Jesús serán cambiados por el Espíritu
Santo para que nunca mueran. Los cuerpos de los creyentes que murieron antes de la
venida de Jesús serán levantados por el Espíritu Santo y liberados para siempre de la
muerte. Lea 8:11.
7. ¿Por qué es que los que ya estamos en Cristo ahora no estamos bajo la obligación de dejar
que los viejos deseos perversos utilicen nuestros cuerpos?
a. Como fuimos bautizados en el Señor Jesús por el Espíritu Santo, hemos muerto con
Jesucristo, nuestro representante, al dominio del pecado como nuestro amo. Fuimos
sepultados con el Señor Jesús y resucitamos con Él para que podamos vivir en
obediencia a Dios. Lea 6:3,4.
b. Porque el Espíritu Santo liberará nuestros cuerpos del pecado y la muerte cuando
vuelva Jesús. Lea 8:10,11.
8. ¿Cómo hacemos morir las obras del cuerpo?
Recordando y poniendo en práctica lo que ya hemos aprendido del capítulo 6 de
Romanos.
9. ¿Cuáles son los pasos para la victoria sobre el pecado que se enseñan en el capítulo 6 de
Romanos?
5. a. Debemos saber quiénes somos. Lea 6:3,6,9.
b. Debemos contar con el hecho de quiénes somos. Lea 6:11.
c. No debemos permitir que el pecado reine en nuestros cuerpos. Lea 6:12,14a.
d. Debemos someternos a Dios como Sus siervos. Lea 6:13b.