El documento describe diferentes tratamientos térmicos aplicados a los alimentos, incluyendo la cocción, el blanqueo, la pasteurización y la esterilización. Cada tratamiento se aplica a diferentes temperaturas y tiempos para inactivar enzimas, microorganismos y patógenos, lo que permite conservar los alimentos de forma más segura y por más tiempo.
1. Profesora: Elena Sosa Medina
Integrantes: Jordan Antonio Cruz
Nelson Villa
Elmer Silva Zenteno
Oscar Moreno Oroz
2.
3. El calor inactiva o destruye a los
patógenos. Por ello, conviene saber usarlo
adecuadamente. Una mala aplicación en
el ámbito doméstico o en el industrial
puede provocar efectos contrarios a los
deseados.
La aplicación de calor a los alimentos se
remonta a los tiempos en que el ser
humano descubrió cómo hacer fuego y
observó empíricamente los beneficios que
esta práctica aportaba..
4. Actualmente, el térmico es uno de los
tratamientos que hacen posible la
existencia de productos sanos de larga
vida comercial. El tratamiento térmico
permite que las conservas se puedan
almacenar el producto a temperatura
ambiente garantizando su seguridad
5. La aplicación del calor en los alimentos tiene
varios objetivos. El primero de ellos es convertir
a los alimentos en digestibles, hacerlos
apetitosos y mantenerlos a una temperatura
agradable para comerlos.
El uso del calor persigue destruir agentes
biológicos para obtener productos más sanos
y duraderos Del mismo modo, los tratamientos
térmicos persiguen destruir agentes
biológicos, como bacterias, virus y parásitos
con la finalidad de obtener productos más
sanos; conseguir productos que tengan una
vida comercial más larga.
6. Es un tratamiento térmico suave que
somete al producto durante un tiempo más
o menos largo, a una temperatura inferior a
100 grados. Se aplica antes del procesado
para destruir la actividad enzimática de
frutas y verduras.
Se utiliza en la conservación de las
hortalizas para fijar su color o disminuir su
volumen, antes de su congelación, con el
fin de destruir enzimas que puedan
deteriorarlas durante su conservación.
7. Es un tratamiento relativamente suave
(temperaturas normalmente inferiores a 100
grados), que se utiliza para prolongar la vida
útil de los alimentos durante varios días, como
en el caso de la leche, o incluso meses (fruta
embotellada).
Este método, que conserva los alimentos por
inactivación de sus enzimas y por destrucción
de los microorganismos sensibles a altas
temperaturas (bacterias no esporuladas, como
levaduras y mohos), provoca cambios mínimos
tanto en el valor nutritivo como en las
características organolépticas del alimento.
8. Es un procedimiento más drástico, en el que se
somete al alimento a temperaturas de entre
115 y 127 grados. Para alcanzarlas, se utilizan
autoclaves o esterilizadores. El proceso se
debe mantener un cierto tiempo (en algunos
alimentos, hasta veinte minutos), y la
temperatura afecta al valor nutricional (se
pueden perder algunas vitaminas) y
organoléptico de ciertos productos.
Al realizar un tratamiento esterilizante hay que
tener en cuenta algunos factores, como el pH
del alimento y la termo resistencia de los
microorganismos o los enzimas.
9. Su función es convertir los alimentos en
productos digestibles, hacerlos
apetitosos, dotarlos de una temperatura
agradable para consumirlos y eliminar los
posibles microorganismos. Sin embargo, la
cocción no sirve para conservar los
alimentos. Lo más difícil es lograr la cocción
de las partes internas de los alimentos y
conseguir que el procedimiento sea letal
para los agentes patógenos.