La sociedad civil es, en realidad, una entidad política. A lo largo de la historia, desde la antigua Grecia y Roma hasta la Edad Media, lo político y lo civil han estado intrínsecamente ligados. Aunque es posible distinguir aspectos cívicos no políticos, la mayoría de los ciudadanos participan de alguna forma en decisiones políticas a través de organizaciones políticas y partidos. La idea de una sociedad civil universal sin carácter político es utópica y poco realista dado la complejidad de las sociedades actuales. Los grupos
1. LA SOCIEDAD POLÍTICA
En el último escrito hasta el momento de Gustavo Bueno titulado La
idea de sociedad civil este gran filósofo indica de forma muy clara que
la sociedad civil es, en realidad, una entidad política. Me voy a referir,
exclusivamente, a unos pocos rasgos del artículo. Aunque es cierto que
se pueden distinguir aspectos cívicos no deben ser la base de una
desvinculación de lo político como ámbito de decisiones en las que, a mi
juicio, de diversas maneras participa toda la ciudadanía en mayor o
menor medida. Es verdad que en la antigüedad grecolatina la
indistinción entre lo político y civil era inexistente. Aristóteles al decir
que el hombre era un animal político expresaba también la dimensión
social de los seres humanos. Además, el sistema de producción de la
época antigua aunque fundamentado, lamentablemente, en la
esclavitud, también dependía de un entramado económico de
artesanos, comerciantes, hombres libres, aristócratas, etc.
Se puede atribuir a los municipios la condición de sociedades civiles
frente al poder representado de modo efectivo por la Roma imperial.
En este sentido, el ejercicio de la autoridad política en los centros de
poder parece ser uno de los criterios decisivos para la delimitación de
la sociedad política. Y es cierto como plantea Gustavo Bueno que los
ciudadanos de la capital del imperio romano gozaban de un mayor
poder real que los de las otras ciudades. Indudablemente, el
cristianismo con Constantino el Grande se va convirtiendo en una
sociedad civil que influye en considerable medida en las decisiones
políticas. Algo que se comprueba a través de la investigación y de los
datos históricos. La afirmación por San Agustín de la ciudad de Dios
como la Iglesia es la consolidación de una idea de sociedad civil
fundamentada en los valores éticos cristianos que se contrapone a la
sociedad terrena y política. Ciertamente, el teocentrismo como forma
de vida de la Edad Media configura unos relaciones de poder que está
controladas por la Iglesia a través de la teocracia de Roma que da el
consentimiento o no para el nombramiento de emperadores y reyes. En
relación con la sustancialización metafísica de la idea de lo civil
escribe Gustavo Bueno: «La sociedad civil ya no tendría por qué
entenderse como el fondo –en sentido gestáltico- previo y separable de
la sociedad política organizada en partidos políticos, puesto que
también existen electores (apartidistas, pero no por ello apolíticos)». Si
bien, considero que desde el funcionamiento actual de los estados es
extraordinariamente difícil, actualmente, que los movimientos
independientes y apartidistas posean una fuerza capaz de ejercer un
poder significativo en el campo político. De todos modos, es cierto que
las realidades existentes son el campo de trabajo de la actividad
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2. política apartidista, y también de la acción propia de los partidos
políticos. Porque la mayor parte de los ciudadanos participan a través
de las organizaciones políticas.Aunque la idea de una sociedad civil
universal sin carácter político ha sido elaborada y propuesta por
diversos filósofos a partir, fundamentalmente, de la revolución
francesa de 1789 con el idealismo kantiano y con el krausismo a través
del Ideal de la Humanidad considero que se abre en el siglo XXI una
nueva situación social que requiere un planteamiento claramente
referido a la política. Y es que tanto el anarquismo de Bakunin y la
teoría marxista que plantean lo deseable de una sociedad sin estado
estimo que son enfoques utópicos y nada realistas, si se considera la
complejidad y diversidad de las sociedades de la era digital globalizada
del siglo XXI. Además, la posibilidad teórica y especulativa de una
sociedad civil de las naciones desde la perspectiva argumentativa de
Dewey posee, a mi juicio, un cierto sentido irenista. Indudablemente,
el Estado es una realidad pública. De lo que se trata, en mi opinión, es
de aproximar la acción de los gobiernos democráticos a un ejercicio del
poder más acorde con los intereses y aspiraciones auténticas de los
ciudadanos desde la honestidad. Y el poder político debe tomar las
medidas necesarias para que exista una mayor igualdad en el estado
social de derecho. Por ejemplo, la lucha contra la corrupción con la
dotación económica adecuada para una labor eficaz contra la misma
depende, esencialmente, de la voluntad política de los gobernantes y
también, en parte, de la sociedad política si muestra una actitud activa
y creativa ante los problemas y la exige a los políticos.
La tesis que parece deducirse de estas consideraciones es que somos
fundamentalmente seres políticos. Y que los grupos organizados de
acción social poseen también naturaleza política Si bien, a mi juicio, la
política como concepto o idea posee una riqueza semántica enorme.
Porque, en mi opinión, engloba numerosas cuestiones relacionadas con
la prudencia y el cálculo en las decisiones y en los actos de los
gobernantes en sus diversos ámbitos de actuación ejecutiva. En
cualquier caso, estimo que por causa de la abundante corrupción que
existe en España se hace necesario, a mi juicio, un aumento sustancial
de los controles jurídicos del Estado. Ahora bien, aunque los análisis y
las clasificaciones son la base del procedimiento racional de la filosofía
considero que quizás sea posible que sean creadas nuevas teorías
políticas que expliquen mejor las grandes contradicciones del sistema
económico mundial. De este modo, partiendo de una mayor
racionalidad y rigor conceptual y analítico se impulsa una sociedad
política más justa para todos los ciudadanos. Podemos analizar y
clasificar de modo sutilísimo, pero la actividad crítica de la filosofía,
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3. aunque es interminable, también debe ser aplicada a la reforma o
transformación de la propia realidad material.
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