1. TRES
CARTAS.
Carta
de
Beethoven
a
su
familia:
“Debo
vivir
solo
como
alguien
que
se
ha
desvanecido;
solo
me
mezclo
con
la
gente
en
caso
de
extrema
necesidad;
cuando
me
aproximo
a
la
gente
me
invade
un
terror
creciente
y
temo
exponerme
al
peligro
de
que
alguien
note
mi
sordera.
Esto
ha
ocurrido
durante
los
últimos
6
meses
que
he
pasado
en
el
campo…Qué
humillación
para
mí
cuando
alguien,
que
se
encuentra
cerca,
escucha
una
flauta
lejana
y
yo
no
escucho
nada,
o
cuando
alguien
escucha
cantar
a
un
pastor
y
tampoco
escucho
nada.
Estos
incidentes
me
llevan
casi
a
la
desesperación…un
poco
más
y
mi
vida
habrá
acabado…solo
mi
arte
me
sostiene.
Me
parece
imposible
abandonar
el
mundo
hasta
cuando
haya
escrito
todo
lo
que
siento
vibrar
en
mi;
Me
preguntarán
¿de
dónde
tomo
mis
ideas?,
es
algo
que
no
puedo
decir
con
certeza;
ellas
vienen
a
mí
sin
que
yo
las
invite;
directa
o
indirectamente.
Casi
podría
agarrarlas
con
mis
manos,
en
la
naturaleza
abierta,
en
el
bosque,
durante
mis
caminatas,
en
el
silencio
de
la
noche
o
al
amanecer…Ellas
crecen
como
sentimientos
que,
en
el
caso
de
los
poetas,
se
convierten
en
palabras
y
que
en
mi
caso
se
tornan
en
sonidos,
en
el
rugir
de
una
tormenta
que
al
final
se
convierte
en
notas
musicales.
Oh
providencia,
concédeme,
aunque
sea
en
el
último
día,
la
verdadera
felicidad!